jueves, 9 de junio de 2011

Relato: Vuelta al Presente.

¿Qué es la vida? Un frenesí.¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.


Capítulo 1

 Madrid. 30 de diciembre 2010.

Me llamo Ana Perea, soy la hija de Teresa y Héctor, la madre de Carmen, la abuela de Teresita y mi madrina era Ana Rivas.
Mi madre escribió una carta para que mi hija Carmen la leyera al cumplir los 18 años y yo escribo hoy este relato para mi nieta, un relato basado en lo que me ocurrió hace poco y lo que viví en Venezuela, un relato con sueños y visiones pero también con hechos muy reales aunque todo se entremezcle. Quizá pueda entender un poco mejor a su abuela y la influencia que la Plaza de los Frutos ha tenido y tiene sobre nuestra familia.
He comenzado hoy a escribirlo y aunque la idea la tuve nada más despertad, el 10 de diciembre, yo no sabía que día era. Me encontraba en otro mundo,una parte de mí oía susurros y hablaban de mi. Llevaban días haciéndolo pero yo sólo abrí los ojos cuando Carolina me dijo que era hora de volver al presente, de darles una alegría a los míos y cuando lo hice todo era borroso, me costaba trabajo distinguir las formas pero en seguida aparecieron los contornos y los rostros .
A mi derecha estaba Mario con su mano derecha en la mía. A mi izquierda mi hija Carmen que acariciaba mi mejilla entre sonrisas y lágrimas; a los pies de la cama Beatriz .
La alegría les embargó al verme de nuevo despierta, dos largos días estuve sin sentido me dijeron mientras la enfermera se apresuraba a avisar al médico. Cuando entró me hizo unas pruebas y se mostró muy sastifecho, la paciente, es decir yo, recuperó el conocimiento antes de lo que se esperaba y según el encefalograma no había daños internos y en dos días podrían darme de alta.
Mario me contó lo que había pasado en Barajas, cuando regresábamos de Holanda. Al bajar las escaleras para recoger las maletas tropecé, rodé por ellas y me dí un golpe en la cabeza. 
Sé que Carolina no existe, aunque le haya puesto un rostro. Carolina es una creación de Beatriz y sin embargo ha sido mi lazo de unión entre el mundo en que el que me encontraba y al que debía volver..
Tuve el accidente el 8 de diciembre y no es nada fácil entender lo que me ha pasado pero tratré de hacerlo. Me desperté dos días más tarde, es decir el 10 de diciembre y sin embargo al volver en sí ya había celebrado mi cumpleaños y la nochebuena aunque aún no hubiesen llegado.
Estuve dos días fuera del mundo pero para mi fueron semanas, dos semanas muy productivas pues hice muchas cosas, entre ellas: viajé a  Venezuela para vender mi casa, conocí a los nuevos dueños y hablamos del familiar que dejó sus huellas en la plaza de los Frutos.
En esos dos días pude estar presente en varios sitios, viajé con mi mente, acompañé a Serafin cuando se encontró con Luis Espinosa, me colé en la casa de una desconocida llamada Almudena López en Canadá y hasta ordené junto con Mario la correspondencia de nuestros padres.
A los siete años supe que era distinta a otras niñas. Tenía miedo a dormirme y luchaba contra el sueño para evitar tenerlos. No me pasaba siempre pero me daban mucho miedo. No los olvidaba pero tampoco los entendía. Mi cuerpo reposaba en mi cama pero yo podía estar en varios sitios a la vez. Hoy sé que eran una clase de visiones que no sabía interpretar y ya no los temo.
Mi familia no sabía que pensar, siempre que tenía un sueño raro  llamaban al médico y siempre decía que estaba incubando una u otra enfermedad.  
Mi primer sueño aciago o visión que no supe interpretar tuvo lugar cuando tenía 9 años. La noche anterior había estado con Zeus, mi perro,  jugando con una pelota en el patio de casa y a ninguno de los dos nos pasaba nada. Esa noche soñé con él, íbamos por un descampado buscando un sitio para escondernos, los dos teníamos miedo y corríamos sin parar.
 A la mañana siguiente no había forma de despertarme, mi abuela Carmen se asustó muchísimo, mis padres no estaban en casa, habían tenido que ir a la Embajada de España, asi que la abuela llamó al médico. 
Estaba ardiendo, tenía una fiebre muy alta me diría horas más tarde Simón. Tenía que quedarme en la cama, sin salir de la habitación, probablemente me iba a entrar el sarapión según el doctor Pardo y cuando remitió la fiebre quise ver a Zeus pero ya era tarde. Zeus nos había abandonado, lo habían encontrado muerto en el patio, escondido detrás de una planta. No me dejaron ver su cuerpo ni despedirme de él y me sentí culpable.
Simón trató de consolarme y me dijo que Zeus ya era muy mayor, que ya tenían muchos años de perro cuando me lo regalaron y que mi sueño, producto de la alta fiebre no tenía nada que ver con su muerte...yo no le creí, pero no dije nada.
Tuve otros sueños y más tarde vinieron las pesadillas pero ya lo contaré más adelante.           
Ahora quiero contar el sueño que tuve el 6 de diciembre cuando estábamos en Holanda.              
Sin este sueño creo que el resto no hubiera sido posible.


Capítulo 2
Baarle-Nassau. Holanda. 6 de diciembre de 2010

El 2 de diciembre de 2010 llegamos a Eindhoven y dos días más tarde asistimos a la boda de plata de los primos de Beatriz. Llegamos  los cinco juntos pero las chicas regresaron antes; Mario y yo nos quedamos unos días más.
Lisette es la única prima europea con la que Beatriz siempre ha tenido relación. Sus abuelos eran hermanos pero al de Beatriz su trabajó le llevó a Venezuela y allí se quedó.
Asistimos pues a la ceremonia de la boda, al convite para los más íntimos y a la recepción de por la noche para todos los amigos. A Mario y a mi nos llamó la atención lo organizado que lo tenían todo; la recepción con baile incluído empezó a las 8 de la tarde y terminó exactamente a las 12 de la noche con café bien cargado y bocadillos para paliar un poco el consumo del alcohol. Recuerdo como nos reíamos y la cara de asombro que pusimos cuando vimos las tazas de café ahumeante sobre las mesas a la medianoche. 
Aunque la familia de Beatriz es maravillosa yo estaba deseando regresar y hasta me arrepentía de habernos quedado unos días más. Odio el frío y allí el frío era intenso; en España también echo de menos el calor del Caribe pero allí me a brumaba, me entraba una gran melancolía e incluso tristeza al contemplar los paisajes helados que en ese momento me rodeaban. Reconozco que tenía su encanto ver los lagos helados sobre los que mayores y pequeños patinaban como si nada, pero si el frío me ponía enferma, la ausencia del sol me ponía triste y me recordaba un lugar que nunca debí conocer.
 El 6 de diciembre mientras Lissette llevaba a las chicas al aeropuerto, Mario y yo visitábamos Den Bosch, de camino a casa paramos en Tilburg donde Jack, el marido de Lissette, nos enseñó la Universidad en la que él imparte clase de derecho europeo. Nos presentó a unos compañeros suyo y nos dijo que tenía alumnos españoles que estaban haciendo un master con el plan Erasmus y Jack aprovechaba para hablar con ellos en español .
En un momento del paseo vi en un escalón un librito azul y al abrirlo descubrí que era una agenda, en su primera página el nombre de la dueña y direcciones de Madrid. Sin pensarlo me la guardé en mi bolso para mirarla más tarde con más detenimiento y no le di más importancia en ese momento.

Ya por la noche, a eso de las 8, me subí a nuestra habitación a sacar del bolso la libreta que me había encontrado y entonces comencé a sentirme rara, quizá por el frío o por la hora de la comida pero presentía que algo iba a pasar, que mis pesadillas sonámbulas iban a volver o que iba a tener uno de mis sueños aciagos de los que ya he hablado antes pero cuando oí la voz de Mario dejé la libreta en la mesilla y bajé al salón donde estaban esperandome para tomar el café.

Para amenizar la velada Lissette propuso poner un dvd y sacó unos cuantos para que eligiera uno. No sabía cual elegir, las películas americanas no me gustan mucho y a Mario le dan lo mismo. Al final me decidí por una romántica que en realidad me gusta por la protagonista y escogí Only you al tiempo que le pedí que pusiera los subtítulos en castellano. Hace años vi la versión en español de “Sólo tu””  y  aunque en Miami había visto junto con Carmen varios telefilms sólo en inglés, de eso hacía ya mucho tiempo y temía no enterarme de nada.
Según avanzaba la película me fui encontrando mejor y no dejé de picotear de las tapas holandesas que Lissette había preparado mientras Jack se encargaba de la bebida y de las cosas saladas.
Los 104 minutos que dura el film se pasaron corriendo y un tanto somnolienta por las cervezas tomadas me disculpé y dije que me subía a la cama en cuanto acabó el dvd.

Al llegar al rellano de la escalera vi por la ventana, que da a una parte del jardín, un paisaje diferente, si hacía unos momentos todo estaba helado, ahora, una nieve que parecía no tener ganas de dejar de caer lo había cubierto todo de blanco.

Entre edredones nórdicos y abrazada a Mario me desperté y miré el reloj, no sé a qué hora subió él pero habían pasado tres horas desde que me quedé dormida, cambié de postura para volver a dormirme pero media hora más tarde seguía sin poder conciliar el sueño y temiendo despertar a Mario con mis vueltas decidí bajarme al salón. Arropada con la bata y una colcha me acurruqué en el sofá de la salita donde estaba el televisor.
Pronto descubrí que no es tan fácil encontrar el canal que uno quiere cuando se está en otra casa y en otro país. Sabía, porque lo había visto esa misma tarde, que el canal de tve internacional se podía coger pero no acertaba con el mando. Decidí utilizar el menú pero las indicaciones para elegir no las entendía  y la cantidad de canales que salían me mareban. No distinguía la televisión alemana de la belga ni de la holandesa y aunque esta última emite mucho en inglés en lugar de ser una ayuda me confundía aún más. 

Dispuesta a darme por vencida, al dejar el mando, vi sobre la mesita el relato de Beatriz y recordé las palabras de Teresita a raiz del comentario de Serafín. El relato había sido publicado como novela corta y según veía también a la venta en holandés.

<< Ahora te falta a tí, Ana escribir algo, aunque sea un cuento o unas pequeñas memorias de Venezuela>>

<<Sí, Abuela, ¿Por qué no escribes tu uno contando cosas de cuando eras pequeña en Venezuela, cosas del yayo Héctor?- me preguntó también Teresita>>

Tras el recuerdo me acomodé mejor en el sofá y con una sonrisa un tanto melancólica tomé el relato, lo revisé de nuevo  pero las letras me bailaban, lógicamente no entendía nada, salvo el título, el resto me parecía abra cadabra:  << Zittende in een bar bij San Bernardo straat...>> así empieza en holandés el relato.
Me pregunté que opinaban Jack y Lissette y me propuse preguntárselo al día siguiente. Me iba a levantar ya para volver a la cama cuando de repente me apareció el canal 24 horas con las noticias en español y me recosté de nuevo en el sofá y......

1 comentario:

  1. Buen comienzo, Rodas.
    ME ha emocionado lo del perro.
    Y veo que Ana está casada con MArio!!
    A ver qué cuenta el relato...

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