sábado, 21 de septiembre de 2013

La vuelta a casa . Capítulo 6




Al oír la voz de María , desde la cocina, pidiendo que pusieran la mesa y la entrada alborotada de Javier y Daniel en el salón con los cubiertos en la mano, Héctor guarda el bloc y les ayuda con el mantel y los platos. María se está convirtiendo en una cocinera excelente, según Javier y la chica se ríe pensando en todo lo que tiene aún por aprender si quiere emular a su abuela.  Asun aprovecha el momento para comunicarles que mañana la cocinera también será Maria  y  Daniel le pide a su hermana que prepare hamburguesas con patatas, comida que en casa nunca se hace al menos que Tim o Suzanne estén presentes .

-        Por mi parte encantada – le aseguró María – podría preguntar a Suzanne que me ayudara y se quedara a dormir aqui.
-        Si tu padre lo ve bien y los padres de Suzanne también yo no tengo nada que objetar.
-        Si a mi me haces unos huevos fritos yo tampoco, las hamburguesas como que no me entran por mucho amor con que estén hechas .
-        No te preocupes cariño, haré albóndigas para comer y apartaré alguna para tu cena.

Cuando el matrimonio se queda solo en el salón se sientan juntos en el sofá, Asunción , que no ha olvidado lo de  “la mujer interesante” que Héctor había conocido le pregunta sobre ella y ya en la cama se olvidan del caso para acariciarse como suelen hacer antes de quedarse dormidos.
A la mañana siguiente Héctor se levanta antes que Asunción y tras asearse entra en la cocina para preparar el desayuno. Minutos más tarde se le une su mujer y las voces de los chicos y la de María, peleándose por el cuarto de baño, les anuncia que un nuevo día ha comenzado. A las diez de la mañana Héctor se dirige al despacho dejando en casa a Asunción quien se ha tomado el día libre. Pasará la noche en el Clínico y aunque sabe que no tiene nada que temer el asunto no termina de agradarle. Presiente que puede ser importante pero le inquieta y trata de alejar esa zozobra que le ha embargado de repente. Se para en el quiosco a comprar la prensa y sube con ella al despacho. Vallejo parece haber madrugado más que él,  le está esperando con el café recién hecho y con ganas de hablar. A juzgar por su cara, su noche en La Casa de Campo, en las proximidades del Lago parece haberle ido bien.

-        Buenos días  ¿ cómo tan temprano? – saluda Héctor dejando la prensa sobre su mesa mientras se quita los guantes y cuelga el abrigo en el perchero.
-        Buenos días ¿ se te han pegado las sábanas?, llevo aqui desde las nueve y media esperándote. Tengo buenas noticias, dentro de lo que cabe. ¿ Te pasa algo?
-        No. No se me han pegado las sábanas, no recuerdo que hubiéramos quedado  a una hora determinada y no me pasa nada- contesta Héctor sin atreverse a contar a su amigo el desazón que le ha asaltado de camino al despacho- Yo también tengo información que nos puede ser útil- continua sentándose en la silla de su escritorio animando a Vallejo a que empiece a contar su interesante noche.
-        Al principio no daba con nadie. El frío que hacía era de narices y se habían concentrado en uno de los restaurantes, ya cerrado claro, pero que tenía aún las carpas de la terraza abierta. Nuria, una chica de Valladolid reconoció la fotografía de Pablo pese al tiempo que había pasado. Más adelante supe por qué no lo había olvidado, aunque entonces no lo relacionó, no lo olvidó por otro suceso que había acontecido unos días antes y por el coche.
-        No te entiendo. Deja de hablar en criptograma y ve al grano.
-        No seas tan impaciente hombre. Verás. Una semana antes de la muerte de Lucía, una mujer la visitó en su pensión y al despedirse se subió a un coche que días más tarde encontraría aparcado cerca del Lago.  Cuando lo vio caminó a su encuentro pensado que la mujer la buscaba pero frenó en seco al ver a un hombre descender del coche y comenzar a vomitar. La luz de una farola cercana le permitió ver su cara. El hombre estaba solo,  su aspecto era deplorable y cuando quiso acercarse a él para preguntarle si necesitaba algo, le vio alejarse del coche camino de la boca del metro y...
-        Espera ¿ Lucía conocía a Nuria?.
-        Conocerla no. Tampoco sabía como se llamaba pero la vio en el Clínico cuando acompañó a una compañera brasileña por una fuerte indisposición. La tuvo que llevar a urgencias y al no ser familiar suyo la mandaron a casa. Dijeron que llamara al día siguiente que la paciente tendría que pasar la noche en el hospital. Lucía, al verla tan preocupada, le pidió su dirección y le prometió que ella la mantendría informada.
-        Sigue, esto se pone interesante.
-        Al día siguiente del ingreso de Carla Vieira, más conocida como Bronny, la enfermera de urgencias se presentó en la pensión. El estado de Carla había empeorado poco antes de terminar su turno y temía por su vida. Nuría salió pitando para el hospital y mientras bajaban la escalera la enfermera le dijo que lo sentía y que ella ya le advirtió que no estaba en condiciones pero no pude hacer nada pero que no quiso esclarecer sus palabras. En la calle ella paró un taxi mientras la mujer se subía a un seat 850 de color rojo con un bollo en el parachoques trasero.
-        ¿ Y el coche que dejó Pablo en La Casa de Campo era un seat 850 rojo con un golpe?
-        Eso tenemos que comprobarlo. Ella jura y perjura que era el mismo coche. Como fuere. Cuando ella llegó al hospital le dijeron que Bronny acababa de fallecer. Los médicos dijeron que al operarla de urgencias de la apéndice la mujer sufrió una hemorragia y que aunque se la cortaron no pudieron evitar su fallecimiento. Al no tener familiares en España y al ser brasileña tomarían contacto con la embajada y ella ya no volvió a saber nada más. Ni le avisaron de cuando y dónde la enterraban ni la embajada quiso dar información ni nada. Intentó buscar a la enfermera pero no la encontró. Otra enfermera le dijo que no volvería a trabajar porque se iba con su marido a otra ciudad. Tres días más tarde vio el coche y pensó que lo habría vendido al ver al hombre bajar del coche. La vida es dura para las prostitutas me dijo y no tenemos derecho a nada.
-        ¿ Pero no leyó en la prensa lo de la enfermera que apareció muerta en el aparcamiento?
-        No, no leyó nada en la prensa y además como ya hemos visto la mención al suceso no ocupó más de unas cuantas líneas.
-        ¿ Se lo has contado tú? ¿ Crees que estaría dispuesta a contarlo de nuevo ante Gustavo?
-        Claro y Nuria es lista, ha atado cabos rápidamente. La enfermera debió ser Lucía y que el hombre  que vio en el coche era su esposo. Tiene miedo porque teme que Lucía vio algo irregular en alguno de los médicos y si ella ahora declara y se reabre el caso, primero ni la van a hacer caso por ser una mujer de la calle y segundo si de verdad ha pasado algo también ella podría estar en peligro.
-        ¡Tengo que avisar a Asunción! Ya decía yo que mi sexto sentido me estaba avisando de algo.
-        Ahora eres tu el que habla en clave. ¿ Por qué dices éso?

Héctor le cuenta la zozobra que le había entrado viniendo hacia el despacho y que tenía que ver con la noche que iba a pasar Asunción en el hospital.

-        Cálmate, Asunción no es tonta y ya va a ir sobre aviso. Cuéntame cómo te fue con la vecina y relájate.
-        Tienes razón, mi mujer no es tonta pero también es muy atrevida y a veces se pasa un poco. Te resumo mi conversación con Pura y me voy a casa, tengo que hablar con Asunción cuanto antes.
-     Como quieras pero no la pongas nerviosa con tu manía de sobreproteger a todo el mundo.
-    Haré como que no he oído lo que has dicho. Escucha, resulta que el hijo de la hermana de Beltrán trabaja en los juzgados y la consiguió un pase. Coincidió con el día en que los vecinos de Pablo testificaban en contra de él. Contaron con pelos y señales la pelea que habían tenido, que la vieron salir sangrando y que no era la primera vez que oían voces cuando la niña no estaba presente. Dijeron además que era un hombre osco, que no tenía trato con casi nadie del vecindario y que en una junta de vecinos demostró muy malos modos con el presidente. Lo curioso, según Pura es que el abogado de Pablo no preguntó nada. Vamos que no trató de rebatir o contrarrestar a ningún testigo y ella a la salida le esperó y se lo echó en cara. El abogado le contestó que la fiscalía ya había determinado que era culpable y  que su única baza era el último día cuando presentara su alegato final.
-        Y no sirvió de nada, claro.
-        No. La sentencia ya estaba dictada desde el principio.
-        Supongo que ella tendría otra visión de Pablo muy diferente a la de los vecinos ¿no?
-        Por supuesto. Ella le conocía desde que era un crío de unos dos años. Era un niño muy sensible al que le gustaba mucho el dibujo y pasaba muchas horas con ella en el estudio. Es una mujer muy liberal y a pesar de que ya no es una jovencita sigue vistiéndose igual que los hippies,  pero eso no cuenta ahora. Lo importante es que Pablo nunca dio muestra de ser una persona violenta, ni de niño ni de mayor. Al revés trataba de buscar siempre la armonía aunque si es verdad que tenía pocos amigos. Huía de los bullicios, le gustaba la tranquilidad y odiaba los cotilleos.
-        ¿Y de Lucía que te dijo?
-        A ella le gustaba. Era una mujer muy agradable, atenta  e interesada en los demás aunque no podía desprenderse de la vigilancia militar de su padre. Adoraba a su padre pero le estaba siempre diciendo lo que tenía que hace era y tenía la impresión de  que por eso se casó con Pablo, por su carácter conciliador y también porque nunca le imponía nada, al revés, la dejaba volar sola cuando lo necesitaba porque disfrutaba de su alegría, de verla feliz. Los dos adoraban a Sandra y nunca presenció ninguna discusión entre ellos aunque siempre vio a Pablo más enamorado de ella que ella de él.
-        Muy interesante, no encaja con lo que dicen los vecinos. ¿  Doña Pura es una persona creíble? Quiero decir si tendría credibilidad su opinión ante un juez por eso de que dices que es hippie.
-        Pura tiene credibilidad y una muy buena cualidad a mi entender, es una persona muy observadora. Además de ser pintora y escultora lleva años dando clase en la Academia de Bellas Artes y tiene un libro publicado sobre el museo del Prado.
-        Si es así a lo mejor , Juanjo y Julio la conocen ¿ Se los has preguntado?
-        No, pero no hace falta. Ella misma me dijo que conocía a Juanjo cuando yo le hablé de que mi mujer trabajaba en la revista A media voz. Asunción me dijo a noche que si esa doña Pura firmaba sus cuadros y su libro como P. De la Rosa que entonces sí ha oído hablar de ella. De la Rosa era el apellido de su marido quien la animó a terminar sus estudios de arte y le pidió en su lecho de muerte que pintara y viviera la vida através del arte que él la seguiría y estaría orgulloso de ella desde dónde su alma se encontrara.
-        ¿ Eso dijo? ¿Era un hombre tan romántico?
-        Parece que sí. Al menos eso es lo que ella cuenta. A mi no me dijo nada de eso pero creo que Juanjo asi se lo contó a Asunción y a ella se le quedó grabado.  Y ahora si no te importa te dejo. Voy para casa, si me necesitas ya sabes donde llamarme.
-        Vale, vete y tranquilo que a tu mujer no le va a pasar nada. Yo me voy a dar una vuelta por la comisaría de nuevo a ver si consigo saber si se encontró el coche de Pablo y como era, si tengo noticias te llamo.

 La mañana se ha pasado volando piensa Asunción mientras retira las albóndigas del fuego.
La comida ya está lista pero no espera a su marido hasta más tarde y se asombra al oír la llave en la cerradura y su asombro aumenta cuando Héctor le cuenta lo que le pasó a Bronny y no oculta sus temores por la noche que va a pasar allí.

-        Gracias por confiar tan poquito en mí ¿ Crees que soy tan imprudente para preguntar a los cinco minutos qué me hablen de Lucía?
-        No te enfades, sabes que si confío pero a veces te entusiasmas tanto que te lanzas y aunque recoges velas a tiempo no puedo dejar de preocuparme.
-        Bueno dejemos el tema que me conozco el final, terminamos enfadados y no me apetece. Acepto que me lleves y me vayas a buscar y te aseguro que tendré mucho cuidado, es más, si no me dan pie no mencionaré a Lucía ¿ de acuerdo?

La contestación le deja un poco más tranquilo y repasan la lista de preguntas que Asunción se había preparado con ayuda de Aurelia, quien por su sección mensual tiene más experiencia en esos temas, poco después se sientan a comer y tras recoger la cocina viene la siesta prometida la noche anterior.














1 comentario:

  1. Las pistas sobre el caso parece que confirman que se trató de un asesinato pero que tuvo un autor diferente. Asun también se infiltrará en el caso lo que intranquiliza a Héctor, pero su mujer le ha prometido tener cuidado.

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