domingo, 15 de septiembre de 2013

La vuelta a casa. Capítulo 5



Capítulo 5

La intensa lluvia caída durante toda la noche no hacía presagiar que el día iba a amanecer radiante, con un sol tibio pero reluciente y sin viento. Hace un buen día se dice Bonilla mientras cierra el balcón del salón, se da la vuelta y echa una mirada a su entorno y murmura “ en unos días nada será igual”. Con una sonrisa en la cara contempla a Matilde hablar por teléfono con Asunción y a Javier recogiendo sus cosas para ir al colegio. El buen humor reina en la casa, parece que las nubes negras se disiparon con la lluvia de anoche y como prometiera a Javier le acompaña al colegio andando pese al frío reinante . Al salir del portal se suben ambos el cuello del abrigo, se colocan mejor los guantes y sujetan firmemente su cartera como si se hubiese puesto de acuerdo y recorren las calles hablando del próximo partido de baloncesto y de las vacaciones de Navidad que van a pasar en Tenerife. A la puerta del colegio se encuentra con Daniel y espera a que los niños crucen el patio del colegio en dirección a su aula, después continúa su camino al despacho recordando la conversación que tuvo con  Matilde y la que tuvieron con Javier. Matilde y él se han comportado como niños pequeños, no se han confesado sus miedos y temores, se los han guardado para no angustiarse mutuamente en lugar de compartirlos para juntos vencerlos. Al llegar a la esquina de la calle Sagasta con la glorieta de Bilbao se encuentra con Vallejo y juntos recorren los pocos metros que les separan del despacho. Una vez dentro preparan café y se sientan a esperar que llegue Héctor.
-  ¿ Y habéis arreglado algo? – pregunta Vallejo
-    Sí. Por fin hemos hablado entre nosotros como nunca lo habíamos hecho.Hemos estado tan ocupados, lamentándonos  por separado  de lo que pasó, que nos hemos olvidado de que el matrimonio es cosa de dos y que ambos lo estábamos poniendo en peligro. Necesitamos más tiempo pero tengo la impresión que ahora sí que caminamos juntos el mismo camino.  ¿ Sabes que nuestro salón era una de las cosas por las que mi mujer se pasaba el día angustiada y llorando?. Ya sé que es una tontería pero le recordaba al fatídico fin de semana lleno de policías, al operativo que montaron en casa y se agobiaba.
-   ¿ Y que vais a hacer?
-    Vamos a cambiarlo, otro papel en la pared y otros muebles  que vamos a elegir esta misma mañana y mientras nos empapelan el salón y nos traen los muebles me la llevo unos días a Mallorca. La isla tiene muchos rincones que nos traen muy buenos recuerdos.
-    A mi me parece una idea estupenda. ¿ Os lleváis a los niños?
-    No, Javier tiene que ir al colegio. Sergio se puede quedar con Fernanda y Javi con Asun y Héctor.
-   ¿ Cuándo os vais? ¿Lo sabe Héctor ya?
-    Matilde estaba hablando con Asunción cuando Javi y yo salíamos de casa. Mañana por la mañana volamos y el domingo por la tarde volvemos. Siento que no podáis contar conmigo en este nuevo caso.
La llegada de Héctor le obliga a hacer una pausa , le da tiempo a su amigo a sentarse, a servirse un café y en seguida le pone al corriente de sus planes y de la conversación que tuvo con su mujer.
-    Asun me ha contado algo deprisa y corriendo, por eso he llegado tarde y Bonilla, no te preocupes por el caso, a tu vuelta ya tendrás tiempo de involucrarte , te queremos al cien por cien y con buena cara. Seguro que estos días os vienen de maravilla y por supuesto que Javier se queda con nosotros.
-    Gracias Héctor – dice Bonilla – y ya lo creo que a mi vuelta me voy a volcar en el caso. Ahora os dejo que hemos quedado con una conocida de Matilde que es decoradora de interiores y se va encargar del cambio. A la tarde te veo cuando llevemos a Javier.
Cuando Bonilla sale del despacho Vallejo mira a Héctor y le pregunta.
-  ¿ Podemos prescindir de él por unos días?
-   Sí hombre, no te preocupes. Asunción se ha ofrecido a hablar con las compañeras de Lucía en el hospital. Tiene algo en la cabeza para no levantar sospechas y luego se pasa a contarlo. Veamos lo que vamos a hacer hoy.
La mañana pasa rápidamente y poco antes de la hora de la comida Gustavo entra en el despacho con el expediente de Pablo y comentando sobre el abogado que llevó el caso les encuentra Asunción cuando llega.
-    Venga Vallejo, he reservado en Alonso Martínez para los tres y ya se lo he dicho a Laura. No sabía que Gustavo iba a estar pero dónde comen tres comen cuatro.
-    Te lo agradezco Asun pero no puedo. Tengo una vista oral a las cuatro de la tarde y no voy a poder ni ir a comer a casa. Aquí os dejo el expediente. Estudiarlo vosotros, señalar las cosas que os choquen y mañana lo hablamos ¿de acuerdo?
Minutos más tarde y ya en el restaurante después de haber pedido el menú, Asunción les cuenta el plan que tiene con permiso de Julio.
-    Hemos pensado en escribir un artículo sobre los trabajadores en turno de noche en los hospitales, sobre todo en Urgencias y comenzar con el personal femenino y si les suponen tanto en el ámbito familiar como en el laboral más problemas que a sus compañeros masculinos sólo por el hecho de ser mujeres. Julio se ha puesto manos a la obra y me ha conseguido una entrevista para esta misma tarde, a las 8 de la tarde, con la encargada de Urgencias del Clínico. ¿ Qué os parece? ¿ Es lo suficientemente creíble para no levantar sospechas e indirectamente preguntar sobre el desgraciado suceso de la enfermera que apareció muerta en el aparcamiento a principios de año?
-     Me parece muy bien- dice Vallejo – no queríamos empezar sin haber leído el expediente y de esa forma podemos obtener una información que puede ser muy útil.
-   ¡Ya te dije que tenía un plan!, no se la puede comentar nada sin que su cabeza no empiece a cabilar como enfocar un asunto – comenta Héctor mirando con orgullo a su mujer.
-    No seas exagerado Héctor, no es la primera vez que la revista colabora con vosotros y además el tema es interesante. ¿ Y tú que vas a hacer?
-    Leerme el expediente y hablar con la vecina de Marcos.
-    Es verdad, ella estuvo un día en el juicio pero ¿ cómo pudo entrar si era a puertas cerradas?
-    Eso mismo quiero yo saber y de paso oír sus impresiones sobre ese día y si es posible que me hable de Pablo, de como le vio ella antes de los hechos si es que se vieron, claro.
-   Yo  estoy intentando que un familiar de mi mujer, procurador en cortes por el tercio familiar, me hable sobre el suegro de Pablo.
-   Es verdad, el padre de Lucía es procurador designado directamente por su rango militar. No creo que sea fácil hablar con él sobre su hija y menos aún si decimos que somos detectives y que el hermano de su yerno nos ha pedido que investiguemos el caso- comenta Asunción
-  ¿Somos detectives? – pregunta Héctor mirando a su mujer
-   Bueno, ya me entiendes, quiero decir vosotros. Yo no, ya lo sé aunque mi trabajo tiene mucho que ver con el vuestro.
-   Por supuesto! –contesta Vallejo – y tienes razón. Hasta que no tengamos serios indicios de que hay una tercera persona, un tercer sospechoso no conviene molestarle.
De vuelta al despacho comienzan a leer el expediente y  los hechos coinciden con lo que Pablo le contaba a su hermano en la carta. El alegato del abogado, basándose en que las pruebas son todas circunstanciales,  son rebatidas una por una por la fiscalía. Curiosamente el fiscal tenía testigos que corroboraban que Pablo era un hombre afable pero con cambios de humor con tendencia a arrebatos violentos. El abogado no presentó ningún testigo a descargo ni consta que hubiese investigado lo de la Casa de Campo o hubiese hablado con la vecina o compañeros de trabajo.
-  ¿No te parece raro que no reconstruyera los pasos dados por Pablo esa noche?
-   Se nota que era un novato, está aún muy verde. Era su segundo caso según apunta Gustavo en la nota que nos ha dejado y hasta la fecha no ha ganado ninguno.
-   Ni los ganará si sólo se preocupa de hacerlo desde su despacho sin buscar testigos a descargo. ¿ Te encargas tu de ver si aún podemos seguir sus pasos?
-  Me extraña que en esa zona no se hubiese encontrado con alguna prostituta, sobre todo si el coche estaba parado y cerca del Lago. Creo que por ahí podemos empezar y también por los supermercados cerca de su casa o del trabajo. Quizá alguien recuerde a un hombre entrar, a punto de cerrar, comprando una botella de coñac.  Esta noche me daré una vuelta por la Casa de Campo aunque a Laura no le va a hacer mucha gracia.
-   Menos me hace a mi lo que Asun ha apuntado, lo de pasarse una noche en urgencias para ver in situ lo que pasa.
-        Sí pero no es lo mismo Héctor. En la sala de Urgencias no la puede pasar nada y además tu irías a buscarla pero yo me voy a pasar la noche hablando con prostitutas, por cierto ¿ puedo declarar los gastos?
-   Muy gracioso hombre. Si  consigues una información válida y  está dispuesta a declarar, ya veremos lo que hacemos ¿ de acuerdo?. Voy a llamar a la vecina, quizá me pueda pasar hoy mismo.
-   Hazlo, yo me voy ya para casa. Pasaré la tarde con Laura para que compensarla la ausencia nocturna.
-  ¡Sigues tan socarrón como siempre!
-  ¿ Y para qué cambiar, si así me adoráis todos?- contesta Vallejo poniéndose el abrigo y la bufanda mientras Héctor comienza a marcar un número  y tiene suerte.
       Doña Pura está a punto de salir cuando suena el teléfono y vuelve sobre sus pasos. No se sorprende demasiado de la petición del detective Perea y queda con él en una cafetería de la Gran Vía tras disculparse por no poder ir al despacho.
-      Cuando entre mire por una hippy entrada en años y me habrá encontrado – le dice jovialmente y cuelga el teléfono.
Y en efecto, a la hora acordada Héctor descubre en una mesa a un señora de unos cincuenta años, con trenzas rojizas, collares de todos los colores, falda larga de cuero, y chaleco haciendo juego que deja ver una blusa con un estampado flores pequeñas. Debió  ser una mujer muy guapa se dice mientras se acerca a la mesa y le extiende la mano que la mujer estrecha al tiempo que le da dos besos. El tiempo se le hace corto, la mujer es de la que cuando hablan captan la atención y te tienen pendiente de sus labios. El efecto que produce en los demás parece no hacer mella en ella, el güisqui que tiene delante anima la conversación aún más y cuando Héctor se levanta porque el tiempo le apremia, está seguro que quedará con ella de nuevo. Tiene mucho que contar pero lo más importante es que sabe calar a la gente, tiene las ideas muy clara, es directa y franca.
Héctor llega a casa a tiempo de recibir a Bonilla y a Matilde que vienen a traer a Javier. Asunción aún no ha llegado del Clínico pero María ya está preparando la mesa y la cama turca para Javi en la habitación de Daniel. Se les ve contentos, el día ha sido muy productivo, los muebles nuevos y el papel ya están comprados.
-        Marta, la decoradora de interiores se pasará mañana por la tarde con los empapeladores. El portero tiene la llave y en dos días tendrá el salón redecorado nos ha dicho.- comenta Matilde muy ilusionada y un poco avergonzada al mismo tiempo.
Héctor la tranquiliza y dice que se puede hacer una idea de lo que debía de sentir, después cambia de conversación y se disculpa por la tardanza de Asunción pero no quiere decir a dónde ha ido para evitar que Bonilla comience a hablar del caso. Están a punto de irse cuando aparece Asun radiante y contenta y al ver la seña que le hace su marido se inventa una excusa.
-    Disculpad pero teníamos problemas con una impresora y hemos tenido que cambiar la maqueta del número. Pásarlo bien y no os preocupéis por nada.- le dice a Matilde dándole un beso muy fuerte y un abrazo a Bonilla.
Cuando se quedan solos pregunta Héctor.
-     ¿ Y, cómo te ha ido?
-      Muy bien, me han presentado a unas cuantas enfermeras y mañana puedo hacer turno con dos de ellas. Me han parecido muy abiertas asi que espero sacar un buen reportaje e información que nos sirva para el caso.
-     ¿ A que hora tienes que empezar y hasta que hora? – pregunta Héctor un tanto seco.
-      A las nueve de la noche y el turno termina a las cinco y medio. No te preocupes, no me va a pasar nada y sólo es una noche. Mañana voy a estar todo el día en casa asi que puedes venir a comer y después dormimos una siesta juntos para compensar la noche en vela ¿ Te hace?
-      Visto así y por una vez puedo hacer una excepción.¿ Qué les vamos a decir a los niños?
-      La verdad, que tengo que hacer un reportaje de Urgencias. Y a ti ¿cómo te ha ido?.
-      Mejor de lo que esperaba. He conocido a una mujer muy interesante y ya te lo contaré después de cenar.
Asunción quiere responder a su marido cuando Javier y Daniel interrumpen en el salón.
-    Tenemos hambre ¿ falta mucho para la cena?
-     Ahora mismo voy a ver como va María , volved a la habitación que ya os avisaremos para poner la mesa - y volviéndose hacia su marido le dice antes de irse a la cocina- si querías despertar mi curiosidad lo has conseguido .
-      Aquí estaré, no voy a ningún sitio – contesta Héctor riéndose, sacando se su cartera el bloc con las notas de la conversación que ha tenido con Doña Pura.

     









3 comentarios:

  1. Rosa, me tienes enganchada y siempre que puedo me paso por aqui para leer tus relatos y me pasa lo mismo que Raqui, ya se podian pasar de vez en cuando los guionistas por aqui.Um beso

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  2. Muy bien Rosa. Vamos a ver que tal le va a Asun en esa noche de urgencias, esperemos que pueda sacar buena información para el reportaje... me gusta mucho esa complicidad y cuando Asun dice eso de somos detectives... bravo!!! Deseando saber más de la historia. Un beso grande guapísima y a seguir así...

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  3. Bueno parece que Bonilla y Matilde empiezan a arreglar las cosas y seguro que el viaje les sienta muy bien. Me encanta ver a Vallejo cómo uno más en el despacho de detectives.

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