domingo, 27 de marzo de 2011

Madrid, Mayo del 68 capítulos XLV y XLVI

Capítulo XLV


Juan Ramón Cortijo sale de su casa y busca sus gafas de sol antes de abandonar el portal. El sol otoñal promete un buen día, las tiendas empiezan a abrir sus cierres y el reloj de la iglesia confirma que son las 9 de la mañana. Como todos los días se acerca a comprar la prensa en su quiosco habitual donde el dueño suele tenérsela ya preparada y al iguala que ayer y anteayer le comentará las noticias.
Al comisario le gusta charlar con Manuel, es un buen hombre que no puede ocultar su descontento con el regimen y en cierta forma es la voz de su conciencia que acalla constantemente.

-Buenos días, señor comisario. Permítame felicitarle con su sobrino y el artículo que publica hoy. Ojalá sirva de algo pero en este país, usted disculpe, la justicia no existe.

-Buenos días, Manuel, gracias, aunque no lo creas hay gente que lucha por acortar las injusticias.

-Usted quizá don Juán Ramón, usted debe ser uno de los pocos, la mayoría de sus colegas son distintos y de los demás ya ni digo.

-Manuel aunque me quedara todo el día contigo no sería capaz de hacerte cambiar de opinión- dice el comisario moviendo la cabeza- nos conocemos ya bastante y recuerda lo que te digo siempre: ¡ten cuídado con quien hablas y lo qué dices!

-¿Lo ve, como tengo razón?, bueno se lo apunto y que tenga un buen día.

-Gracias y tú también- le dice alejándose del quiosco al tiempo que abre el periódico y baja las escaleras de la boca del metro de Ríos Rosas.
Al llegar al andén tiene ya localizado el artículo de su sobrino y al entrar en el vagón, ya sentado, lo lee y entiende el asombro del bueno de Manuel.
Su sobrino se cuestiona en la segunda página del periódico la posición de la mujer en la sociedad española y su indefensión ante ciertos hombres, que la ven en general como un ser inferior y merecedora de una buena paliza si les viene en gana. Habla de la poco o nula protección legal de las mujeres maltradas y de la indeferencia de la mayoría de la sociedad y de las autoridades.

El comisario Cortijo se siente orgulloso de su sobrino pero teme que este artículo le pueda causar problemas y el día de hoy, 3 de octubre del 68, no lo olviden facílmente. 
Pronto se dará cuenta si en las altas esferas ha caído en gracia o en desgracia. El metro ya está entrando en la estación de Sol  y sin más dilatación dobla el periódico, se levanta, pide permiso para salir y sube por las escaleras mecánicas consultando el reloj que marca las nueve y media pasadas. Una vez en la calle sus pasos se dirigen a una cafetería de la calle Correos y se toma un café, aún tiene tiempo, su cita con Rafael es a las diez y Gobernación está al lado.


Agustín acaba de recoger la prensa en portería y el portero le sorprende comentando el artículo de Ramón, le da las gracias y sube rápidamente a su piso.
Una vez dentro busca directamente la firma de su yerno y lee con atención. Cuando termina piensa que no le queda más remedio que poner a su hija al corriente de lo pasado ayer tarde, ante la puerta del Centro de mujeres, la amenaza que le hizo a Montse ese tipo, el tal Campos. Aunque Patricia le ha pedido que no diga nada, que ella ya ha tomado medidas el presiente que debe hacerlo.

Ramón y Sandra están desayunando y comentan la llamada que acaban de recibir de la redacción.

-Ya sabíamos que podía pasar Ramón, tranquilo que ellos están de tu lado.

-Lo sé, mi amor, habrá que campear el temporal lo mejor que se pueda. De momento las llamadas que están recibiendo son muy diversas y  gobernación aún no ha llamado.

En ese momento entra Agustín en la cocina con el periódico en la mano y las llaves en la otra.

-¡Buenas días hijos! –saluda dando un beso a Sandra y disculpándose por utilizar su propia llave- ¡Felicidades Ramón! – le dice a su yerno- tu artículo es muy bueno y muy atrevido..¿hay ya reacciones?

_Muy buenas Agustín- contesta Ramón- Gracias, y si las hay, estaba comentándolo ahora con Sandra, habrá que esperar algunas horas más para evaluar su repercusión .

-Esperemos lo mejor pero te confieso que estoy preocupado. ¿Sandra has hablado ya  con Montse o con alguien del Centro de mujeres?

-No, ¿Lo dices por el artículo de Ramón?, supongo que ya me lo comentarán esta tarde cuando vaya.

-No sé si debieras ir Sandra.

-¿Cómo? – dicen Sandra y Ramón a la vez

-Verás, anoche me llamó Patricia, me dijo que no me preocupara que ella ya había tomado medidas y que no dijera nada pero creo que debo decirlo.

Agustín cuenta lo que pasó y termina diciendo:

-Si ese malnacido ha leído el artículo de Ramón es mejor que no aparezcas hoy por allí.

-Papá gracias por tu preocupación pero no es la primera vez que Antonio Campos me amenaza y Ramón ya le ha denunciado. Dudo que él compre el periódico pero el quedarme en casa no va a cambiar nada. Si me busca me encontrará, allí, o en la panadería, no me voy a esconder, lo siento.

-Gracias a Agustín por contarlo, quizá debería haber retrasado la edición del artículo pero estoy con Sandra, con o sin artículo el peligro existe. No me hace ninguna gracia que vaya hoy al Centro pero no puedo impedírselo aunque no va a ir sola, yo la voy a acompañar y si es necesario me quedo allí todo el tiempo.

-No Ramón, tu tienes que hacer tu trabajo, te prometo que voy a tener mucho cuidado y que si le veo en la puerta me quedo en el coche y os llamo desde una cafetería.

Agustín discute con sus hijos y al final alcanzan un compromiso.

Cuando Sandra se queda sola intenta llamar a Patricia primero y luego a Montse pero ninguna de las dos están en casa. Pensativa se queda mirando el teléfono,
sabe que su decisión de no esconderse es la buena pero no puede evitar pensar en su pequeño y en el peligro al que le puede exponer y recuerda lo que Carlos le dijo en París: 
<< Para sobrevivir hay que hacer lo que se debe hacer y no lo que se quiere hacer.  Si alguna vez dudas a la hora de tomar una decisión y necesitas una segunda opinión llámame . Sé que estás rodeada de gente que puede asesorarte muy bien pero por si acaso, no mires la hora y llámame.>>
Sandra descuelga el telefóno de nuevo y pide hablar con París. Como siempre tiene que esperar un poco hasta que Carlos se pone al teléfono.


En la facultad de derecho la segunda clases del día ya ha comenzado pero Montse ha faltado, se ha inventado una excusa para no entrar y poder leer el periódico que ha traído Miguel. No sabe como repercutirá este artículo en los sucesos de ayer tarde pero un sexto sentido le aconseja poner  a Pedro y Miguel a la orden del día.
Cuando se reunen con ella a la hora del bocadillo, Montse les cuenta lo que  pasó y los chicos se ofrecen a acompañarla esa tarde .

- ¿Queréis ser mis guardaespaldas durante un tiempo indefinido?- pregunta Montse y continúa-  El problema no es hoy solamente; el problema es que ese tipo está suelto, su mujer escondida y la policía no hace nada.

Los chicos entienden el razonamiento de Montse pero insisten en acompañarla y tratan de animarla, la encuentra bastante afectada y aunque dudan si volver a clase o quedarse con ella al final terminan los tres entrando a la clase de derecho administrativo.


Amanda vuelve con la cartera llena de expedientes a casa y con el periódico en la mano, que aún no ha tenido tiempo de leer, pero que muchos colegas parecen que ya han leído, a juzgar por los comentarios que le han hecho en la facultad primero y en el juzgado después. Ha tenido una mañana de locos y al llegar a casa se quita los tacones , abre el balcón y va a servirse un aperitivo cuando suena el teléfono.
La llamada la deja bastante preocupada, nunca había oído a Carlos expresar sus miedos tan claramente y le ha costado bastante calmarle.

-Carlos, Sandra sabe cuidarse muy bien, si el tipo la pone la mano encima seguro que pone en práctica alguna de las lecciones que aprendió en Vietnan.

-¡Amanda! Entonces no estaba embarazada de casi 9 nueve meses-le recuerda Carlos.

-No, estaba de dos meses y también es un momento muy delicado. Carlos, según me dijo, le enseñaron a moverse rápidamente con el más mínimo esfuerzo sin dejar caer la cámara ni la bolsa. Te prometo que si no lo veo no lo creo; me hizo aquí una demostración antes de ir a París y me dejó con la boca abierta.

-Puede ser, pero no es lo mismo y me fastidia no poder estar con ella. Bueno, lo que te iba a decir es que he conseguido hablar con Patricia y tiene dos camaradas dispuestos a vigilar el centro los días en que Montse y Sandra van juntas. Pásate esta noche por su casa y observa como está de verdad.

-No será necesario, he quedado con ella y Agustin cerca de casa, vamos a comer juntos.  Ya  te contaré. Te llamo esta noche pero te repito, tranquilo, confía en Sandra como hace Ramón y Agustín. Te dejo que se me echa la hora encima. Un beso.

A las dos y medía Agustín viene a buscar a su hija  para ir a comer con Amanda.
Sandra sigue sin conseguir hablar con Montse y espera que su madre pueda decirle algo, quizá la ha visto por la mañana en la facultad.


Capítulo XLVI


A las 3 de la tarde Juan Ramón Cortijo entra en la comisaría de Moncloa. La mañana se le ha ido en Gobernación en parte y en La Paz.
No esperaba que su amigo le citase tan pronto y tampoco esperaba verle tan mal. Ayer mismo habló con él y hoy le ha acompañado al hospital y no ha sido capaz de dejarle allí solo durante la sesión de diálisis. En comisaría sabían donde estaba en caso de urgencias y su amigo le necesitaba.

Rafael lleva más de 35 años trabajando en los archivos y su carrera en el cuerpo está llegando al final, acelerada en parte por la deficiencia renal que le obliga a ir tres veces a la semana a La Paz.
La diferencia de edad entre ellos no fue un obstáculo para hacerse amigos.
Rafael había vivido cerca de sus padres y se conocían muy bien. 
Eduardo, el hermano menor de Rafael, hacía poco que había muerto en México, en el exilio, sin poder retornar a España. El policía no se perdonaba no haber podido conseguir un pasaporte para su hermano. Sus sobrinos tienen la nacionalidad mexicana, pero su hermano, fiel a sus ideas, se negó a dejar de ser español.

Al entrar en la DGS saludó a algunos guardias y bajó enseguida a reunirse con su amigo quien le esperaba con una carpeta en la mano.
Rafael le dejó tomar algunas notas y le recordó que no podía extraviar ningún documento aunque quisiera.  Algunos informes le parecieron un poco dudosos y no pudo evitar hacer ciertas preguntas. La explicación que le dio su amigo confirmó que ciertos rumores eran ciertos.
De los otros nombres de la lista no había registro alguno, le aseguró Rafael y acabadas las anotaciones subieron juntos la escalera y pararon un taxi para ir al hospital.
Durante el camino a La Paz recordaron cosas de cuando ambos vivían por la Guindalera y Rafael le confesó lo solo que se siente desde que falleció su mujer y la poca familia que le queda en Madrid.
Ahora el cuaderno con las notas le quema en el bolsillo y quiere poner a Ramón al corriente cuanto antes.


En París, en el despacho de la editorial Brillant, Carlos mira por la ventana y el cielo gris, lleno de nubarrones no le pone de mejor humor, al revés, a duras penas consigue reprimir su impulso de reservar una plaza en el primer avión para Madrid del día de hoy.

La llamada de Sandra ha removido muchas cosas, su corazón le estaba gritando egoístamente y en contra de todos sus principios: << Ni se te ocurra salir de casa, tú y el niño sois lo primero>> pero haciendo un gran esfuerzo y controlado su estado de ánimo dijo:

- Princesa, actúa según te indique tu instinto y procura estar siempre rodeada de gente, no vayas por calles solitarias e informa a Ramón  y a Agustín de tus movimientos. Ten mucho cuídado y si quieres me cojo el primer avión a Madrid ahora mismo.

-No Carlos, no por este motivo. Me apetece verte, ya te lo dije ayer pero puedo esperar, dentro de dos semanas vendrás para la despedida de papá y tantas faltas no las vas a poder justificar.

-<<Tú eres lo primero en estos momentos Sandra>>- piensa Carlos pero en voz alta dice- Como quieras princesa pero recuerda que tus deseos son órdenes.

Después de colgar Carlos suelta unos cuantos tacos y se sorprende ante su reacción y recuerda lo que Ricardo le dijo el otro día:
<< es curioso como cambia la óptica de ver las cosas cuando la persona en peligro es un hijo, cómo ese sentimiento de protección es más fuerte que todos los razonamientos y principios por los que alguien se ha guíado a lo largo de los años>>.
El comentario no iba por él sino por la detención de un amigo en común, por haber pegado un puñetazo al tipo que pilló a su hija con la bicicleta, en el parque de Boloña.

En Madrid, a las cuatro y media de la tarde Agustín aparca su coche a unos metros del Centro de Amas de Casa y entra junto con Sandra en el recinto. La mujer del comisario de Cuatro Caminos nada más verles comenta que su marido ya ha hablado con el comisario de Carabanchel y va a mandar patrullar más a menudo por el barrio. Agustín se despide de ellas hasta más tarde y al salir se choca con Montse que acaba de llegar con sus amigos. Charlan un poco y los chicos que han venido en el metro, agradecen el ofrecimiento de Agustín de acercarles a la Plaza España. A las siete de la tarde volverá a recoger a Sandra, les dice por si quieren venir con él a esperar a Montse.

A la misma hora Ramón está hablando con su tío en una cafetería cerca de la comisaria.
El informe que le pasa le deja una cosa muy clara: Carlos Solera Rosales no tiene ningún expediente abierto y en principio no sería difícil obtener una partida de nacimiento. Otra cosa bien distinta es la ficha que hay en el expediente de Carlos Matas según la ficha, detenido en Madrid en abril de 1948 como sospechoso de atentar contra la vida de un alto cargo del Régimen, puesto en libertad días más tarde por falta de pruebas como demostró un famosos abogado con contactos monárquicos. En uno de los folios, según su tío, se le da como fallecido en una reyerta con la guardia civil en una localidad del valle de Arán unos días después de su puesta en libertad.
Antes de que Ramón pueda preguntar nada su tío le cuenta lo que Rafael le confíó.

<< Cuando la guardia civil recibía información esperaba en los pasos ilegales de la frontera; sin mediar palabra disparaban sobre los que intentaban cruzarla por sorpresa y en esa localidad exactamente, había un matrimonio ya mayor que se encargaba de dar sepultura a los muertos. Entregaban posteriormente en el cuartelillo los documentos y objetos personales que los fallecidos llevaban encima.
A menudo se quedaban con las cosas de más valor que encontrasen como relojes o anillos. Vía esta pareja llegó al cuartelillo los documentos que el tal Matas llevaba y que le identificaba. Donde enterraban a los muertos solo lo sabían ellos.>>

Ramón agradece la información a su tío y prefiere no hacer comentarios. Esperaba parte de lo escuchado pero lo que no podía imaginarse es oír que quienes tenían que haberle dado sepultura le salvaran la vida. Carlos Matas para todos los efectos está enterrado en algún lugar del Valle de Arán. En su expediente hay una partida de nacimiento y otra de defunción que probablemente no consten en ningún registro de ningún ayuntamiento de España.
Cuando Ramón pensaba que su tío había terminado le soltó la bomba:

-Legalmente Matas nunca existió pero si hay una ficha con unas huellas dactilares bastante mal tomadas y hay una persona que reclamó el cadáver: Agustín Sepúlveda.

-Lo siento tío, ya te dije que era complicado y que no podía decir nada. Te lo agradezco de todo corazón. .

Juan Ramón no dice nada y se despide de su sobrino con un apretón de mano. Ramón se queda un rato más en la cafetería y no sabe como darle la noticia a Carlos.
Oficialmente puede pedir un pasaporte en la embajada española en París con su verdadero nombre pero residir en España ya es más difícil para ello tendría que solicitar su carnet de identidad y su huellas podrían delatarle. Sin ver las cosas aún muy claras sale de la cafetería y se acerca a casa de Amanda.

A las siete de la tarde Agustín no encuentra donde aparcar en la calle donde está el Centro de Amas de casa y tiene que hacerlo en una calle paralela.
Sandra y Montse están esperando en la puerta, acaban de ver pasar el coche de Agustín mientras conversaban con Encarna y a los pocos segundos los ven asomarse ya por la esquina. De repente, como si saliera de la nada, Antonio Campos sujeta a Montse fuertemente por el brazo y mientras exige a Sandra que le diga donde está su esposa abre una navaja.
<<En ese momento dos desconocidos dan un salto,se ponen delante de Sandra, se oyen voces, gritos, sirenas y la policía se lleva a Agustín y a los chicos mientras una ambulancia traslada a Montse al hospital y en un furgón de policía meten a Antonio Campos>>,declararía más tarde Encarna de Santamaría, la esposa del comisario de Cuatro Caminos.



Con la lectura aún fresca de lo último que ha escrito Beatriz, Carmen pone el coche en marcha y va a recoger a Teresita al colegio. En el primer semáforo pone el mix que le han regalado con canciones de Serrat y justo ahora que oye “”aquellas pequeñas cosas””  recuerda sin querer a sus abuelos.
También su abuela Teresa estuvo en peligro dos veces y en la segunda, su abuelo, siendo ya comisario, tomó las medidas que quiso tomar y no las que debería haber tomado. Se arriesgó y estuvo a punto de costarle la vida y el empleo. Todavía no sabe que que ha pasado con los personajes de Beatriz pero espera que sea leve y quizá sea mejor que su madre no lea las últimas hojas hasta que esté más avanzada la historia. Ana escuchó lo sucedido varias veces por boca de su abuela Carmen y de su padre Héctor, quien le quitaba hierro al asunto pero a su madre Teresa no le hacía gracia. Beatriz conoce la historia en la versión de la tía Ana y la asocia con el comentario que la tía hizo con respecto a su relación con ella : << pude haberme aprovechado de la oportunidad que se me brindaba pero su seguridad fue más importante que mis deseos, por ella habría dado mi vida>>






















































domingo, 20 de marzo de 2011

Madrid, Mayo de 1968. Capítulo XLIII y XLIV




Capítulo XLIII

Aunque el despertador ha sonado puntualmente y sin problemas Ramón se levanta tarde; cuando entra en la cocina apenas tiene tiempo de tomar una taza de café y unas magdalenas. Sandra le despide en la puerta, vuelve a la cocina y se sienta a desayunar con tranquilidad. Sobre la mesa está el block de notas donde Ramón escribió su “crónica para Sandra” desde Perpiñán; mientras se lleva a la boca una rebanada de pan con mantequilla, coje el cuaderno y comienza a leerla.
Cuando Ramón llegó ayer lunes por la tarde, cansado pero contento, no quiso molestarle y se limitó a hacerle preguntas cortitas y guardárse para hoy las cosas que se quedaran en el tintero.
Según avanza en la lectura  no puede dejar de gimotear,”las hormonas”” que diría su madre, pero ella no se engaña, en realidad está conmovida y orgullosa de Ramón por haber llevado a Ernesto a Francia. A ella también le gustaría conocerlo, además tiene unas ganas enormes de volver a ver a Carlos  y pensando en ello se levanta a coger el teléfono.

-Sí, dígame

-Hola Sandra, buenos días, espero no molestar.

-¡Carlos! ¡qué alegría! Estaba pensando ahora mismo en ti asi que ya ves, no molestas para nada. Ramón me ha contado vuestro encuentro con pelos y señales y no sabes lo que me gustaría haber estado presente.

-Y a mí tenerte a mi lado y espero que pronto nos podamos reunir  todos como dice tu marido .¿Cómo te encuentras?

-Muy bien, dentro de unas hora tengo que ir al médico para un control rutinario,  pero todo va fenomenalmente y estoy deseando verle ya la carita.

-Ya falta menos Sandra, ten paciencia, seguro que sale tan guapo como su madre. Perdona princesa, ¿no estará Ramón en casa, verdad? Y no creas que solo llamaba para hablar con él pero necesito consultarle algo muy importante,

-No, se acaba de ir al trabajo pero te advierto que Ramón no puede mantener un secreto por mucho tiempo sin compartirlo conmigo asi que, si váis de secretitos ya sabes lo que puede ocurrir.

-Me lo imagino – contesta Carlos riéndose – la decisión de contártelo se lo dejo en sus manos pero que no se entere nadie más, ¿de acuerdo? y Sandra, cuídate, no te preocupes que no le voy a pedir nada que sea imposible. Un beso, princesa.

-Gracias por lo de princesa, me ha gustado . Un beso, hasta pronto.

Al colgar el teléfono suena el timbre de la puerta, <<seguro que  es papá con la prensa matutina>> y así es, como casi todas las mañanas desde que se ha trasladado al piso de al lado, le pasa la prensa y toman un café juntos.

-¿Hay algo interesante en las noticias de hoy?-pregunta Sandra sirviéndole un café a su padre.

-En primera página nos recuedan que hoy hace 32 años que Franco es oficialmente jefe del Estado español, en las noticias de los juzgados se informa de los dos estudiantes, clientes de tu madre , que han sido condenados a tres meses de arresto y 10.000 pts de multa por haber tirado piedras a unos policías durante unos disturbios en el Campus universitario el año pasado y en las noticias internacionales Grecia rechaza por referéndum la restauración de la monarquía.

-Gracias por el resumen papá. Lo de los chicos ya lo sabía y me parece una vergüenza, fue la policía la que empezó a pegar a diestro y siniestro, ellos solo se defendieron y de los 32 años  mejor no hablar, no quiero fastidiarme la mañana. Parece que el hermano de la princesa Sofía va a tener que vivir fuera de Grecia porque como rey ya lo puede olvidar.

-Sí, lo tiene crudo y como un ciudadano más no va a regresar. Cambiando de tema ¿A qué hora tienes el control? ¿No te estaré entreteniendo?

-Tranquilo papá, tengo tiempo de sobra. A la una viene mamá a buscarme y son las diez de la mañana; por cierto quiero darte las gracias de nuevo por el trabajo que hiciste con Patricia en Zaragoza y por habernos apoyado.

-No tienes que dármelas Sandra, ahora vamos todos en el mismo barco aunque ocupemos camarotes diferentes.

-¿Te duele la decisión que has tomado? No hemos vuelto a hablar de ello.

-Me ha costado acostumbrarme pero en el fondo creo que todos hemos salido ganando, hemos crecido como personas, al menos yo lo he hecho, nuestra familia se ha ampliado y dentro de poco tendremos embrazos al miembro más pequeño y más esperado de toda la familia. Por mimos no creo que llore, los va a tener a granel.

-Ya lo sé, papá, parece que os habéis puesto de acuerdo “ que sus papis le eduquen mientras nosotros le mimamos”, cuando no podamos dormir por sus llanto, prepárate, te lo pasamos a tu alcoba porque eres el que va a estar más cerca.

-Por mi encantado, tengo experiencia – ríe Agustín

- Y por si se te ha olvidado Patricia te puede ayudar, ¿no?

-No corras tanto cariño, entre ella y yo aún no ha pasado nada. No puedo negar que su compañía me gusta y no puedo saber lo que va a pasar en el futuro. ¿Te disgustaría?

-¿A mi? No, ya he superado mis “peros” con ella; lo único que quiero y deseo es veros felices. Mamá lo es con Carlos aunque no puedan estar juntos y si la relación con Patricia os lleva a ser pareja tienes mi parabién.

-Gracias cariño, por el café y por tus palabras - dice su padre levantándose y dándole un beso-  me voy a mi pisito a ver si termino el discurso de mi despedida. Te veo a la tarde.

-Vale y no olvides que me has prometido que sería la primera en leerlo.

-¡Cómo podría!

Sandra le acompaña a la puerta, le da un beso y le abraza. A veces no puede evitar el pensar que su padre se está haciendo el fuerte pero cuando lo ve con Patricia cambia de opinión. No le gustaba al principio pero la relación que hay entre ellos, amistad o algo más le está haciendo mucho bien a su padre. Al recoger la mesa de la cocina descubre que entre la prensa del día hay dos  revistas, una es Triunfo, la otra el Burda en francés con una edición especial para bebés y se pone a ojearlas antes de continuar con sus tareas.

En la redacción del periódico Ramón revisa su correspondencia y llama a su tío. La idea que ha tenido puede ser un disparate y salir fatal- piensa mientras marca el número de la comisaría- pero su instinto periodístico le dice que debe ponerla en marcha aunque no sabe como hacer para que Sandra no se entere. Por unos minutos duda si llamar y comentárselo o llamar a Carlos pero esa llamada se la puede ahorrar porque en ese momento suena el teléfono y al otro lado le comunican que la llamada es de París. Al terminar  de hablar con Carlos respira aliviado, su instinto parece no traicionarle y a Carlos no le importa que Sandra también esté al tanto de las pesquisas, ahora sólo queda esperar que la conversación con su tío sea efectiva.

A la hora de la comida se dirige al restaurante, al entrar ve a su tío sentado en una mesa cerca de la ventana y ambos se saludan con un abrazo. El afecto que hay entre ellos se nota a la legua. Ramón pondría por su tío la mano en el fuego y Sandra también siente una gran estima por él.

-¡Qué tal sobrino!  Ya hacía tiempo que no comíamos juntos ,¿no viene Sandra?

-Hola tío. No, Sandra come con su madre; tenía que ir al médico para un control y Amanda quería ir con ella y de paso comprar algunas cositas. ¿Qué tal la tía y mi primo?

-Muy bien; presumiendo de primo famoso cada vez que ve tu firma en el periódico....tenéis que venir un día a casa antes de nazca el niño.

-Y lo vamos a hacer, Sandra me ha recordado que la semana que viene es su cumple, ¡14 años! el tiempo pasa veloz, la misma edad que tenía yo cuando nació él. Cuenta con nosotros para su fiesta de cumpleaños.

-Fenómeno, se pondrá muy contento cuando se lo diga. No creas que no me olvido de tu cara de pocos amigos a los pocos días de su nacimiento, tenías miedo de que me olvidase de tí ¿recuerdas?

-Tienes razón – y Ramón se pone un tanto colorado- aún hoy me cuesta trabajo reconocerlo pero es verdad. Tenía unos celos tremendos, yo era tu sobrino preferido, cuando necesitabas un hombrecito que te acompañase al fútbol me venías a buscar, me lo pasaba contigo mejor que con mi padre.

-Me acuerdo, me acuerdo. Mi hermano estaba tan líado con sus negocios, tan empeñado en daros una vida cómoda y sin problemas que se olvidaba en ocasiones de que la familia prefería pasar más tiempo con él y menos dinero.

-Afortunadamente eso cambió y mis padres pasan ahora mucho tiempo juntos y mi hermana y yo tenemos una buena relación con él pero contigo siempre ha sido especial.- Ramón hace una pausa y prosigue diciendo- Oye, ¿te podría pedir un favor un poco delicado que requiere mucha discreción?

-Si no arrancas no puedo decir si voy a poder hacerlo pero cuenta con la discreción.

-Gracias. Bueno, no se por dónde empezar pero necesitaría saber que tipo de información tenéis sobre alguien que fue detenido en abril o mayo del 48, no estoy muy seguro de la fecha exacta, pero es muy importante. No puedo contarte para que lo quiero pero te agradecería que vieses si puedes hacer algo y en caso contrario te ruego que olvides el nombre que te voy a dar. ¿de acuerdo?- dice Ramón pasándole el nombre en una hoja de papel doblada.

-Está bien, no haré preguntas pero si me preguntan  me permito la licencia de inventarme lo que más convenga y tu no haces preguntas tampoco ¿estamos?

-Estamos, confío en ti, tío.

-Yo también en tí, no te defraudaré ..¿ y los otros nombres en tu lista, que hago con ellos?

-Comprobar si tienen algún expediente abierto o son viejos amigos de la DGS. ¿Puedo esperar tu llamada en esta semana o voy muy deprisa?

-No puedo prometértelo. Mi contacto en Sol está de médicos y falta mucho a su trabajo..¿vas a viajar en esta semana?

-No, quizá a principios de la semana que viene pero será cuestión de dos días. No quiero faltar mucho de Madrid en estos meses y además tenemos el cumpleaños de tu hijo.

-Al cumpleaños ya no podéis faltar y es lógico que quieras estar cerca de Sandra ¿Qué tal le van las cosas a ella y a sus amigas en el Centro de mujeres de amas de casa?

-Bien, están todas muy animadas. La gente comienza a descubrir el Centro y tienen una gran variedad de actividades y de información. Han pensado hasta hacer seminarios si hay ánimo e invitar a gente “’relevante”” como a un comisario de policía por ejemplo.

-O a una ilustre abogada o a un catedrático etc, etc...!no me hagas reír, Ramón! pero me alegro. Quizá funcione y ayude a muchas mujeres, sobre todo a las marginadas, sería una buena señal y un ejemplo a seguir.

Tío y sobrino toman los postres, el café y hasta un coñac antes de abandonar el restaurante y cada uno se dirige a su lugar de trabajo. Ramón está seguro de que su tío hará lo que pueda para ayudarlo aunque a lo mejor no le guste lo que descubra.

A la noche Ramón se lo contará a Sandra en la cama, seguro que pone el grito en el cielo y les tachará de locos pero confía en poder calmarla, siempre lo consigue, la conoce muy bien.


Capítulo XLIV


En el bar de la facultad de derecho Montse aprovecha el tiempo escribiendo a su amiga Lidia que vive en Bruselas.

Madrid 2 de octubre de 1968. (facultad de derecho)

Querida Lidia:

Me alegra saber que ya has obtenido el pasaporte belga y me parece una  noticia fantástica: oficialmente ya puedas volver a España cuando quieras ¡ aunque sea como ciudadana belga!. La verdad es que una vergüenza que os nieguen el pasaporte español sistemáticamente a vuestra familia y tengáis que recurrir a solicitar la nacionalidad del país que os ha acogido.
A veces pienso que nadie valora a los exiliados ni a los que se ven obligados a abandonar su país. Se desconoce la labor que hacéis para divulgar las costumbres de España y el amor de su gente. En fin, ojalá puedas venir pronto y nos podamos ver en Madrid o en Barcelona.
 Es verdad que este verano he podido verte un día, pero ha sido por una horas  y de rebote porque a la mujer de mi padre se le antojó pasar por Lieja. Menos mal que a pesar de haberte avisado tarde te dio tiempo a llegar.
No tengo mucho que contarte, hoy no tengo un buen día, estoy un poco melancólica. Ya faltan muy pocas semanas para la ceremonia de despedida del profesor Sepúlveda y le voy a echar de menos, voy a extrañar mucho el no poder charlar con él en esta cafetería, el no verlo por aquí y más aún si Pedro y Miguel siguen tan raros conmigo. Hace un rato se han ido apresuradamente cuando me acababa de sentar con ellos.
Tenían una reunión con “”Felipe”” y no me podían decir o contar nada hasta que no supiera si era de fiar. Me he quedado con la boca abierta e intuyo que no se trata de un chico sino de las siglas de alguna organización ¿Has oído tu hablar de ella entre tu gente en Bruselas?.
Además del  mal sabor de boca ¡ encima he tenido que pagar yo solita todas las consumiciones!, lo muy listos se fueron si pagar y me lo han reclamado a mi. Bueno eso es lo de menos pero de verdad que detesto que me dejen en la ignorancia.
Te escribo mientras hago tiempo a que venga Patricia a buscarme para ir al Centro de amas de casas que hemos abierto en Carabanchel. Todavía no puedo decir mucho, es mi segunda semana y desde luego las consultas jurídico-social brillan por su ausencia pero ya las harán cuando cojan confianza.
Te puedes reír si quieres pero en mi hora escucho cosas que nunca antes había reflexionado sobre ello.
 Todas ellas están preocupadas por su familia, los hijos y por llegar a fin de mes y sólo una se han atrevido a hablar de su autoestima, me ha pedido que le enseñe a rellenar formularios y le explique los libros de instrucciones de los electrodomésticos. Cuando pregunté por qué era eso tan importante me dijo: “” Estoy harta de que mi marido me tilde de tonta, inútil y analfabeta. Yo se leer y escribir pero no he pasado de las cuatro reglas; lo malo es que él no sabe más que yo pero se hace el listo. No se puede hacer una idea de la que se armó en casa por la dichosa lavadora, porque no entendía el programa”” No me quedó más remedio que repasar con ella el programa según el librito y a todo esto sin saber cómo funciona una lavadora porque en casa casi ni entro en la cocina. Creo que voy a aprender yo más de ellas que ellas de mi.
De la mujer maltratada no puedo decirte mucho. Sigue con el familiar, una prima segunda que el marido no conoce, recuperándose de los golpes físicos pero de los psíquicos creo no se va a reponer en muchos años.
Acabo de ver la hora que es y  te tengo que dejar, presumo que Patricia ya estará esperando en el coche.
Un abrazo enorme y espero verte pronto.

Montse.

Nada más salir de la facultad ve a Patricia , se saludan y sube al coche. Cuando van  por la calle Princesa Montse se lanza y pregunta si alguna vez ha oído hablar de Felipe, como persona o como siglas en el contexto de asociación política.
Patricia la mira muy asombrada y dice:

-¿A qué viene esa pregunta? ¿Por qué piensas que yo tengo que saberlo?

-No sé, me imagino que como también escribes en la misma revista que Carlos, vamos , que como eres medio periodista que a lo mejor sabes algo de organizaciones prohibídas.

-Quizá haya oído algo pero te reitero la primera pregunta ¿Por qué lo quieres saber?

-Miguel y Pedro tenían esta tarde una reunión con “”Felipe””, es todo lo que pude oír y al preguntárles han hecho lo posible por desviar la conversación, al final me han dicho que cuando estén seguro que sea de fiar me lo dirán.

-¿Lo de fiar iba por tí?-pregunta Patricia un tanto desconcertada.

-No, no lo creo, ¡ a estas alturas no pueden pensar que yo pienso como mi tío! Pero algo con mi tío tiene que ver. Voy a tener que empezar a utilizar el apellido de mi madre, el mío llama demasiado la atención.

-Sí, Gruatmoner no es un apellido muy corriente y tu tío sale de vez en cuando en los periódicos. A ver, creo que se referían al Frente de Liberación Popular, más conocido como FELIPE, y los puedes situar a la izquierda pero independientes del PC o del PSOE . Yo que tú me olvidaría de ellos, tampoco creo que tengan muchas posibilidades de existencia, es uno de esos partidos que están destinados a desaparecer aunque tenga muchas aceptación entre los universitarios.

-¿Por qué tengo que olvidarme de ellos?

-Montse, es un consejo no una orden, eres libre de apuntarte a donde quieras. En mi opinión harías mejor en concentrarte en acabar tu carrera, ya tendrás tiempo de afiliarte a un partido. Franco no va a durar siempre y alguna vez habrá un cambio, mientras tanto prepárate con tus estudios para apoyar al cambio cuando éste venga. No condiciones ni pongas en peligro tu vida y estudios por un partido político en estos momentos.

-¿Cómo haces tú?

-A mí me tocó crecer en otra época y tomé mis decisiones cuando debía tomarlas. No me arrepiento pero las chicas de vuestra generación tenéis ahora más oportunidades que las de la mía y para acabar con la discriminación de la mujer necesitamos mujeres bien preparadas, que se arriesguen en público desde las instituciones ya establecidas. Qué se la jueguen desde dentro con sus títulos ya colgados. Los estudiantes son idealistas y muchos olvidan estos ideales cuando han visto las orejas al lobo.

-No me convences mucho Patricia, lo siento. ¿Sabes algo de Carlos?

Patricia antes de contestar piensa que ni ella misma se creería sus propias palabras si fuera Montse pero no se puede descubrir ante ella y últimamente está empezando a dudar de su afiliación.

-Carlos está bien; de momento no puede abandonar París, la editorial lo necesita allí y si viene será por unos días, de vacaciones, pero no para quedarse- contesta Patricia sin querer entrar mucho en detalles.

-¿Ha tenido Carlos algo que ver en la separación del profesor Sepúlveda?-pregunta Montse de sopetón.

-¿Por qué tiene que ser una persona siempre y no pueden ser circunstancias lógicas la culpa de una separación? ¿Por qué vives tú separada de tu padre?

-Por las dos cosas, las circunstancias y por la segunda mujer de mi padre. No me llevo bien con ella y los destinos de mi padre no siempre ofrecen la oportunidad de estudiar una carrera.

-Ya ves, yo creo que contra las personas aún se puede luchar pero las circunstancias y el desgate son determinantes.
Una vez, hace mucho tiempo, alguien a quien quise mucho me contó que en la vida no hacemos más que tomar trenes. Cada etapa puede ser una estación y cada cambio es otra ruta pero siempre estamos viajando.
Imagínate a una pareja que toma el tren en Moscú, el transiberiano exprés, por ejemplo. El final del trayecto puede ser en Vladivostok o Pekín. El destino final quizá no sea el objetivo en sí sino la supervivencia ante los más de 6000 kilómetros de viaje que tienen por delante.

Al cruzar los Urales las paradas son escasas y la soledad de los páramos y tundras salen al encuentro. Su mundo es el tren, su vista lo que ven por la ventanilla  y la compañía la que se ofrecen ellos mismos. El tren va cargado de viajeros pero cada uno va a lo suyo.

 Al hombre no le desagrada el paisaje y hace el viaje convencido de que deben hacerlo juntos; a la mujer el paisaje que completa a veces se le hace cuesta arriba, quizá no debiera haber empezado el viaje nunca, no obstante está decidida a continuar en el tren hasta alcanzar  su destino.

En Omsk sube un nuevo viajero y comparten el vagón hasta Irkutsk. El viajero trata de mantener distancia entre la pareja y él, apenas habla con ellos pero a la mujer su presencia le devuelve al presente un pasado que nunca murió del todo: otro viaje en un tren de trayecto corto con otra compañía. Cuando el tren entra en Irkutsk, dónde los viajeros deben bajarse y esperar un día para reanudar el viaje, la mujer, absorta ante las aguas dulces del lago Baikal, a penas nota que su acompañante le habla. Al día siguiente le comunica que ha tomado una decisión: al igual que los grandes bloques de hielo que flotan en el lago, quiere viajar sola, seguir su propio rumbo.

 Al reanudarse el viaje ella se queda en el tren que va hasta Vadivostok y él se sube al tren que a través de Mongolia le llevará a Pekín. En la frontera con Mongolia los viajeros vuelven a bajarse, los vagones tienen que ser elevados, uno por uno,  para cambiarles las ruedas de acorde al ancho de la vía y nuestro viajero reflexiona y cree que también él necesita cambiar las ruedas, el viaje no tiene porqué ser un fracaso aunque ya no lo hagan juntos, quedan muchos kilómetros por recorrer y ambos tienen derecho a disfrutar del pasaje aunque sea por vías diferentes. ¿Me entiendes ? –pregunta Patricia.

 -Entiendo, más o menos pero díme ¿ en que estación subes tú?

-En ninguna, yo estoy en Pekín esperando a que el viajero llegue para guiarle en su recorrido por la ciudad prohibida - dice Patricia un tanto nostálgica – Bueno y este viaje también ha terminado, ya hemos llegado –dice mientras aparca su coche.

Antes de entrar al Centro un hombre con bastante mala pinta y ebrio les impide el paso de muy malas maneras y sujeta a Montse por el brazo al tiempo que  grita:

-¿Dónde está la hija de puta de tu amiga que tiene escondida a mi mujer? Díle que las encontraré a las dos y entonces tendrán su merecido.

Patricia se interpone entre ellos y dice muy serena pero en un tono muy frío:

-Suelte a la chica y olvídese por su propio bien de su amenaza o el merecido lo tendrá usted.

El hombre está borracho, apenas se puede tener en pie y duda por un momento, pero algo hay en la voz de Patricia que le hace soltar a Montse y continuar su camino cuesta arriba haciendo eses.

Patricia trata de calmar a Montse y al entrar en el Centro cuentan lo que ha pasado y discuten si es necesario llamar a la policía. A Sandra no le toca venir hoy así que por ese lado no hay peligro pero Patricia prefiere avisar a otra persona aunque no lo dice.


Beatriz acaba sus clases en la escuela de Aravaca y sin pasar por casa se dirige a la colonia del Viso, hoy cenan en casa de Ana y Mario. Al entrar en el jardín nadie nota su presencia, están todos escuchando a Leonor. Beatriz sonríe y piensa << ya han leído mis apuntes, no pueden esperar a que termine>> pero no le da tiempo a hacer ningún comentario ya que Teresita entra corriendo con unas amiguitas y reclama la ayuda de los mayores. Sobre la mesa del jardín se quedan unas hojas y un libro de poemas de Neruda del cual Leonor, una gran conocedora del poeta, ha leído un fragmento..

El tren transiberiano
va devorando el planeta.
Cada día una hora
desaparece ante nosotros,
cae detrás del tren,
se hace semilla.
Junto a los Urales
dejamos el buen frío del otoño
y antes de Krasnoyarsk, antes de un dia,
la primavera invisible
vistió de nuevo su tibio traje azul.

(fragmento de Transiberiano por Pablo Neruda)