sábado, 15 de noviembre de 2014

El diario del padre de Pilar. Capítulo 3




Querida hija,

Junto a esta carta, tu tío Jan, te entregará un diario y un sobre marrón. Cuando lo recibas, será porque yo ya no esté a tu lado, estaré junto a tu madre y tu ya serás mayor de edad, como les hice prometer a tu tío y a tu abuela, si yo me iba el primero de nosotros. Lo escribo en español asi que perdona si no es un español muy correcto pero quiero hacerlo así por lo que ahora te voy a decir.

El diario lo empecé a  escribir a la semana siguiente de morir tu madre. Te cuento en él como  la conocí, lo que nos pasó cuando regresamos juntos, tu espera y nuestros sueños, su accidente y mi tristeza por perderla y por no haber seguido luchando como ella quería.
También le cuento a ella, por eso en castellano ya que tu madre no llegó a aprender a leer en flamenco,  como crecías día a día ( sé que de alguna manera ella lo va a leer), como te ibas convirtiendo en una niña maravillosa, despierta y lo bien que dominabas ya el español además del flamenco y el francés. Todo lo que lo he vivido através de ti se lo he ido contando a tu madre.

Siempre te he dicho que te llamas igual que tu abuela, la madre de tu madre y es cierto, pero también te pusimos Pilar porque fue en Aragón dónde nos conocimos, en el frente de Teruel. Me fui a España como brigadista, fui uno más de los trescientos y pico voluntarios que partimos de Bélgica para servir al ejército republicano. Tu madre era enfermera y como tal la conocí en Teruel. A un camarada  le tuvieron que apuntar una pierna y en las visitas que le hacía conocí a tu madre que ya era madre por aquel entonces. Si Pilar, tienes un hermano, un medio hermano del que nunca has oído hablar.

Nos enamoramos, algo que ella no creía posible pues en el 36, unos meses antes del alzamiento nacional su pareja murió en un altercado . Dos días más tarde del alzamiento tu madre, preocupada por los acontecimientos decidió llevar a Miguel, tu hermano materno, fuera de Madrid, junto a su madre, a un pueblo de Segovia al principio y después a Segovia capital. Miguel tenía 9 meses pero tu madre decidió presentarse como enfermera voluntaria cuando comenzó la contienda. Quería seguir luchando por los ideales de su pareja y padre de su hijo, convencido republicano que creía firmemente que solo la república podía salvar a España, sacarla de la pobreza y la ignorancia. Quería para Miguel una España más justa.

Como te decía, nos conocimos y nos enamoramos en el hospital de campaña al mando de un doctor americano, como los instrumentos que tenían, como decía tu madre, pero de eso más en mi diario. Cuando tuvimos que abandonar el frente de Teruel pasamos al del Ebro pero de allí también tuvimos que retirarnos. La contienda estaba perdida y en Europa se estaba forjando otra, era hora de volver a casa. Tu madre se vino conmigo, no sin antes intentar, por todos los medios, tener noticias de su madre y de Miguel. Ir a Segovia nos fue imposible y los mensajes no llegaban. Decidimos, con mucho dolor por  parte de tu madre,  intentarlo desde Bélgica, mandar a mi hermano a España pero las cosas se complicaron.

En el diario te detallo todo lo que pasó desde nuestra llegada, nuestro paso por la resistencia, nuestra  boda cuando Bélgica fue liberada, la espera de tu nacimiento años más tarde, porque te hiciste esperar Pilar mucho y, todos los intentos por encontrar a Miguel y a tu abuela. Tu tío Jan viajó  dos veces a Segovia, la primera en 1946 y le dijeron que la señora de la casa se encontraba fuera y no quisieron ayudarle. La segunda antes de que nacieras tu, en abril de 1950,  acompañado de un funcionario de la embajada belga pero no sirvió de nada. La casa estaba cerrada a cal y canto, desde el 46 nos dijeron y nadie conocía el paradero de la familia. Lo más raro de todo era que las cartas que tu madre escribía y mandaba a España todas las semanas nunca eran devueltas.

Cuando nos llegó la noticia de que los aliados habían liberado Brujas regresamos a casa de la abuela. Ese 12 de septiembre de 1944 para nosotros era una fiesta pero para nuestros camaradas de la resistencia holandesa la lucha no había terminado. De todo esto más en mi diario. Retomo lo de Miguel, ya sabes que escribo muy desordenado, perdona.

Desde que volvimos a Brujas no faltó ninguna semana que tu madre no mandara una carta a Segovia, nunca contestaron pero como ya te dije tampoco nos fueron devueltas aunque esto cambió una mañana de noviembre de 1950. Tu tenías tres meses, al bajar al comedor nos encontramos, sobre la moqueta del recibidor, una nota y un sobre marrón que colgaba de la ranura de las cartas de nuestra puerta de la calle. En el sobre estaban todas las cartas enviadas durante todos esos años. Las cartas estaban sueltas, sin sobres, habían sido leídas y tu madre guardaba la esperanza que hubieran sido por tu abuela, que algo la hubiera impedido contestar . La nota que había junto al sobre estaba escrita en francés. Era escueta pero tanjante  nos recomendaban que dejáramos de buscar a Miguel, que no mandáramos más cartas ni enviáramos a nadie si queríamos vivir en paz y disfrutar del bebé recién nacido. Tu madre dijo que no pensaba olvidar a su hijo y como ya tenía la nacionalidad belga se presentó en la embajada española para que la ayudaran. Tres días más tarde tuvo el desgraciado accidente con la bicicleta en el que se  desnucó al caerse y darse con el bordillo de la acera. Su cadena se había soltado y su abrigo largo se enganchó en un pedal al querer saltar, al no poder frenar. Te imaginarás como nos sentimos, como me sentí. No me hacía a la idea de no volver a verla nunca más. Habíamos pasado tanto juntos y ahora que te teníamos, que nos sentíamos tan felices aunque con la espinita de no tener a Miguel con nosotros, un maldito accidente terminaba con nuestros sueños, pero mi angustia no acabó ahí.

 Cuando regresamos de su entierro, al abrir la puerta de casa nos encontramos con otra nota que habían echado por la ranura de nuevo.  
Escrita también en  francés me despejó las dudas que tenía sobre el accidente y mi miedo al igual que mi rabia aumentó. Escribían que lamentaban el accidente, solo pretendían asustarla al manipular la cadena y me recordaban que aprendiera la lección, que no buscara a Miguel, en caso contrario tu podrías ser la próxima víctima sin querer.

Pilar, perdóname el silencio durante todos estos años, no te enfades con tu abuela ni con tu tío por haber guardado silencio. Solo tu contabas y queríamos que crecieras feliz, que pudieras jugar en la calle como otras niñas y por eso no seguí buscando a Miguel como tu madre hubiera hecho, ni te hablamos de él y nos inventamos otra historia sobre tu madre y sobre mi.

Querida hija, como te conozco bien, si quieres indagar sobre Miguel por favor, contrata a unos profesionales, no lo hagas tu sola, tengo miedo.
Recibe mis últimos besos y abrazos, te quiero, siempre has sido lo más preciado que he tenido, eres el vivo retrato de tu madre y de nuevo, perdona mis silencios.
Tu padre,
Robert Lefferink,
Brugge , 20 de noviembre de 1960.

Así, con el nombre de la ciudad, la fecha y el año termina la carta que Robert escribió a su hija Pilar. Bonilla enciende un cigarrillo y mira pensativo a Héctor. La lectura no le ha llevado mucho tiempo pero algunas cosas no le han quedado muy claras, quizás porque hace muchas referencias a un diario que no tienen.

-        ¿ Qué datos tenemos sobre Miguel exactamente? ¿ Estaban casados sus padres – pregunta Bonilla mirando a Héctor       
   -    No estaban casados pero si estaba reconocido y llevaba los apellidos de los dos. Miguel González Ramírez. Nació el 24 de diciembre de 1935 en Madrid. El padre se llamaba también Miguel, el segundo apellido Robert no lo sabía. Rosario se apellidaba Ramírez Velasco y vivían juntos en Carabanchel Bajo.  Robert no estaba seguro, según cuenta en el diario, pero creía que los dos eran de Segovia. Rosario había nacido en Coca pero creció en la ciudad de Segovia.
-        No tenemos mucho, es verdad y han pasado muchos años ¿ La última vez que vio a su hijo fue en octubre de 1936?- pregunta Bonilla.
-        Verle a él y a su madre sí. Durante la guerra pudo comunicarse con su madre y tener noticias de Miguel de vez en cuando pero a partir de 1938 ya fue imposible. Luego en Bélgica con la guerra tampoco pudo hacer nada y el tío lo intentó dos veces, como lees en la carta.
-        Pilar nació en 1950, en agosto y su madre muere a finales de noviembre – comenta Bonilla mirando las notas de Héctor - ¿Y no te parece interesante investigar esa muerte?, el mes que viene voy con Matilde para Brujas, he podido cambiar los billetes y ya tenemos contactos con colegas en Bélgica que podrían ayudar.
-       Nuestra licencia no sirve para fuera de España pero si podemos colaborar con detectives de   Bélgica aunque ¿ crees que a Matilde le va  a hacer gracia? Al fin y al cabo el viaje lo hacéis por gusto, para aprovechar los billetes pero no para trabajar.
-        Tampoco me voy a pasar todo el día con los colegas. Podemos empezar ya a hablar con ellos asi si no hay nada pues me despreocupo del caso en Bruselas.
-        Como quieras, toma tu contacto con Ten Cate, me dio recuerdos para ti, habla un poco español también.
-        Sí, habla un poco , vive en un barrio donde hay muchos emigrantes. ¿ Te ocupas tu de ver si hay algo sobre Miguel en el ayuntamiento de Carabanchel?
-        Mañana mismo Bonilla, he quedado con Maria,  hoy sale  pronto del colegio y vamos a comer algo juntos por ahi, los dos solitos, aprovechamos que Asun comerá con su madre cuando terminen las compras y a Trino le han dejado la comida hecha.
-     Me parece muy bien, padre e hija de confidencias ¿no? pero no te olvides que mañana viene Gustavo, necesita que le echemos un cable en un caso.
-      No te preocupes, vendré primero al despacho y ¿ crees que Vallejo nos podrá ayudar a nosotros?
-      Luego le llamo, supongo que sí,  ya está completamente recuperado de su bronquitis y deseando salir de casa.  Ya sabes como es su mujer, le cuida tanto que le agobia .
-      Asi son casi todas las mujeres pero en el fondo nos gusta, a mi al menos me encanta que me cuide Asun aunque protesto por inercia – ríe Héctor, levantándose de la silla, poniéndose el abrigo .
-       Asun y tu sois casos aparte, seguro que los colegas en Bruselas se habrán dado cuenta.
-       No te digo yo que no. Bueno, hasta mañana y saludos a Matilde- contesta cerrando la puerta.

Mientras Héctor camina al colegio de su hija, en el patio del mismo, se han formado como de costumbre grupitos de chicas que hablan animadamente entre ellas. Las chicas están en COU pero no comparte todas las asignaturas, Clara ha elegido un paquete diferente al de María y Suzanne y solo tienen algunas clases en común y aprovechan para ponerse al tanto en cuanto están juntas.  María, Suzanne y Clara y dos chicas más están comentado la situación de otra compañera que ha dejado el colegio.

-        Pues no me parece bien – dice Suzanne – el que se haya quedado embarazada no es impedimento para que no termine el curso. El niño nace en el otoño ¿no? en mayo, cuando tenemos que hacer los exámenes ni tan siquiera se le notará el embarazo.
-        Pero todo el colegio lo sabe y no todas son tan liberales como tu, Suzanne – comenta Sandra una de las chicas -  además se va a casar y las monjas no admiten a chicas casadas en el colegio.
-        A mi tampoco me parece bien – dice María – que deje los estudios y que se case.
-        Mira ésta – comenta Lourdes, otra de las chicas - ¿ y qué tiene que hacer según tu? ¿Acaso la opinión de sus padres no cuenta?
-        Lo que cuenta es lo que Mayte quiere y si sus padres la quieren tendrían que apoyarla. Mayte no estaba muy segura de querer a Manolo. Ha cometido una equivocación, eso está claro, es un error acostarse con un chico para estar segura de tus sentimientos, pero si no puede seguir en el colegio siempre puede ir a una academia a continuar con sus estudios, un embarazo y una boda no tienen porqué dar al traste con los estudios necesariamente.
-        Exacto – dice Suzanne - ¿ y tu que opinas Clara?
-        Estoy con vosotras, no me parece que hoy en día tengas que dejar de estudiar por un embarazo, si de verdad quieres estudiar,  pero también es cierto que puede retomar sus estudios más adelante si tiene las ideas claras pero de Mayte lo dudo, creo conocerla mejor que vosotras y nunca ha tenido las ideas claras.

La conversación se corta al ver al padre de María entrar al colegio. Las chicas le saludan con un beso como tienen costumbre y tras charlar un rato con Clara y Suzanne, Héctor camina con María, cogidos del brazo por la calle Velázquez .

-        ¿ Podemos comer en el VIP de un poco más arriba? – pregunta María.
-        Como quieras, me tienes toda la tarde a tu disposición y tus deseos son órdenes princesa.
-        No exageres papá y gracias, me gusta ese sitio, he ido muchas veces con Tim y ahora también quiero tener el recuerdo de haber estado contigo allí.

María , con sus casi 17 años se ha convertido en una preciosa jovencita tan sensata como su madre, según su abuela Felisa.  Quiere con locura a sus padres, a su hermano y a toda su familia pero su padre es un caso aparte. Tiene una gran complicidad con él, le adora y éste a su vez se siente muy orgulloso de su princesa que ha crecido muy rápidamente, para su gusto. María se ha acostumbrado desde pequeña a contarle todo a su padre, tiene tanta confianza con él como con su madre. Sentados ya a la mesa, frente a frente, con sus bandejas delante de ellos, los abrigos en el respaldo de sus sillas, María y su padre hablan si cesar y ésta le cuenta el caso de Mayte.

-        ¿ Vosotros me apoyaríais verdad, papá?
-        Claro que sí princesa pero por favor, recuerda tus palabras, no hay que acostarse para estar segura de los sentimientos y ni aún estándolo cuando se es tan joven como vosotras.
-        No te preocupes papá, ya te lo he dicho mil veces, Tim y yo no lo vamos a hacer, preferimos esperar pero recuerda tu también tus palabras de ahora si sucediera, que no va  a suceder.- termina María esa conversación, levántadose y dándole un beso y un abrazo a su padre.

Poco más tarde salen del VIP y de camino de vuelta a casa María comienza a sentirse incómoda.

-        ¿ María, qué te pasa, te encuentras mal? – le pregunta su padre
-         No, no, estoy bien pero tengo la misma sensación que tuve en Londres, algo ha pasado y quiero llegar a casa cuanto antes.
-        No me asustes princesa, pero ya estamos cerca de casa – contesta Héctor – tomando de la mano a su hija apretando el paso, recorriendo los 300 metros que les separaban de casa volando y al llegar al portal se encuentran con Trino quien exclama.
-        ¡ Gracias al señor que habéis llegado!
-        ¿ Le ha pasado algo a Asun, a Daniel, a Felisa .....?
-        No, no, están arriban , nosotros bien. Tim ha tenido un accidente pero no es grave- cuenta Trino sin dejar de terminar hablar a Héctor.
-        ¡Lo sabía, lo sabía! – grita María subiendo las escaleras corriendo seguida por su padre.

Una vez arriba se entera por su madre de que Suzanne ha llamado para contar que su hermano se ha roto la clavícula jugando al rugby y que su madre se iba mañana a verlo. Poco más tarde es Héctor quien habla con Glen y quien propone que el viernes vuelen María y Suzanne para ver a Tim. Mucho tiempo para pensarlo no tiene y acepta el ofrecimiento de que los billetes de las  chicas corran a cuenta de los White. Asunción mientras tanto calma a María y a la hora de la cena la chica ya está más tranquila sobre todo porque al final ha podido hablar con Tim por teléfono.

-        Gracias Héctor por no oponerte a que María se vaya con Suzanne el viernes por la tarde a Inglaterra. – le dice Asun a su marido pasándole la mano por la cara mientras se recuesta en su hombro metidos ya en la cama.
-        La verdad es que no sabía que contestar cuando Glen me lo ha sugerido. Pero tiene razón, como la madre de Tim vuela mañana,  lo único que hacen solas es el viaje de ida pues el domingo vuelven con ella. Alejandro las estará esperando en el aeropuerto  y el vuelo es directo. No me hace gracia pero entiendo que mi princesa quiera ver a Tim aunque solo sea un día y que a este le alegre ver a su hermana y a María. ¿ Sabes lo que me ha dicho esta tarde?
-        No , normalmente me lo contáis los dos pero con esto del accidente no me habéis dicho nada.

    Héctor le cuenta lo de Mayte y Asun comenta.

-     Así que esa era la razón por faltar a clase. Estoy de acuerdo con mi hija, sus padres tenían que preguntarla que es lo que ella quiere de verdad.  Y de paso, te recuerdo, que yo tampoco era tan mayor la primera vez que me acosté contigo.
-     Lo recuerdo muy bien, fue cuando lo de Chelito pero no es lo mismo.
-     Claro, María es tu hija y a los padres se os hace cuesta arriba pensar en esa posibilidad ¿no?
-     Pues sí, tienes razón, se hacen mayores demasiado pronto. Pero bueno, después de eso me dijo que somos un referente para ella en como una pareja debe vivir su amor por un comentario que hice. Me ha dejado de piedra, pensaba que iba a decir que éramos un referente como padres, pero me salió con esas.
-      Y como padres también lo somos ¿ acaso lo dudas? – contesta Asun acariciando el pecho de su marido- ¿ pero qué  comentario era?
-     Hablando de nuestro viaje a Bruselas, y lo de Pilar, ya sabes que María se interesa mucho por nuestros casos, se me ocurrió decirle lo que comentó sobre que parecíamos dos adolescentes por ir de la mano y besarnos en la calle, y entonces me saltó con eso – responde Héctor besando las manos que le acarician.
-     No tenemos remedio cariño o quieres que lo pongamos – pregunta Asun poniendo cara de resignación
-      ¡De ninguna manera!, no sé que haría si no pudiera acariciarte y besarte como lo hacemos.
-      Ni yo que haría sin ti, no quiero ni imaginármelo- responde Asun abrazando a su marido- y bésame cariño cuanto quieras y cuando quieras, me muero por tus besos y por tus caricias, mi amor.


Y entre besos y caricias se que quedan dormidos, María por su parte también se queda dormida deseando que llegue el viernes para ver a Tim.








    


     




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