miércoles, 18 de julio de 2012

Diario 2. verano 1957





Aunque en mi otro blog continuaré con ""los recuerdos de la niñez"",
El diario, aparcado hasta septiembre, tiene una vuelta inesperada
 gracias a Juls y Raki.


Diario de una mujer pluscuamperfecta
(En medio del parón) verano del 57.


Querido diario, te había dicho que no iba a escribir mucho pero tengo mono de 
diario, mono de la plaza, mono de nuestros líos  y ¿sabes qué? me he dado una vuelta por el foro y ¡Sorpresa estoy casada ya y tengo una niña! ¡qué ilusión!  

Confieso que yo también, desde mi retiro, me imagino como sería mi futuro 
con Holmes  y en mi cabecita tengo varias escenas sin olvidar la escena que mi madre montaría llegada la ocasión  aunque esta no la he soñado todavía . ¿ Qué sueño tuve? ¡ay diario! más que un sueño fue una pesadilla por cómo empezó  pero el final fue muy prometedor  :

“ Holmes y yo llevabamos mucho tiempo sin hablarnos, yo lo evitaba siempre 
que podía , me refugiaba en Aurelia y sus náuseas mientras Bonilla  aguantaba los desplantes de Holmes y éste seguía haciendo tonterías como jugar, beber más de la cuenta y lamentarse de su triste suerte . 

Una tarde, en la que estuvo hablando con Angélica, otra que no levantaba cabeza, a pocos metros del café del teatro, cuando se disponía  a cruzar la calle mientras encendía un cigarrillo alguien le empujó, perdió el equilibrio y no pudo evitar la caída.

Desgraciadamente se dio un fuerte golpe en la cabeza ¡ a pesar de tenerla tan dura!, 
perdió el sentido y le llevaron al hospital. Ni que decir tiene que en cuanto me enteré allí me presenté y de su cama no me separé, (ante el asombro de mi padre que no entendía el porqué y la sospecha de mi madre, que entre él y yo algo más que una simple amista había), viví horas muy malas sin soltar su mano de la mía.

Estuvo dos días sin conocimiento y a Bonilla se le ocurrió contactar con Teresa 
 y ésta Portugal dejó y en la mañana del segundo día por la puerta entró, me vio como le besaba en los labios, labios casi fríos y oyó mi monólogo con él, cómo le decía que me arrepentía del enfado que teníamos, que le seguía queriendo y que reconocía que todo lo dicho fue por miedo a perderme a mi también y que eso no iba a pasar, que estaba allí, con él y entonces oí una tosecita discreta, al volverme mientras me secaba las lágrimas  con mis manos la vi. Teresa estaba en el marco de la puerta, detrás de ella Bonilla y Julio haciéndome una señal. Me levanté, saludé a Teresa y salí de la habitación por un momento. Sentada en una silla del pasillo bebí el café caliente que me habían traído mientras veía como Teresa se inclinaba sobre Héctor, le besaba la frente y le susurraba algo al oído, después salió y les pidió a los dos que se quedaran con Héctor, que ella quería hablar conmigo. 

Bajamos a una cafetería cercana al hospital, yo sin muchas ganas pues sólo
 con mi Holmes quería estar y allí sentadas, con una mesa de por medio y dos chocolates calientes me contó su historia con Ana, lo mucho que quiso y quería a Héctor pero que su verdadero amor, aunque tardó en reconocerlo, era su cuñada y me habló del consentimiento que de Héctor tuvo para marcharse con Ana hasta que su hijo naciera.

- No pude volver con Héctor, mi amor por Ana era tan fuerte que si hubiese vuelto hubiéramos sido los tres desgraciados. Mi cariño por él no ha desaparecido, siempre tendrá un hueco en mi corazón pero entre nosotros dos no puede haber más.
- ¡Claro! Lo entiendo, mejor que sea uno desgraciado que tres ¿verdad?- dije yo con mucha rabia.
- Confiaba que con el paso del tiempo su amor por mí fuese a menos,- (contestó Teresa sin hacer caso de mi rabia)- que pudiéramos ser amigos y que encontrase una mujer que le amara a pesar de ser yo su esposa. Creo que esa mujer eres tú. ¿Le amas lo suficiente cómo para saltarte las normas de esta sociedad?
- Cómo tu amas a Ana, puedes estar segura pero ninguno de los cuatro seremos libres del todo mientras tu seas su esposa
- Ana y yo nunca seremos libres , nuestro amor está mal visto y no hay ley que nos ampare. Narciso nos chantajea, entró en nuestra casa y nos robó unas fotos por encargo de Rocío por eso estamos en Portugal, camino de Venezuela.
- ¿Cómo? ¿Chantaje? ¿Venezuela?
- Eso no importa ahora. Cuando llamó Bonilla y nos contó el estado de Héctor y tu desvivir por él, Ana y yo pensamos que nuestra deuda con él había que saciarla de una vez.( Teresa hizo una pausa y de su bolso sacó un sobre) Toma esta carta,- me dijo- dásela a Héctor cuando despierte, es una confesión para el Tribunal de la Rota para que pida la anulación cuando nosotras ya estemos en Venezuela junto con mi madre. Yo ya me he despedido de él en el hospital 
y esta vez es para siempre. Según el médico no tiene ningún daño cerebral y espera que recobre el conocimiento en unos días.
- Sí, eso han dicho y gracias por la carta, se la daré a su debido tiempo y ahora si no te importa regreso al hospital. Buen viaje a Venezuela.

Me levanté como si me llevase el diablo, no podía estar un momento más con ella,  tenía que regresar al lado de Héctor cuanto antes y la carta me quemaba en la mano. Al salir me encontré con Julio que andaba buscándome, lloré como una tonta sobre sus hombros y entre sollozos le oí decir que Héctor había  despertado.

Corrí como una loca hasta su habitación y no vi a Bonilla ni al médico, 
sólo vi su sonrisa y sus ojos azules que habían descubierto mi presencia en la habitación y me eché sobre él, abrazándole, besándole hasta que una mano me tocó el hombro y entonces desperté.””

¡Ay diario! la mano era la de mi madre, me había quedado dormida en el sofá
¡Ojalá lo nuestro tenga solución sin que mi Holmes tenga que pasar por un hospital!
¿Qué final tendré? El tiempo lo dirá, por hoy nada más.

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