domingo, 25 de agosto de 2013

La vuelta a casa. Capítulo 2



 
Capítulo 2

La mañana del domingo se presenta fría pero para algunos, como para Bonilla, llega con resaca, dolor de cabeza y sin ganas de dejar la cama tras el palizón del día anterior. El exceso de bebida, de bailoteo, risas y  conversaciones entre amigos se confunden un poco en su recuerdo y a duras pena oye la voz de Matilde llamándole para desayunar.  Se pregunta, mientras se levanta un tanto atontado, si Héctor o Gustavo estarán igual que él y se contesta él mismo con un seguro que no, ellos tienen más aguante y no mezclaron como yo. Se mete en el cuarto de baño con la esperanza de que una buena ducha le ayude a despejarse. Media hora más tarde , algo mejor pero con la cabeza aún llena de martillazos se sienta en la cocina ante la mesa con el desayuno ya puesto. Afortunadamente Javier y Sergio ya han desayunado, están jugando en la habitación del pequeño, alejada de la cocina y apenas oye sus voces. Bonilla agradece a Matilde el gesto, no le gusta que sus hijos le vean así, no sucede muy a menudo, pero no quiere darles mal ejemplo. Mientras se toma dos aspirinas seguidas de un café negro fuerte como para resucitar a un muerto, como dice Matilde y unta una tostada con mermelada, recuerda la primera vez que se emborrachó, mejor dicho, la primera vez que le emborracharon hace años, recién llegado como nuevo a la comisaria de Chamberí con Héctor Perea al frente. Si los recuerdos de la tarde de ayer son algo turbios, los recuerdos de hace varios años, los de sus principios en el cuerpo son nítidos, como si el tiempo no hubiese pasado. Jovencísimo, ilusionado y verde, muy verde, presa fácil sobre todo para Beltrán quien le emborrachó jugando a las cartas, formaba parte, dijo el otro, de la enseñanza práctica para ser un buen policía pero su cuerpo no aguantó mucho, como tampoco aguanta ahora.
-        Boni , ¿ le has comunicado ya a Héctor que tenéis un cliente mañana a las once de la mañana? – le pregunta su mujer recogiendo el desayuno de los niños sacando a su marido de sus recuerdos.
-        ¿ Cliente, cita? ¿quién ha hecho esa cita y cómo lo sabes?
-        ¡Ay Dios como nos hemos levantado!, ya te dije ayer que no abusaras y lo de la cita te lo dije el viernes ¿ lo has olvidado por completo?
-        En este momento sí. Resfréscame la memoria pero habla bajito que mi cabeza sigue siendo un bombo.
-        El viernes, cuando fui al despacho a recoger la caja de zapatos que te habías dejado, sonó el teléfono. Era un hombre que acaba de llegar a Madrid y necesitaba contactar con vosotros cuanto antes. Le explique que estábamos cerrados y le hice una cita para el lunes ¿ de verdad no te acuerdas de nada? Le mandaba un viejo conocido vuestro que había conocido en una escala en Canarias.
-        No, no mucho pero no importa, ahora llamo a Héctor y se lo pregunto, creo que teníamos algo antes de las once ¿ Tú consultaste la agenda?
-        Sí, claro , no pensarás que voy a hacer una cita asi por las buenas, sólo me faltaría éso.
-        Vale, vale, perdona. Lo siento, ya sé que no te gusta verme así pero tampoco es para que me conteste con ese tono.
-        Ya sabes lo que te dijo el médico la última vez. La bebida no te sienta bien y desde el secuestro de Javier, recurres con más facilidad que nunca a las copas.
-        Matilde por favor, no empecemos ¿ vale? Ya te he dicho que no bebo más que antes pero tu te empeñas en ver fantasmas dónde no los hay. Voy a llamar a Héctor y luego hablamos ¿de acuerdo?
Han pasado casi tres meses desde el secuestro de Javier y Daniel pero el suceso ha dejado más huella en la familia de Bonilla que en la de Perea. Las primeras semanas se centraron en observar a Javier y se olvidaron de hablar de sus propios sentimientos y miedos. Mientras el niño ha seguido con su vida como si nada,  hablando del episodio como una aventura más que vivió junto a su mejor amigo, Bonilla ha comenzado a dudar de ser un buen padre y Matilde a sobreproteger a sus hijos. Sin darse cuenta se han ido distanciando y los silencios son cada vez más grandes cuando están juntos como evitando hablar para no discutir.
En casa de la familia Perea, Paloma acaba de llegar para recoger a María. Van a ir a despedir a Tim y Alejandro que dentro de unas horas vuelan a Londres. Esta vez será una despedida corta y las chicas están más animadas.  Las vacaciones de Navidad  están cerca, Tim regresara antes de Nochebuena y  Alejandro pasará unos día en Madrid antes de reunirse con su madre y su tía en París dónde pasaran las fiestas navideñas y el fin de año. Maria besa a sus padres y Daniel se baja a la portería a jugar con su primo Diego que anoche se quedó con sus abuelos mientras sus padres iban al cine. Asunción y Héctor se quedan solos, recogen entre los dos el comedor y las cosas del desayuno y en la cocina comienzan a hacer planes para la tarde.
-        ¿ Qué te parece si vamos a comer a un restaurante los dos solitos? Ni Daniel ni María van a comer en casa.
-        Por mi parte encantado aunque también podemos encargar un pollo y aprovechar que estamos solos para dormir la siesta.
-        Pensándolo bien me quedo con tu plan – contesta Asunción jugando con los botones de la camisa de su marido – ayer fue un día muy ajetreado y una buena siesta no vendrá mal. ¿ Llamas tu al asador o lo hago yo?
Héctor se levanta riendo del sofá y busca en la guía de teléfonos el número que necesita, marca , reserva un pollo con guarnición para las dos de la tarde,  cuelga y no le da tiempo a dar ni un paso cuando el teléfono suena.
-        Es Bonilla, en un momento estoy contigo – le dice a su mujer tapando con la mano el micro del teléfono.
Sin embargo no será así. No han intercambiado ni tres palabras cuando Bonilla le propone verse en el café Comercial y tras colgar el teléfono  le dice a Asunción con cara de circunstancia.
-        Bonilla tiene un mal día. He quedado con él en el Comercial y de paso recojo el pollo.
-        De acuerdo cariño,  pero no olvides la hora que no me gusta esperar con la mesa puesta.
-        ¿Cuándo te hecho yo éso?
-        Alguna vez que otra pero siempre por fuerza mayor – contesta su mujer dándole un beso colocándole mejor el cuello del abrigo – y Héctor ¿ no es hora de que les hablemos a Bonilla y Matilde del grupo ese de terapia sobre el que hemos escrito en nuestra revista?
-        Ya hablaremos  de eso a mi regreso y no temas. No creo que las cosas hayan llegado a tal extremo. La mesa la ponemos juntos, tu ponte guapa y recuerda nuestra siesta- contesta su marido guiñándole un ojo y cerrando la puerta.
A pocos metros del café Comercial Bonilla compra la prensa y se apresura a entrar en el local a refugiarse del frío. A pesar de ser domingo y de estar el local casi lleno,  la mesa de los detectives está libre y se sienta a esperar a Héctor. De camino al café ha subido al despacho y ha visto las anotaciones que hizo su mujer sobre el cliente del lunes. El nombre  no le dice nada pero el de la persona que le ha recomendado ya es otra cosa. Pensando en él, por segunda vez en la mañana,  no se da cuenta de la entrada de su socio y se sorprende cuando le oye decir.
-        Deja de marear el café y bébetelo que se te enfría.
-        Hola, sí, tienes razón es el segundo café en el día de hoy que me bebo frío.
Héctor hace una seña al camarero y pide dos cafés , se quita el abrigo y se centra en su amigo.
-        ¿ Cómo va tu resaca?
-        Bien, ya no me duele tanto la cabeza ¿ y tú no has tenido problemas?
-        No, esta vez no. Cuéntame porqué tienes esa cara ¿ Matilde?
-        Sí pero no quiero hablar de eso ahora. ¿ A qué no adivinas quien ha recomendado a nuestro cliente del lunes?
-        No estoy para adivinanzas Bonilla, dímelo si lo sabes que el tiempo se echa encima y me esperan en casa.
-        Está bien. Beltrán.
-        ¿ Beltrán? ¿ el traidor de Beltrán? Imposible.
-        Sí, ese el nombre que ha dado según los apuntes de Matilde, un viejo conocido llamado Beltrán que conoció en una escala en Canarias. El cliente es marino mercante le dijo a Matilde y no iba a estar mucho tiempo en Madrid.
-        No me lo puedo creer y menos que se acuerde de nosotros, además  ¿ qué hace en Canarias?  Ya, ya sé que tuvo un accidente  hace unos años y quedó impedido pero ¿Canarias?
-        Su mujer creo que era de una de las islas. A lo mejor el clima le viene bien para sus heridas.  Mañana saldremos de duda. A las once vendrá el señor Marcos Llorente y ¿crees que será un caso interesante?
-        Si no es interesante lo rechazamos , tenemos varias cosas entre manos y tú no estás pasando por el mejor momento que se diga.
-        No exageres tú también. Cada uno es como es y no lo puedo remediar, me sigo echando la culpa de lo que les pasó a los niños. Yo y mis contactos, yo y mis proyectos , yo y siempre yo y me olvido de proteger a mi familia como debería.
-        Deja de atormentarte. Confías demasiado en la gente y aunque tienes  buen olfato para los negocios, alguna vez tendría que salir algo más, pero ya ha pasado. Y todos hemos salido bien del desagradable incidente. Más culpable me tendría que sentir yo por no acompañarles al quiosco pero ¿ qué conseguiría con ello? Nada positivo, sólo sentirme infeliz. En la vida siempre hay imprevistos y no podemos, por mucho que queramos, protegernos ni proteger a los nuestros de todo.  No fue tu culpa y no quiero repetírtelo más veces, olvídalo y sincerate con Matilde. Quizá necesitéis ayuda de gente especializada en casos de postraumas. En la revista de A media voz hay un reportaje sobre ello.
-        Sí, ya lo sé. Matilde también me lo ha dicho pero, lo que más rabia me da es que me controle la bebida como si desde lo del secuestro de los niños hubiera empezado a beber y no es verdad.
-        Yo no he notado que bebas más que antes pero es verdad que mezclas demasiado y éso, como te dijo Gustavo en la boda,  no es bueno Bonilla y menos a partir de ciertas edades.

En la calle Peñalara en Ciudad Jardín, Marcos, sentado en el sillón de su padre charla con la  vecina, una señora uno poco más joven que su madre, con una memoria de elefante y muy ágil para su edad. La señora Pura conoce a su familia desde hace tiempo y ella también cree en la inocencia de Pablo como le está diciendo
-         Marcos, estoy convencida y te ayudaré en todo lo que pueda. Pablo jamás podría haber cometido tal crimen ni por asomo. Dentro de lo que cabe me alegro que tu madre no sea consciente de todo lo que ha pasado.  Lucía nunca me gustó para Pablo pero tampoco puedo decir que no le hiciera feliz y Sandra es una niña encantadora. ¡Qué pena que se haya quedado huérfana y de esta manera! ¿ Vas a ir a verla?
-        Esa es la idea pero primero quiero hablar con los detectives. Gracias por molestar a su primo.
-        De nada hijo, de nada. Ya ves, cuando me llamaste desde Las Palmas me acordé de mi primo que reside allí desde hace unos años, desde el accidente que le dejó paralítico y pensé que él a lo mejor conocía a alguien de sus tiempos de policía.
-        Y asi fue. Me dijo que personalmente prefiere ni oír sus nombres pero que como profesionales son muy buenos aunque no da ni un duro por mi caso.
-        Olvida éso, mi primo siempre fue un poco derrotista, seguro que estos detectives no piensan lo mismo. ¿Necesitas algo más para la casa? ¿ quieres que te preste otra estufa?
-        No, nada, todo está bien sra. Pura no se preocupe.  Lo que me gustaría es oír su versión de los hechos detalladamente, si no le importa .
-        Por supuesto que no me importa, al revés, lo estoy deseando.
Mientras la sra. Pura cuenta su versión Marcos va tomando nota y ya a solas, cuando la vecina se ha ido a su casa, saca de nuevo la carta de su hermano y comienza a leerla, después se levanta, llena un vaso con ron, coge del aparador la foto de comunión de su sobrina Sandra y mirándola dice: por tí Sandra, porque tienes derecho a saber la verdad y a crecer sin el estigma de ser la hija de un asesino. Tu padre era inocente y lo vamos a demostrar.

3 comentarios:

  1. Muy interesante Rosa... se nota que el matrimonio de Bonilla y Matilde nada tiene que ver con el de Héctor y Asun aunque en nuestros relatos iban más parejos en ese sentido que en la serie... pero me ha gustado mucho ver esa crisis de la que seguro saldrán reforzados...
    Sobre el nuevo caso que van a tener entre manos pinta interesante y lo más impactante es que hayamos oído hablar de nuevo del viejo compañero Beltrán, aquel traidor que todas recordamos bien... se nota que les sigue guatdando rencor personal aunque ha tenido la deferencia de recomendarles a nivel profesional. .. eso quiere decir que sabe de sus vidas más o menos y conoce de la existencia de ese despacho que han formado... conocera tb su nueva situación personal??

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  2. Muchas gracias Rosa por esta nueva entrega, en la que curiosamente como apuntabas, parece que va parejo en cierto sentido a la de los guionistas de la serie, por el tema del secuestro, de verdad, pareces una mas del equipo, pues parece que pensais igual, .... del relato que decir ? que se esta poniendo interesante por la presencia de viejos conocidos como Beltran y por ese bache que atraviesan Bonilla y Matilde .... sera muy interesante de leer..... y de Hector y Asun.... me encanta como nos haces vivir por tus relatos, cosas que los guionistas se empeñan en negarnos !! de verdad es un gustazo leerlo por la calidez con la que cuentas la historia.

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  3. ¡Bueno! De nuevo, nuestra detective-escritora en marcha. ¡Bien! A ver qué historia nos espera ahora!
    En espera del siguiente capítulo, decirte que creo que eres una muy buena narradora de la cotidianidad, con todos sus detalles...
    Gracias ;)

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