viernes, 20 de julio de 2012

Diario 2. En el despacho



Diario de una mujer pluscuamperfecta.


Verano del 57, aún con el parón.


Querido diario, vuelvo a escribir en tus páginas,  no quiero que se pongan amarillas de no usarlas aunque ya el otro día entrara inesperadamente. 
Es mejor mantenerte vivo ya que con Aurelia tengo mucho contacto y no quiero olvidar nada de lo que me dice. Quedamos, como dos chicas modernas e independientes, en un café  de moda alejado de la plaza y allí nos contamos nuestras cosas.

Ella no sueña , ella no duerme que no es lo mismo, se pasa las noches en vela pensando si debe o no debe hablar con Gustavo, pero aún no sabe nada. Quizá sea una falsa alarma y no quiere comprometer al hombre que ama por algo que ella misma buscó aunque no fuese buscándolo.
  

- Por mi padre no hay problema, no es lo que desearía para mi pero sé que me apoyaría- me comentó.

- A mi padre le costó mucho aceptar a su hija Chelo embarazada pero luego fue su primer defensor.

-  Al mío le pasará lo mismo llegado el caso pero aún es muy pronto para hablar, ya tuve una vez un retraso de un mes y luego me vino dos veces seguidas  pero ¿ sabes lo que me gustaría? – me dijo, mientras sacaba de su bolso una de la rosas que Gustavo nos diera, rosa que aún conserva, rosa con pétalos secos metidita en una botellita y que lleva a todas partes.

-     No, ¿ poder decírselo a Gustavo?

-     Eso también pero lo que me gustaría es, ser un poco bruja y poder romper el compromiso que tiene con Cecilia. Después de lo que presenciamos entre ella y Alberto estoy convencida:  ella no ama a Gustavo ¿ Crees que soy mala persona por desearlo?

-    No, no eres mala sólo una mujer enamorada de un amor imposible hoy por hoy

-   ¿ Y tu? ¿cómo va lo tuyo con Holmes?

-    De momento no va pero sueño mucho con él

¡Ay diario! Le conté mi sueño del hospital y el último que he tenido aunque esta vez fue un sueño de día. Fue comiendo, de repente me quedé mirando la sopa con una sonrisa de oreja a oreja, completamente embobada mientras mi mente volaba al despacho de Holmes .

"Bonilla había ido a recogerle al hospital y yo esperaba allí impaciente su llegada..Durante la espera le ordené un poco la habitación que tiene al fondo de su despacho, recordé la tarde de mi cumpleaños y no pude evitar sonrojarme, después sobre su mesa coloqué un gran ramo de flores. Ni idea de lo que mi Holmes iba a decir cuando las viera y es que,  en un arranque liberal compré un ramo de claveles y rosas para él ¿ por qué no le puede una chica regalar flores a un chico? pensaba mientras al despacho iba.

Al poco tiempo de estar allí Bonilla abrió la puerta con su llave y Héctor entró, aún un poco pálido, apoyándose de nuevo con un bastón -(su pierna se resintió algo del golpe)- pero con una sonrisa luminosa, miró a su alrededor y luego clavó su mirada en mi, sin moverse del al lado del perchero dijo:

.
 -  Gracias Bonilla, puedes tomarte el día libre, el despacho no se abre hoy.

 -  Como quiera jefe, si necesita algo me llama, bueno , ya me voy, aquí le dejo con Asunción.

Yo también le agradecí a Bonilla su ayuda y al cerrarse la puerta tras de él, Héctor fijó su mirada en las flores.

- ¿Son para mí?-preguntó arqueando una ceja pero sin dejar de mirarme.

-  Sí, son para firmar la paz

- ¿Estamos en guerra?-preguntó de nuevo acercándose más a mi.

- Estábamos enfadados si no recuerdo mal

- ¿Sí?, debo tener amnesia, solo recuerdo verte entrar en la habitación del hospital y echarte encima de mí y empezar a besarme- contestó con una sonrisa de niño inocente de no haber roto nunca un plato, esa sonrisa que desarmaba cualquier argumento.

La distancia que nos separaba cada vez era más pequeña y pronto sentí su cuerpo junto al mío, su mano derecha acariciando mi cara mientras con la izquierda sujetaba mi cintura. Cerré los ojos, sabía que teníamos mucho de que hablar y comentar la carta de Teresa pero no pude, sentí sus labios sobre los míos, besos suaves al principio que se volvían ardientes y yo contesté con toda mi alma.... y entonces una voz repitiendo mi nombre me sacó del ensueño.

- ¡Asun, Asun!  ¿ Le pasa algo a tu sopa? – oí decir a Julio que enfrente de mi estaba, sentado a la mesa del pequeño restaurante en el que habíamos quedado para comer y ponernos al día en estas semanas de ausencia

Querido diario  ¿ por qué siempre nos despiertan o interrumpen en el momento más dulce?, ya sé que tu no puedes contestar y nadie la respuesta sabe pero ¿ Tendrán estos sueños algo que ver con mi futuro? Cada día estoy más segura que es lo que deseo, yo y mis circunstancias unidas a las de él pero en igualdad de condiciones... ¿Será mucho pedir? Mañana quizá más.

1 comentario:

  1. - ¿ Y tu? ¿cómo va lo tuyo con Holmes?

    - De momento no va pero sueño mucho con él
    ----------------------
    JA JAJA!! muy bueno el sueño de la pluscuam,y sobre todo, esa frase!!

    ResponderEliminar