miércoles, 28 de noviembre de 2012

En busca de Paloma 5.



De camino al restaurante Alejandro  vuelve a dar las gracias a Asunción por su ayuda y le comenta, lo mucho que le ha gustado el ambiente que se respira en la revista, un ambiente muy distinto al que le contara su madre cuando la dirigía Rocío Zúñiga.

-    Es otra revista, no solo el nombre ha cambiado sino también el dueño y tu madre ya no es la propietaria del local.
-    Es cierto. Creo recordar que al morir la sra. Zúñiga, con la que mi madre tuvo sus más y sus menos, la nueva propietaria no sabía que hacer con ella y Julio la compró con capital prestado por el socio de su marido ¿me equivoco?
-    No es del todo exacto, pero vas por buen camino. Bonilla contactó con Ana , nosotros no queríamos cambiar de ubicación y tu madre ya había dado a entender que quería deshacerse del local. Bonilla se lo compró, este a su vez se lo vendió simbólicamente a Julio y el local fue el aval que se presentó al banco para el préstamo que mi jefe necesitaba para cerrar la compra de la revista.
-    Es verdad, ahora lo recuerdo, mi madre comentó que Bonilla la había emulado al vender el local “por una peseta”a Julio solo que esta vez el gesto era generoso y no tenía nada que ver con su venta a Rocío y las fotos.
-    ¿Sabes lo de las fotos?- pregunta Asunción
-    Sí,  a los 14 años mi madre comenzó a contarme cosas. Héctor parece que tampoco tiene secretos con usted y mi madre tampoco los tiene conmigo. Algunas cosas, con referencia a mi padre no las sé, pero el motivo de trasladarnos a Venezuela, tras el chantaje de un colaborador vuestro, me lo ha contado con pelos y señales.
-    Ese colaborador fue despedido por Rocío al poco tiempo. A tu madre no le gustó el reportaje que escribió Narciso el día del entierro de tu abuelo y como la propietaria tenía problemas con el banco, ante la negativa de una rectificacción compró la revista dejando a Rocío como accionista minoritaria.
-   Es el último reportaje que he leído y Héctor tampoco sale muy bien parado sobre todo en la foto.
-   Sí, fue lo que le faltaba en ese momento, se sintió apaleado por todos los lados, aún recuerdo como las pagó conmigo cuando fui a llevarle unas carpetas a su despacho pues por aquel entonces la revista le encargaba ciertos casos.
-   ¿Te gustaba ya en aquel tiempo? Perdona – dice Alejandro temiendo haber traspasado una línea – por el tuteo y mi curiosidad. Le ruego que olvide la pregunta.
-   No pasa nada Alejandro. Lo único que va a pasar es que no vamos a llegar a la hora como este atasco no se solucione – comenta Asunción cansada ya de los 10 minutos que llevan en la Plaza de Colón atrapados en un monumental embotellamiento de coches -  Puedes tutearme, al fin y al cabo yo lo hago contigo y tampoco me importa que me preguntes por cosas personales.

     Asunción hace una pausa, apaga la radio y le pide a Alejandro, que acaba de encender un cigarrillo , que le encienda otro a ella.  No suele fumar mucho pero los atascos la desquician y cuando esto pasa recurre a un cigarrillo. Baja las ventanillas un poco para paliar asi el olor del tabaco y tras la primera calada dice:

-  Cuando conocí a Héctor en seguida supe que estaba casado y que llevaba varios años separado de su mujer. Las versiones que corrían eran muy variopintas , para algunos, Narciso por ejemplo, era tan violento que su mujer tuvo que huir, para otros su mujer tenía un amante y su cuñada les encubría y para otros, como mi tía Manolita y tío Marcelino las desgracias pudo con el matrimonio y como tu venías de camino vieron lógico que Teresa se fuera con tu madre. Al principio me negaba a admitir que me sentía atraída por él, nuestra relación era laboral y estaba llena de chispas y de desencuentros enormes. Al aparecer el cuerpo de tu abuelo, muerto de frío al lado de mi portal,  con un aspecto completamente diferente al que la gente guardaba de Don Ramón Rivas, fue Héctor quien tuvo que identificarlo y darle la noticia a tu madre. Era la segunda vez que las veía, la primera vez fue muy fugaz y mi hermana Chelo se quedó contigo, y cosas de la suerte o del destino, me encontré con Teresa cerca de casa, hablamos un rato y al nombrar a Héctor lo hacía con cariño así pues, pensé, que mis tíos tenían razón, las desgracias había podido con ese matrimonio y yo llegué justo en el momento en que, Teresa por tercera vez le decía que ella era feliz con vosotros y que deseaba, con todas sus ganas, que Héctor fuese feliz y encontrase a alguien que estuviera dispuesta a empezar una relación sin un futuro que acabara en boda.
-    Y ese alguien fuiste tú y no sabes lo que se alegró mi tía cuando se enteró de que viviáis junto, que habías sido madre y por fin, cuando llegó la anulación celebramos en casa vuestra boda.
-   !Vaya! eso no lo sabía pero me alegro de haberle proporcionado tal alegría. Yo también le estoy, aunque parezca una barbaridad lo que digo, le estoy, repito agradecida por su elección, más agradecia aún por pactar la nulidad. Si se hubiese quedado con Héctor me habría perdido al hombre de mi vida y al mejor padre que jamás hubiera podido imaginar para mis hijos.
-    La verdad es que se os ve muy enamorados a pesar del tiempo que lleváis juntos.
-   Y seguiremos estándolo, no tengas dudas, llevamos mucho tiempo acoplándonos, puliendo nuestras diferencias, respetando nuestra forma de ser y cada día que pasa siento que le amo más y él a mi…espero que seas un poco romántico porque si no esta confesión te va a parecer de novela rosa – ríe Asun un poco nerviosa.
-    Descuida Asunción, me gustan las novelas policiacas pero no le hago ascos a una novela romántica y mi tía Teresa tiene la culpa. ¿Sabe María también lo que pasó?
-    La versión de mis tíos es la que le hemos contado. María estuvo presente en nuestra boda y nos la llevamos en nuestro viaje de novios. Es una niña muy lista y seguro que algún día ata los cabos sueltos y nos lo dice. ¿Te puedo yo hacer una pregunta personal?
-  Sí, claro, viniendo de ti creo que puedo contestar con plena sinceridad.
-   Gracias, ¿saben tus amigos la relación que existe entre Teresa y tu madre?
-   La verdad solo la conocéis vosotros, la conocía la abuela Carmen y Simón. Normalmente son muy discretas,  aprendieron la lección en Santader suele decir mi madre y si alguien sospecha algo se lo calla,  a mi nadie me ha preguntado nada ni he oído rumores. Gracias a Simón, aunque murió demasiado pronto, cuando yo tenía 12 años, no eché de menos la presencia de un hombre en la casa.
-   Es una verdadera pena y una injusticia que tenga que ser así. Nosotros al menos pudimos vivir libremente nuestro amor, aunque algunos nos señalasen por no estar casados, pero ellas nunca han tenido ni van a tener esa oportunidad . 
-    Quizá en el próximo siglo cambien las cosas, de momento no hay otra. Quien peor lo lleva es mi tía pero poco a poco se ha ido acostumbrando. Por cierto, antes de que se me olvide ¿podrías conseguirme una foto de Narciso y otra de Carmona?
-   De Narciso puede ser fácil de Adolfo Carmona va  a ser muy difícil, hace años que abandonó España. Fue uno de los primeros casos de Héctor y Bonilla juntos. Investigaron en su pasado, descubrieron una película comprometedora y tu madre le dió la elección de salir de España o descubrirle ante ciertas personas.
-    No me extraña, después de los artículos que he leído en vuestra revista es lo menos que podría haber hecho mi madre.
-    No sé yo si la vía del chantaje es la mejor vía para resolver problemas. Al final tu madre abandona su país por el chantaje inmoral de otro periodista.
-    Tienes razón, ironías de la vida, pero no olvides las fotos mañana.
-    Lo intentaré, bueno por fin llegamos y tu no olvides hablarle a Héctor del empresario canario, amigo de tu madre, que te hizo compañía durante la travesía. Tampoco olvides recordar cosas que Paloma te contara, puede ser importante.
-      ¿Crees que ella no es una víctima sino parte interesada?
-      Solo tenemos, de momentos su palabra y contada por ti.
-      Entiendo pero yo la creo, no sé por qué pero ella no está en el juego que están jugando conmigo. ¿Ya hemos llegado?
-      Sí y ahora a aparcar, va a ser difícil, probaré por las bocacalles.

Asunción no puede encontrar sitio para aparcar el coche y deja al chico en la puerta del restaurante, espera a que entre y cuando va a arrancar sale Héctor, baja la ventanilla, se dan un beso, intercambian algunas palabras y conduce de vuelta a su casa mientras en el restaurante Alejandro se sienta a la mesa ocupada por Vallejo y Héctor hace las presentaciones.










2 comentarios:

  1. ¡Que bonito...! ¡preciosas palabras las de Asun con Alejandro, están llenas de cariño y emoción... se ve que ama a Héctor por encima de todas las cosas...! ;) ¡me gusta, me gusta...! :))

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  2. Me ha gustado la conversación entre Asun y Alejandro!!! Parece que ambas familias han conseguido la felicidad que buscaban.

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