jueves, 12 de julio de 2012

En tiempos más serenos ( Cuarto)

Capítulos del 30 al 40



30

 23 de febrero de 2010 son las 11 de la noche y Teresita hace rato que duerme y Beatriz  también. Cuando he llegado a casa estaba cansada y casi no ha cenado. Ella dice que son nervios, que a ella le vienen cuando todo ya ha pasado. Ya veremos.

Esta tarde, después del trabajo me he pasado por el Viso para hablar con la tía. Yasmina y Mila me han abierto la puerta con cara de preocupación.
Me han dicho que la tía llevaba un rato como encerrada en sí misma, con la mirada ausente y que no contestaba a ninguna pregunta. Mila, la enfermera quería reconocerla pero la tía le hizo un ademán con la mano como dicendo que se fuera y la dejara en paz.
Según Yasmina, todo ha comenzado después de una llamada que la tía ha recibido a las 5 de la tarde, justo cuando estaba tomándose una taza de té y unas pastas. Se había levantado de la siesta con muy buen humor y deseando de que yo llegara.
La tita, tras colgar el teléfono hizo que Yasmina se llevara la bandeja del té a la cocina, sin probar las pastas ni beberse su infusión.
Durante la conversación, según Mila, el rostro de la tía parecía de piedra, y se notaba que quería zanjar la llamada lo antes posible. El tono de la tía fue educado, contundente y enérgico, me dijo.
Ni la doncella ni la enfermera saben quien llamó...creo que tengo una muy buena idea de quién ha podido ser.

Entré en la sala en la que suele estar la tía y me la encontré de pie, junto a la ventana.
Me acerqué a ella y le di un beso, la tía se volvió y me abrazó. Le dijo a Yasmina que preparase una merienda ligera y nos sentamos en el salón.
Después de tomarse su té verde me miró y sonrió, me dijo que no me preocupara que ella no iba a consentir que nadie nos hiciera daño.
La tía lo decía completamente en serio y yo decidí no dar más rodeo e ir directa al grano. Le pregunté si Domínguez Carmona había llamado, que Mario nos había contado lo de la película y que Leonor me había dado una caja con recortes de periódico sobre el tío firmados por Carmona.
La tía dudó un momento pero enseguida me dijo que era verdad, que había sido el nuevo Carmona quien se había atrevido a exigirle dos exclusivas: una sobre la relación de Beatriz conmigo y otra sobre la todopoderosa Ana Rivas y la nieta del famoso detective y ex-comisario de Chamberí.
La tita estaba dispuesta a discutir la idea durante una comida y le ha invitado a comer mañana en su casa.
Le pedí a la tía que invitara también a Mario y me dijo que ya lo había pensado.
Adolfo Carmona nunca molestó a la tía, sabía que primero se fue a Jaén donde debía tener familia y luego a Argentina.

Al filo ya de venirme a casa tuve una corazonada, le pregunté a la tía que había sido de Rosa y si ella conocía o tuvo amistad con Carmona. La tita me miró muy asombrada, me dijo que por un momento le había recordado a mi abuelo, siempre conectando hechos aislados entre sí para obtener un todo.
Según la tita deberían conocerse del café del teatro Cervantes, pero Rosa nunca le mencionó.
Entre Rosa y la tía sólo había habido una amistad un tanto interesada. Rosa fue la imagen de los almacenes y la tía le ayudó a obtener un papel en la obra que se iban a representar en el teatro Cervantes. La gran diva de la escena, Estela del Val y su compañía necesitaban dinero para los decorados y el vestuario. La tía decidió invertir en la obra a cambio de que Rosa obtuviese el papel que ella quería.
El estreno fue espectacular y la obra prometía mucho. Sin embargo la censura les cerró el teatro. La tía apenas pudo recuperar lo que había invertido. Rosa rodó dos películas y no se veían casi nunca, hasta que un buen día Rosa llamó para quedar, se iba a Buenos Aires y quería despedirse.

Después de cenar he buscado en internet a ver si encontraba las huellas de Rosa y Carmona en Argentina.
He tenido suerte: en 1963, aparece la firma de Adolfo Carmona en un periódico de Buenos Aires en la sección de cine y teatro.
Es posible que en Buenos Aires se hayan visto en más de una ocasión y mí tía y mi familia fuesen el tema de conversación.

31

24 de febrero 2010 son las 10 de la noche y Teresita se ha quedado a dormir donde la tita, mañana no tiene que ir al colegio, los profesores tienen un dia de estudio. Beatriz sigue sin encontrarse bien, el médico le ha dicho que además de nervios lo que tiene es anemia, que debe comer más carne, tomar hierro y reposar.
La comida con Mario y el señor Carmona ha servido para algo.Carmona tendrá su reportaje sobre mi la labor en la fundacion y Beatriz le concederá una exclusiva y tendrá que presentar primero un cuestionario.
Mario me ha contado que Adolfo Carmona regresó a España en 1999 y que falleció en noviembre del 2009 y dejó un testamento audiovisual.
Dominguez Carmona no se ha ido por las ramas, el vídeo a cambio de la película más las exclusivas. Según el periodista, en el vídeo queda bien claro que Ana Rivas era y es una dama a quien le gustan las mujeres, una dama que amañaba combates de boxeo, compraba a la gente y chantajeaba sin ningún rubor.
Rosa y su tío se encontraron en Buenos Aires y una noche intercambiaron confidencias. Rosa contó que la tita soñaba con mi abuela pero que no le hacia ascos a ella y si no pasó nada fue porque Rosa no quiso. En el vídeo se puede ver una carta, que al igual que una primera, mi abuela nunca recibiría.
La última conversación que Rosa y Ana Rivas iban a tener nunca tuvo lugar. La tía había citado a Rosa en su casa pero un imprevisto hizo que llegase tarde y Dionisio la dejó pasar. Mientras esperaba a la tía, Rosa cogió un libro que habia encima de una de las mesitas del salón y en su interior se encontró dos fotos de la tía con mi abuela y en la papelera una carta en pedazos. Aunque la carta estaba rota se podían leer algunas frases y Rosa recogió los pedazos, una de las fotos y se marchó sin esperar a la tía. Al reconstruirla se encontró con una confesión de amor y la alusión a otra carta.
La tia no volvió a verla, no echó de menos la carta porque pensaba que Dionisio había vaciado la papelera y la foto, aunque la buscó y lamentó mucho el no encontrarla, jamás pensó que Rosa se la hubiera podido llevar. Según Dionisio no estuvo ni cinco minutas sola en el salón. La tita llegó minutos más tarde y ahora le parece imposible que no se cruzaran en la escalera.

Mi abuela tenía razón, y mi abuelo también, Rosa no era de fiar: los métodos de trabajo y de actuar de la tía por necesarios que parecieran siempre podían pasar factura. Los Rivas eran de verdad de otra pasta, siempre le oí decir a mi abuelo.
De momento dice la tía no hay intercambio de película por vídeo, el vídeo puede hacer daño pero la película mucho más, los descendientes de uno de sus protagonistas son personas muy conocidas y de impecable reputación. Entre Domínguez Carmona y la tía hay un pacto de silencio.
A mí no me gusta este pacto, prefiero que se sepa toda la verdad, no tengo nada de que avergonzarme, mi familia tampoco, eran otros tiempos y otras normas. Podrían haber estado enamoradas la una de la otra; la tía lo estuvo, mi abuela no quería aceptar esa posibilidad, pero nunca hicieron mal a nadie con ese amor que no llegó a tomar forma.
Mario me dice que es mejor que lo dejemos por ahora, mamá está por venir y ella ignora muchas cosas de nuestra familia y no tenemos que olvidar la boda. Ya llegará el momento de actuar. Leonor tenía razón sin saberlo: ni Carmona ni Rosa me iban a gustar.

32


6 de marzo de 2010, son las 6 de la tarde de un sábado primaveral y estoy sola en casa en este momento.
Entre la llegada de mamá y los preparativos de la boda no he tenido tiempo de escribir nada.
Mamá llegó el 3 de marzo y está con nosotras. De momento comparte habitación con Teresita y las dos están encantadas de compartir cuarto y confidencias.
La verdad es que aún no me puedo creer que ya esté aquí y que falten tan poquitos días para nuestra boda.

Mario me acompañó a recoger a mamá a Barajas y el reencuentro fue de culebrón; lloramos las dos a más no poder en el aeropuerto y no paramos de charlar en el coche de camino a casa.
Al salir del ascensor  nos llevamos una sorpresa: Beatriz y Teresita habían adornado la puerta del piso con un gran cartel de bienvenida y la casa estaba llena de globos y guirnaldas. En la mesa del salón había un enorme jarrón con 12 rosas rojas y 4 blancas, la flor preferida de mamá, junto a un dibujo de Teresita con una dedicatoria. 4 rosas blancas por los cuatros meses que no nos habíamos visto y como señal de un nuevo comienzo en la tierra en que nació y 12 rosas rojas por el ramo que no recibió el día de su cumpleaños. Beatriz piensa en todo y es una enorme detallista y a Teresita estas pequeñas cosas le encantan y a mí se me cae la baba con las dos, sobre todo como cuando ahora, en secretos y sin que yo notara algo, planearon juntas la sorpresa.

Las lágrimas, las risas y los abrazos que Teresita y mamá se dieron no se pueden describir.
Beatriz y mama también se fundieron en un abrazo y mi nudo en la garganta crecía por momentos.
Cuando las emociones nos permitieron volver a la realidad, cenamos todos juntos y mamá habló con la tía Ana por teléfono mientras Mario la miraba atentamente.
Ahora que  vuelvo a ver a mamá y a Mario juntos noto que hay algo entre ellos, hay más complicidad de lo que yo me imaginaba. Quizá estoy yo ahora más sensible, no lo sé, pero algo presiento, aunque  no echaré las campanas al vuelo, mamá es muy suya. Intuyo que Mario sabe llevarla y seguro que ahora que van a estar mucho más tiempo juntos todo es posible. ¡Ojalá! Me gusta Mario para mi madre.

Mamá me ha dicho que mi padre, sorprendentemente, tiene intención de  venir a nuestra boda con su tercera mujer.  La segunda nunca me gustó pero esta es una persona muy maja y diferente a la otra. Si vienen seguro que es porque ella le ha convencido. No la conozco mucho, pero cuando hemos hablado por el messenger  me he sentido bastante cómoda.
Ayer fue mamá con Mario a ver a la tía Ana, comieron con ella y por la tarde nos reunimos allí todos. Teresita y mamá se quedaron con ella y luego, cuando vuelva Beatriz con Mario, que han ido a hablar con el editor de Beatriz, iremos de nuevo al Viso.

Mamá ha traído muchas cosas que pertenecieron a los abuelos, entre ellas los dos soldaditos de mi abuelo, regalo del padre de Mario, y a éste le ha hecho mucha gracia verlos de nuevo en Madrid y la larga vida que llevan.
También ha traido algunas de la libretas en las que el abuelo solía tomar las notas de sus casos y un sobre lacrado y algunas carpetas que encontró en uno de los cajones de la mesa de despacho de mi abuelo que quedaron olvidadas cuando éste se cerró y la mesa pasó a formar parte de los trastos inútiles de la buhardilla.
Beatriz también ha tenido una sorpresa, aunque su familia viene dentro de unos días, le dio a mamá un portafolio para que se lo trajera y su contenido nos ha acercado un poquito más a la Plaza de los Frutos.

De nuevo el tiempo ha  pasado volando, Beatriz me avisa por el telefonillo que me están esperando abajo y que el coche está en doble fila. Mañana intentaré continuar.


33


7 de marzo de 2010,  son las 11 de la noche y hemos pasado un domingo muy productivo e informativo.
La tía había invitado a merendar a Leonor, Serafín y María y mamá ha tenido la oportunidad de conocer a gente de su generación, sobre todo a María que nació con unos días de diferencia.
La tita había preparado de nuevo una fiesta privada para los peques; ha hecho venir a una pareja de payasos  y Leonor se trajo a sus dos nietos, Serafín a Tinin, y Maria a su nieta. Todos ellos, junto a Teresita, formaban la tribu de la gente menuda, una verdadera tribu indía con los disfraces que se habían puesto, dispuesta a pasarlo bien y a no dejar títere con cabeza si les daban la oportunidad.

Como mamá y María se entendieron muy bien, mamá enseguida le enseñó a María una foto de la abuela junto a Clementina, frente a los almacenes, con nosotras en  brazos; la foto la hizo el abuelo y la abuela siempre la guardaba en el libro de Romeo y Julieta.
María dijo que su madre, Clementina, también guardó muchas fotos que se hiciera en los almacenes con sus compañeras y que mi abuela está en muchas de ellas.
Leonor volvió a recordar anédoctas del Asturiano, de cuando las chicas Rivas iban a comer a mediodía y hasta recordó como el padre de Mario, (entonces un joven inspector que empezaba a su andadura en la comisaria de Chamberí junto al abuelo y a Beltrán), leía sus novelas policiacas en el Asturiano y con ella compartía su amor a los tebeos.
Serafín también tenía fotos de esa época, fotos que había hecho su madre en el estudio y las fotos del reportaje que hiciera a la familia Rivas.

La tía escuchaba todo lo que se decía como si ella fuese la directora de una orquesta, mientras Mario, Beatriz y yo nos divertíamos con las anédoctas, algunas ya las conocíamos, otras eran nuevas pero el espíritu de la Plaza se palpaba en el ambiente.
Mamá estaba feliz y eso que todavía no la habíamos llevado a la Plaza de los Frutos. Lástima que no podamos ver la casa en que nació, pero ella se imagina cómo era de tanto haberla visto en la foto preferida de la yaya Carmen.
Cuando al filo de las 9 la visita se fue, mamá le comentó a la tía que, entre las cosas del abuelo de su época de comisario, había encontrado el informe no oficial de la investigación  del caso de la muerte de Doña Encarnación Llanos, viuda de Rivas.
La tita hizo como si no oyera y se disculpó diciendo que ya era tarde y que tenía que retirarse a su habitación.Mario muy sabiamente le recordó a mamá que la tía estaba cansada y que no era hora de hablar de esas cosas.
Nos despedimos de la tita y al llegar a casa, tras acostar a Teresita, le pedimos a mamá que nos dejara ver el informe antes de volver a mencionarlo delante de la tita. El tema de su familia y el del tito Alfonso eran casi temas tabús. Sólo ella, Ana Rivas,  podría sacarlos a relucir y mamá sin querer había metido la pata.

Al leer el informe que el abuelo había redactado, nos miramos y decidimos que era mejor que la tía siguiese creyéndose el informe “”oficial””, al fin y al cabo había sido un accidente como escribía el abuelo, pero este accidente no tiene lugar en casa de los Rivas y es aquí donde entra el tito Alfonso en juego. El tío corrió un gran riesgo por ayudar a Don Ramón a trasladar el cuerpo de doña Encarna a la residencia de los Rivas. El tío se la jugó por la tía, por el amor que sentía por ella y porque quería evitarle más sufrimiento.
Si el abuelo nunca reveló la verdad ni comentó sus sospechas a su compañero Beltrán y el tío Alfonso jamás se lo dijo a la tía era mejor destruir el informe. Además, la sola idea de que algo así cayera en la manos de Carmona jr. era ya de por sí motivo suficiente para destruirlo.
Tuvimos que poner a mamá al tanto de algunas cosas que parecía desconocer y mamá nos dijo entonces que quizá habría más cosas que destruir. Se levantó y sacó de una bolsita un sobre lacrado. En el sobre ponía: “Don Ramón Rivas, abrirlo en caso de muerte sospechosa”.
Nos quedamos todos boquiabiertos, pensamos que a lo mejor tenía algo que ver con su desaparición en Venecia pero al abrirlo vimos que no se trataba de eso, sino de algo más sucio, de las sospechas que tenía de que Encarna había mandado a Elena que le envenenara.
Elena fue, según las notas del abuelo, la enfermera que Encarna contrató para “cuidar” a la madre de Ana.
La muerte de Elena (oficilamente un sobredosis de morfina) ocurrida unas horas antes de la muerte de doña Encarna, llevó a mi abuelo al lugar de los hechos y allí reparó en ciertas cosas que le pusieron sobre la verdadera pista de dónde murió doña Encarna.
¡ Demasiadas porquerias que llevaban el nombre de la viuda de Rivas! Son casos ya pasados y que mi abuelo silenció para no dañar más a la tía. ¡Cuántas cosas supo y tuvo que callarse el abuelo para ayudar a su amiga Ana y hasta al tío Alfonso!! Decididamente lo mejor era quemar las cartas y eso es lo que Mario ha hecho en la terraza.
Mamá se acaba de acostar y Mario charla aún con Beatriz. La otra sorpresa, la de Beatriz, es el motivo de conversación con Mario.
Aún no sé todos los detalles, después me enteraré y si son interesantes los reproduciré mañana.
Cada vez falta menos para el día 23 y aunque no quiera me noto nerviosa, tengo miedo de que algo vaya a fallar en el último momento.


34 

8 de marzo  de 2010.  No importa mucho que sea tan tarde, no he tenido tiempo antes pero lo que me ha contado Beatriz no quiero que se me olvide. Ella lo utilizará de otro modo más adelante, en su próxima novela, pero lo que yo escribo aquí no lo va a leer nadie, quizá Teresita cuando sea mayor si encuentra mis diarios.
El portafolio que trajo mamá para Beatriz se lo ha dado el familiar más directo que queda de Fernando, el Fernando de la productora en la Plaza de los Frutos, el Fernando que tanto impactó a Beatriz aún no sabiendo gran cosa de él.
Entre las cosas que hay en su interior, me ha llamado la atención las fotos de unos chicos muy jóvenes, supongo que serían Nando y Nicolás. Además de las fotos hay varios papeles y dos cartas. La primera es del hijo de Nicolás y está dirigida a Beatriz. En esta carta además de autorizarle a utilizar su contenido en su próxima novela le explica la vida de su padre y el  primo de éste hasta que estalló la guerra de civil en España.
La segunda carta es de Fernando. Es la primera y última carta que Nicolás recibió de su primo desde su llegada a Venezuela. La carta tenía fecha del verano de 1951 y Fernando la escribía desde Francia.

Nicolás Solís, según su hijo Carlos Solís, es el primo de Nando, más conocido como Fernando Solís aunque en realidad éste no fuese su primer apellido sino el segundo.
Nicolás Solís tiene 23 años cuando acaba la guerra en España y su padre fallece dos meses más tarde. Fernando, que se las ha ideado para permanecer en contacto con Nicolás, se entera de la noticia y pide a su primo que abandone Francia; las cosas no pintan bien para Europa y le aconseja que se marche a Venezuela, allí hay contactos que pueden ayudarle.
Nicolás llega a Venezuela a punto de cumplir los 24 y, a fuerza de sacrificio, trabajo y ahínco consigue, años más tarde, comenzar la carrera de médico como le había prometido a Fernando.
Fernando y Nicolás crecieron juntos en Oviedo. Nicolás nació en 1916 y Fernando, en 1918.
El padre de Fernando era ingeniero de minas y su madre profesora de piano. La madre de Fernando era tía paterna de Nicolás y falleció al poco tiempo de nacer Fernando. Debido al trabajo de su padre en Mieres, Fernando se crió con los padres de Nicolás y pasaba las vacaciones con su padre en diferentes pueblos de los Picos. En 1930, cuando Fernando tenía 12 años, falleció su padre a consecuencia de un accidente minero y su tío, don Diego Solís del Amo, decidió enviar a Fernando y a Nicolás a un internado de curas en Gijón.
El padre de Nicolás pertenecía a una familia de comerciantes, era monárquico, muy católico y no le gustaba hablar de política.
La segunda república llegaría un año más tarde y cambiaría la vida de la familia Solís del Amo. A don Diego no le gustaba el ambiente que se empezaba a respirar en España, la agitación social y política era cada vez más grande y teme por su negocio y su familia. Fernando tiene 16 y Nicolás 18 cuando se establecen en Libourne, dónde tenían unos conocidos con los que don Diego hacía negocios,  y allí matriculan a los chicos en un instituto. Fernando tiene que acabar el bachiller y Nicolás prepararse para la Universidad. El estallido de la guerra civil en España truncará los planes, Fernando siente que debe volver a España, los estudios tendrán que esperar, no dice nada a su tío, sabe que nunca lo aprobaría, sólo se despide de Nicolás y regresa a España para unirse a las milicias. Su padre era un idealista y defendiendo sus ideales falleció en un fatídico accidente, por lo que Fernando nunca olvidó sus enseñanzas. Su padre fue un socialista que luchaba por los derechos de su gente, de sus mineros, por el derecho a la eduación de los hijos de los más desfavorecidos y por una mayor calidad de vida y reparto de la riqueza. Un socialista que soñaba con una républica que él nunca llegaría a conocer pero que su hijo estaba dispuesto a defender. Los curas no pudieron cambiar sus ideas y su tío tampoco. De nada sirvió que se mudasen a Francia cuando las revueltas se hacían cada vez más patentes en su Asturias natal, la voz de la segunda república llegaba a todas partes de Europa.

En cuanto a la carta de Fernando, tengo que confesar que me ha conmovido. Tengo la impresión de que fue una gran persona. Sabía pocas cosas suyas, lo que Alejandra nos contó, lo que nos dijo el Sr. Ayala y lo que Leonor recordaba de haber oido a hablar a sus padres.
Aunque no le he conocido es otro más de la Plaza de los Frutos, otro más por el que siento cariño y respeto. Estoy segura de que Fernando tendrá un puesto bien merecido en la segunda novela de Beatriz. La familia Solís ha tenido todo un detalle con Beatriz. Es cierto que el abuelo materno de Beatriz ayudó a Nicolás cuando llegó a Venezuela y que se hicieron muy amigos pero Beatriz no conoce al hijo de Nicolás y éste no le debe nada a su familia.

Mañana volveré a leer la carta de nuevo, ya es tardísimo y es una carta para leerla sin prisas.

35

9 de marzo de 2010. Son las once y media de la noche y el día ha vuelto a estar lleno de emociones. Beatriz ha venido a buscarme con mi madre al trabajo y de nuevo el pasado y presente se han cruzado. Mamá ha podido recorrer la fundación y hacerse una buena idea del trabajo que realizamos y le parece mentira que aquí,  en este mismo lugar, estuviesen los almacenes Rivas, (el solar donde se levanta la fundación pertenece aún a la tía) y que aquí comenzara todo.
Después, en el ¨ Café Manolita¨¨ , nos hemos vuelto a ver con Leonor y una vez más los recuerdos han hecho acto de presencia. Mamá se imagina ahora mejor todo lo que la yaya Carmen y su madre, la abuela Teresa le contasen cuando aún era una niña y durante su juventud en la Barcelona de Venezuela. Es una pena que la fisonomía de la plaza haya cambiado tanto, pero ahí estaba Leonor, para hacerlo más cercano, para decirnos cómo y cuándo comenzó esta plaza tan emblemática para mí, para mi familia y para todos los que dejaron sus huellas en ella, con su transformación actual por exigencias de los tiempos modernos.
Leonor y mamá se fueron después a casa de María y Mario pasó a recogerlas junto con Teresita.
 Beatriz y yo nos quedamos en el café y volvimos a leer la carta de Fernando.


<< Paris 10 de agosto de 1951

Querido Nicolás,

Estoy seguro de que mi carta no te va a sorprender, nunca he podido sorprenderte con nada, siempre has adivinado o intuído el paso siguiente que iba a dar y presientes que yo estoy al tanto de tu vida en Venezuela aunque esta sea la primera y quizá la última carta que recibas desde que vives allí. No te equivocas, lo estoy, no te he perdido de vista a pesar de la distancia.
No quiero que ceses en el intento de hacerte médico. Tienes que conseguirlo, sabes que es lo único que te pedí en nuestra despedida en Libourne, que empezases la carrera y que lo hicieras por mí y por ti. Atrás quedaron para mí  nuestros sueños de niños, nuestros sueños de irnos juntos a África a ayudar a combatir enfermedades y paliar la miseria, pero este sueño no ha hecho más que empezar para ti. Tú puedes hacerlo, tú tienes que hacerlo por los dos aunque no sea en África sino en la selva venezolana, allí también necesitan médicos y gente como tú: noble, intuitiva, abierta, fiel amiga de sus amigos y con buena cabeza.

Hace unas semanas que he vuelto a Francia; mi última misión no salió como esperábamos y he vuelto a dejar en el camino a muchos compañeros, pero no cesaré en mi intento. Mientras pueda lo intentaré una y otra vez si el partido me lo pide aunque ahora han aparcado la idea hasta más adelante. No obstante, voy a volver dentro de poco, ya sabes que siempre hay topos pero éste levanta más tierra que otros y la naftalina no ayuda. Puede que sea mi última misión y de ahí la necesidad de mandarte esta carta. Quiero que sepas que sí encontré el amor pero tuve que renunciar a él. Dos veces pude vivirlo, el primero lo perdí y pensé que nunca más volvería a enamorarme; una persona como yo no debía hacerlo, no tengo nada seguro que ofrecer... pero me volvió a pasar. Su nombre es Alicia, pero tuve que dejarla  partir o mejor dicho, partir yo, maldiciendo en voz baja, una vez más, las circunstancias que me obligaban a ello pero muy consciente de mi destino y del camino que había decido seguir cuando a los 18 años me despedí de ti en Francia.
Alicia iluminó mi misión muy a mi pesar y estuve a punto de traérmela, pero ella también tenía una misión que cumplir, una misión que su padre le encargó y que estoy seguro de que llevará a término.No va a estar sola, su marido le ayudará y quizá juntos escriban algún día un nuevo tratado de derecho.
Perdona que no dé más detalles pero ya sabes que cuanto menos sepas de mí mucho mejor para ti. Como tú siempre decías, ¨¨ Todos tenemos misiones que cumplir, nuestro camino no se anda en vano y de nosotros depende descubrir a tiempo el sendero que debemos seguir.¨¨

Nicolás, tu sendero es la medicina y en tu camino encontrarás el amor, solo tienes que mirar bien a tu alrededor. Ella está ahí y juntos haréis realidad tu gran ilusión: crear una cadena de médicos solidarios y dispuestos a ir voluntarios a cualquier parte del mundo.

Un abrazo muy sentido de tu primo

Nando R. Solis. >>


Tenía razón Fernando, Nicolás consiguió su sueño en 1968 en la guerra de Biafra, según su hijo Carlos, donde estuvo como voluntario de la Cruz Roja Internacional y allí contactó con otros médicos y entre todos conseguirían que en 1971 naciese Médicos sin Fronteras. A esta organización también pertenece Carlos Solís.
La fe mueve montañas, dicen que alguien dijo, y tienen razón, hay que tener fe en que hay más personas que piensan como tú y que entre todos siempre podremos hacer algo para paliar todo lo malo que surgen de la avaricia e incosciencia de unos pocos poderosos.

Leyendo la carta nos olvidamos del reloj pero no de la persona que debió ser Fernando.
Beatriz tiene buen material para un buen libro, pero eso ni lo dudo, ella no suele defraudar.
Escribiendo todo esto también me he olvidado de la hora, tengo que terminar por hoy.
Quizá tarde unos días en volver a escribir, tengo mucho trabajo en la fundación y nuestra boda está a la vuelta de la esquina. Este fin de semana vamos a ir al pueblo para que mamá conozca su casa y viva los preparativos de nuestra boda en primera persona.




36

15 de marzo de 2010, es lunes y son las 10 de la noche, por fin tengo tiempo de volver a retomar mi diario tras un fin de semana muy emotivo para mamá, que no era para menos: por primera vez en su vida pisaba el pueblo de su madre y entraba en la casa, que ahora era suya, en la que en otros tiempos habían vivido sus abuelos, mis bisabuelos maternos, con el tío Alfonso y la abuela Teresa. Aunque la casa está muy cambiada y acondicionada a los tiempos modernos, aún tiene rincones que hablan de aquellos años. Tanto Mario como la tía Ana, al hacer la reforma, quisieron conservar ciertas cosas, entre ellas la chimenea que ahora forma parte del salón y en el que hay una foto de color sepia de la boda de los abuelos de mamá: Carmen y Pascual. También hay una foto del tío Alfonso vestido de comunión con la abuela Teresa y otra del bisabuelo Pascual con la abuela cuando era muy pequeña.
Mamá no podía imaginarse cómo la yaya Carmen había sido capaz de vivir en esta casa con sus hijos, sin ningún tipo de comodidades y rodeada de gente que la enjuiciaba constante e injustamente.No cabe duda de que la yaya tenía carácter y una gran personalidad que muchos envidiaban. En el desván de la casa habían guardado los pocos juguetes que mi abuela y su hermano tuvieran y algunas cosas de la escuela: una muñeca de trapo que la bisabuela le hiciera a la abuela y un tren de madera del tío Alfonso. El tren del tío habia salido de las hábiles manos del abuelo de Serafin, el bueno de Bruno quien, según la yaya Carmen, siempre estaba haciendo juguetes de madera para los niños del pueblo.
Entre las cosas del colegio encontramos una cartilla y algunos cuadernos de la abuela. Ella tendría unos 6 ó 7 años cuando escribió su primera redacción, a juzgar por las faltas y la sintáxis. Curiosamente, mamá también se había traído de Venezuela unos cuadernos de la abuela, cuadernos que hace años viajaran a la nueva tierra en la maleta de la abuela Teresa y que utilizó en las clases de doña Adela. Su primera redacción tiene algunas faltas ortográficas y es muy escueta. Debió escribirla unos días antes de sospechar que estaba embarazada de mamá. En la segunda, se nota que la abuela era una buena alumna pues las faltas son pocas. Los sentimientos de la abuela son una constante en todas sus redacciones. Nunca consiguió analizarlos y las únicas personas con las que podría haberlo hecho fueron César y Doña Adela. A César le nombra en una redacción sobre los libros que gracias a él había leido y le ayudó a descubrir un mundo nuevo , nuevo en todos los sentidos, un mundo de héroes y heroínas, de amor y tragedia, de vencedores y vencidos y un mundo de marginados por la sociedad que apenas se atrevían a mostrarse en público.
A Doña Adela la nombra mucho, ella amplió ese mundo cultural con el que tanto soñaba. Según una de sus readacciones escritas en el pueblo, la abuela quería ser maestra cuando fuera mayor. Con Doña Adela siguió leyendo obras universales y descubrió que existió una poetisa llamada Safo que escribía poesías románticas a otras mujeres sin ningún prejuicio. Copiar todas sus redacciones no es posible pero he elegido dos de ellas.
Copio aquí la primera redacción que escribió bajo la tutela de Doña Adela:
¨¨ Algo sobre mí¨¨
Tienes que escribir algo sobre ti misma, lo primero que te venga en gana, me ha dicho Doña Adela y es lo que hago, intento poner en orden las sensaciones y pensamientos que me vienen a la cabeza. Presiento que mi vida va a canbiar, que me van a pasar muchas cosas, muchas más de las que han pasado y tengo un poco de miedo. Desde hace unos días tengo ganas de llorar, mareos y náuseas y ahora no tengo motivos para sentir los ataques de pánico que antes me daban. Mi vida va bien,muy bien. Héctor y yo somos muy felices, nos queremos, estamos enamorados y muy compenetrados. Constantemente me llena de atenciones, su carácter ha canbiado mucho y con el canbio se han ido algunas dudas que tenia. En los almacenes me siento como en casa...lástima que Ana no confie en mí del todo.Tengo que aprovechar bien las clases si quiero de verdad ser su mano derecha y estar a su altura. Hecho de menos a mi madre y pienso mucho en mi padre y en el tiempo que todavía le queda y en mi hermano que aún está de gira y tengo muchas ganas de verle y darle un abrazo muy grande.¨¨
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Hay otra redacción que quiero copiar. Esta la escribió cuando estaba esperando a mamá y el distanciamiento entre ella y la tita Ana ya era un hecho. La abuela seguía sin poder entender sus sentimientos y sin verlos aunque estuviesen escritos.
””’La amistad y los sentimientos””
La amistad entre dos amigas es una cosa preciosa y que hay que cuidar pero desgraciadamente todo en esta vida se puede romper. Basta con que alguien se meta por medio para que lo bonito acabe. La amistad tiene que ser sincera y la sinceridad sólo es posible si hay confianza. No se puede compartir si no hay confianza, sin ella no hay amistad. A veces pensamos que conocemos a nuestros amigos, sobre todo a quien consideramos amigo o amiga intima y que nada va a poder acabar con nuestra amistad pero no es así. Los sentimientos son traicioneros y pasamos del cariño al odio. De repente no contamos nada en la vida de la otra persona, no somos su apoyo y ya no quieren oir nuestra opinion; es como si despues del verano llegara el invierno y su frío congelara los sentimientos que antes teniamos y la rabia y el orgullo se apoderan de nosotras. Las cosas no son siempre como nosotros queremos y un dia sin saber por que la amistad se rompe.

He hablado con mamá, al hilo de esta redacción, sobre los sentimientos de la abuela por la tía Ana. Mamá no puede hacerse a la idea de que mi abuela, su madre, estuviese inconscientemente enamorada de su cuñada y nunca lo admitiera. Mamá siempre ha visto a los abuelos felices, el cariño que se profesaban era evidente y el apoyo incondicional. Yo tampoco dudo del amor y cariño que había entre mis abuelos porque yo también lo percibí así cuando era pequeña, no obstante, no me cabe duda de que el gran amor de su vida fue la tía Ana. Mamá está de acuerdo conmigo en una cosa: el cuaderno de redacciones debe ser para la tía Ana.
37
16 de marzo de 2010, es martes y son las 3 de la tarde, falta una semana para nuestra boda y estoy en casa de la tita. Hemos comido aquí y hemos aprovechado para darle el cuaderno de redacciones de la abuela. No hemos hablado ni comentado nada del cuaderno; mamá y la tía han estado repasando la lista de invitados, cosa que ya hicieran el sábado pasado, 13 de marzo, el mismo sábado que llegó a Madrid la familia paterna de Beatriz que vive en Bélgica. Nos hizo gracia que dijeran que menos mal que no era viernes y 13. No entendíamos el comentario pero nos explicaron que en Bélgica ¨viernes y 13¨ es el día de la mala suerte. Supersticiones o no, el día 13 no trajo desgracias sino alegrías.
En el pueblo comimos con el alcalde que va a celebrar nuestra boda y en la comida también estuvieron Serafin y Leonor. Por la tarde paseamos con los primos de Beatriz y charlamos un poco sobre el viaje. Este jueves nos vamos ya todos para el pueblo, la familia venezolana de Beatriz ha llegado ayer y Mario ya la ha llevado para allá.
Los vestidos ya están listos, el de Teresita y el de mi madre van a juego; el de Beatriz es una sorpresa y el mío es un vestido muy sencillo, de color violeta, largo y sin mangas pero con torerita. Según la tía este color es el de la templaza, lucidez y reflexión. El vestido se complementa con una pamela de la tía Ana y que hace juego con el vestido, Leonor me ha dado algo azul y Beatriz recibirá algo prestado. Teresita quiere que las dos llevemos un ramo pequeño y hemos pensado que era una buena idea. Lo único que Beatriz sabe de mi vestido es el color. Yo no tengo ni idea de lo que se va a poner, pantalones no, eso seguro, no le gustan mucho y espero que no se presente de hippy de los 60 como un día dijo medio en broma, medio en serio. Leonor se ha encargado de Beatriz, así que creo que puedo estar tranquila.
En el colegio no han puesto ninguna pega y Teresita tiene libre hasta el jueves. Después de la boda, mamá se quedará con ella y Mario la llevará al colegio. Beatriz y yo nos escaparemos unos días a Italia. Habíamos pensado en ir a Marruecos pero, teniendo en cuenta los problemas que nuestro colectivo tiene en los países árabes, hemos decidido no ir.
No he tenido noticias de mi padre, pero su mujer me ha dicho que me voy a llevar una sorpresa, ¡ojalá venga!
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19 de marzo de 2010, hoy es viernes y son las 5 de la tarde. Ayer nos reunimos todos de forma informal, la familia de Beatriz al completo, nosotras, la tía y Mario. Me gusta la familia paterna de Beatriz y a la tía también; el único problema que podía haber era el idioma, pero hablan también el inglés y hemos podido conversar en este idioma. Beatriz me ha sorprendido de nuevo, no tenía ni idea de que hablase holandés aunque ella dice que solo es un poquito lo que sabe, pero a mí no me lo pareció.
Por la tarde nos quedamos mamá, la tía y yo solas y nos estuvo hablando de las cosas del barrio, de cuando ella tenía los almacenes y de sus vecinos: Abel y Cristina, de su primo Salvador y de Mauricio. Nos contó lo que pasó en el cumpleaños de Cayetana, la primera novia de Mauricio, cuando entró Rosa y de las indirectas que se tiraron las dos. El abuelo, según la tía, estuvo a punto de explotar de risa y de lo violento que resultó la escena para Cristina. Mauricio estaba enamorado de Rosa y aunque Rosa pasaba de él, al principio, llegaron a ser novios después de haber roto con Cayetana. La tía no sabía muy bien como se habían conocido, Mauricio decía que era una paciente que conoció en el hospital y Rosa nunca le contó a la tía la historia. Sea como fuere, Cayetana estaba muy celosa de Rosa y no lo ocultó. Estas relaciones no terminaron bien y al final Mauricio encontró el amor en una joven que fue recogida por Angel, el del dispensario, que había sido enfermera y que se llamaba Lucía.
Abel era abogado y ayudó a la tía en cuestiones legales, sobre todo cuando los almacenes tuvieron problemas por la importación ilegal de unos frigoríficos. Cristina era profesora de literatura,  escribió una obra de teatro, ganó un premio en un concurso y se representó en el teatro del barrio, el teatro Cervantes, en cuyo café Salvador escribía sus novelas del oeste y de detectives. Salvador era un ex-preso político y sus libros estaban prohibidos, no podía publicar nada con su nombre y para poder vivir tuvo que aceptar escribir las novelas. Ese escritor ayudó mucho a Cristina cuando tuvo que hacer algunos cambios en la obra de teatro por culpa de la censura., que prohibió la obra meses después de su estreno. En el café del teatro se decía, en voz baja, que el verdadero autor de la obra era Salvador y que entre Salvador y Cristina había algo más que colaboración literaria. En todo caso, el matrimonio de Cristina y Abel pasó por un bache que pudieron superar pero las cosas entre ellos cambiaron mucho. Salvador fue arrestado de nuevo, más tarde puesto en libertad y pudo abandonar el país gracias a sus amigos del partido.
La tía tenía ganas de hablar y ante nuestra sorpresa empezó a comentar el cuaderno de la abuela y las redacciones. Encontró en una redacción la prueba de su amor por ella aunque mi abuela no lo supiera. En esa redacción, que la tía nos leyó, mi abuela escribió sobre el poema de Safo y lo copió.
Profesores
Mis pobres conocimientos literarios, que me enriquecen y me hacen pensar en cosas que nunca pensé que existían, se deben a dos personas excelentes: a César y a Doña Adela. Los dos me han enseñado a ver más allá de las líneas pero aún hay muchas cosas que no entiendo y que me parecen poco naturales.
En la clase de hace unos días conocí a una poetisa griega que vivió hace muchos años y que escribía cosas preciosas sobre ella y sus alumnas. Doña Adela me ha leído una y me ha dejado copiar otra que a mí me ha parecido muy hermosa pero incomprensible. Habla del amor que siente hacia una de sus alumnas y eso entre chicas es casi imposible.Mi profesora, como una vez dijera César, es de la opinión de que el AMOR no conoce fronteras, ni edades, ni sexo. César ya me habló de su gran amor y recuerdo que cuando me dijo que era él y no ella me sentí tonta y me costó comprender que lo que decía podía ser, aunque fuese mal visto, pero si existe entre chicos, también existirá entre chicas. Pero no termino de concebirlo. Quiero terminar estas reflexiones copiando los fragmentos que más me han llegado.

<< ….
de verdad que morir yo quiero
pues aquella llorando se fue de mí
Y al machar me decía: Ay, Safo,
qué terrible dolor el nuestro
que sin yo desearlo me voy de ti.
Pero yo contestaba entonces:
No me olvides y vete alegre
sabes bien el amor que por ti sentí,
Y si no, recordarte quiero.
por si acaso a olvidarlo llegas,
cuánto hermoso a las dos nos pasó y feliz:
las coronas de rosas tantas
y violetas también que tú
junto a mí te ponías después allí
.......
Y ni fiesta jamás ni danza,
Ni tampoco un sagrado bosque
Al que tú ni quisieras conmigo ir >>>


Cuando la tía terminó de leer el poema nos miró y nos dijo que sin saberlo había copiado lo que ella esperaba oir de la abuela el día en que se despidieron y al igual que Safo ella le hubiera recordado los momentos tan bonitos que pasaron juntas, aquellos domingos de tardes de cine, de meriendas en casa de la abuela y desayunos en la casa de la tía cuando, por culpa de Salmerón y sin que la abuela supiera nada, pasó unos días en casa de la tía.
Mamá apenas podía reprimir las lágrimas y la tía tampoco pero el momento mágico se rompió con la entrada de Teresita en la sala.
Mañana sábado procuraré continuar.

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20 de marzo de 2010, faltan tres días para nuestra boda y Beatriz se ha empeñado en alojarse durante estos últimos días con su familia en el hotel. Con nosotras están Leonor, Serafín y Mario.
Esta noche, después de cenar, volvieron los recuerdos del pasado y Beatriz quiso saber más de los vecinos de la tía y sobre todo de Salvador y Cristina.
La tía no sabía mucho más de ellos, o no quería decir nada más, pero Leonor tenía algunos datos que quería compartir.
Salvador y Abel solían frecuentar el Astuariano, sobre todo Salvador en los primeros meses de su llegada a la plaza. Pelayo, el abuelo de Leonor, conversaba bastante con él, y hasta  escuchaban juntos Radio Pirenaica. Según su abuelo, Salvador fue cambiando con el tiempo, de la persona comprometida que salió de la cárcel quedaba poco; quizá fue una estrategia de Salvador para pasar más desapercibido, pero como fuere, Pelayo no lo entendía.
Después de su salida furtiva de España y al cabo de llevar ya algunos años en Francia, el abuelo de Leonor recibió una carta de Salvador y un libro.
Había vuelto a escribir y a firmar con su nombre, su libro se estaba vendiendo muy bien en Francia y a él le llegó la versión original; fue todo un detalle por parte de Salvador. El libro era casi una autobiografía, era la historia de un escritor en la cárcel franquista y retrataba fielmente todas las vejaciones que tuvo que soportar, la impotencia  por no saber lo que pasaba en la calle junto a la angustia de saber que cualquier día podía ser el último: la sentencia de muerte podía llegar en cualquier momento y su muerte sería olvidaba como la de los compañeros que ya le habían precedido.
El personaje de su libro fue un buen día trasladado y fusilado, pero gracias a una prima con conexiones en el régimen, sus notas no quedaron en el olvido, sus pertenencias le fueron entregadas y entre ellas descubrió el escrito y ella escribiría su historia.

En la carta también decía que Cristina se había reunido con él en Francia. Su primo Abel, tras salir de la clínica, después de haber estado al borde de la muerte, decidió irse con Cristina a México, allí se separaron legalmente y Cristina regresó a Europa para reunirse con Salvador en París. Si Cristina y Salvador terminaron juntos es algo que Leonor desconoce, su abuelo no recibió contestación a la carta que le mandó en respuesta a la recibida.

Serafín por su parte recordó a Angel. Nos confesó que Ángel era su padre biológico y que lo supo cuando al hacerse unos análisis de sangre, por lo de la enfermedad de su padre, Juanito, resultó que era imposible que Juan hubiese sido su padre. No quiso decir nada a su madre del descubrimiento, quería respetar su silencio y además Juan acababa de morir.
Serafín entendió por fin el vínculo misterioso que le unía a Ángel y la preocupación de Ángel por su carrera. En uno de sus viajes a Italia conversó con Ángel, cuyos últimos años de vida los pasó en las cercanías del Vaticano, y allí, él reconoció que era su padre biológico y que amó a su madre, pero su amor por Dios pudo más.
En Asturias, cuando estuvo trabajando en la mina, se dió cuenta de que lo suyo era el bien de de los demás y que debía ser libre para poder entregarse a ellos con toda plenitud...Sole lo entendió, según Ángel, y nunca quiso ser un estorbo entre Sole y Juan.

A Beatriz le recordó la historia a la novela ¨El pájaro espino¨ pero Leonor le dijo que Ángel no se parecía en nada a Richard Chamberlain y Sole no era  Rachel Ward. Serafín fue el primero en reír la ocurrencia de Leonor.
Mario tenía una historia que contar pero decidió dejarla para el domingo...si seguíamos teniendo ganas de escuchar cosas del pasado. Se había hecho muy tarde y era hora de irse a la cama. Mario acompañó a Beatriz al hotel.

Estos días Teresita duerme conmigo, ha sido idea suya, para que no me dé penita dormir sola y además, según ella, recordará cuando estemos en Italia, las noches pasadas con mamá y no las olvidará nunca. ¡¡Y nosotras la echaremos de menos!!
Debería estar nerviosa, pero hoy no lo estoy, entre unos y otros y entre las historias de amor que estamos oyendo, estoy que no estoy, me siento como una espectadora de mis propios momentos y esta sensación me recubre de calma. Veremos a ver que pasa mañana o el lunes, si puedo dormir esa noche.

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21 de marzo de 2010, domingo, penúltimo día de mi soltería, son las 12 de la noche, Teresita duerme plácidamente y yo acabo de terminar mi pequeño poema para Beatriz, es la primera vez que intentó algo así pero es lo que hemos acordado.
Antes de intercambiarnos los anillos las dos nos leeremos un poema, la idea es de Beatriz, un poema que no sea de nadie, solo nuestro y para nosotras.
Es mi primer poema y de verdad yo no sirvo para esto. No dudo de mis palabras y de mis sentimientos dudo de mi verso:

Querida Beatriz,
estamos hoy aquí
para realizar nuestro sueño,
y los sueños de muchas otras
que antaño no pudieran.
Quiero que sepas que,
si el amor fuese un color
el arco iris te diera
si los besos agua fueran
el mar te regalara
si los abrazos hojas fueran
el bosque te ofreciera
si la vida fuese un planeta
el universo a tus pies pusiera.
Al igual que los pingüinos,
cuyo amor es para siempre
y nuestros anillos adornan
prometo amarte,
serte fiel y
cudídarte hasta
la muerte.


Me gustaría poder enseñarle a mamá el poema pero prometimos que tenía que ser una sorpresa y que nadie debía oirlo primero, espero que a Beatriz le guste y no le parezca cursi.
Creo que toda la ceremonia será una caja de sorpresas...sigo sin saber cómo se va a presentar Beatriz vestida y aunque Leonor me dice que no me preocupe, que me va a gustar… no me quedo muy tranquila. Por las miradas de complicidad que veo entre Teresita, Mario, Leonor y Serafín seguro que han preparado una sorpresita y la familia de Beatriz me temo que también.

Esta noche, después de la cena y en torno a la chimenea del salón se han contado historias. Mario nos contó la triste historia de amor de su padre, Inocencio Bonilla y una bella sirvienta.
La joven era muy guapa y lista, sobre todo lista y cuando notó que Bonilla se estaba enamorando de ella comenzó a desarrollar su plan de ataque: librarse de Bonilla y quedarse con su dinero.
Poco a poco iba envenando a Bonilla y estuvo a punto también de envenenar a mi abuelo. El arsénico lo utilizaba como una especia más para sazonar las comidas que preparaba para él.  Al principio producían ardores de estómago y meses más tarde síntomas mucho peores.
Afortunadamente se salvó de morir envenenado y cuando el abuelo le confirmó que su criada le echaba arsénico en las comidas, el padre de Mario apenas lo podía creer, estaba perdidamente enamorado de su sirvienta. La criada fue arrestada y se comprobó que era una asesina en serie, fue condena a morir en el garrote y su muerte provocó el que Bonilla, entre otras cosas, abandonase el cuerpo y se uniera al abuelo para formar el duo más famosos de detectives que tuvo Madrid.
Esta historia no me era del todo desconocida pero para Beatriz era la primera vez y estuvo a punto de llorar, imaginándose la cara de Bonilla y lo que tuvo que pasar el pobre.

Serafín nos contó otra historia que guardaba relación con la plaza; en sus viajes coincidió con la estrella de teatro Estela del Val y en una noche de vino y llanto le contó su historia de amor con el teatro y el éxito de su matrimonio con un amigo homosexual, a quien acababa de perder.Ahora sólo le quedaba un teatro a punto de cerrar en Buenos Aires y una sobrina que pasaba de ella cuyo nombre empezaba a sonar en la industria del cine: Mónica Cortés.
Mario nos contó, que según un cuaderno de notas de su padre, Rosa (nombre artístico Mónica Cortés) y Abel eran hermanastros.  Rosa era la hija de una sirvienta de los padres de Abel, una tal Martina y ésta le pidió a su hermana en su lecho de muerte que buscase a su sobrina. Estela de Val acudió a la agencia de detectives, el abuelo estaba a punto de emprender el viaje a Venezuela,  y Bonilla abrió una investigación. Mario no puede confirmarlo porque las notas de su padre no estaban conmpletas.

Esta noche parecía que nadie tenía prisa por ir a la cama, ni la tía hacia amagos de irse y mamá le pidió que contara la historia de la media naranja, historia que una vez  contase a la bisabuela Carmen.
Sorprendentemente  la tía Ana, en vez de excursarse con que ya era hora de retirarse, cerró los ojos y empezó a narrar, con voz firme y clara:
En un principio, (según una leyenda mitológica narrada por un poeta griego llamado Aristófanes en una obra de Platón), los seres humanos eran esféricos como las naranjas. Tenían dos caras opuestas sobre una misma cabeza, cuatro brazos y cuatro piernas que utilizaban para desplazarse rodando. Los seres esféricos se dividían en tres clases: el ser hombre+hombre, el ser mujer + mujer y el ser andrógino formado por hombre+ mujer.
Desgraciadamente los seres esféricos eran muy arrogantes y vanidosos por lo que Zeus decidió castigarles partiéndolos por la mitad con un rayo.
Desde entonces, según la leyenda, los seres humanos buscan entre sus semejantes a su media naranja para completarse.
Aunque todos conocíamos la historia, más o menos, la forma de narrarla la tía no dejó a nadie indiferente. Mamá y Mario se miraron., Serafín y Leonor hicieron lo mismo y Beatriz cogió mi mano mientras nos mirábamos fijamente a los ojos. La tía se levantó entonces de su sillón y sacándonos a todos del encanto en el que habíamos caído, se dirigió a su habitación con un: hasta mañana.

A los pocos minutos nos despedimos todos, Mario volvió a acompañar a Beatriz al hotel.
Antes de acostarme quiero echar un último vistazo a la invitación de la boda, diseño de Leonor
bajo los auspicios de Teresita


No sé si mañana voy a tener tiempo de seguir escribiendo, será mi último día de soltera y me temo que estaré más nerviosa que un flan, aunque estos dos últimos días no lo he estado, seguro que mañana lo estaré.


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