martes, 4 de septiembre de 2012

La sorpresa de Aurelia. Parte 14



Víspera de Reyes y tarde de regalos.


El  día de la cabalgata amanece como un día cualquiera pero la salida inesperada de Bonilla y Héctor complica las cosas. Presenciar el paso de su majestades y su cortejo peligra seriamente, quizá no pueda ser posible.

Aurelia no está como para acercar a los críos ni a Cibeles y menos a la Plaza Mayor.....ese cinco de enero se levanta bastante cansada y después de venir, del que quizá sea su último reconocimiento antes de dar a luz , prefiere quedarse en casa. Todo está bien le han vuelto a decir y ella lo sabe, como sabe la razón de su cansancio.
Dormir a piernas sueltas, dormir toda la noche de un tirón es algo que Aurelia echa de menos desde hace unas semanas pero en los últimos días las visitas nocturnas al baño han aumentado en frecuencia e incrementan su cansancio matinal.
Esa tarde la dedica a envolver algunos regalos de reyes, aquellos que ha ido comprando a lo largo del año para las chicas y los chicos, según los veía y pensaba << eso me gusta para Dani o para Javi etc, etc >>. 

Asunción por su parte, y como ya se sabía, ha tenido que acompañar a Julio a la Recepción de Año Nuevo  en el Club de Prensa y la cita de Gustavo en Las Salesas lleva meses anotada en su agenda.

En las agenda de Bonilla y Hector el cinco de enero está marcado con las palabras “” cabalgata a las 19 horas”” en rojo pero la llamada de Vallejo, a las 3 de la tarde, hace que no cumplan con lo programado. 
Un giro inesperado en un caso bastante complicado les lleva a Ocaña donde Vallejo ha conseguido, gracias a sus contactos, que puedan interrogar a un preso cuya información puede ser crucial para dicho caso.

No queda más remedio que ver la cabalgata por televisión y Matilde propone verla en su casa todos juntos. La propuesta es aceptada por todos y Gustavo lleva a su hija a casa de Bonilla de paso que va al tribunal. Héctor hace lo mismo con Irenita, María y Dani antes de tomar la carretera de Andalucia en compañía de Bonilla..

Bien porque los pequeños ya no creen en los reyes o bien porque la merienda que Matildes les ha preparado les va a compesar con creces el caso es que  ni Javier ni Daniel ponen reparos y a las chicas les da lo igual, el interés por asistir a la cabalgata pertenece al pasado, se sienten ya mayorcitas como para estar recogiendo caramelos del suelo e ir acompañadas de toda la familia...si las hubieran dejado ir solas quizá el interés hubiese sido otro.

La noche, a pesar de todo, sigue siendo mágica y todos quieren pasarla en su propia casa. Gustavo viene a recogerles a las 21 horas y tras dejar a Irene y a los hermanos Perea con su abuela, pues ni Héctor ni Asunción han llegado aún, sigue camino a su casa sin entretenerse.

Cuando Héctor a las 21.30 llega a su casa pasa primero por la portería a recoger a sus hijos, como se temía la recepción de Asunción se ha alargado más de la cuenta y Felisa se lo confirma.
Más tarde, a las 22.30 cuando los niños ya están en la cama, Julio deja a Asunción en su casa. 
Héctor ayuda a su mujer a quitarse el abrigo, saluda a Julio, toman unas copas y hablan de la recepción. A las 23 en punto Julio les deja solos y el matrimonio Perea saca los regalos de sus escondites y los colocan junto al árbol.
Asunción busca y rebusca en su bolso el regalo para su marido pero no lo encuentra,  haciendo memoria recuerda que se lo ha dejado encima de su mesa en la redacción y le pide disculpas a Héctor.





<< LA CABALGATA  DE LOS REYES MAGOS DESFILO POR LAS CALLES DE MADRID RODEADA DE UNA GRAN BRILLANTEZ.
Setenta y siete conjuntos, carrozas de temas biblíco, representación de la Fuerzas  Aéreas norteamericanas, rondallas y tunas universitarias.... >> [i]

Titular del periódico ABC del martes 6 de enero enumerando las diferentes “bandas de trompetas y tambores” que acompañaron a sus majestadas desde el parque del Retiro a la Plaza Mayor con parada en el Círculo de Bellas Artes y que Asunción lee de prisa y sin prestarle gran atención mientras  mira de reojo a Dani , que no deja a su hermana acercarse al Scalextric que le han dejado los reyes, temorosa de que se enzarcen en una discusión. La entrada de Héctor con el roscón y el aviso de que los reyes les están esperando en casa de los abuelos da paso a una tregua. Dani y María bajan las escaleras corriendo mientras Asunción le comenta a Héctor:

-       Has llegado a tiempo. Dani no quiere ver a María cerca de sus scalextric y María no está por la labor de que su hermano marque territorios en espacios comunes.
-       Mujer, era de esperar, con las ganas que tenía de tenerlo. Dentro de unos días, cuando se le pase la novedad, dejará a su hermana y a su prima que jueguen con él.
-       No sé yo, cuando éramos pequeños no teníamos tantos reyes y lo compartíamos todo. ¿Te has dado cuenta de la cara de asombro de María al ver los patines y la Nancy con sus complementos?!Menos mal que le ha gustado!. Si te digo la verdad hasta a mi me han entrado ganas de jugar con la muñeca y probar sus patines- ríe Asunción y continua- este año nos lo ha puesto difícil con eso de que no quería juguetes “solo cosas útiles”” ¿verdad?
-       Nuestra princesita se va a haciendo mayor, a veces pienso que es muy mayor para su edad pero en el fondo sigue siendo una niña de 12 años y... confesión por confesión, yo también tengo ganas de jugar con el scalextric – ríe Héctor – pero esperaré a que mi hijo me invite y tú ¿ no tienes nada que decir de tus reyes?
-       ¿Otra vez? ya te he dado las gracias acompañadas de mil besos..sabes que me ha encantado, los guantes de ante me han gustado mucho y el bolso es precioso, la semana que viene buscaré en las rebajas unos zapatos que hagan juegos o unas botas- comenta Asunción sonriendo inocentemente.
-       ¡Matilde tenía razón! Todas las mujeres sois iguales
-       ¿Matilde?..te he pillado, asi que has ido con ella a comprar mis reyes ¡ya decía yo que esta vez habías tenido un gusto excelente! – vuelve a reír Asunción.
-       ¿Quieres decir que mis otros reyes no te han gustado? – pregunta Héctor.
-       No digo eso, ni mucho menos. Cualquier cosa que te molestes en comprarme me gusta pero – dice Asunción acercándose a su marido jugando con su corbata -  es como con las corbatas, a ti te gustan porque las elijo yo o los niños pero en realidad estás cansado de tantas corbatas raras o ¿no?
-       Vale, vale, te sigo, por eso estos reyes se han olvidado de ellas y en su lugar  un par de calcetines, una  bufanda y un jersey haciendo juego ¿no?
-       No del todo y lo sabes. Te lo expliqué anoche. Eso son los reyes de los niños pero el mío tenemos que ir a buscarlo. Melchor lo ha dejado en la redacción por equivocación. Si quieres aprovechamos ahora que están con mis padres para ir a buscarlo.
-       Buena idea, la verdad es que me tienes muy intrigado.


A la una de la tarde Asunción abre la puerta de la revista junto con Héctor y suben a la planta. Sobre su mesa reposa un gran sobre con  “ para Héctor”” de Melchor y Asunción invita a su marido a cogerlo.
Héctor mira con muchas interrogantes el sobre, le da la vuelta, le toca pero sigue sin tener ni idea de lo que pueda contener, al final lo abre con el abrecartas de Asunción y saca otro sobre de una compañía aérea con un billete y una notita:




-       ¿Y esto? – pregunta más que sorprendido a Asunción.
-       ¿No te gusta? – contesta su mujer con otra pregunta sintiéndose un poco insegura.
-       La idea me gusta mucho pero me sorprende ¿cuándo has ido tu a una agencia de viajes ?
-       El mismo día que Matilde fue de compras contigo fui yo con Bonilla. Héctor, cariño – continua Asunción rodeando el cuello de su marido con sus brazos- la paga extra de navidad quedamos que era para mí y que podía hacer lo que quisiera con ella ¿te acuerdas?, pues eso he hecho. Bonilla me ha hablado de ese pueblo alemán donde está la fábrica madre, de lo barato que sale yendo allí e incluso se puede regresar ya en el coche con todos los trámites hecho.
-       Eso lo sé, a mi también me ha estado lavándome el cerebro con esa historia pero pensaba que tu no querias cambiar el Simca.
-       Te equivocas mi amor – contesta Asun dándole un suave beso en los labios- no niego que me hizo ilusión cuando lo compramos pero he perdido la cuenta de las veces que nos ha dejado tirados y al final hemos discutido por el dichoso coche..no, prefiero que se quede “ A media voz “ con él .
-       Pero siempre hacíamos las paces – recuerda Héctor
-       Sí, pero no en el coche asi que “valor sentimental” cero coma cero. ¿Aceptas mi regalo? El resto te lo explica Bonilla.
-       ¿Lo vamos a poder pagar?
-       Por supuesto y además, la novela negra que estamos escribiendo a medias, según el amigo de Julio es muy buena y su editor estaría encantado de publicarla.
-       Qué estás escribiendo tu solita, yo sólo te apunto ideas y detalles de mi época de comisario – contesta Héctor y pregunta - ¿y si nos pasa como a la lechera?
-       Bonilla nos alarga los plazos y no pasa nada. ¿de acuerdo?
-       Tu ganas, bueno, vosotros ganáis..¿te puedes quedar tu sola con los niños 3 días?
-       ¡Héctor! no empieces por ahí. Sí, si puedes pasarte tres días sin nosotros – ríe Asunción.
-       Pero luego no te quejes a la vuelta.
-       ¿Por qué tengo que quejarme?
-       Bueno, por la historia de la ciudad esa, por su fundador y por la idea inicial.
-       Eso es lo que no me gusta de la ciudad pero después de la 2ª GM cambió todo y además a los obreros no les dejaron alternativa. En la ciudad ya no hay rastro de Hitler según Bonilla.
-       Entonces no se hable más.

Héctor deja el billete y la notita sobre la mesa, coje a su mujer por la cintura, la besa y dice:

-       Gracias mujer, ¡qué pena que tengamos que irnos! El despacho de Julio serviría para tu sueño y además estamos solos.
-       Ja, ja, ja..ni hablar cariño, ese despacho ya tiene “dueños”- contesta Asunción riéndose pero sin desprenderse de los brazos de su marido.
-       ¿Cómo? ¿Quién? ¿Cuándo?
-       Aurelia y Gustavo..aquí comenzó Clara a existir, pero no digas nada a Bonilla. Aurelia me lo confesó el día en que yo tuve mi sueño y ella me vio pero me pidió que no lo dijéra. Entonces tu y yo todavía estábamos alejados y enfadados como dos bobos.
-       Comprendo pero ¿Cómo pasó?
-       ¡Héctor! ¿Cómo pasan esas cosas? – rie Asunción de nuevo pero sigue- Aurelia se encontró a Gustavo haciendo eses por la calle, la razón no la dijo pero a juzgar por lo que decía, Gustavo había sufrido una gran decepción..Aurelia le subió para darle una taza de café y animarle...de repente, mientras hablaban se miraron, se besaron y pasó. ¿Sastifecho?
-       Creo que empiezo a ver el puzzle completo...gracias, descuida no diré nada a Bonilla.
-       Gracias ¿Nos vamos? Aún tenemos que comer en casa de mis padres e ir a recoger reyes donde Gustavo y llevarles los suyos a Clara y a Javi.
-       Es verdad, tenemos una tarde animadita..aprovecharé para ”regañar a Bonilla” – contesta Héctor apagando las luces de la redacción y tomando las llaves de Asunción cierra la puerta principal.

Por la noche y ya de vuelta de recoger los reyes Irenita se los enseña a sus abuelos y los mete en su habitación. La mayoría de las cosas las puede utilizar para el colegio y otras son complementos para la ropa, como el regalo de Matilde, un cinturón rojo de piel que hace juego con el pañuelo de los reyes de su madrina. El pañuelo no era el único regalito que venía en el paquetito. Cuando lo abrió se quedó boquiabierta, Irene la había regalado un diario con tapas de nácar y con una cerradura dorada, junto al diario había una cadenita de oro con una llavecita que se podía poner al cuello para no perderla.
Hacía tiempo que por su cabecita le rondaba la idea de plasmar sus pensamientos pero no se atrevía, ahora tenía la oportunidad y mientras su abuela prepara la cena se pone a escribir.

6 de enero de 1970.

Me llamo Irene Muñoz y en noviembre he cumplido 14 años, de ellos sólo el primero los pasé con mi madre, un desgraciado y fortuito accidente impidió que me viera crecer y aunque no la he conocido estoy segura que hubiéramos sido dos grandes amigas, como las tías con mis primas..bueno, Clara no es mi prima pero como si lo fuera.
Quiero utilizar este diarío para hablar con ella, con mi madre, con Chelito, la niña de los ojos de mi abuelo Trino, la hija que tantos quebraderos de cabeza dio a mi abuela Felisa, como ella misma dice, pero a quien quería muchisímo y su muerte aún llora.
Mi tía Asunción también la recuerda, me habla mucho de ella y mi madrina me ha contado como fue mi nacimiento en su casa, la alegría que tenía siempre y las buenas migas que hizo con su primer marido, Ubaldo, esa persona tan especial de la cual aún conserva todos los recuerdos sin que su actual marido, Steven, se sienta celoso.
Creo que soy una niña afortunada a pesar de ser huérfana. Estoy rodeada de gente que me quiere, de personas con ideas muy diferentes pero muy abiertas...bueno, mi abuela Felisa no, esa sigue pensado igual que cuando vivía en el pueblo. Mi abuelo Trino la dice muchas veces que Madrid no ha entrado en ella y mi abuela contesta que ni falta que hace.
Oigo a mi abuela llamarme, la cena ya está en la mesa y no quiero hacerla esperar. Termino así mis primeras palabras en este diario que quiero que sean conversaciones con mi madre. ¡hasta pronto, mamá!.

En casa de la familia Olavide también se disponen a cenar y comentan la tarde asi como el regalo de Asunción a Héctor. Aurelia aprovecha el momento para volver a darle las gracias a Clara por los reyes sorpresas para sus futuros hermanitos que ha dejado al lado del nacimiento.

-       Todavía no me lo puedo creer Clara, no tenía ni idea de que supieras hacer punto, que calladito te lo tenías..bueno, todos os lo habéis tenido bien callado porque tu lo sabias Gustavo.
-       Claro que lo sabía si no como iba a ir Clara sola a casa de Manolita. Marcelino la ha ayudado muchísimo pero el trabajo ha sido de nuestra hija al igual que la idea ¿No me digas que no son una monada los patucos que les ha hecho?
-       Por supuesto que me han gustado, son preciosos pero sobre todo el detalle me ha emocionado muchísimo..los voy a guardar para siempre.
-       Gracias mamá, pero pónselos primero – comenta Clara y añade - No ha sido tanto trabajo papá, además me ha divertido y creo que le he cogido el gusto a la aguja. A partir de ahora voy a hacer más cosas pero ya sin esconderme.
-        Me parece muy bien y el gusto a la aguja lo tienes desde pequeña. Siempre querías coser conmigo y ya no hablemos de la aguja que venía con la jeringuilla en tu maletín de enfermera –ríe Aurelia – tenías cuatro años pero no hacías otra cosa que ponernos inyecciones a todas horas.
-       Me acuerdo mamá y papá salía corriendo – ríe Gustavo.
-       Lo siento hija, yo no comparto el gusto a las agujas contigo pero cuando seas médico si necesito una prometo no salir corriendo.
-       Te tomo la palabra.

En casa de Bonilla acaban de acostar a Javier quien está la mar de contento con su “sistema de tren Lego” con motor incluido que funciona con una pila. Los Reyes no le podían haber traído mejor regalo, no sólo tiene que montar el las vías sino que también tiene que hacer los vagones y la locomotora.





Bonilla aprovechó su viaje en primavera a Hannover para acercarse a Dinamarca, a Billund y allí, en el parque de “Legoland”




disfrutó como un enano y se lío a comprar cajas como un tonto. Ahora se alegra, Javier está encantado y Dani lo mismo.

-       ¿has visto como han disfrutado montando el tren? – comenta Bonilla
-       Sí que lo he visto y también he visto como habéis disfrutado tú y Héctor- ríe Matilde.
-       ¡mujer! No es para menos, los trenes convencionales siempre han gustado mucho a los niños pero este es único, hay que montar todo, hasta los vagones pieza por pieza. Los nuevos juguetes son fantásticos, me recuerdan a mi caja de mecano pero me gusta más este sitema.
-       Pues nada, entre el scalextric de Dani y el tren de lego os veo horas tirados en el suelo como chiquillos y prometeme que esta vez, cuando estés en Hannover con Héctor no vuelves a coger un tren a Dinamarca.
-       Te lo prometo, no vamos a tener tiempo pero este verano os quiero llevar, no sabes lo que tienen montado allí , de verdad que es un parque fabuloso.

En casa de la familia Perea se apagan las luces y el matrimonio se va a la cama. Héctor y Asunción hablan del viaje de la próxima semana a Alemania pero Asun, cansada del día tan ajetreado que han tenido se queda dormida sin oir las últimas palabras de su marido.

-       Buenas noches mi amor- dice Héctor dándole un beso
-       Mmmm....- es todo lo que su mujer dice.

Fin

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