domingo, 2 de septiembre de 2012

La sorpresa de Aurelia. Parte 13.



Entrevista inesperada y fin de año



30 de diciembre de 1969


 La familia Perea aparca el mercedes cerca de la plaza de santo Tomé a las tres de la tarde, a sus espaldas  un viaje de casi ocho horas, un  viaje que ha transcurrido sin incidentes  <<gracias a Dios >> como dice Asunción.
 La salida de madrugada les ha permitido circular por una carretera tranquila durante las primeras horas y los niños, al haber dormido la mayor parte del viaje no se han quejado en ningún momento.
La primera gran parada a las 9 de la mañana para desayunar, pasando Valdepeñas, ha dado lugar a los comentarios de María y Dani sobre las últimas excursiones: la de Ronda




y  la tarde en Mijas con el paseo en burro.





Asunción guarda un especial recuerdo de este último lugar. Irene le ha comentado  la historia de su último alcalde republicano, que en la primavera de este año, al enterarse del perdón para los “delitos” cometidos entre el 18 de julio de 1936 y el uno de abril del 39 abandonó su casa, donde había vivido como un topo durante 30 años.
 Inmediatamente  Asunción pensó en hacerle una entrevista. Tras algunas llamadas, gracias a la intervención de Irene, el encuentro puede concertarse y con él la excursión a Mijas.
Mientras los demás (excepto Felisa que no se presta a ello y prefiere esperar sentada en un banco)  pasean por sus calles en burro junto a Irene,  Asunción y Héctor  se encuentran con el ex-alcade.  Su historia es impresionante, el relato a veces escalofriante: el frente de Valencia, su clandestina vuelta al pueblo, los años de cautiverio en la casa familiar, el temor de su hija a delatar a su padre sin querer, las consecuencias que tendrían para toda la familia, el miedo a caer enfermo por no poder llamar a  un médico y por fin, la amnistía que le permite salir a la calle, presentarse al alcalde e ir juntos hasta el cuartel de la G.C. donde le comunican que es  hombre libre, limpios de cargos...
De sus ideas políticas actuales no quiere hablar, aún se pregunta de qué cargos ha quedado libre y adónde han ido las ideas de muchos, los cambios que ve son solo aparentes, un lavado de imagen de cara al turismo y Héctor intuye que el hombre seguirá apoyando a UGT a pesar de los riesgos en espera del otro milagro: la caída del regimen franquista.

Este ya acabado viaje a Málaga, también le recuerda a Héctor su primera vez en esta ciudad, allá por 1957 cuando por encargo de Rubín, el aún recordado Rubín, se desplaza hasta allí tras las huellas de Rocío. <<¡Cómo han cambiado las cosas! >> piensa más de una vez en estos días.
Su situación sentimental empezaba por aquel entonces a pegar un cambio, Asunción estaba cada día más presente en su vida y ella parecía no rechazar sus avances pero su pasado le pesaba mucho, su edad, su estado y el viejo amor que se empeñaba en no desterrar del todo no ayudaba a entablar una relación seria con planes de futuro.
No sólo había cambiado él sino Marbella estaba ya casi desconocida. Las urbanizaciones que empezaban albergar a los primeros pensionistas venidos de la Europa  desarrollada y a algunos nacionales, como al ex-comisario con el que él se entrevista, se han duplicado ahora  en número y Port Banús va camino de convertirse en un lugar sólo apto para carteras bien rellenas, para celebridades de la industria cinematográfica y para ciertos aristócratas que a partir de la primavera de 1970 podrán atracar en él sus lujosos yates.




La familia Muñoz con Irenita también está ya de vuelta. A las 11 de la mañana el taxi desde Atocha no ha tardado nada en llegar a la plaza de los Frutos y una vez allí, tras saludar a sus primos se encaminan a la portería donde les está esperando Engracia, la amiga de Manolita que  ha sustiuído a Felisa durante sus cortas vacaciones. Tras darles las gracias y regalarle la botella de vino de málaga que le han traído Engracia regresa a su casa. Durante su ausencia no ha pasado nada, la casa ha estado muy tranquila y los vecinos no se han quejado.
Cuando se quedan solos Irenita va derecha a su habitación , deshace rápidamente la maleta y contempla algunas prendas que Irene le ha comprado cuando estaba en París, antes de viajar a Marbella y el paquete sin abrir, en  el que va el regalo de reyes y que va a guardar hasta el día 6 como ha prometido.

A las seis de la tarde Los Pereas bajan a la portería donde Felisa ha preparado una merienda cena. Hace una hora que Héctor ha devuelto el coche a su amigo y recogido el suyo. Bonilla le estaba esperándo para irse al Escorial, a la casa que ha podido alquilar a un conocido suyo hasta después de Reyes.

-       Gracias Bonilla, una vez más, te envidio el coche, es fantástico para hacer viajes largos pero no es para nosotros. Llenar su depósito de gasolina es una ruina.
-       Héctor tu siempres exageras, no es para tanto, te lo podrías permitir, la agencia nos va muy bien y si no quieres un Mercedes cambia el Simca por un modelo más moderno, más grande, un volkswagen sedán sería un coche ideal para vosotros..tengo que hablar con mis contactos en Alemania para el Mercedes que quiere Gustavo, si quieres le pregunto por el volkswagen...
-       Bonilla frena, tienes razón, el Simca me ha salido malo, el pobre no hace nada más que entrar en el garage pero le he cogido cariño. Es el primer coche que nos pudimos comprar, ya está todo pagado y empezar de nuevo con otro..no sé...además si lo importas de Alemania no puedo pagarlo a plazos.
-       El banco te puede prestar el dinero igualmente, tienes avales suficientes y si no  te lo puedo prestar yo y descontamos los plazos de tus ingresos en la agencia....plazos sin intereses ¿qué te parece?
-       Que tú todo lo ves muy fácil amigo....tendría que hablarlo con Asunción, además en mayo del próximo año tenemos la comunión de Dani...
-       Perfecta ocasión para lucir coche nuevo- dice Bonilla- hablálo con Asunción y me lo dices mañana. ¡A las 6 de la tarde os quiero en la casa! ¿Tienes la dirección bien apuntada?
-       Que sí hombre, que la tengo apuntada en la libreta y Asunción también la tiene..y no me olvido, hay que seguir dirección a la silla de Felipe II y en el primer cruce a la izquierda.
-       Exacto, buenos pues hasta mañana

Héctor regresa a casa donde encuentra a Asunción hablando por teléfono con Aurelia y a Julio jugando al ajedrez con Dani y a María no la ve por ninguna parte.

-       Hola familia, ¿qué tal Julio? ¿cómo te han ido las fiestas?– y dirigiéndose a Asunción dice - ¿dónde está María?
-       En casa de mi madre, Irenita y ella se están probando los trapitos que trajo Irene de París – contesta Asunción colgando ya el teléfono y dándole un beso a su marido añade- ¿Qué tal con Bonilla?
-       Bien, ya tiene su coche y me está convenciendo para que compremos uno importado de Alemania, como va a hacer Gustavo.
-       Sí, eso me ha comentado Aurelia pero nosotros no podemos costear un Mercedes.
-       Lo mismo he dicho yo pero me ha hablado de un volkswagen sedán que es bastante grande, calidad alemana y que no nos saldría muy caro..pero bueno, no aburramos a Julio con historias de coches.
-       No, Héctor no me aburre, para nada y además si vendes tu Simca la revista te lo compra, no te los redactores tienen coche y el taxi tampoco es tan barato.
-       No estaría mal Julio, buena idea...ya te lo confirmará Asunción si llegamos a un acuerdo ¿Otra copita?- pregunta Héctor.
-       ¡Jaque mate! – se oye decir a Dani
-       ¡No es posible! ¿cuándo me has comido la torre?- pregunta un sorprendidísimo Julio.
-       Cuando ha entrado mi padre, tendrías que haber puesto más atención al juego en lugar de escuchar la cháchara de mis padres.

Daniel tiene razón, esta partida la ha ganado él y cual campeón se levanta triunfante de la mesa, coje los tebeos que le ha traído el jefe de su madre y se va a su habitación.
Julio conversa un rato con Héctor, Asunción le deja leer el borrador de la entrevista y le gusta a la primera; el reloj del salón da cinco campanadas y Julio hace ademán de despedirse.

-       Os veo después del año nuevo. Que tengáis una buena salida y entrada de año.
-       Tú también Julio, gracias por venir aunque la visita haya sido cortita pero ¿estás seguro que no quieres merendar en casa de mi madre? a ella no le importa, estaría encantada- dice Asunción.
-       Seguro, he quedado con alguien – Julio se ruboriza un poco y añade- no, no es nada serio todavía, nos conocemos desde hace una semana, es escritor y de momento no os puedo decir el nombre pero estoy ilusionado.
-       Me alegro por tí Julio- dice Héctor- ojalá puedas vivir esta relación sin demasiado problemas y sin poner en peligro tu revista. Ya sabes que puedes contar con todos nosotros para echarte capotes si es necesario.
-       Lo sé Héctor.- contesta Julio despiéndose con un beso de Asunción y un sincero apretón de manos con Héctor.


31 de diciembre de 1969

Al día siguiente a las 4.30 de la tarde salen todos para El Escorial. María va en coche de la familia Olavide junto al abuelo de Clara, mientras Dani comparte asientos con sus abuelos en el Simca de sus padres. Felisa lleva sobre sus rodillas las rosquillas que ha hecho y las uvas que le ha traído Marcelino.

-       Madre, Matilde ha repetido hasta la saciedad que no llevemos nada, que ya está todo comprado, encargado y demás.
-       Yo no me presento en casa de nadie con las manos vacias, allá cada cual con sus modernidades, pero yo no voy a cambiar a estas alturas.
-       No se preocupe Felisa, Matilde ya la conoce y seguro que se asombraría si llegase usted con las manos vacias- comenta Héctor

La carretera de la Coruña está muy concurrida a esa hora, se nota que mucha gente quiere llegar pronto a casa después de haber hecho las últimas compras. Las grandes superficies están abiertas hasta las 8 de la tarde pero las tiendas pequeñas cierran a las 6 y algunas ni tan siquiera han abierto por la tarde.
Las salas de diversiones se preparan para una agitada noche y en la Plaza del Sol los equipos de televisión ya está instalados para retransmitir fielmente las doce campanadas como vienen haciendo desde 1962.





A las seis pasadas las dos familia encuentran la “residencia de invierno” del conocido de Bonilla. Es una casa de piedra y madera de dos pisos, con tejado de pizarra negra, con una gran chimenea que domina el vasto salón con muebles de roble, tres sofás tapizados con pana italiana de color crema, llenos de cojines de diferentes colores, una salita continua y frente al gran ventanal un futbolín antiguo.  La cocina abierta, también con muebles de roble, es sólo visible desde el rincón donde se encuentra la gran mesa ya adornada y preparada para 14 personas.





En una esquina del salón hay un gran abeto y en un mueble giratorio, visible desde los tres sofás, un moderno aparato de televisión.
Los invitados suben a las habitaciones en la planta superior, las niñas van a compartir una habitación y los chicos otra con el abuelo de Clara , los otros dormitorios de la primera planta son para los tres matrimonios. Matilde y Bonilla ocupan el dormitorio-estudio de la planta baja.
El ambiente es festivo, los niños juegan al futbolin y las chicas, sentadas en la salita continua, no paran de hablar y de mirar las revistas que Irene regaló a su ahijada.
Los abuelos aprovechan los cómodos sofás para dormitar un poco mientras los hombres se han salido al porche del jardín a fumarse unos habanos.
En la cocina Felisa se pelea con Matilde para que la deje ayudar, no importa que ya esté todo hecho y que sea una cena fría salvo el consomé de pollo y los dos besugos. Ella insiste en preparar los besugos a su manera y Matilde se rinde, sale de la cocina y se une a Aurelia y Asunción que sentadas en uno de los sofás hablan bajito para no despertar a sus padres.



-       Tú madre es incombustible y cabezota a granel – comenta Matilde mientras sirven unas copitas de jerez a sus invitadas.
-        Ni que lo digas, es mejor dejarla hacer, como ella misma dice ni aunque la molden de nuevo va a cambiar- ríe Asunción.
-       No nos quejemos tanto, al fin y al cabo es la “abuelita” de nuestros hijos, al menos así la ve Clara.
-       Javier también, para él los abuelos de Dani son sus abuelos y que nadie le diga lo contrario..por cierto Aurelia ¿ qué te pasó exactamente el día de Navidad en casa del familiar de Gustavo?
-       ¿Cómo? – dice Asunción – te pasó algo y no me has dicho nada
-       No pasó nada en realida Asunción, fue un pequeño susto sin importancia, perdí un poquito de sangre y el pariente de Gustavo que es médico me llevó por precaucción al hospital donde el trabaja. Me reconocieron y todo estaba bien, me recomendaron reposo y que no me asustara, al ser dos bebés la colocacción puede provocar una pequeña pérdida sin importancia.
-       ¿Pero no es muy pronto para que se coloquen? – pregunta Asunción
-       En mellizos y gemelos es normal que lleguen antes de los nueve meses. No es necesario pero mi panza ya empieza a estar baja y me han dicho que probablemente el parto se adelante tres semanas.
-       ¿Por qué no me has dicho nada? ¿Lo sabe Julio? En esas condiciones es mejor que ya no vayas a la redacción.
-       No hay problema Asun, lo tengo ya pensado...en el coche de Gustavo ya hay un maletín con las cosas que me tengo que llevar al hospital y el cuatro de enero me llevo otro a la revista y lo dejo allí por si las moscas . No voy a trabajar todo el día, descuida, iré por la mañana unas horitas y tomaré un taxi.
-       De eso nada, te voy a buscar y no se hablé más. Desde ahora yo soy tu taxista ¿de acuerdo?
-       Y yo también me ofrezco Aurelia, si Asun no puede llevarte te recojo yo con mucho gusto.
-       Gracias a las dos y ¿ qué os parecen los nombres de Rubén y Raúl si son dos niños?
-       Me gustan- dicen Matilde y Asun a la vez y ¿ si son niñas?
-       Marta y Macarena- contesta Aurelia – y si viene la parejita hemos pensado en
Raúl y Marta..¿cómo lo veis?
-       A mi me gustan todos los nombres, ¿que opina Clara?
-       Los nombres de las chicas los ha elegido ella y el de la parejita también.
-       Pues entonces ya lo tenéis.
-       Lo que no tenemos son padrinos y os queríamos pedir que fueseis vosotros.
-       Gracias Aurelia, no me atrevía a pedírtelo pero estaba deseando ser ya madrina – dice Matilde
-       A mi también me hace ilusión asi que te tomamos la palabra.



Las conversaciones y el ruído en el salón van subiendo de tono a medida que avanza la tarde y a las diez y media ya están todos sentados a la mesa. Los besugos están en su punto, el consomé riquísimo, los langostinos deliciosos y las diferentes ensaladas que ha preparado Matilde siguiendo receptas marroquies no desentonan para nada con el resto de los manjares. A las once y media encienden el televisor y todos se sientas en los sofás menos Dani y Javier que eligen la alfombra persa , sobre la mesita de mármol negro los cuencos ya preparados con las uvas y las copas de champán para los adultos,  zumo de manzana para la gente menuda.



A las doce todos se ponen en pie y las uvas tratan de seguir el compás de las campanadas pero Javier y Dani sólo consiguen comerse seis, las chicas algunas más y solo los adultos han podido con todas y a duras penas. La hora de los besos y los brindis ha llegado, los mejores deseos para el año que acaba de entrar se intercambian y por un parto sin complicaciones también se brinda.
A la una pasada los pequeños se suben a la cama, las chicas un poco más tarde y poco  a poco el salón se va quedando vacío.
Aurelia ha sido de las primeras en subirse al dormitorio y Gustavo la sigue minutos más tarde. Ya en la cama Gustavo dice:

-       Feliz año de nuevo mi vida .
-       Feliz año cariño. Estaba diciéndoles a nuestros pequeños que ya falta poco para tenerlos entre nosotros y que ellos , al igual que el nuevo año,  van empezar una nueva década, una década que tiene mejor color que las anteriores.
-       Sí, eso parece- dice Gustavo besando el vientre de Aurelia  - lo importante es que sigamos viviendo en paz ... ¡feliz año nuevo pequeños!- dice agachanándose de nuevo y al oir el hipo de Aurelia, alza la cabeza y pregunta - ...¿no habrás mezclado mucho esta noche, verdad?.
-        No, no creo, un sorbito de jerez, una copita de vino con la cena y dos sorbitos de champán, uno por el año y otro por un parto feliz...y no te preocupes, el ardor de estómago se me pasa en seguida y el hipo con un beso de buenas noches.
-       Si necesitas algo o no puedes dormir no dudes en despertarme- dice Gustavo dándole el beso pedido.
-       De acuerdo..buenas noches cariño.

En la planta baja Bonilla  y Matilde también comentan la velada:

-        Todo ha ido bien, la cena ha estado perfecta y Felisa al final se ha quedado quieta.
-        A la fuerza, la hemos obligado entre todos al ver que cada uno recogía su plato y lo llevaba a la cocina- ríe Bonilla.
-        Me gusta formar parte de una familia tan grande, me recuerda a mis años felices en Tetúan..aunque con la muerte de mi madre comenzaron los reveses, mi padre cambió para mal.
-        No recuerdes cosas desagradables mi amor. Mis padres murieron en plena juventud, queriéndose como el primer día decía mi abuela...pero yo apenas les recuerdos en casa; siempre estaban de fiesta en fiesta o de negocio en negocio salvo en estas fiestas. En navidades y reyes siempre estábamos juntos, aunque fuese lejos de España y con esos momentos siempre me he quedado.
-        Sí, es lógico, tu siempre ves la cara buena de las cosas por eso y por otras muchas cosas te quiero tanto- contesta Matilde dándole un beso y acurrucándose en sus brazos comienza a dormirse.

El matrimonio Perea tampoco está en silencio. Nada más entrar en la habitación Héctor ha besado Asunción como hubiera querido hacerlo al sonar el reloj pero no pudo, le robaron a su mujer para felicitarle el nuevo año.

-        Ya está – que agusto me he quedado – dice Héctor después de besarla – Feliz año de nuevo mi vida.
-        Feliz año marido, como dice mi madre y ¿cuántos propositos nuevos te has prometido no cumplir este año? – pregunta Asunción con una sonrisa burlona
-        ¡Mujer cómo eres! Siempre cumplo lo que me propongo...por eso sólo me pido siempre lo mismo: poder conservar por muchos años la familia tan maravillosa que tengo y que la llama de nuestro amor nunca se apague.
-        Amén cariño, me uno a tu deseo- contesta Asun besando a Héctor al tiempo que se mete en la cama.

Héctor se va al baño y al ratito se une con su mujer, a lo lejos se oyen estallidos de bengalas y petardos pero ellos no tienen envidia de los fuegos artificiales que retumban, ellos tienen sus propios fuegos con destellos de mil colores y un año por delante para repetirlos.


Fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario