domingo, 25 de noviembre de 2012

En busca de Paloma. 1 y 2




Noviembre de 1972.

1

Alejandro camina por la calle de Fuencarral sin fijarse demasiado en el bullicio ni en el intenso tráfico que la cruza desde Gran Vía a la Glorieta de Bilbao y viceversa. Sabe que debe hacer algo, que no puede dejar pasar mucho el tiempo, pero duda si buscar o no al hombre, cuyo nombre ha oído nombrar algunas veces pero que su madre prefiere que no visite. En el bolsillo de su abrigo está la nota que le dieran con la dirección y en su memoria está la advertencia bien fresca:
<< sólo  en caso de necesidad, de ayuda urgente>>

Al llegar a Gran Vía, como todo el mundo conoce a la Avenida de José Antonio,  cruza la calle para entrar en su hotel pero al ver un coche de policía en la puerta cambia de opinión y sigue andando hasta la plaza de Callao.  Allí  entra en una cafetería y tras sentarse en una mesa enciende un cigarrillo. Hace poco que fuma, algunos amigos suyos ya lo hacen desde los 14 años pero él acaba de empezar y lo ha hecho en el barco. No quiere saber si se ha dejado llevar por la compañía o porque él, a sus 19 años,  ya tenía ganas de echar humo por la boca . Como fuera no importa, le ha cogido gusto al tabaco y desde esta mañana empalma cigarrilo con cigarrillo. Mientras el camarero le trae el café con leche que ha pedido, deja sobre la mesa la nota y la carta que le diera su tía por si a caso iba a verle y  recuerda minuciosamente las 48 horas que lleva en la capital y los cuatro días en España. Su viaje en barco hasta Cádiz por miedo al avión, el expreso que le trajo a Madrid y el impulso que le llevó a ayudar a Paloma ajeno al problema en el que ya estaba metido.

Recordando el momento de la compra de su billete en la estación, junto al puerto de Cádiz,  ve de nuevo ante él a la joven de apenas 16 años recién cumplidos y revive el trato humillante que ella recibe cuando al ir a pagar, su dinero no alcanza para la tarifa de un billete en segunda a Madrid. Fue entonces cuando se giró y  pudo ver su cara.

¿ Fueron sus mejillas encendidas con el rojo de la vergüenza o los ojos verdes de mirada nublada por las lágrimas o el traspiés que dio con su maleta lo que le llevó a estenderle la mano, a  prestarle el dinero que le faltaba para el viaje?  Se pregunta el joven Alejandro desde hace unas horas sin parar. Aunque la joven rehusó al principio su ayuda, no pudo rechazar la invitación a tomar un café juntos;  al café le siguieron unos bocadillos y una pequeña charla hizo el resto.  Una hora más tarde compartían cupé y confidencias o al menos eso creía él porque en este momento ya no sabe que pensar.

      -      ¿ Desea el señor algo más ? – oyó decir al camarero
      -      Disculpe, no le había oído . No gracias, creo que no voy a tomar nada más si el  reloj de ustedes anda bien, se me ha hecho muy tarde.
     -      El reloj anda a la perfección, mejor aún que el de la Puerta del Sol- contesta el camarero recogiendo el dinero que Alejandro ha puesto sobre la mesa.
   -      Gracias y quizá pueda ayudarme ¿ conoce usted esta calle? ¿sabría decirme como puedo llegar a ella?- pregunta enseñándole la nota al camarero.
  -      Esta calle cae por Chamberí, no está muy lejos de la Glorieta de Bilbao. Puede ir en el metro pero andando, subiendo por Fuencarral llega en diez minutos.
 -      Muchas gracias por todo.

Alejandro deja la cafetería, sube por Gran Vía , cruza Montera y entra en el hotel. El hall está tranquilo, no hay mucho movimiento y en la recepción el turno de tarde ya ha empezado  su trabajo.

 -      Buenas tardes ¿hay algún recado para mi? – pregunta mientras espera la llave de la habitación.
 -      Un momento por favor – dice el recepcionista – no , no hay ninguna llamada ni ninguna nota pero..

Al recepcionista  no le da tiempo a terminar su frase, en ese mismo momento se acercan dos hombres al joven, se identifican como policías y le piden que les acompañe a la comisaria.

2

En casa de la familia Perea suena el teléfono sin parar pero como es habitual, a esa hora de la tarde no hay nadie en casa. Los hijos están en el colegio y el matrimonio en la portería comiendo con los padres de Asunción.

 - ¿Qué tal van las cosas ahora por el despacho sin Bonilla? - pregunta Trino a su yerno
 - Bien, no me ha dado tiempo a echarle de menos, se fueron a ayer de viaje y tampoco van estar tanto tiempo fuera, se llevan al pequeño con ellos y aunque Javi se queda con nosotros muy contento Matilde no quiere abusar de nuestra hospitalidad.
 - Ya ves , con las veces que ellos se han quedado con Dani y las otras tantas que nos han invitados a diferentes escapadas pero bueno, Matilde se ha vuelto muy sensible desde el nacimiento de Sergio - dice Asun
 - Cada uno es como es hija, hay que respetar a todo el mundo y a mi no creas que me hacía gracia al principio que Dani se quedara tanto tiempo con los Bonillas - comenta Felisa.
 - ¿Por qué madre? nunca nos ha dicho nada.
 - Porque para eso estaba yo hija, que soy su abuela pero bueno, luego me acostumbré, al fin y al cabo aunque no seamos familia de sangre si que nos comportamos todos como una gran familia.
 - De eso se trata mujer - dice Trino - ¿verdad Héctor?
 - Verdad Trino y ahora si me disculpan voy a subir un momento a casa a recoger unos papeles que necesito esta tarde y que mi mujer ha olvidado llevarme al despacho.
 - Lo siento Héctor, cuando me llamaste esta mañana  fui a por ellos pero Aurelia llamó cuando iba a salir de casa y me olvidé de los papeles ¿quieres que suba yo? - pregunta Asun
- No, déjalo ya subo yo pero espérame, no te vayas a la redacción antes que baje que tengo el coche en el garaje.
- No te preocupes cariño que de tí no me olvido - ríe Asunción dándole un beso a su marido.

Héctor sube los escalones de dos en dos y al abrir la puerta oye el teléfono que por enésima vez esta sonando y se apresura a cogerlo.

- Dígame.
- Buenas tarde, hablo con Héctor Perea
- Sí, soy yo ¿ con quien hablo?
- Con la policía del centro, espere un momento que le paso con el comisario.

Minutos más tarde Héctor cuelga el teléfono y trata de asimilar lo que el comisario le ha dicho, trata de levantarse del sofá pero sus piernas se niegan a sostenerle.

- Esto es ridículo - se dice Héctor incorporándose de nuevo justo en el momento que oye como Asunción abre la puerta con su propia llave.

-¿Héctor qué pasa? ¿Estás bien? ¿Por qué tardas tanto?
- Estoy bien Asun pero ven por favor. Gracias por subir - le dice dándole un beso en la frente sentándose de nuevo en el sofá sin soltar las manos de su mujer.
- Héctor, no me asuste, díme que ha pasado ¿te han llamado por teléfono?
- Sí, de la comisaria del centro..
- ¿No les habrá pasado algo a Bonilla y a Matilde o a los niños o a..?
- No, no es eso, nosotros estamos todos bien , es algo que a ti también te va a sorprender.
- !Ay! cuéntalo ya por favor.
- Han detenido en un hotel de la Gran Vía a un chico que dice ser Alejandro García Rivas,.
- ¿Cómo que dice ser? ¿es o no es el hijo de Ana?
- Según el pasaporte es el hijo de Ana, el hijo póstumo de Alfonso, el sobrino de Teresa.
- ! Para! eso ya lo sé ¿pero por qué le han detenido? ¿por qué te han llamado a ti? ¿sabías tu que estaba en España? !debe de ser un crío!
- No, no tenía ni idea de que estuviese aquí y sí, creo que no puede tener más de 19 años. Ya sabes que solo nos escribimos para felicitarnos las navidades.
- Sí, por eso, pero a lo mejor te habían mandado un telegrama al despacho, yo qué  sé …. ¿pero por qué le han detenido?
- No, no me lo han querido decir por teléfono pero creo que es grave. Ha desaparecido una menor después de haber estado cenando con él. Voy para allá, espero poder hablar con el chico y llamaré a Olavide después.
- Yo voy contigo, prometo  mantenerme al margen pero te acompaño, recuerda que no tienes coche.
- ¿y la revista?
- Me tomo libre, seguro que Julio lo entiende cuando se lo explique.
- De acuerdo vamos para allá pero no digamos nada a tus padres de momento ¿vale?
- Por supuesto cariño y ¿por qué me has dado ese beso cuando he entrado?
- De alivio, ha sido verte y poder moverme. Las piernas me temblaban cuando intentaba levantarme del sofá.
- Ha  sido de la impresión Héctor, imagínate como hubieran reaccionado Ana o Teresa si María estuviera de viaje en Venezuela y de repente le llamase la policía igual que a nosotros.
- Eso no va a pasar nunca, María no sale de España sola hasta que no tenga 21 años y sólo si va con Tim.
- Hay que ver como cambiamos, anda, vámos para la comisaria y en el camino seguimos hablando.














9 comentarios:

  1. ¿Tendrá continuación...? ¡porfa...! ;) está genial... soy fan de tus relatos. Un beso muy fuerte y sigue deleitándonos así... :))

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  2. sí , tendrá algunos capítulos más, tantos como la trama lo requiera pero muy largo no va a ser, el 5 de diciembre volamos a Málaga rumbo Granada y Madrid y quiero terminar antes de irnos;)

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  3. Muy bueno, lo mejor de todo ha sido lo de Felisa.
    No dejes a los niños con nadie ¿para qué estoy yo?
    Si le hace el mismo caso que a la desdichada Irenita...

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  4. ¡Muy interesante!
    Me quedo con ganas de saber más.
    ¡Gracias!

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  5. Muy chulo, Rodas!!! El asunto promete. Gracias!!!

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  6. Hola guapa, te voy a seguir desde el blog y también desde mi perfil, genial, menudo par de escritoras y de artistas tenemos por aquí, ya podían copiar un poco los guionistas de vosotras...
    Un beso guapa Laurita

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  7. Felicidades guapisima por el blog, siempre que pueda os leere seguro tanto a ti como a Raquel, estuve leyendo algo por encima, ya que ahora estoy ocupada, pero cuanto pueda, me pasare por aquí y me gustaría mucho leer tus relatos....Seguro que estan igual de bien que los de Raquel....Un beso

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  8. Gracias LauritavL por hacerte seguidora. espero que te gusten.

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