martes, 18 de septiembre de 2012

La sorpresa de Aurelia. parte 19





Bautizo y nuevos brindis.



20 de febrero







Febrero tiene fama de ser un mes loco, lo mismo hace frío que calor pero de momento sólo hace frío. El mes ha entrado lloviendo y ha dado paso a la nieve y aunque ahora luce el sol, un sol que engaña, el viento hiela el aliento.
Que ha nevado en la sierra se ve desde el Lago de la Casa Campo al igual que desde otros lugares del norte de Madrid y que en la capital la nieve casi nunca cuaja es algo que Javier y Dani también saben.

-     ¿No podríamos ir este fin de semana a la sierra, mami? Algunos niños de la clase se van esta tarde mismo – pregunta Javier cuando su madre les viene a recoger.
-     Este fin de semana imposible, tenemos el bautizo de los mellizos, el próximo quizá..hablaré con tu padre, a lo mejor podemos alquilar una casa para todos en Cercedilla.
-     ¡Cómo mola!- dice Dani - ¿Podemos esquiar también?
-     Eso no es tan fácil como parece Dani, pero si podríamos alquilar un trineo y os podiáis deslizar por la nieve.
-     ¿Sabe papá esquiar? – pregunta Javier
-     Creo que cuando era pequeño tomó algunas clases pero nunca hemos hablado de esto, pregúntaselo a él y no, antes de que me preguntes, yo no sé esquiar, en Tetuán no teníamos nieve.

La conversación sobre la nieve, los muñecos de nieve, las peleas de bolas de nieve etc...continua hasta que Matilde aparca el coche y deja a Dani con Felisa.
 Asunción aún no ha llegado a casa. Las chicas salen hoy más tarde y ya está esperándolas junto a Laura, la madre de Suzanne, que se interesa por el bautizo de los pequeños al que también va asistir su hija, mientras en casa de la familia Olavide, en el dormitorio del matrimonio, Gustavo está cambiando el pañal a Raúl y Aurelia da de mamar a Marta. 

-     ¿Crees que llorarán mucho cuando sientan el agua sobre sus cabecitas?- pregunta Gustavo y continua diciendo-  A veces pienso si no sería mejor bautizarnos cuando ya somos mayores, al menos somos conscientes de lo que nos van a hacer y de su significado...mis pobrecitos niños, además de no tener idea de nada van a ir todos confiados embrazos de los padrinos y zás, les van a despertar o asustar con el agua..aunque se la echen flojita no deja de ser un susto.
-      No exageres Gustavo - (ríe Aurelia mientras reclina a Marta sobre su hombro y le da besitos en la frente. Cuando la niña erupta Gustavo la coje para cambiarla el pañal) -, no exageres - repite Aurelia-  es un sustito de los que no se recuerdan. Ahora en serio, llorarán como todos los niños, supongo,...los nuestros son unos santos pero es verdad que a nadie le gusta que les mojen sin previo aviso. El baño les encanta, ya has visto lo relajados que están pero también la carita que ponen cuando les mojamos la cabecita.
-     ¿No nos habremos precipatado con lo del bautizo, verdad? ¿no será un poco pronto para sacarles a la calle con el frío que hace?
-     Gustavo tranquilo, no pasa nada, ya han cumplido un mes y tampoco van a estar en la calle, del coche a la iglesia, de la iglesia a dónde Matilde y vuelta a casa.
-     Sí, pero los vestidos que les vaís a poner no abrigan tanto.
-      Llevan toquillas, gorritos y debajo de los vestidos como tu los llamas van bien abrigaditos..cualquiera diría que no quieres bautizarles.
-      No, no es eso pero podíamos haber esperado un poquito más, no sé, los veo tan pequeñitos que a lo mejor en primavera  hubiera sido mejor,  asi podríamos celebrarlo en la sala de un restaurante en lugar de en casa de Matilde.
-      Quizá lleves razón, podríamos haber invitado a más gente pero yo lo prefiero así..más íntimo, nuestros amigos, Julio y algunos colegas, tu amigo el párroco, los abuelos, Estrella y Miguel y Suzanne que nunca ha estado en un bautizo en España.
-     Si en eso estoy de acuerdo, lo que pasa es que me da reparo que Matilde tanga que hacer todo el trabajo – dice Gustavo mientras le hace carantoñas a Marta que se mueve más que su hermano.
-     ¿Qué te pasa hoy, cariño? No haces más que exagerar. Ya lo hemos hablado y estabas de acuerdo..Matilde presta su casa porque su salón es mucho más grande y al comunicar con el comedor con las puertas correderas cabemos todos la mar de bien. 
El trabajo se lo han repartido, a mi no me han dejado hacer nada pero me han contado sus "tareas" . Felisa se ocupa del chocolate para la merienda, Estrella va a hacer unas pastas, Matilde nos quiere sorprender con unos dulces marroquíes, Asunción prepara los sandwiches y los canapés y Julio se ha ofrecido para llevar el champán para después de la merienda.
- Ya, si lo sé y suena bien...los padrinos se han empeñados en organizar ellos el bautizo  y seguro que todo saldrá bien y no me hagas caso...hoy estoy un poco picajoso por un caso que se resiste..pensemos en otra cosa ¿verdad Marta?
- Seguro que te contesta - ríe Auleria.
- No, pero se ha sonreído, ahora en serio ¿crees que brindaremos por el éxito de la buena crítica que está teniendo la novela?
-     Seguro que lo hacemos..Asunción se lo merece, al final se la han publicado con el nombre de Azalea Ruiz aunque aún es pronto para hablar de éxito...hasta el 2 de marzo no sale a la venta.
-     Sí pero  ¿has leído lo que escribe el  crítico de ABC hoy? – comenta Gustavo dejando a Marta sobre la cama de matrimonio junto a Raúl.
-   No me ha dado tiempo, he leído lo de nuestra revista, por supuesto, lo del Diario Ya y lo de Pueblo.
-     Lee, lee – dice Gustavo acercándola el periódico que había dejado a los pies de la cama.

Aurelia comienza a leer:





El secreto del sistema de 3  ecuaciones con 3 con tres incógnitas.


Azalea Ruiz nos adentra en el mundo de la investigación de la policía científica de la mano de tres comisarios de tres ciudades distintas. 
La investigación conjunta de estos 3 comisarios darán lugar a grandes momentos de intriga y también de humor y juntos resolverán las misteriosas muertes de tres profesores de matemáticas, ocurridas el mismo día en sus respectivas ciudades con un denominador común: el mismo sistema de ecuaciones tatuado en la espalda.
La novela atrapa desde el principio y el final es sorprendente, tan sorpendente e intrigante como su autora, una joven escritora, periodista, madre y esposa de la que esperamos mucho y a la que auguramos mucho éxito.

-     ¿Y? ¿Qué te parece? – pregunta Gustavo
-     Desde luego se ha ganado a los críticos, después de leerles quedan ganas de salir corriendo a comprar la noveal. Me alegro por Asunción, se lo merece, ha hecho un gran trabajo y “sus comisarios” pueden estar contentos, les deja en muy buen lugar - termina Aurelia tomando en brazo a Marta para llevarla a la cuna y vuelve a por Raúl que está en brazos de Gustavo y ha tomado el dedo de su padre por el chupete mientras su padre le pone caras raras.

Cuando por fin ya están en la cuna llega Clara a casa con una funda de guardar ropa que le ha dado Asunción. Felisa se ha encargado de llevar los faldones de bautismo a limpiar y Asunción ha pasado a recogerlos de camino al colegio. El vestido de Clara que también llevó María sirve ahora para Marta mientras Rául llevará el mismo faldón que ya llevaran Javier y Dani.


21 de febrero






A las 4 de la tarde y en la Iglesia de San Fermin de los Navarros, en pleno barrio de Chamberí, Raúl y Marta están siendo bautizados por un antiguo compañero de colegio de Gustavo, párroco en dicha iglesia.

Mientras los padres se unen a los padrinos en la pila, Javier y Daniel que no quieren perderse el momento de echarles el agua a los mellizos, se suben al banco en el que están sentados, Felisa les corrige con la mirada mientras el pequeño Diego, embrazos de Estrella, les mira divertido y en ese momento el parroco invita a los jóvenes a acercarse a la pila.

 Marta y Raúl, normalmente muy tranquilos no paran de llorar y de patalear, de nada sirven las cariñosas palabras de Asunción y de Matilde, les molesta el flash del fotógrafo que no deja de tirar fotos y el agua no les ha hecho nada de gracia.
Cuando la ceremonia termina Aurelia y Gustavo cogen a sus hijos y al ratito dejan de llorar, es como si hubiese reconocido los brazos de sus padres o adivinado que el mal rato ya ha pasado.






Una vez en casa de la familia Bonilla se sientan todos a la mesa, los mellizos que están en sus cucos despiertos, fijan sus miradas en dos cuadros de vivos colores que  están en su punto de mira. Antes de empezar a merendar las madrinas les dan un biberón y les llevan a la habitación principal para que estén más tranquilos.

A Diego le sientan en la antigua silla de Javier que han subido del trastero para la ocasión y la merienda transcurre animadamente.

Son los jóvenes los primeros en levantarse de la mesa para ir al cuarto de juegos y  allí, sentados en el suelo, Dani y  Javi juegan con el tren de lego, Irene, María y Suzanne se entretienen con unos tebeos, Clara que ha cogido el gusto a la fotografía sigue disparando su cámara y Tim que ha venido a buscar a Suzanne, felicita a los padres de Clara nada más entrar y Bonilla le invita a tomar un chocolate.

-     ¿O tienes tanta prisa? Crei que Suzanne podía quedarse hasta las 8 y aún falta media hora - comenta Matilde
-     Prisa no, pero no quiero estorbar ¿se dice así?- pregunta el chico un poco inseguro.
-     No estorbas majete, no estorbas ¿verdad Héctor?- dice Bonilla
-     A mi no me mires, tu eres el anfitrión – contesta Héctor interrumpiendo su conversación con Julio.
-     Ya los has oído, la gente joven está en el cuarto de los juegos, la primera habitación a la derecha, la puerta está abierta ¿la ves?
-     Sí, gracias – dice Tim

En el salón, con la mesa ya recogida Julio descorcha una de las botellas de champán que ha llevado y hace un primer brindis:

-     Por Raúl y Marta, que sigan creciendo como hasta hora y nos inviten a su comunión también – dice Julio.
-     ¡Por supuesto que lo harán! – dice Aurelia brindando por sus hijos al igual que todos los presentes.

Después viene un pequeño discurso de Julio seguido por un brindis

-     Quiero aprovechar que estamos todos reunidos para brindar por mi redactora jefe que además de ser una gran amiga y compañara es una gran escritora. ¡Por Asunción y su novela!

Después del brindis Asunción toma la palabra:

-     En primer lugar quiero pedir disculpas a los mellizos por robarles el protagonismo – dice Asunción bastante emocionada – en segundo lugar agradecer a Julio sus palabras.. él es , sin duda alguna, el jefe que mucha gente quisiera tener y gracias a él y a sus contactos se ha podido publicar mi novela.. Me hace mucha ilusión leer a los entendidos elogiarla y espero que se venda bien, más que nada por la editorial que ha apostado fuerte a pesar de mis condiciones y por los asesores... siento que Vallejo no esté presente pues su colaboración también ha sido muy valiosa, en tercer lugar quiero agradeceros a todos vosotros por estar siempre a mi lado y entenderme .. y por último darle las gracias a mi marido por ese amor incondicional que me ofrece día a día..,  sin Héctor a mi lado, a quien quiero con toda mi alma, nada hubiera sido posible. 

Héctor quiere contestar a su mujer pero María no le deja al empezar a entonar desde el pasillo “ es una chica excelente, es una chica excelente....” seguida de todos los demás.

-     Callad por favor, que vais a despertad a los mellizos – pide Asunción quien embargada por la emoción mira a Héctor y en sus ojos puede ver las mismas lágrimas que está notando en los suyos al tiempo que María y Daniel corren hacia sus padres y Clara les hace una foto.

-     ¡Brindemos por nosotros, por la familia y la amistad! – dice Bonilla levantando su copa.

El reloj de péndulo del salón avisa que son las 8 de la tarde y Tim recuerda a su hermana que deben irse. Los hermanos se despiden y agradecen el haber sido invitados.

-     De nada chicos, no seáis tan formales que estamos entre amigos – dice Matilde – espero que lo hayáis pasado bien.
-     Sí muy bien – contesta Suzanne- aunque el bautizo en la iglesia es diferente a los de Estados Unidos pero me ha gustado igual.

Julio y los compañeros de Aurelia y Asunción también se van, Felisa, Trino y el abuelo de Clara se van con Miguel y Estrella. El pequeño Diego va embrazos de Felisa e Irene volverá a casa con Héctor y Asunción.
Cuando los tres matrimonios se quedan solos Matilde saca a relucir la pregunta que hiciera Javier el día anterior.

-     Ya sé que los mellizos son muy pequeños pero estos dos diablillos grandes quieren pasar un fin de semana en la nieve. No sé cuanto tiempo va durar en Navacerrada pero he pensado que podríamos alquilar una casa en Cercedilla para el próximo fin de semana ¿qué os parece?
-     Yo nunca he estado en la nieve – dice Asunción- me hace ilusión ¿vamos Héctor?
-     Por mi parte de acuerdo
-     - Bien, bien – dicen María y Dani a la vez
-     Mamá ¿vamos nosotros también? – pregunta Clara
-     Nosotros no Clara, bueno, tu puedes ir con los tíos si te llevan, claro, pero nosotros nos quedamos en casa con los mellizos, son muy pequeños todavía.
-     ¡Por supuesto que Clara viene con nosotros! – dice Bonilla.
-  E Irene con nosotros ¿verdad papi? – pregunta María

-  Por descontado si la abuela le da permiso.
-     Habrá que comprar pantalones para la nieve – apunta Aurelia
-     Y botas – dice Matilde
-     De eso os encargáis vosotras, yo voy a llamar a ver si el chalet por el que preguntamos ayer todavía está libre.
-     Los gastos van a media – dice Héctor- ya está bien de que tu corras siempre con todos los gastos.
-     Como quieras pero no es necesario, de verdad.
-     Insisto o no vamos – contesta Héctor.
-     De acuerdo, no hablemos más – dice Bonilla.

  Minutos más tarde se oye a los mellizos llorar y Gustavo va a por sus hijos, Aurelia quiere ayudar a recoger el salón antes de irse.

-     Déjalo Aurelia – dice Asunción- nosotros les ayudamos.
-     Sí – dice Matilde – entre los cuatro lo dejamos todo arreglado en un segundo.

A las diez de la noche la familia Perea junto con Irenita  dejan la casa y ya en el coche Asunción dice:

- María, ¿cómo es que te ha dado por cantarme la canción?
- Al oir vuestros brindis salimos todos y Tim empezó a cantar la canción en inglés por los bajines..por eso seguí yo en español ¿no te ha gustado?
- Me ha encantado cariño
- Y a mi también y Tim parece que está en todo - comenta Héctor guiñando un ojo a Asunción.

Minutos más tarde llegan a casa. Dani se ha quedado con Javier y María quiere dormir en casa de su abuela con su prima. 

-     Déjala Héctor – dice Asunción – quieren hablar de sus cosas y seguramente Irene quiere escribir algo en su diario con María.
-     Vale pero si es por charlar en casa de tu madre no creo que puedan..ya sabes como es pero bueno.

Mientras las chicas se meten en la portería Asun y Héctor suben en el ascensor .

-   Nos hemos quedado solos y tenemos toda un noche por delante ¿has pensado que quieres hacer?
-     Sí, dormir y callar ¿tú no?- contesta Asunción saliendo del ascensor

La risa de Héctor retumba en la escalera y contagia a Asunción que se apresura a abrir la puerta antes de que los vecinos salgan.

-     No te rías tan alto Héctor que los vecinos van a pensar que estamos locos.
-     Lo estoy y tu tienes la culpa Asunción Muñoz Ruiz, señora de Perea.
-     Me alegro – contesta cerrando la puerta con el pie mientras sus brazos se enredan en el cuello de su marido.

A pesar de los brindis en casa de Bonilla, Héctor descorcha otra botella de champán y en la cama siguen brindando por la familia, los amigos y su muto amor.


Fin.










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