lunes, 24 de septiembre de 2012

La sorpresa de Aurelia. Parte 20. II




Accidente, miedo y un anuncio.


Asunción intenta calmar sus nervios mientras conduce. En el asiento de al lado, con el respaldo reclinado, se haya Daniel medio dormido a causa del calmante que le han dado. En la pista se han quedado los demás; se ha negado a que su marido la acompañe y ha insistido en que la última lección de esqui de este día, planeada a la una y media , siga adelante pero sin Dani, naturalmente.

Todo ha empezado un hora antes, cuando las chicas van a entregar sus trineos, tras deslizarse una y otra vez sin problemas y los chicos están llegando a lo que habían dado en llamar la meta.... entonces la alegría y las risas dan paso a las exclamaciones y la gente corre a ver que ha pasado. 
Héctor vuela hacia Dani, tendido en el suelo, mientras Asunción grita al padre del chico que ha provocado el accidente, al deslizarse junto a su hijo en un trineo de madera, perder el control y llevarse a Dani por delante que estaba recogiendo su trineo para entregarlo.





Desgraciadamente se ha dado un golpe en la cabeza y una de las puntas, de la parte delantera del trineo, le ha abierto la ceja izquierda por la cual mana sangre sin parar. Héctor corre con su hijo en brazos al puesto de socorro de la Cruz Roja mientras Bonilla corre con él apretando la herida con su pañuelo, ya teñido de sangre. Clara corre también con ellos y saca de su bolsillo otro pañuelo que da a Bonilla y al momento se tiñe también de sangre.

En el lugar del accidente Matilde intenta inutilmente que Asunción se calme y deje de gritar al hombre, recién incorporado que trata de levantar a su hijo, que parece tener dificultad para apoyar el pie en el suelo.

-      Mamá, mamá, vamos, Papá que se ha llevado ya a Dani, por favor – dice María estirando a su madre de la manga de la anorak.
-      Tía por favor, ven con nosotras – pide también Irene
Entre las tres consiguen que Asunción deje al atontado padre al que empiezan a asistir unos voluntarios y cuando llega a la puerta del pequeño consultorio Bonilla la dice:

-       Te está llamando, le van a coser la herida.

Nada más entrar ve como Héctor, detrás de su hijo, depone su mano izquierda sobre el hombro izquierdo de Dani, la mano derecha encuentra las manos de su hijo y le susurra algo al oído. Daniel intenta comportarse como un hombrecito y sin llorar permite al médico que le cosa la herida.

-      Mami, mami ¿dónde estabas? – pregunta Dani al ver entrar a su madre.
-      Ahora no hables Daniel – le pide el médico
-      Ya estoy aqui cariño, no digas nada, el médico tiene razón – contesta su madre coguiéndole la mano que Héctor suelta. Asunción evita mirar a su marido y se concentra en su hijo
-      Bueno, esto ya está, cuando te quiten los puntos casi ni se va a notar mi costura de lo bien que lo he hecho – dice el médico guiñando un ojo a Dani –  te has portado como un jabato, ni has pestañeado, asi me gusta.
-      ¿Lo oyes mamá? ¡Ya soy mayor! Ya no lloro como un niño.
-      Yo no diría tanto – contesta el médico sonriendo antes de que sus padres puedan decir nada- los mayores también lloramos de vez en cuando pero si que has sido muy valiente y eso es lo que cuenta.
-      De acuerdo – dice Dani

El médico recomienda que el chico repose el resto del día y que observen si tiene mareos o vómitos..aparentemente no tiene nada, el dolor de cabeza es normal después del golpe, su visión es buena y la herida limpia, aparatosa pero sin complicaciones, mañana será el mismo niño alegre y despreocupado.

-Los puntos tendrá que llevarlos unos 10 días...si notan algo llamen a este teléfono – dice el médico dándoles la tarjeta de la Casa de Socorro de Cercedillas.

Cuando salen con el niño  del consultorio Asunción pide las llaves del coche a Héctor y anuncia que ella regresa a la casa con Dani.

-      Nos vamos todos – dice Bonilla
-      No, prefiero que os quedéis aqui. Las chicas tienen una clase pendiente y aún les da tiempo y no Héctor – dice mirando a su marido – tu tampoco vienes conmigo. No quiero discutir mi decisión.

Ante la sorpresa de todos, menos de Héctor y María, Asunción cumple con lo dicho y va camino de la casa mientras ellos  se dirigen a la pista de las clases de esqui.

-      Cuando se le pase el susto mamá será otra vez mamá ¿verdad papi?
-      Asi es María – contesta Héctor y dirgiéndose a Matilde y Bonilla dice- ¿Matilde te imporaría quedarte tu con las chicas mientras tu marido me acerca a la casa?
-      No, claro pero Asun ha dicho...
-      Sé lo que ha dicho mi mujer Matilde pero yo tampoco puedo quedarme aqui, además las botas están manchadas de de sangre y las mangas de la  cazadora tres cuarto de lo mismo.
-      Héctor tiene razón, quedaros aqui y de paso me acerco al restaurante a anular la comida de hoy. En el pueblo he visto un bar que hacen comida para llevar, puedo encargar unos pollos y unas tortillas ya las recogemos más tarde ¿vale?
-      Como queráis, a mi no me importa quedarme aqui pero llévate a Javier, las clases de esquí no le gustan y sin Dani se aburre.

A las dos y diez la clase termina, ha sido una clase distinta a la de por la mañana pero dentro de lo que cabe, María la ha disfrutado, pero su cara refleja su preocupación.
Matilde decide esperar con las chicas en la cafeteria tomando otro chocolate caliente. Aunque a esas hora ya hay mucha gente encuentran una mesa libre en una esquina cerca de la chimenea.




-      María, alegra esa cara, que lo de Dani no es nada, sólo un susto muy grande.
-      Lo sé tía Matilde, no estoy asi por mi hermano pero por mis padres. Estoy empezando a tener miedo, mamá siempre se enfada con papá cuando a mi hermano o a mi nos pasa algo.
-      ¿Miedo? No lo entiendo, tus padres hacen las paces en un santiamén.
-      ¿Y si un día pasa algo muy gordo y se va como hizo Teresa?- dice María sin darse cuenta que ha dejado caer una bomba.

Matilde mira a María sin saber que decir, ella no sabe casi nada de Teresa, es algo de lo que su marido casi nunca habla y no tenía ni idea de que María supiese como se llamaba la primera mujer de su padre.

-      No te asustes tía Matilde – dice María al ver la cara que ha puesto – no sé toda la historia.. pero en navidades oí una conversación de mis padres sin querer y ellos se dieron cuenta, al final me dijeron que ella era “las cositas” por la que ellos no pudieron casarse antes . Teresa dejó a mi padre después de perder ella al suyo, al bebé y a su hermano. Eran muchas cosas y ya no podía estar con mi padre. ...por supuesto que Daniel no sabe nada de nada.
-      Tu madre no es Teresa, te lo aseguro aunque yo no la haya conocido......... ¿Vosotras también lo sabiáis? – pregunta Matilde a Clara e Irene al ver que ellas ni se han inmutado.
-      Sí - dice Clara – entre nosotras no hay secretos, las tres “venimos” de antes de que nuestros padres se casaran.
-      En mi caso es aún peor – dice Irene – mi madre ni tan siquiera llegó a casarse con el hermano de la tía Estrella y el señor que dejó a mi madre embarazada estaba ya casado y mis abuelos no querían saber nada de él.
-      Comprendo – dice Matilde – pero.. Clara, tu naciste cuando tus padres ya estaban casados.
-      Sí, a los dos meses y algo de estar casados...¿o no te diste cuenta?..nunca lo había pensado tía, pero con el embarazo de los mellizos y mirando el album de fotos vi que no era posible..¿ ellos se casan en noviembre y yo nazco en febrero?. ..se lo pregunté a mi padre y me lo contó, bueno todo no, supongo, pero me dijo que mamá no quería casarse con él hasta no estar segura. Cuando lo hizo ya estaba de seis meses, no se le notaba mucho la tripita y para la boda utilizó una faja, por eso en las fotos no se le nota nada.
-       Es verdad, no se le notaba mucho, fue en el séptimo mes cuando empezó a engordar y engordar y al final naciste tu y pesastes casi tres kilos y medio.
-      Javier si que nació cuando tu ya estabas casada con el tío ¿verdad? – pregunta María.
-      Sí, pero eso no quiere decir nada...las circunstacias eran distintas y nosotros no somos mejores padres que vuestros padres por eso, al revés, cada día aprendemos de los vuestros – comenta Matilde y tratando de animarlas un poco dice –  confidencia por confidencia os voy a dar una noticia. La quería dar el tío mañana asi que vosotras hacéis como que no sabéis nada.. ..el hermanito o hermanita de Javier ya viene de camino, por eso no he querido jugar en la nieve con vosotras.
-      ¡Qué buena noticia!- dicen las tres entusiasmada, levantándose y dándole un beso.
-      ¿Quieres una niña, verdad? – dice María.
-      Sí, me gustaría pero si es un chico voy a ser igual de feliz, ya tengo tres sobrinas adorables – dice Matilde.


Mientras las chicas están con Matilde hablando y Bonilla encargando la comida, Héctor entra en la casa y encuentra a su mujer en el dormitorio de Daniel, sentada en una silla, con las cortinas cerradas, contemplando a su hijo como duerme bajo los efectos del calmante.

-      ¿Qué haces aqui Héctor? ¿Cómo has llegado?- pregunta Asunción al ver a su marido en la puerta de la habitación.
-      ¿Qué tal sigue? ¿se ha quedado dormido? – pregunta sin responder a las preguntas de su mujer
-      Sí, en el coche ya venía medio dormido, el calmante ha tenido un efecto muy rápido, le he tenido que subir en brazos....pero no has contestado a mis preguntas.

Hablan bajito para no molestar a Daniel, Héctor toma por el brazo a Asunción, la lleva a la ventana y descorre un poco las cortinas.

-      Como puedes ver la cazadora tiene manchas de sangre, mis pantalones también y solo se han salvado los zapatos porque llevaba las botas, comprenderás que no podía pasearme asi sin que la gente me mirase...
-      Tienes razón, lo siento y lo malo es que no sé con que te puedo limpiar la cazadora ahora y no tienes otra.
-      Eso es lo de menos, Bonilla me presta una, lo de más eres tú ¿ Quieres que hablemos o espero abajo a que vengan los demás?

Asunción mira a su marido y recuerda lo mal que se ha sentido en el coche, sabe que su marido no tiene la culpa de nada, el resto tampoco pero ella ha pagado el miedo que la ha embargado con todos ellos y dice:

-No, espera, quédate conmigo..siento mucho haber dado ese espectáculo...tú..María, Bonilla, Matilde..vosotros también estabáis asustados y sin embargo no habéis perdido la cabeza, sobre todo tú, corriste hacia Daniel mientras yo le gritaba a ese irresponsable y dejaba a mi hijo en la nieve...si no hubieras estado allí...¿qué clase de madre soy?
- Una leona que quiere devorar a quien haga daño a sus hijos, la mejor madre que pudiera desear para mis hijos y de no  haber estado yo allí tu te hubieras encargado de Dani - contesta Héctor sujetando entre sus manos las manos de su mujer.
- ¿Me perdonas? ¿Justificas mi comportamiento? – pregunta Asunción con lágrimas en los ojos
- Entiendo tu comportamiento pero no justifico nada ¿no recuerdas esas palabras? ¿cúantas veces me las ha dicho tu a mi cuando la sombra de Teresa se interponía entre nosotros al principio de nuestra relación?
- Algunas veces pero desde que dimos el paso de vivir juntos no he tenido motivos para decirlas nunca más- contesta Asunción
- No, como yo no tendré que volver a decírtelas a ti. A partir de ahora pase lo que pase con nuestros hijos compartiremos nuestro miedos en lugar de echarnos la culpa, ¿de acuerdo?
- De acuerdo, palabra de honor – contesta Asunción fundiéndose en un abrazo con su marido.
- Asi está mejor – dice Hector besando a su mujer- vamos, lávate la cara mientras yo me cambio que los demás estarán al caer.

En efecto, cuando las chicas están a punto de dejar la cafeteria, aparece Bonilla con Javier y todos juntos regresan a la casa, sin olvidar recoger la comida encargada.
Asunción baja al oirles entrar, les pide que no hagan mucho ruido y se disculpa por su comportamiento.

-      No pasa nada Asunción – dice Bonilla – aprovechemos que Dani duerme y vamos a comer todos juntos.
-      No, yo prefiero esperar – dice Asunción – id comiendo vosotros, ya me calentaré yo lo mío después..no quiero que se despierte y trate de levantarse.
-      Como quieras dice Héctor.

Mientras los mayores hablan las chicas ponen la mesa, cubiertos, platos y vasos y en el medio tres pollos, tres tortillas,  yogures para el postre, una botella de casera, una jarra de agua, y una botella de vino.

-      A la mesa – dice María – y Javi ¿te has lavado las manos?
-      Sí, jopé, pero tu no eres mi madre – se queja Javier quien sin Daniel está un poco huérfano y de mal humor.

Después de comer Matilde calienta la comida de Asunción y sube a buscarla.

-      Ya me quedo yo con él, baja a comer, te he calentado la comida y, habla con María....tiene miedo de que un día te marches como Teresa.
-      ¿Qué? ¿Te ha dicho eso? – pregunta Asunción alarmada.
-      Sí, mientras esperábamos en la cafeteria nos hemos hecho confidencias...son tres niñas muy despiertas y con la mente muy abierta..díselo con cuidado y sin delatarme ¿vale?.
-      Descuida y gracias Matilde.

Cuando Asunción baja al salón se encuentra con que Héctor están poniendo su plato en la mesa.

-      Gracias cariño – dice y pregunta - ¿dónde está el resto de la banda?
-      Han ido con Bonilla al pueblo a devolver las cazuelas que nos han prestado.
-      Deja los cacharros ahora – pide Asunción al ver que Héctor comienza a fregarlos- siéntate conmigo, tengo que decirte algo.

Asunción le cuenta a su marido lo que Matilde le acaba de comentar.

-      Quizá no debiéramos haberla dicho nada, es aún una cría por muy mayor que parezca – opina Héctor.
-      No, hicimos bien en decírselo, nos oyó hablar y de haber hecho como si nada se hubiera líado mucho más, ese no es el problema..el problema soy yo, la he fallado hoy y tengo que hablar con ella en cuanto venga.
-      No creo que la hayas fallado, de hecho me dijo que en cuanto se te pasara el susto ibas a ser la mamá de siempre..pero sí, tenemos que volver a hablar con ella.

A lo largo de la tarde Héctor y Asun encuentran el momento para hablar con su hija sin delatar a Matilde.

-      María, cariño - dice Asun – hoy no he tenido mi mejor día..me he venido sola con Dani porque estaba enfadada conmigo misma, no con vosotros. Tampoco tenía que haber dado ese espectáculo...el hombre ese no ha perdido el control del trineo para fastidiarnos el fin de semana y menos aún quería que Dani se golpeara..quiero que sepas, que nunca, nunca, nunca por muy enfadada que esté me voy a volver a ir, me he sentido muy mal y además ¿a dónde voy a ir yo sin vosotros? sin papá, sin Dani y sin ti yo no soy nada ¿ me perdonas?
-      Yo no estoy enfadada mami – dice María – no tengo que perdonar nada,  estaba preocupada y tenía miedo ¿no te lo ha dicho la tía Matilde?

Asunción mira a Héctor en busca de ayuda y este sale al rescate:

-      Princesa, la tita Matilde ha dicho que estabas preocupadas por nosotros y por eso mamá quiere dejarte bien claro que nosotros dos nunca, nunca, nunca nos vamos a separar aunque tengamos días de desencuentros o días tristes, somos una familia y lo vamos a ser siempre..y no olvides nunca que estamos aqui para contestarte todas las preguntas o dudas que tengas ¿ de acuerdo, mi amor?
-      Sí, de acuerdo- contesta María abrazándose a sus padres.

Esa noche se acuestan pronto, Dani duerme con Asunción mientras Héctor lo hace en la cama de su hijo y afortunadamente al día siguiente, el niño se despierta como si nada hubiera pasado, ni tiene dolor de cabeza, ni está mareado, lo que tiene es hambre.

-      Buenos días mami ¿qué hago en tu cama? ¿dónde está papi?
-      Buenos días cariño, ¿no te acuerdas de lo que pasó ayer?
-      Sí – dice Daniel llevándose la mano a su ceja – me han cosido pero cuando me descosan no se va a notar nada..mamí, tengo hambre ¿ puedo bajar primero a desayunar y luego me lavo?

Minutos más tarde están los dos en la cocina preparando un desayuno para Daniel pero evitando que tome leche por si acaso le diera vómitos.
Al poco rato comienzan a bajar los demás y besan a Dani quien se siente, al ver a todos pendiente de él, el rey de la casa por un día.

-      Jopé Dani – dice Javier – ayer me aburrí como una ostra mientras tu dormías ¿podemos jugar hoy tía Asunción?
-      Sí, pero sin correr y dentro de casa hasta la hora de la comida.




Después del desayuno Héctor y Bonilla suben a las chicas a la pista de esqui. Hoy tienen su última lección y una clase práctica.
En la casa se quedan Asunción y Matilde y después de recoger las cosas del desayuno juegan al parchis con sus hijos.

En Valdesqui las chicas están a punto de poner en práctica lo que han aprendido en las clases y Bonilla ya tiene la cámara preparada mientra Héctor reza por los bajines para que ninguna de las tres termine rodando por el suelo.
María resulta tener un talento nato para el esqui, como ya dijera el monitor el primer día y a Clara e Irene tampoco se les da mal con lo cual la bajada la realizan sin problemas y sin caerse.

-      ¡!Campeonas!! – dice Bonilla cuando las tres se acecan a ellos – Os he hechos unas fotos de lo más chulas.
-      Felicidades – dice Héctor dándolas un beso – estamos muy orgullosos de vosotras, tres lecciones y ya podéis deslizaros sin acabar en el suelo ¡fantástico!
-      Papi no exageres, era una bajada de principiantes y para niños.

Cuando el monitor se acerca a ellos, Bonilla le da la mano y quiere despedirse de él pero éste aprovecha para preguntar a Héctor si Maria no podría tomar más clases, apuntarla a la federación porque ve en ella a una muy buena esquiadora. Antes que Héctor pueda responder es María la que dice:

-      No gracias, no quiero que me pase como a una compañera de colegio que no tiene tiempo para sus amigas ¡siempre está entrenando! ¡qué rollo!
-      Ya lo ha oído – dice Héctor
-      Si cambia de opinión llaméme, por favor – dice el monitor entregándole una tarjeta con el nombre y teléfonos de la federación.

Antes de regresar a Cercedillas Clara no lo puede evitar y empieza a tirar bolas de nieve a Irene y a María y la pelea de bolas comienza sin que Héctor se salve e incluso Bonilla recibe una mientras estaba tirando fotos.

Cuando llegan a la casa la familia de Suzanne ya ha llegado y las chicas comienzan a hablar a la vez.

-      Ya verás las fotos – dice Clara – hemos aprendido a esquiar sin caernos y la pelea ha sido muy divertida.
-      Jolines, lo que me he perdido – dice Suzanne
-      ¿Estás segura? – dice su hermano tirándole una bola

De nuevo comienza otra pelea mientras Javier y Dani la contemplan através de la ventana.

-      Jopé, nosotros nos quedamos sin pelea ¡eso no vale! – dice Dani - ¿mami de verdad que no puedo?
-      No Dani, Javier puede salir si quiere pero tu no...no quiero que el diablo enrede.
 La madre de Suzanne entra en ese momento con un poco nieve en un cubo que ha encontrado en el jardín y le dice a Dani.

-      Si abres la ventana también les puedes dar, pero hay que cerrarla corriendo ¿ te parece bien Asunción?
-      Bueno, nosotros te ayudamos pero eso, la ventana se cierra en seguida y tiramos todos a la vez.

Dicho y hecho, los de fuera son atacados desde dentro y cuando quieren contestar las nieve se estrella contra una ventana cerrada mientras Dani se ríe de ellos.
A las dos y media se dirigen todos al restaurante que Bonilla ha reservado y la comida transcurre en un ambiente de fiesta, entre risas y anécdoctas de la familia de Suzanne en la nieve en Aspen, cuando los niños eran más pequeños y aún vivían en Denver. A los postres Bonilla pide un poco de silencio y dice;

-      Familia y amigos, no tenemos champán para brindar pero por una vez que sirvan nuestras bebidas...quiero brindar por Dani que ha demostrado que es todo un hombrecito, por las chicas que han descendido esquiando por primera vez y han aprobado con sobresaliente y por último, por el próximo miembro de la familia Bonilla, el deseado hermanito para Javier que por fin ya está de camino.

Las felicitaciones a Matilde y a Bonilla comienzan de inmediato, Dani mira a su amigo y le dice:

-      ¿Pero tu querías un hermanito?
-      Sí, solo me aburro un poquito y cuando sea mayor le enseñaremos tú y yo todo lo que sabemos
-      - Vale,...¿va tardar tanto como los mellizos en venir? – pregunta Dani

Todos ríen su pregunta y tras tomar el café los mayores y helados los jóvenes salen del restaurante.
A las 6 de la tarde dejan la casa, entregan la llave y regresan a Madrid. El fin de semana termina feliz, a pesar del susto, han podido disfrutar de la nieve y se han conocido todos un poquito más.

Fin























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