domingo, 21 de noviembre de 2010

Madrid, mayo del 68 Capítulos XI y XII

Capítulo XI


<< Mayo nos va diciendo adiós y le dejamos cargado de noticias e historia, noticia como la de ayer, la disolución de la asamblea en Francia y la convocación de nuevas elecciones – piensa Carlos -, seguro que esta tarde lo discutimos a fondo.>>

.- Sí, ¿dígame? – dice cogiendo el teléfono cuyo sonido le saca de su reflexión.
.- ¿Carlos? Oye, perdóname pero no podemos comer juntos, me ha surgido una comida con mis compañeras de instituto ¿te importa?
.- No, no pasa nada Patricia, ¿es por lo de la función?
.- Sí, ya te lo contaré..¿habrás visto el artículo en el Madrid, verdad?
.- Sí, claro. Lo he leído varias veces. “Retirarse a tiempo. No al general De Gaulle” es un artículo buenísimo.
.- A mi también me lo parece pero me temo que van a tener problemas.
.- Seguro que les cierran el periódico de nuevo ¿vienes luego a recogerme o nos vemos en Luchana?
.- Nos vemos en el piso. Hasta luego.

Carlos cuelga y fija la mirada en la copia de la entrevista de los chicos, entrevista que acaba de mandar a la redacción y que a los estudiantes les ha gustado mucho; la guarda en una carpeta y toma otra del archivo, se sienta de nuevo y revisa los artículos del marido de Sandra uno a uno; le gusta el estilo directo que tiene y las fotos de refuerzan el contenido. Intuye que forman una buena pareja y cada vez tiene más ganas de conocerla. Entre unas cosas y otras la hora de la comida se echa encima y Carlos baja al bar que hay en el mismo edificio a comer algo.

En un restaurante cerca del Instituto Patricia come con algunas compañeras y hablan de la obra de fin de curso. Todavía no sale de su asombro pero el comité de profesores ha aprobado la propuesta y el director ha dado el visto bueno. “La casa de Bernarda Alba”  se puede representar y ahora tienen que elegir un director artístico y a las posibles actrices entre las alumnas de sexto.
Después de comer va al estudio de Amanda, ha quedado con ella por el caso de una amiga y prefiere que Carlos no sepa nada, al menos de momento.
Amanda es una buena abogada y además es muy discreta, lástima que a ella no le caiga bien...no sabe el motivo pero le cuesta verla como a una amiga.
El estudio es un ático con unas vistas preciosas y desde su terraza se ve el arco de la Moncloa perfectamente y se divisa al fondo, como una mancha verde, los bosques del Pardo.
Amanda la recibe con una gran sonrisa, la saluda afectuosamente y la invita a pasar al tiempo que le pregunta si desea tomar café. La salita-despacho es una pieza amplia con mucha luz, llena de libros por todas partes. En una esquina de la sala está la mesa del despacho haciendo juego con la librería y el secreter. Sobre este último hay unas fotos que Patricia no había visto antes de hoy y que le resultan muy familiares. Al acercarse a ellas no tiene ninguna duda, el hombre en las fotos es Carlos, 21 años más joven pero indiscutiblemente es él. Junto a una jovencísima Amanda con el pelo recogido en un pañuelo, con una emotiva sonrisa en los labios, ojos brillantes y mirada embelesada vemos a Carlos de lado acariciando con su mano la mejilla de Amanda. En la otra foto se ve a Carlos de medio cuerpo con un traje azul y encendiendo un cigarrillo. En un rincón de la foto alguien ha escrito: “No me hubieras podido amar mejor pero estábamos destinados a decirnos adiós”.

.-¿Le reconoces?-pregunta Amanda entrando en la sala con la bandeja del café.
.- Creo que sí. Está muy cambiado pero es Carlos. No creo recordar haberlas visto antes aqui.
.- No estaban, las he puesto ayer..he decidido visualizar el pasado porque sigue siendo presente.
.- No te entiendo, ¿qué tratas de decir? ¿vas a retomar tu relación con Carlos?
.- No Patricia, no, no temas ¿no has leído lo que he escrito en la foto?
.- Sí, pero tus palabras de ahora me confunden.
.- Tranquila, no voy a interponerme entre el partido y Carlos. Siéntate por favor, voy a contarte algo.

Patricia se sienta en el sofá mientras Amanda toma asiento en el sillón frente a ella y sirve el café. Al ratito le dice:

.- Durante todos estos años guardé todas las cosas de Carlos en un cajón del secreter. No eran grandes cosas pero para mi eran verdaderos tesoros: las fotos, las entradas de la primera vez que fuimos al cine juntos, un pañuelo que me prestó y que no quise devolverle y un cuaderno en el que iba anotando muchas de las cosas que me decía.
Cuando me atormentaba pensando donde podría estar su cuerpo me refugiaba aqui, sacaba sus cosas, lloraba y buscaba en el cuaderno una razón para seguir adelante, siempre encontraba algo en alguna de sus frases.
No debía llorar, me decía, él no me lo perdonaría, no debía proyectar mis frustraciones en Agustín porque no se lo merecía y además tenía a Sandra, el más bello y hermosos legado que me podía haber dejado.
La vida continuaba y yo debía continuar en ella y ayudar a quienes me necesitaran y asi pasaron los años....hasta que llegaste tú con tu nueva, en ese momento creo que despertó Amanda, la Amanda de la foto con el pelo envuelto en un pañuelo.

Amanda hizo una pausa para beberse el café y continuó diciendo:

,- La tarde del concierto puede hablar con él a solas por primera vez después de haberle llorado miles de veces, le dije muchas cosas y hasta le hablé de Sandra pero no le dije que era su hija. Tenía que pensar que iba a hacer y decidí venirme al estudio y ahora estoy segura de dos cosas: mi amor por Carlos no ha muerto pero mi vida no está junto a él. Mi sitio está aqui y el suyo donde lo crea el partido necesario.
La otra cosa que tengo muy claro es que Sandra y él tienen que conocerse y lo que hagan con este conocimiento es cosa de ellos...hace unos dias hablé con Sandra y le adelanté algo, dentro de unos días estará aqui y mañana llamaré a Carlos para hablar con él del tema. ¿Tienes algo que decirme? ¿te parece bien?

.- No tengo nada que decirte Amanda pero... por favor no les hagas daño a ninguno de los tres.
.- Por eso estoy aqui Patricia. Después viene Agustín y la conversación que vamos a tener puede ser decisiva para los dos. Hablemos ahora del caso que querías consultarme.

Horas más tarde Patricia llega al piso para la reunión con los enlaces del partido pero no dice nada a Carlos de su conversación con Amanda.



Capítulo XII


A la misma hora en que Amanda y Patricia dialogan en el estudio, Miguel y Pedro entran en el bar de la facultad hablando de la asamblea a la que acaban de acudir. La policía no apareció por lo que el encuentro se desarrolló sin incidentes.Están discutiendo el apoyo a los obreros y la asistencia a la asamblea que el sindicato de estos está preparando. Agustín les interrumpe y ellos se sorprenden al ver al profesor a su lado.

.- Muy buenas –les dice Agustín- deberíais tener más cuidado. Ciertas cosas tenéis que hablarlas en un tono más bajo, nunca se sabe quien escucha..¿nos sentamos?, dice señalando una mesa cerca de la ventana.
.- Buenas tardes profesor Sepúlveda- dice Pedro ya restablecido del susto- tiene mucha razón. Gracias por el aviso.
.- Lo siento –dice Miguel una vez sentados a la mesa- no es la primera vez que peco de imprudente. ¿Usted cree que debemos acudir a la reunión del comité del que hablamos?
.- Creo que es mejor dejar ciertas cosas a los enlaces pero si os interesa el tema mantened los ojos y los oídos bien abiertos. Los grises y la secreta han oído los rumores y habrá detenciones. Vosotros estáis a punto de empezar los exámenes finales de tercero y ellos deben ser vuestra principal preocupación.
.- ¿No es una postura demasiado cobarde? ¿Cómo podemos actuar si no hacemos nada?
.- Miguel, hay muchas formas de participar y la tuya puede ser terminando la carrera. En mi opinión puedes llegar a ser un gran abogado laborista y sería una pena que por una detención se truncase tus carrera. Tu sitio es ahora las aulas. El sindicato necesita abogados que quieran arriesgar y estén dispuestos a defender sus ideas pero les sobra estudiantes impulsivos que actúan sin pensar tan sólo por hacer algo.
.- ¿Quiere decir que tenemos suficiente con mantenernos informados mientras nos formamos?
.- Es una idea, los grupos están empezando a organizarse, las células empezarán a ser poco a poco más activas y las detenciones pueden estar a la orden del día; van a necesitar gente que les asesoren jurídicamente y seguramente necesiten voluntarios para sus bufetes clandestinos...¿ quien dice que no puedes ser tú uno de ellos?
.- Ya me gustaría- dice Miguel, mientras Pedro pregunta al profesor por su amigo el periodista.
.-¿Conoce usted bien a Carlos?
.- Le conocí hace años y por circunstancias que no vienen al caso nos perdimos de vista. Es una persona muy comprometida con las libertades de los pueblos, podéis confiar en él y quizá os pueda aconsejar mejor que yo en la materia que os interesa. Por su trabajo conoce bien lo que se cuece en todos los medios. Ahora os tengo que dejar. Os veo mañana.
.- Gracias y hasta mañana.

Agustín se levanta y abandona la facultad camino del estudio de Amanda. Seguramente ya ha tomado una decisión, parcial o total no lo sabe aún, con ella nunca se sabe, piensa, mientras anda despacio pero con paso seguro en dirección de Moncloa.
Durante estos días él también ha reflexionado mucho. No se arrepiente para nada de la medida tomada hace años, era lo mejor para ella y volvería hacerlo si las circunstancias se repitieran y sin embargo todo ha cambiado ahora...no hay duda, su vida no era, no es, como el  la creía, ahora lo ve todo distinto, la venda se le ha caído de los ojos.
Su amor sigue intacto, la ama igual que el primer día pero eso ya no es suficiente. Durante todos estos años se ha mentido sin parar, se ha creado su propia pantomima, se ha repetido día tras día que era feliz, que tenía una familia feliz pero en realidad eran unas comparsas muy bien armonizadas que supieron crear un hogar para Sandra y nada más.
Siente que para Amanda él sólo ha sido un fiel compañero de viaje y este viaje ha llegado a su fin. Si Amanda quiere volver con él tendrá que ser por el hombre que hay en él y no por Sandra o porque sea lo correcto. Tendrá que ser porque siente por él algo más que cariño, respeto o lástima. Ya no quiere medias tintas ni migajas ni lismonas de amor y le viene a la mente unos versos de “Compañeros de viaje”del catalán J.Gil de Biedma, profesor de derecho y poeta a la vez:

Happy ending

Aunque la noche, conmigo,
No la duermes ya,
Sólo el azar nos dirá
Si es definitivo.
Que aunque el gusto nunca más
Vuelva a ser el mismo,
En la vida los olvidos
No suelen durar.

Definitivamente el regreso de Carlos ha cambiado sus vidas pero no tiene miedo al futuro. Sabe que la sombra ha dejado de serlo y aunque sea duro el presente es mejor vivirlo como ablativo agente que como sujeto pasivo.
Pensativo pero no triste llega al portal y saludando al portero sube en el ascensor hasta el sexto piso. Amanda le abre la puerta, se besan en la mejilla y salen a la terraza don de hay una merienda preparada y una conversación en el aire.


Beatriz recuerda en su relato el día 30 de mayo como día clave para Francia y Leonor recuerda esa tarde como la tarde de su boda. Hoy, 42 años más tarde los recuerdos siguen vivos y cuenta a sus amigas como con sus 26 recién cumplidos contrajo matrimonio en la iglesia de San Fermín, en el barrio de Chamberí, donde sus padres y amigos residían.
Carmen sonríe al ver a Marcelino todo orgulloso y elegante junto a Manolita y entre ellos a una novia guapísima. Sus hermanas y algunos vecinos como Sole fueron testigos de ese día tan feliz que la tía Ana, según se ven en otra foto, no quiso perderse.
Los abuelos de Carmen les habían mandado un regalo desde Venezuela que llegó con bastante retraso. << Mi matrimonio, al igual que el de mis padre, funcionó gracias al gran amor que nos profesábamos y a la mutua estima que nos teníamos>> dice Leonor cerrando el álbum de fotos y despidiéndose de sus jóvenes amigas Carmen y Beatriz.


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