Madrid,
febrero de 1974
Atrás
quedaba el congreso y el encuentro con Pilar y la visita que hicieron con ella
a Brujas. “Brug significa puente en holandés y se podría decir que la ciudad
recibe ese nombre por su numerosos “brugge” pero la verdad es que hay diversas
historias, en cualquier caso no tiene nada que ver con brujas que volaran sobre
escobas o condenadas a hogueras” les había explicado Pilar en el tren. “¿por
qué la llamamos en español entonces Brujas?” había preguntado Asunción. “Los
soldados españoles no podían pronunciar Brugge y como les sonaba a bruja
empezaron a llamarla asi y de ahi a Brujas” le respondió Pilar abrochándose su
trenca y colocándose su gorro y bufanda ya que el tren estaba haciendo su
entrada en la estación. Asunción también se levantó y se abrochó su chaquetón,
se puso los guantes y al igual que Pilar se anudó la bufanda y dudó si ponerse
la gorra que se había comprado. Se había abrigado bien, pantalones y botas sin
tacón que también se compró a última hora.
El
frío era intenso, a temperaturas de bajo cero no estaba acostumbrada y Héctor,
aunque no lo confesaba, también tenía frío y debajo de su abrigo
llevaba su traje con un jersey de cuello vuelto que Asun le había comprado para
el día de los enamorados. Héctor por su parte le había regalado un broche con
incrustaciones de diamantes que había comprado en la joyería del
hotel gracias a Jean Paul, el joven de la recepción que habla español “
diamantes de Amberes, de los buenos y a un precio muy asequible, especial para
el día de los enamorados” le había dicho guiñándole un ojo, recordó Héctor
mientras caminaban, a paso rápido hacia el centro desde la estación.
-Este
es el centro de Brujas – les dijo Pilar- estáis en la plaza del Mercado, De
Grote markt, se llama igual que en Bruselas y por esta calle llegáis a la plaza
donde está el Ayuntamiento y frente a él están los coches para
pasear. Nos vemos a las cuatro en Le café des arts , que es esa casa con
fachada roja ¿ de acuerdo? Yo voy ahora a casa de mi abuela y recojo
el diario.
-
De acuerdo – dijeron ellos.
En
esta ciudad milenaria, capital de Flandes Occidental, conocida en la edad media
por su comercio y su puerto, nació Pilar y aqui creció junto a su padre y su
abuela. Brugge, como ella la llama, es para muchos una de las ciudades más
románticas de Europa y una de las tres Venecias del norte. “ Para conocer
Brugge y dejarse embrujar por su encanto hay que verla desde el agua, recorrer
sus canales y olvidar el tiempo” les había dicho Pilar. A falta de paseo
fluvial, imposible de realizar en febrero, un coche de caballo les enseñó sus
rincones y ellos, con las manos entrelazadas, bien juntitos y abrigados
, con una manta por encima de las piernas, desafiaron al frío viento que
cortaba la cara, disfrutaron del paseo comentando lo que veían, bebiendo
chocolate caliente del termo que el cochero les había ofrecido al subir al
coche. El paseo acabó en el Grote Markt y Héctor tomó instantáneas de Asun,
primero en la plaza Burg ante el impresionante ayuntamiento de estilo
gótico-flamenco y en la plaza del Mercado Grande, ante el campanario que domina
la plaza. Instantáneas que reflejaban las mejillas rojas por el frío,
irradiando felicidad y admiración ante la gran torre Belfort con sus 83 metros
de altura, construida en sus comienzos en madera y después revestida en piedra
y que se ha conservado hasta nuestros días. Sus campanas avisaban a los
habitantes en caso de incendio u otras penalidades y Asun, incansable quería
subir los 366 escalones para contemplar desde arriba la ciudad como le había
dicho Pilar:
“
la vista merece el cansancio de subir sus escalones” pero Héctor no estaba por
la labor y mientras esperaban a que Pilar se reuniera con ellos
entraron en el café acordado. Brujas cerró su viaje a Bélgica y al día
siguiente, por la noche, ya se encontraban en casa. De vuelta en Madrid la
pareja retoma su rutina diaria y mientras Asun visita a Matilde , Héctor habla
con Bonilla en la agencia.
- A
ver, cuéntame el caso que os ha planteado Pilar en Bruselas, ahora con
detalles, que por teléfono no me ha quedado claro, noté cierta resistencia por
tu parte – le dice Bonilla mientras se beben el café que acaba de preparar.
- Resistencia
no, pero no estoy tan entusiasmado como Asun. A ella le parece una historia
para publicar en la revista y tiene razón pero yo no lo veo como un caso
interesante para nosotros, es uno más.
- ¿
Pero vamos a investigar sobre su hermanastro sí o no?
- Eso
sí, si a ti te parece bien. No tenemos muchos datos y el apellido es muy común
eso si no ha cambiado de nombre.
- ¿
Tienes la carta de su padre y el diario?- pregunta Bonilla.
- Sí,
la carta sí. Pilar lo mandó por fax al hotel y tenemos la copia. El diario no.
Asun ha hecho algunas anotaciones.
- Cuéntame
un poco por encima antes de leer la carta.
- Como
quieras. El padre de Pilar falleció en diciembre del año pasado. Pilar no llegó
a conocer a su madre pues esta murió a los pocos meses de nacer ella.Se ha
criado con su abuela y su padre. Al fallecer su padre, su tío Jan, hermano
pequeño de su padre, le dio una carta y un sobre a Pilar y el diario que su
padre, Robert, empezara a escribir al poco tiempo de fallecer su mujer,
Rosario, una española que conoció en tierras Aragonesas.
- Y el
sobre es para el hermanastro ¿ no es así?
- Exacto.
En el sobre, según la carta que aún no has leído –le recuerda Héctor – están
las cartas que Rosario escribiera a su madre para Miguel y que le echaron de vuelta en el buzón de su casa pocos días antes de que Rosario falleciera.
- ¿
Entonces en el sobre tendremos una pista?
- El sobre que ha recibido
Pilar no es el original dónde venían las cartas.Las cartas le fueron
devueltas ya leídas y sin sobres, todas juntas dentro del gran sobre marrón.
- ¿
Pilar no sabía nada de Miguel?
- No, no sabía que
su madre hubiera tenido un hijo y que estaba en España. De hecho no tenía ni
idea de como se conocieron sus padres y todo lo que les pasó. Se ha enterado
por el diario. A ella le contaron que su madre había llegado a Bélgica a
trabajar y que así se conocieron y nada más. La abuela y el tío tampoco la
sacaron nunca del engaño.
- ¿ Qué
motivos tenían?
- Aquí
tienes la carta. Está escrita en español. Robert solo hablaba con Pilar en
español, la niña creció oyendo a su abuela y tío, vecinos y otros niños
hablando flamenco pero a su padre solo le oía en este idioma cuando no hablaba
con ella. El diario también está escrito en español.
Bonilla
toma la carta y comienza la lectura de la misma mientras en su casa, Asun y
Aurelia charlan con Matilde que ya está casi recuperada de la
operación, deseando de volver a salir a la calle.
- Bueno-
dice Matilde- dejad de preguntarme como estoy y por la operación y que cuente
Asun como le ha ido en Bruselas, a pesar del frío, habrán tenido tiempo de
hacer turismo y de celebrar el día de los enamorados ¿no?
- Pues
mira sí, hemos tenido tiempo para todo hasta para conocer a una chica, de padre
belga y madre española que ha pedido a Héctor que le ayude a encontrar a su
hermanastro en España. La historia de sus padres me ha encantado por muchas
cosas y creo que voy a empezar a escribirla en la revista, un poco como
homenaje a todos esos brigadistas que cuando regresaron a su país les metieron
en la cárcel por haber servido a un ejercito extranjero – Asunción hace una
pausa para morder el bizcocho que Matilde les había puesto con el café y
continua muy animada hablando de la madre de Pilar- Resulta que se conocieron
cuando él estaba en el frente de Teruel, se enamoraron y cuando tuvieron que
dejar Aragón, ella se fue con él a Bélgica y allí, meses más tardes formaron
parte de la resistencia belga-holandesa. Rosario, que se quedó viuda durante la
república, tenía un hijo que estaba con su madre en Segovia. Cuando marchó a
Bélgica le fue imposible llevárselo con ella y luego todo se complicó. Total
que ahora Pilar, quiere encontrar a su hermanastro para darle un sobre que
contiene varias cartas que Rosario escribiera a su hijo y que le fueron
devueltas. Rosario murió al poco tiempo de nacer Pilar y la chica no sabía nada
de un hermanastro, hasta hace poco. Su padre ha muerto y este , hace tiempo
había escrito una carta para que se le entregase cuando el muriera. Todos los
detalles están en el diario que el hombre comenzó a escribir cuando murió
Rosario . El tío de Pilar guardaba el diario para ella junto con la carta y el
sobre cerrado por deseo de su hermano.
- ¿ Y
quieres escribir sobre la historia que cuenta en el diario? – pregunta Aurelia
- Esa
es la idea. Pilar va a venir dentro de una semana , traerá el diario y juntas
vamos a ver que y cómo lo hacemos. A Julio ya se lo he comentado y le gusta la
idea.
- Bueno
pues ya lo leeremos hija, pero ahora cuéntanos algo de lo que habéis hecho y
deja los casos para mi marido y el tuyo – dice Matilde.
- Es
que no sé como empezar. Han sido unos días intensos y Héctor y yo, según Pilar,
parecíamos dos ‘pubers’ enamorados, como ella nos llamó – contesta Asun
riéndose cogiendo el bizcocho de nuevo.
- ¿
Pubers? – pregunta Aurelia
- Adolescentes,
es que Pilar aunque habla muy bien el español lo mezcla con palabras en
flamenco y pubers viene de pubertad, vamos comportamiento como adolescentes.
- ¿ Qué
hacíais, además de no dejar de daros besos como siempre? – le pregunta Matilde
- Pues
eso, darnos besos cada dos por tres, ir de la mano, reírnos mucho y allí son
muy reservados para esas cosas, las parejas no andan cogidas de la mano ni del
brazo como por aqui. Pero bueno – continua después de terminarse el bizcocho –
además de pasear por el centro de Bruselas y de dar un paseo en coche de
caballos por Brujas, las noches, que son muy largas allí y se cena muy
temprano, las pasábamos en nuestra habitación con el cartelito de no molestar
puesto en la puerta y si la bañera-jacuzzi que teníamos pudiera hablar pues...
- ¿
Pues qué? Vamos, no te cortes ahora – dice Aurelia – seguro que esa jacuzzii ya
ha visto más de un numerito.
- Seguro
que sí y aún así – Asunción se sonroja e intenta cambiar de conversación –
bueno, ya está bien, imaginar lo que queráis. ¿ Cómo se ha portado Sergio en tu
casa mientras Matilde estaba en el hospital, Aurelia? ¿ Los mellizos estarían
encantados, no? ¿ No era demasiado para Clara? .Javi como siempre con Daniel
hablando de baloncesto según mi madre.
- Eso,
eso, cambia de conversación ahora guapa, nos dejas con la miel en los labios.
Será cuestión de pedirle a Gustavo que me lleve a Bruselas o repitamos París
pero en un hotel con jacuzzi – responde Aurelia riéndose
- Bonilla
y yo vamos a ir a Bruselas el mes que viene – dice Matilde también riendo
– ha podido cambiar los billetes y como estaremos en el mismo hotel
la probaremos.
- Pues
nada, probarla y ya me diréis – contesta Asun y mirando el reloj, se levanta y
dice - ¡Cómo se ha pasado la mañana! Me tengo que ir ya, he quedado
con mi madre para comprar un regalo a Estrella .
Asunción
deja a sus amigas y ya casi hermanas de tanto tiempo que llevan juntas y de
camino al Corte Inglés de Cuatro Caminos, recuerda la última noche
en Bruselas y el apetito que en Brujas se les había despertado. La tarde
anterior, día de los enamorados, Héctor quería haberla llevado a cenar a un
restaurante que Jean Paul, el joven recepcionista, le había recomendado
pero ella quería acudir a la cervecería dónde Pilar les había citado.
Por
la tarde, después de la comida cena que habían compartido en el hotel, con
algunos invitados al congreso, se intercambiaron los regalos que se
habían comprado y Héctor ya tenía planes para esa noche, al final – sigue
recordando Asunción parada ante un semáforo de Bravo Murillo, ya cerca de
Cuatro Caminos- que Héctor accedió a regañadientes y fueron al encuentro de
Pilar. Después de conocerse y de tomar unas jarras de cerveza
acompañaron a Pilar al apartamento en el que vivía, no muy lejos de la
cervecería. Allí les enseñó la carta de su padre y les contó la historia.
Cuando regresaron al hotel Asunción no se tenía en pie, se tumbó en la cama y
se quedó frita. Demasiadas jarras de cerveza y aunque Héctor la
había avisado, ya que en Salamanca le pasó lo mismo, ella no hizo caso y esa
noche, al igual que la otra vez le tocó a su marido quitarle la ropa y meterla
en la cama. Al día siguiente, se despertó con un poco de dolor de cabeza y
Héctor le tenía preparado una aspirina. Después de desayunar tomaron el
tren con Pilar a Brujas y allí, durante el paseo en el coche de caballo, la
mano de Héctor se perdió más de una vez por debajo de la manta y le decía al
oído, todo lo que se había perdido esa noche por beberse las jarras
de cerveza. Cuando regresaron de Brujas declinaron la invitación de Pilar para
cenar juntos, tenían hambre de estar juntos a solas y se despidieron de la
chica. Era su última noche en Bruselas y querían resaciarse de la noche
anterior. Al subir a la habitación se quitaron las prendas de vestir el uno al
otro comiéndose con la mirada y mientras se llenaba la bañera
comenzaron a jugar, sentados primeros, tumbados después, en la alfombra de pelo
largo frente a la chimenea eléctrica, continuando el juego en el jacuzzi y
más tarde, ya más reposados, se quedaron dormidos abrazados como siempre.
- ! Asunción
hija, que estoy aquí !¿ no me ves? – le grita su madre moviendo las manos que la
estaba ya esperando a las puertas del Corte Inglés.
- ¡Ay
madre, perdone! Estaba pensando en mis cosas y me he distraído – se disculpó
Asunción, quien pierde la noción de todo siempre que piensa en Héctor y ella.
Muy bien guapa... un relato muy interesante en lo profesional y divertido respecto a los encuentros de nuestros tortolitos... enhorabuena y seguimos adelante...!!!!
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