miércoles, 12 de septiembre de 2012

La sorpresa de Aurelia. Parte 17


Lunes 19 de enero y día de llegadas





Cada vez más y sobre todo en las grandes ciudades los nacimientos tienen lugar en clínicas privadas o en casas de maternidad con sus ventajas y desventajas.
Cada vez más y gracias a los nuevos avances los bebés prematuros tienen mayores posibilidades de sobrevivir pero no todos los nacidos antes de tiempo presentan problemas de salud, como los mellizos o gemelos por ejemplo, normalmente es un problema de peso y no obstante, aunque sus vidas no corren peligro deben permanecer más tiempo en una sala de maternidad y sus padres no pueden evitar el sentirse triste, al tener que dejarles allí cuando a la madre le dan el alta.

Muchas madres, al igual que hoy Aurelia, han pasado por eso... La idea de que dentro de unos minutos ella se va y que ellos se quedan se le hace cuesta arriba, es un sentimiento indescriptible que la embarga y empaña la felicidad que siente, aunque sabe que será por poco tiempo.
Gustavo, que está a su lado, intenta levantarle el ánimo,  sabe lo que su esposa está pensando, lo mismo que ha pensado él estos días al volver a su casa y ver la habitación de los mellizos ya lista; esa habitación que comunica, tras la reforma, directamente con el dormitorio de ellos, cuya puerta estará casi siempre abierta para que desde la cama de matrimonio se pueda ver bien la cuna, esa cuna doble de mimbre que ahora parece esperar impaciente a albergar en ella a los nuevos habitantes de la casa.


-       Pronto los podremos llevar a casa – dice Gustavo mientras acaricia las manitas de Marta y le da besitos en la frente – ¿no ves como han crecido en unos días? Marta ya pesa casi tanto como su hermano y si siguen asi el jueves o el viernes ya los tendremos con nosotros.
-       Lo sé Gustavo pero se me parte el corazón dejarles aqui solitos. Hubiese preferido quedarme unos días más y salir todos juntos.
-       Lo entiendo mi amor, a mi me pasa igual pero tu ya estás bien y la clínica, aunque sea de pago, no es un hotel, necesitan la habitación. A la tarde volvemos y mañana te puedes pasar casi todo el día aqui con ellos, ya lo sabes, puedes venir a bañarlos además de a darles el pecho y a extraerte la leche...Clara también te necesita, llevaba ya muchos días en casa de Matilde y yo os echo de menos a todos.
-       Tienes razón, a veces soy una egoista pero tengo una ganas enorme de poder tenerlos con nosotros, de darles el pecho en nuestra cama y de...
-       Todo eso pasará pronto y se nos caera la baba. ¿Sabes que Clara está practicando con la cámara de Bonilla? Quiere hacernos una serie de fotos, saliendo con los mellizos, entrando en casa, sobre la cama con nosotros.. y hasta ha comprado un diario para apuntar en él como crecen sus hermanos.





-        ¿De verdad? No me ha dicho nada, seguro que era una sorpresa y se la has reventado ¿me hago la loca por si acaso? – pregunta Aurelia mientras termina de cambiar el pañal a Rául y Gustavo aún anda peleando con el de Marta.
-       No me ha dicho que guardara el secreto, esta vez no pero.. preparate tiene una lista de preguntas que parece una periodista - ríe Gustavo.
-       A lo mejor se decide por periodismo en lugar de por medicina – comenta Aurelia -  como sea, gracias Gustavo.
-       ¿Qué hecho yo ahora? – pregunta Gustavo terminando de ponerle bien el pañal a Marta y dejarla en la cuna donde ya está su hermano Raúl.
-       Distraerme con tu charla del adiós de ahora – contesta Aurelia besando las manitas de sus bebés.
-       Del hasta ahorita mis niños, querrás decir – contesta Gustavo besando la frente de sus hijos.

Minutos más tarde dejan la clínica y andan hasta la calle Canillas donde Gustavo ha dejado el coche y Gustavo coloca el bolso en el maletero. Ya en el coche , cuando pasan por la Glorieta de Ruiz de Alda, Aurelia se ríe recordando la carrera con Asunción con el depósito de gasolina casi vacio.






Unas horas antes Asunción ha llevado a sus  hijos e Irene al colegio y después se ha pasado por la revista. No lleva intención de pasarse allí toda la mañana y Julio sin saberlo se lo pondrá fácil.

-       Buenos días Asun – dice Julio saliendo a su encuentro con una taza humeante de café en la mano.
-       Buenas Julio, no me voy a quedar mucho tiempo. Reviso unas cosas y el resto lo termino en casa ¿si no te importa?
-       Y si me importa lo vas a hacer igual – contesta Julio riéndose – pero antes de irte quiero comentarte algo sobre tu novela.
-       ¿Mi novela? ¿la ha leído ya el editor de tu amigo? – pregunta Asun
-       Las copias que me has dado y hasta donde ha leído le ha encantado. Quiere un final o un posible final dentro de unos días...¿podrás tenerlo antes del sábado?
-       ¿tan pronto ¿ ¿por qué? – vuelve a preguntar Asun
-       He quedado el 26 de enero, es decir, el próximo lunes..Héctor también está invitado, asi os conocéis, le habrá dado tiempo a leer el final y de seguir adelante  podemos hablar  lo de la publicidad en prensa y en otros medios y...
-       Frena Julio, frena por favor...todo me está dando vueltas ahora, lo digo en serio..creo que tengo un ataque de pánico – dice Asunción respirando agitadamente.
-       Calma Asun, eso son nervios de debutante pero he sido un bruto a decírtelo todo de golpe...hagamos una cosa..vete a casa, piensa en el final o mejor, tómate unos días de vaciones y mira a ver si tienes un final antes del sábado ¿de acuerdo?
-       Gracias Julio..¿revisas tus los artículos?
-       Si te quedas más conforme lo haré pero Anselmo puede hacerlo mejor que yo.

Asun y Julio siguen hablando un ratito y poco a poco se va serenando...o quizá sea la tila que  han subido del bar la que le está calmado.
Casi a la misma hora en que Aurelia y Gustavo llegan a su casa, Asunción entra en su portal y avisa a su madre:

-       No estoy para nadie...tengo trabajo...!mi novela!..no suba con nada madre,  ya me arreglo yo sola – dice dándole un beso y subiendo los escalones de dos en dos.

Felisa se queda mirándola y piensa que su hija cada día está peor...hasta se ha olvidado que su marido llegará a lo largo de la mañana...
Nada más lejos de la realidad, quería trabajar en casa justamente para esperarle en el despacho...ella no podía ir a ningún aeropuerto, como hizo él, ni sabía a ciencia cierta a que hora llegaría.

Cuando en la mañana del domingo sonó el teléfono,- (recuerda Asunción abriendo la puerta del despacho )-, ya sabía que la nieve les habría arruinado los planes. En Aquisgrán, en la frontera con Bélgica, habían tenido retenciones por culpa de la nieve el día que salieron y el plan de dejar Bélgica atrás, en menos de dos horas y entrar en Francia, dónde pasarían la noche se fue al traste.... la falta de sal, cerca de Mons,  les obligó a pasar allí el resto del viernes. 
El sábado entraron en Francia y el camino hasta París fue fácil; la nieve había remitido y la noche les pilló en Orleans . Al día siguiente todo volvió a cambiar, nevaba con fuerza y Héctor llamó para confirmar que la llegada sería el lunes..todo iba bien, el coche respondía muy bien, la calefacción funcionaba  de maravilla,  llevaban mantas y comida además de cadenas por si hiciera falta en los Pirineos. 
<<Todo estaba bajo control, no había de qué preocuparse>> se dice Asunción sentada ahora detrás de la mesa del despacho de Héctor, mirando a la máquina de escribir que está en otra mesita, en una esquina. 
Debería cogerla y ponerse a escribir el final de la novela pero no puede...se ha acostumbrado a escribirla estando su marido cerca de ella y prefiere anotar a mano las ideas que  le vengan a la mente...pero no le viene nada, la hoja sigue en blanco y su mirada se pierde por los muebles del despacho. 
Recuerda el estado en el que estaban cuando los trajeron a casa, como entre los dos lijaron la mesa y la volvieron a barnizar, como tapizaron el viejo sofá y cambiaron el asiento a la silla...eran los mismo muebles de hacía tantos años pero con una cara más alegre, más amable y acogedora...y entonces una voz interrumpe sus pensamientos:

-       Hola cariño ¿no has oído la puerta?- dice Héctor entrando en el depacho con la maleta en la mano.

Asunción pega un brinco en la silla y corre hacia su marido, le abraza, la maleta se cae de sus manos, el abrigo encuentra el suelo y Héctor dice:

-       No tengo el sombrero..
-       No importa – contesta Asun sin dejar de besar a su marido.

El sueño de hace unos años deja de serlo, el sofá vuelve a ser testigo de un episodio de deseo, amor y pasión. 
Más tarde, cuando los dos han recobrado el aliento y la respiración es más relajada, comienzan a hablar al mismo tiempo y se ríen.  Héctor se levanta, sin decir nada, recoge su abrigo del suelo y saca del bolsillo interior el regalo de Asunción.

-       ¡Es preciosa y casi igual a la de Tenerife! – exclama Asunción toda emocionada abrazando de nuevo a su marido - No se te ha olvidado, es incríble.
-       Me alegro que te guste, la vi el primer día y parecía decirme << llévame contigo>> ...no te rías – dice Héctor al ver la cara de su mujer a punto de hacerlo-  yo también he empezado a hablar con las cosas como haces tú. ¿Te la puedo poner? - pregunta Héctor con la pulsera en la mano.
-       Por supuesto..aunque no creo que haga juego con lo que llevo encima – contesta ella.

Entre risas y besos se levantan los dos, recogen la ropa esparcida sobre la alfombra del despacho y se van al dormitorio. El reloj no se ha parado aunque a ellos les hubiera gustado y el estómago les recuerda que es la hora de comer. 
Héctor ha quedado con Bonilla y Matilde en un restaurante de moda, en la Plaza de la República Argentina, para celebrar la llegada a casa sanos y salvos después de un viaje tan duro.

Antes de salir Asunción entra en casa de su madre y dice:

-       Salimos a comer, volveremos con los niños..si quiere ver el coche salga con nosotros, está aparcado al lado del quiosco de prensa.
-       Ya lo veré cuando volváis, ahora no puedo, estoy esperando una llamada. Ya te contaré.

Asunción se despide de su madre y camina junto con Héctor con las llaves del coche nuevo en la mano.

-       ¿ Tengo que saber algo especial antes de arrancar el nuevo coche? – pregunta antes de llegar a donde Héctor lo ha aparcado.
-       No, el cuadro de luces es fácil y ya te explico sobre la marcha – contesta Héctor.

Aurelia mientras tanto está hablando con Matilde y ya sabe que han llegado y que van a comer juntos:

-       Gustavo ya me lo decía, con la nieve hay que tener mucho cuidado, mejor tardar un día que tener un accidente- comenta Aurelia en ese momento
-       Eso es lo que nosotros les decíamos...estaban impacientes por llegar pero la cordura se ha impuesto. Después de comer nos acercamos a tu casa, Bonilla y Héctor están deseando veros y te llevo las cosas de Clara..¿hasta que hora vas a estar en casa?
-       A las cinco y media quiero volver a la clínica. Gustavo se pasa a las cinco a recoger a Clara al colegio, ya se lo hemos dicho a las monjas.
-       Vale, entonces la sobremesa será corta y tomamos el café en tu casa dentro de unas horas.

Aurelia cuelga el teléfono y se sienta a la mesa. Gustavo ha calentado el puchero que Trino le ha tráido de parte de Felisa, la noche anterior, y los dos comen con ganas.

-       Felisa tiene una mano para la cocina increíble, pero no consigo que me de recetas para publicarla en la revista...ya la he dicho que las apunte e incluso puede escribir un libro.
-       No veo yo a Felisa con lápiz y papel pero es una idea muy buena..aunque tu tampoco guisas nada mal, se nota que tu padre es un gran cocinero y te ha enseñado muy bien.
-       Gracias Gustavo pero tú te comes cualquier cosa que te haga – ríe Aurelia – y ¿qué hacemos con mi padre?
-       De eso quería hablarte. Ayer me comentó Trino que en la plaza de los Frutos queda un piso libre y ya sabes como es Felisa, a esta le faltó tiempo para convercer a tu padre de que o se viene con nosotros o se cambia al piso que queda libre. Trino podría pasar más tiempo con él, estaría menos solo y ella le podría controlar lo de las medicinas.
-       ¡No me lo puedo creer! Pondría el grito en el cielo ¿ o no?
-       Pues no, según Trino le pareció buena idea y hoy han quedado para ir a ver el piso y el suyo lo quiere vender o alquilar.
-       Increíble, a mi no me ha dicho nada, es igual que Clara, siempre planeando algo y yo la última en enterarme.
-       Sí, de casta le viene al galgo – dice Gustavo levántandose para ir a por el postre.
-       Gustavo por favor, siéntate que puedo andar, ahora voy yo a por el postre y hago el café.
-       De eso nada Aurelia, hoy te sirvo yo y mañana ya veremos...quizá deberíamos meter a una chica fija para que te ayude de ahora en adelante.
-       No, no, de eso nada cariño y menos aún durante las primeras semanas. No quiero ver gente extraña a todas las horas, quiero nuestra intimidad y vivirla libremente, con la asistenta me arreglo, la puedo pedir que venga dos veces a la semana ¿te parece?
-       Como quieras, mi vida..a mi tampoco me gusta la idea de tener una persona interna..yo también te puedo ayudar, no sólo con los mellizos, también en la cocina pero si más adelante vemos que la necesitamos ¿prometes reconocerlo?
-       Lo prometo, no soy tan cabezota como mi padre.



En el restaurante  las dos parejas de amigos disfrutan de una comida sencilla, Matilde les ha advertido que si quieren ver a Aurelia tendrán que darse prisa y no enrollarse demasiado durante el postre y la conversación que mantienen es más breve que otras veces.
A las cuatro de la tarde abandonan el restaurante y mientras Matilde y Bonilla suben a su casa, no muy lejos del restaurante, en Castellana esquina a Joaquin Costa, el matrimonio Perea se acerca al cercano Corte Inglés a recoger el regalo que Asunción había encargado.
A las cuatro menos diez ya están todos en casa de Aurelia...en el salón el café preparado y Bonilla abre la caja de bombones belgas, comprados en Mons, para acompañarlo.




-       Te veo fantástica Aurelia – comenta Héctor – si el embarazo te ha sentado bien la recuperación del parto te ha sentado mejor aún..estás radiante.
-       Gracias ¿pero a ti que te han dado en el viaje para adularme tanto? – pregunta Aurelia divertida.
-       Héctor sólo dice la verdad, a mi no me quieres creer pero ahora lo oyes de otro- dice Gustavo
-       y de o.o.otro – añade Bonilla con la boca llena de bombones
-       ¡Matilde que se te ahoga! – dicen todos al mismo tiempo

Las conversaciones de unos y de otros se confunden y el tiempo pasa volando. A las cinco Gustavo va a recoger a Clara con Aurelia ya en el coche.
Matilde se pasa un momento por el estanco para ver como le va a Estrella, desde hace unos meses le ha traspasado el negocio.
 Bonilla junto con Héctor y Asunción se acercan al despacho de ellos donde recogen la correspondencia y revisan si hay algo que no pueda esperar hasta el día siguiente, como han venido haciendo Matilde y Asun durante la ausencia de sus maridos.

-       ¿Todo bien? – pregunta Asunción
-       Perfecto, habéis sido unas secretarias fantásticas – comenta Bonilla y mirando a Héctor dice - ¿Te parece bien que llame a la embajada para quedar mañana?
-       Sigo teniendo mis dudas pero confiaré en tu instinto, llama y mejor que vengan ellos aqui.
-       Eso pensaba hacer ..y vosotros iros ya a recoger a las niñas que seguro que ya están esperando.
-       Tienes razón, te veo mañana o vas a ir al colegio a recoger a Javi del entrenamiento.
-       No, hoy no.  Matilde irá asi que hasta mañana

Asunción y Héctor llegan poco después al colegio de las chicas y en efecto, ya están en la puerta esperando aunque a María no parezca importarla, ella y Tim están un poco más apartados hablando mientras Irene y Suzanne conversan animadamente y no se dan cuenta de que el coche que se para delante de ellos es el nuevo coche de la familia Perea.

-       ¡Papi, papi! - grita María al darse cuenta de que es su padre quien se baja del coche y dejando a Tim con la palabra en la boca corre a abrazarle.
-       Hola princesa – contesta Héctor después de dejar a su hija en el suelo que se había colgado a su cuello -  yo también me alegro de verte de nuevo y tan contenta.

Irene besa a su tío y Suzanne comenta el coche nuevo al tiempo que saluda al padre de Clara.

-       Buenas tardes sr. Perea...¿está contento con su nuevo coche?
-       Buenas tarde Suzanne, hija, no seas tan formal que no es necesario y si, estamos contentos – dicho esto se vuelve hacia Tim y le dice - ¡hola chico!
-       Buenas tardes – dice entonces Tim un poco confundido ante la amabilidad de ahora del padre de María- me alegro de que el viaje ha terminado bien y el auto is alright.
-       Gracias muchacho bueno...recuerdos a vuestros padres.

Asunción que ha contemplado la escena divertida pero alerta por su tuviera que intervenir, besa a María y a Clara al entrar al coche y al sentarse Héctor a su lado le dice al oído:

-       Gracias – y le da un beso
-       ¡Hola, Hola, que estamos aquí! – dice María interrumpiendo a sus padres.

Asun y Héctor rien y minutos más tarde recogen a Dani quien acaba de salir del entrenamiento.

-       ¡Joper papi! ¡por fín un coche grande! !cómo mola !-  comenta Dani yendo hacia su padre para darle un beso.

Por la noche y cuando Dani y María ya están en la cama Asunción quiere comentar lo de la novela con Héctor

-       Me tienes que ayudar, esta mañana no me salía nada.
-       No pienses en ello ahora, antes del sábado ya habrás encontrado alguna salida..¿sabes ya como la vas a firmar?
-       Sí, Perea y Muñoz.....tu te empeñas en no reconocer tu ayuda pero has contribuido a su creación.
-       No Asunción, me niego rotundamente, por ahi no paso, A.Muñoz me parece lo justo y si quieres me puedes dar las gracias en la introducción pero el mérito es tuyo y esto no es discutible.
-       ¿Mi propuesta queda vetada? – pregunta Asunción
-       Sí, esta vez si emito mi veto..otras veces lo has emitido tú.
-       Es verdad cariño...de acuerdo pero si la publican dejaré bien claro que sin ti no hubiera sido posible y sin Bonilla y sin Julio...en realidad sin mucha gente, sin ese apoyo no hubiera escrito más de 10 páginas.
-       Asun, te lo repito, la ayuda de todos cuenta pero tu la has escrito, tu la has creado y no quiero verte tan insegura..tú no eres así.
-       Se nota que no me viste con mi primer artículo en Sucesos..estaba segura que Rubín me lo iba a tirar a la papelera – recuerda Asun
-       ¡Papá, Mamá!– dice María desde la puerta - ¿no estaréis discutiendo, eh?
-       No cariño, papá está tratando de convencerme de que soy una buena escritora ¿ no puedes dormir? – pregunta Asunción.
-       No – dice María sentándose entre sus padres – tengo sed y quería estar un ratito más con vosotros.
-       Voy a la cocina a por el agua – dice Asun - ¿quieres tu algo, Héctor?
-       Una cerveza si queda – responde Héctor.

Mientras Asunción va a la cocina María le dice a su padre:

-       Tim dice lo mismo que tú. Ser astroanuta es super difícil hasta para los chicos pero no se ríe como Dani.
-       Tim es más mayor que tu hermano, a la edad de Daniel todo da risa, princesa.

Asunción regresa con el agua y la cerveza y dos vasos, Héctor la mira interrogante y ella dice:

-       Era la última y a mi también me apetece ¿la compartimos?
-       No hay problemas ¿verdad María? – dice Héctor mirando a su hija que acaba de berberse el vaso de agua de un trago.
-       ¡Qué sed tenía! papi, a mi no me metáis en vuestra cosa ¿me llevas a la cama? – pregunta melosamente.
Héctor se levanta y lleva a su hija en brazo a la cama, la arropa, le da un último beso en la frente y regresa al salón con su mujer.

-       Ves como te has ganado hoy a tu hija,  no cuesta nada ser amable con el rival.- dice Asun que  ha escuchado lo que María le ha dicho a su padre.
-       De rival nada, he ganado yo que le ha dejado a él en cuanto me ha visto y además Tim piensa como yo – ríe Héctor.

En casa de la familia Olavide el matrimonio ya está en la cama. Es la primera noche que van a pasar juntos desde el nacimiento de los mellizos y que Clara vuelve a dormir en la habitación de al lado. La despedida de esta tarde ha sido menos dura y Clara ya ha hecho las primeras fotos.

-       Aunque no estemos completos – dice Gustavo – me siento muy feliz por tener a mis dos mujeres en casa.
-       Como sigas así me voy a sentir culpable – comenta Aurelia en plan de broma.
-       Tanto como eso no pero ¿no has echado tu propia cama de menos?
-       Os he echado a vosotros de menos y a tí, aunque estuvieras al lado de mi cama, extrañaba el no dormirme entre tus brazos como ahora.
-       Gracias Aurelia – contesta Gustavo dándole un beso abrazándola un poquito más...Hasta mañana mi amor.
-       Hasta maña cariño

La familia Muñoz por su lado, tras darle las buenas noches a su nieta, se preparan también para irse a la cama y ya en ella comentan:

-       Mañana hay que decirle a Aurelia que su padre ha firmado el contrato de alquiler y que quiere cambiarse este fin de semana. ¡Qué hombre más torzudo! ¡qué manía con que su hija no se entere hasta que ya esté todo firmado y arreglado!
-       Sí, el buen hombre tiene sus rarezas pero a mi me cae bien..no quiere ser una carga para su hija ...mañana seguimos hablando. Buenas noches mujer.
-       Buenas noches marido.

 A las dos de la mañana Asunción se desvela y con cuidado de no despertar a su marido va a la cocina, allí calienta leche y ya con el vaso en la mano se sienta a la mesa  y comienza a escribir. Durmiendo le han venido algunas ideas para posibles finales y quiere anotarlas ahora que están frescas en su mente.


     Al ratito aparece Héctor en la cocina, quien a pesar del cuidado de su mujer se ha despertado y al verle Asunción le dice:

-       Perdona si te he despertado pero las ideas no me dejaban dormir. Vete a la cama y mañana las comentamos juntos.

-       No, me quedo contigo, total ya estoy levantado y mis brazos te echaban de menos.
-       Ya lo veo,  pero tu no te ves la cara de zombi que tienes con los ojos cerrados por el sueño.
-       Muchas gracias mujer, ya sé que no soy el hombre más bello del mundo recién levantado de la cama, pero compararme con uno de esa película que vimos no lo esperaba- comenta Héctor
-       Es broma, hombre, si me a mi gustas igual, anda, siéntate que te caliento leche a ti también y te cuento lo que he puesto..pero los comentarios para mañana ¿de acuerdo?

      Media hora más tarde la luz se apaga en la cocina y el matrimonio regresa a la cama. El final está ya casi escrito, ahora puede dormir a gusto. 



Fin.




















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