domingo, 20 de febrero de 2011

Madrid, mayo del 68. Capítulos XXXVII y XXXVIII

Capítulo XXXVII


Madrid 2 de septiembre de 1968


Ramón y Sandra esperan a que el rápido Madrid-Irún-Hendaya haga su salida, son las 19 y 15 horas según indica el reloj del andén y en primera, ya sentada en su compartimento, Amanda baja la ventanilla y saluda a sus hijos.
Cuando el tren abandona la estación Príncipe Pío, recuesta su cabeza en la ventanilla, cierra los ojos e intenta dejar su mente en blanco pero fracasa en el intento; las palabras de Ramón y Sandra resuenan aún en sus oídos y sabe que tienen razón, que debe aprovechar estos días libres, que se los tiene merecido después de unos meses frenéticos en acontecimientos personales y laborales; que debe olvidarse de todo y disfrutar del entorno, de la compañía etc, etc.. pero no es tan fácil como parece, las emociones se adueñan de Amanda y su estado anímico no es por haber quedado con Carlos y hacerlo, por primera vez, como mujer separada; no es por la última conversación con Agustín en casa del notario sino por aquel viaje que hace años hizo en sentido contrario acompañada de sus padres, cuyas esperanzas, planes y angustia parece que vuelve a oir.

Aquel viaje de retorno a primeros de junio de 1947 fue un viaje triste para ella. Aquel tren no se parece en nada a este y las circunstancias, claro, no son las mismas.
Amanda no quería dejar París, nada se le había perdido en Madrid, por no recordar, ni recordaba sus clases en el Liceo francés, por mucho que su padre le contara. Recuerda como su madre asentía con la cabeza pero Amanda no la veía muy convencida.
 El ambiente en el tren era deprimente ,cuando cambiaron en Hendaya y entraron en el vagón de segunda con sus asientos de madera, el miedo se apoderó de ella.
El revisor iba acompañado de un guardia civil y tenía la impresión que ningún viajero era feliz o que estuviese contento por viajar por España; por donde miraba veía cara tristes y largas, sólo se animaban cuando de vez en cuando una bota pasaba de mano en mano; nadie bromeaba y quizá no hubiese nada por qué reír..

Amanda abre los ojos y contempla a la pareja que va sentada frente a ella. Es una pareja joven en viaje de novios a París; al igual que ella viajan confortablemente en primera y están deseosos por llegar a su destino. Hasta el revisor de este tren es atento y dicharachero, hace un rato bromeaba con ellos: << Repitan el viaje en diciembre y verán la diferencia, con el Talgo ahorraremos una hora y no hay que cambiar de tren en Francia además el servicio de restaurante va a ser de lujo>>


 Vuelve a cerrar los ojos y reproduce la tarde que su padre les comunicó que los pasaportes estaban listos, que ella debía defender sus ideas democráticas en una España que necesitaba jóvenes preparados con ideas progresistas. Recuerda lo equivocado que estaba su padre respecto a la Universidad y a los cambios pero  apenas tuvo tiempo de tomar contacto con la realidad de esa España que el soñaba; su padre murió en agosto, un 5 de agosto y no llegó a saber que su libro de derecho ya no estaba en la lista ni se leía en la facultad como ella pudo comprobar, cuando fue a matricularse al poco tiempo de su repentino fallecimiento . Murió con la ilusión intacta y en la convicción de que su hija seguiría sus pasos en la facultad de derecho.

 Su madre consiguió trabajo en la editorial de un amigo de su padre y Amanda, acompañando a su madre en una comida, conoció a Carlos y a Agustín. Casualmente la silla a su izquierda fue ocupada por Carlos y con él pudo hablar de París y la vida parisina,vida marcada por la guerra, bien es cierto, pero muy diferente a lo que se encontró en Madrid :una ciudad fría, gris, anodina y sin libertades.
En sus recuerdos no puede faltar la imagen de Agustín en la facultad de derecho. Se habían visto en la comida de la editorial pero no habían hablado, ella estuvo todo el rato pendiente de Carlos pero al encontrarse con él en los pasillos le reconoció y Agustín le habló de lo mucho que sentía la muerte de su padre, quien fuera su profesor, cuyos libros aún guardaba en casa y ella se olvidó del tiempo hablando de su padre con el que ahora iba a ser justamente su profesor.

A medida que iban pasando las semanas Carlos y Amanda se vieron más a menudo, hasta iba a esperarla a la facultad mientras Agustín les observaba desde lejos y desconfiaba de las intenciones de Carlos.
Cuando su madre falleció ya eran más que amigos, pero las actividades llevadas a cabo por él en Madrid, dieron lugar a su detención primero, posterior liberación después y su intento de llegar a Francia impidieron que su relación siguiese adelante. Carlos se negó en redondo a que Amanda le siguiera y el resto ya es bien sabido, Agustín le propuso matrimonio, algo que había pactado con Carlos y al poco tiempo descubrió que Sandra estaba en camino.


El 26 de diciembre de 1948 nació Sandra y desde entonces se ha sentido un poco culpable ante su hija. No pudo disfrutar mucho de su embarazo, no se había repuesto del golpe de perder a sus padres cuando también tuvo que decir adiós a Carlos y la noticia de su muerte junto a la desaparición de su cuerpo provocaron en ella una crisis nerviosa de forma que  Agustín tomó las riendas.¡Cómo han cambiado las cosas desde entonces! Sandra va a ser madre a finales de noviembre, Agustín y ella se acaban de separar oficialmente según consta en el acta notarial de separaciones de bienes y Carlos, a quien enterró literalmente hace tiempo, retornó a su vida y la espera ahora en Burdeos.

Amanda mira por la ventanilla, acaban de salir de la estación de Burgos y ya se ha hecho de noche, no tiene sueño pero vuelve a cerrar los ojos para seguir con sus recuerdos.
Había episodios de su años en París que le costaba recordar, hechos que le impactaron mucho como la desaparición de algunas compañeras de clase. Hoy sabe que unas fueron llevadas al Velódromo y otras a los campos de Dracy para acabar posteriormente en otros peores y no regresar jamás. Estos episodios los había borrado con la ayuda del botón selectivo de su mente y sus recuerdos eran siempre los momentos más felices, momentos familiares que compartió con sus padres y con algunos exiliados como la alegría de la gente cuando los aliados entraron en París y el reencuentro con David, un joven judío, de su misma edad, que vivía encima de la panadería y que había sobrevivido gracias a la ayuda de unos campesinos.
Cuando Carlos propuso encontrarse en París los recuerdos en blanco y negro acudieron a su mente y prefirió no enfrentarse con ellos, aún no y así se lo dijo.


-Amanda, tranquila , París no se va a ir a ningún sitio, ya habrá tiempo ¿Qué te parece el estuario de la Gironda? Tengo un camarada francés que tiene una casa en la playa, a las afueras de Royan y le puedo pedir las llaves cuando quiera, siempre me la está ofreciendo ¿te gusta la idea?

-En principio me parece perfecto ¿queda muy lejos de Burdeos? No conozca el estuario, en la escuela decían que era el más vasto de Europa y de Royan solo he recuerdo que la habían bombardeado por equivocación y que ahora es casi una ciudad nueva.

-Sí, eso me ha dicho el camarada, es una ciudad pesquera y balnearia y la han reconstruído por completo. La casa familiar no fue dañada y está muy cerca de las rocas de mejillones y sus casetas sobre el estuario. En tren se tarda casi 2 horas, está a algo más de 100 kilómetros de Burdeos, pero si quieres podemos ir en Ferry.

-En barco no, gracias, no me lo digas ni en broma, aunque la travesía sea corta, conmigo no cuentes.

-De acuerdo, no hay ferry..Llámame mañana cuando hayas comprado el billete para pedirle a Jacques la llave ¿de acuerdo?

-De acuerdo, hasta mañana

Amanda vuelve a abrir los ojos, el cuello le duele bastante, no quería dormirse pero al final ha terminado haciéndolo con la cabeza apoyada en la ventanilla. Las primeras luces del amanecer dejan ver que el tren se acerca a la estación de San Sebastián, en pocas horas estará en Francia y a la hora del almuerzo se encontrará con Carlos en Burdeos.
No sabe lo que va a pasar, son muchos años sin estar juntos y ya no son los mismos jóvenes que hace 20 años vivieron una historia de amor, una historia que no pudieron olvidar  y que sigue teniendo el mismo futuro incierto de entonces y acaso también la misma pasión.


Capítulo XXXVIII

Burdeos 3 de septiembre de 1968


Carlos vuelve a mirar su reloj, marca exactamente la misma hora y los mismos minutos que el reloj del andén de la estación de St. Jean. Dentro de media hora entrará el tren procedente de Hendaya y Amanda y él volverán a verse. Apenas hace dos meses que se despidió de ella en Madrid; el encuentro de hoy ni tan siquiera estaba en sus planes.
El paseo a orillas del Sena que imaginaron hace 20 años tendrá que esperar pero los paseos por Royan ya no se los quita nadie. En su mano tiene los billetes para el tren de las 3 de la tarde y el tiempo de espera lo aprovecharán para que Amanda coma algo, seguro que tiene hambre después de haberse pasado toda la noche en el tren. Vuelve a mirar el reloj, faltan menos de un cuarto de hora, se sienta en un banco, y saca un cigarrillo. Mientras fuma recuerda como ayer, nada más llegar a Burdeos y tras buscar una habitación cerca de la estación, llamó a Sandra, a eso de las 9 de la noche:


 <<Tranquilo Carlos, mamá no ha perdido el tren,mañana a las 13 y 15 llegará a Burdeos>> le dijo Sandra.


Después de colgar, salió a fumar un cigarrillo al balcón y no pudo evitar que a su mente acudieran las imágenes mil veces recordadas y añoradas en todos estos años.
Dos meses antes del accidente de la madre de Amanda y de la operación que le había llevado a Madrid, Amanda se presentó una mañana en su piso en lugar de ir a la universidad, tenía un presentimiento decía y al día siguiente hizo lo mismo.
Fueron las dos mañanas más maravillosas e irresponsables de toda su vida.
 Los dos olvidaron quienes eran y donde estaban, soñaron con un futuro en París y cada momento fue único, como si fuese el último y asi fue; dos meses más tarde todo cambió: el entierro de la madre de Amanda, el fracaso de la misión, su detención y su libertad por falta de pruebas, (gracias a la ayuda de un amigo de Agustín); su conversación con él sobre el futuro de Amanda antes de abandonar España, esa serie de acontecimientos fueron el principio de su infierno personal ...


<< Attention, le train de Hendaye...>>Una voz en megafonía informando de la entrada del tren devuelve a Carlos al presente; poco a poco el andén se ha ido llenando de gente sin enterarse y comienza a preocuparse.
Se levanta lentamente del banco y admite que está nervioso, no está muy seguro de lo que pueda pasar en estos días; seguramente Amanda llevará la voz cantante, como entonces, algunas cosas no cambian..
Cuando Amanda desciende del tren Carlos saluda desde el fondo del andén al tiempo que comienza a andar en su dirección; al estar ante ella la mira primero y se abrazan después; cogidos del brazo, con las maletas en la mano se dirigen al restaurante .

-Se puede saber por qué me has mirado de esa forma cuando nos hemos encontrado-pregunta Amanda mientras corta su filete acompañado de patatas fritas que Carlos le acaba de poner delante de ella.

-Me has admirado –dice Carlos- nadie diría que has pasado toda una noche en un tren sin apenas dormir, estás radiante y más guapa que nunca.

-¡Cuídado Carlos!, no tienes que ser adulador conmigo pero gracias.! El filete está muy bueno! ¿tú no comes nada?

-Ahora no, ya comí antes de venir a la estación. Veo que te has quitado la alianza- dice reteniéndole la mano derecha por un instante.

-Sí, has visto bien – le contesta pinchando con su tenedor en las patatas y llevándoselas a Carlos a la boca quien termina por comérselas todas -
Los dos nos la hemos quitado, Sandra las tiene guardadas, quiere aprovechar las alianzas, para fundirlas con plata y  hacer una bandejita grabando en ella el nombre del recién nacido, debajo a la izquierda el nombre de los varones de la familia : Luis por mi padre, Carlos, por el abuelo de Ramón y en homenaje a ti, Agustín y Francisco, el padre de Ramón. A la derecha el nombre de las mujeres de la familia.

-¡Qué idea más original.¿Cómo se le ha ocurrido?

-¡Ni idea!, el caso es que no hace más que darle vueltas a todo,desea encontrar un modo de involucrarte directamente con tu futuro nieto o nieta sin que nadie se de cuenta,  esta idea nos ha parecido a todos la mejor solución y de paso las alianzas siguen teniendo utilidad.

Poco más tarde abandonan el restaurante y toman el tren a Royan; a las cinco de la tarde un taxi les deja frente al cottage y de la casa colindante sale una mujer secándose las manos en un delantal :

-Bonsoir, je suis madame Clotilde y Jacque ha pedido –dice siguiendo en un español bastante aceptable- que compre comida y prepare habitación en planta baja. Necesitan cosas preguntar sin problemas.

- Bonsoir, madame Clotilde, merci beaucoup, vous êtes très aimable. - le contesta Amanda en francés.

Amanda y Carlos entran en la casa, el cansancio está empezando a hacer mella en ella y tras dejar las maletas en la única habitación que está abierta, la de la planta baja, con cuarto de baño incluido, decide tomar una ducha, refrescarse un poco y cambiarse la ropa que lleva ya dos días puesta.
 Al mismo tiempo Carlos se adentra en la cocina y descubre la comida que ha comprado la vecina: quesos de la localidad, jamón de bayona, diversas tarrinas de foi gras, dos baguettes, mermelada, mantequilla, chocolate, café y leche.
En la cocina encuentra también una bodega bien surtida con diferentes tipos de Médoc, el vino de la zona.
Desde la ventana se puede ver el estuario confundirse a los lejos con las aguas del Atlántico y a la izquierda el faro de Royan que parece estar suspendido en la nada en medio de las aguas con la pleamar.
Cuando Amanda sale de la habitación tras la ducha y con ropa más cómoda salen a dar una vuelta, caminan cogidos de la mano hasta el banco de piedra más cercano y desde allí observan los aparejos de los pescadores que cuelgan de la construcciones de madera, a lo largo de la costa. Carlos le cuenta a Amanda la historia del faro según se la han contado a él

-Ahora le vemos como flotar a la entrada del estuario pero mañana, podremos ver el istmo sobre el que, según la leyenda, unos mulsumanes de Córdoba en la alta edad media decidieron levantarlo para proteger sus navíos. Dicen que habían establecido por aqui un enclave comercial muy próspero, como sea el faro ha tenido diferentes reformas y hasta se le ha añadido un piso más pero sigue siendo el faro más antiguo de Francia.

-¿Se puede visitar?

-Creo que se necesita un permiso especial pero podemos preguntarle a nuestra vecina. Por cierto ¿crees que podemos apañarnos con lo que han comprado para esta noche?

-¡Por supuesto! Ya verás como al final nos ponemos como el Quico –ríe Amanda

Empezaron el camino de vuelta cuando el sol ya se había puesto y al entrar en el cottage Carlos dice:

-¿Has mirado si hay más mantas o sábanas en el armario del dormitorio?

-No, ¿Para qué lo quieres saber?

-Para mi, dormiré en el sofá, como te habrás dado cuenta sólo hay una habitación abierta y en ella una cama de matrimonio.

-No seas bobo,-contesta Amanda riendo- pero no es mala idea lo del sofá, si roncas siempre te puedo mandar a él. ¡Vamos a la cocina! – le dice cogiéndole de la mano- mientras yo preparo la cena elige tu el vino y te encargas de abrirlo.

Minutos más tarde están de vuelta en el salón con dos bandejas llenas de canapés de foi-gras, de queso y rebanadas con jamón; en la chimenea la leña calienta el ambiente y sentados en la alfombra, apoyando las espalda contra el sofá, con las copas de vino en la mano, antes de empezar a picotear la improvisada cena, brindan por ellos, por estos días y ríen cuando sus manos chocan al querer coger el mismo canapé. Sandra se levanta para cambiar los discos, el camarada de Carlos debe ser un gran admirador de Edith Piaf pues casi todos los discos son de ella; no saben cual poner primero y duda entre La Foule y Les Amants de Paris, al final se deciden por La Foule y ambos comentan lo distinto que suena este vals cantado en español en su letra original y la versión de Piaf con una letra completamente distinta.
A medida que la noche avanza las provisiones se van acabando, la segunda botella de vino  ya es casi historia y a eso de las once de la noche en el pic-up suena “L’hymne à l’amour””  Carlos y Amanda bailan muy unidos mientras Edith Piaf canta:

Le ciel bleu sur nous peut s'effondrer
Et la terre peut bien s'écrouler
Peu m'importe si tu m'aimes
Je me fous du monde entier
Tant qu'l'amour inond’ra mes matins
Tant que mon corps frémira sous tes mains
Peu m'importe les problèmes
Mon amour puisque tu m'aimes.........

(el cielo azul podrá desplomarse sobre nosotros, y la tierra podrá colapsarse, pero nada me importa si tu me amas, el mundo entero me da igual,mientras tu amor inunde mis mañanas, los problemas me importan poco mi amor, porque sé que tu me amas........)

Cuando las últimas estrofas de la canción suenan en el pic-up ,

Mon amour crois-tu qu'on s'aime
Dieu réunit ceux qui s'aiment

en el salón ya no hay nadie, sólo queda un reguero de ropa sobre la alfombra..



Carmen lee con asombro los nuevos capítulos que Beatriz ha escrito, no sabía que conociese la discografía de Edith Piaf de cabo a rabo, seguro que Mario tiene algo que ver en la elección del repertorio; tiene casi todos sus discos, heredados de su padre, un gran amante de la música francesa y de las películas americanas. A su madre en cambio le encantan los boleros y la copla.
Carmen mira a Beatriz muy seriamente y le pregunta: ¿No dejarás a Amanda de nuevo embarazada, verdad?
Beatriz no contesta, alza las cejas y se va cantando: “”Qué será, será, whatever will be, will be...””

domingo, 13 de febrero de 2011

Madrid,mayo del 68. Capítulos XXXV y XXXVI


Capítulo XXXV

A las once de la mañana del 3 de septiembre vemos a Montse salir del portal de su casa, cruzar la calle Carranza y comprar el periódico en el quiosco, al lado del Café Comercial, donde se sienta a esperar a sus amigos. A esa hora de la mañana todavía hay sombra y se agradece, pues el día promete ser tan caluroso como el anterior. Mientras el camarero le trae su coca-cola echa una ojeada a las noticias: el terremoto en Irán en la portada, en las páginas centrales los ecos y consecuencias del fin de la primavera de Praga.
Entre las noticias locales destacan el incendio en la Casa de Campo y en noticias nacionales hay una que, como catalana que es, le gusta mucho: La universidad autónoma de Barcelona ya es una realidad.

Los chicos se retrasan y no tiene muchas ganas de seguir mirando la prensa; el nuevo curso escolar está a la vuelta de la esquina y Montse reflexiona sobre ello,
va a ser su segundo año universitario en Madrid, un año que comienza con un cambio importante : a finales de octubre, el profesor Sepúlveda dirá a diós, dejará su cátedra, la Universidad y emprenderá otro camino. Sin querer se acuerda de su hija, de Sandra; tienen casi la misma edad y sin embargo ella va a ser madre dentro de poco, está casada y ejerce una profesión que le permite gozar de su libertad e independencia y a Montse aún le falta mucho para todo ello. Recuerda la charla que tuvieron en agosto; charla que coincidió, por desgracia,  con el día en que el mundo se despertó con la noticia de los tanques rusos y alemanes en Praga. Sandra no quiso salir de casa, no quería perderse la llamada de su marido que se encontraba en medio del suceso y Montse fue a visitarla. Allí charlaron sobre Conchi, la chica de servicio de la familia de Montse y aún se ríe al recordar la cara de sorpresa que puso Sandra al oir el papel que su padre había tenido en el futuro inmediato de Conchi.

-Perdona, Montse, no corras tanto, todavía no tengo muy claro cómo involucrasteis a mi padre en el asunto. Entiendo que tu abuela quería poner de patitas en la calle a la chica de servicio por estar embarazada, que tu tío quería casarla con su novio que está haciendo la mili en Ceuta y que la chica no quería regresar al pueblo y tu te oponías al despido.¿Me equivoco?
-No
-Pues sigo sin entender que pinta mi padre en todo esto, jurídicamente ni mi madre hubiera podido hacer nada para evitar el despido.
- Exacto, jurídicamente no se podía hacer nada y fue una pura casualidad que tu padre se enterase del asunto. Verás, Miguel era partidario de que hablase con Patricia y Pedro con tu madre; descarté a tu madre porque no tenía con ella mucha confianza además  tu acababas de regresar y la veía muy ocupada. Quedé con Patricia en el bar de la facultad y cuando se lo estaba contando apareció tu padre, oyó las últimas palabras y se interesó por el caso. Tu padre había conocido en Valencia, en una de sus conferencias, a la fundadora de una asociación de ayuda a la mujer, aunque para obtener los permisos estaban regristradas como asociación de ama de casas. La asociación funcionaba bastante bien en Valencia y querían abrir otra en Madrid. Buscaban a alguien que les ayudase con los estatutos y le preguntaron a tu padre si tenía intereses.Como fuere, uno de los cometidos, no escritos,de dicha asociación iba a ser ayudar a jóvenes embarazadas y mujeres maltratadas, tu padre nos dio un teléfono.

-Montse, perdona de nuevo- interrumpe Sandra- abrevia un poco, lo siento, estoy un poco nerviosa porque aún no ha llamado Ramón pero... continúa, por favor.
-Lo entiendo. Conseguimos una cita y nos presentamos, acompañando a Conchi, Patricia y yo. Les contamos lo que pasaba; la persona con la que hablamos nos dijo que existía la posibilidad de ofrecerle un trabajo pero al ser menor de edad no podría firmar el contrato y sin contrato no tendría la sanidad cubierta. Ahí entró tu padre a ser parte activa, fue al pueblo a hablar con sus tías maternas, quienes se alegraron mucho de perder a Conchi de vista, según ellas era igual que su madre, una descarriada. Las tías le firmaron un poder a tu padre y  pasó a ser el tutor de Conchi hasta que fuese una mujer casada. Habló con mi tío para ver como iba ese permiso especial para la boda, firmó el contrato para que la chica trabajase en la cocina de un restaurante, y otra futura colaboradora le alquiló una habitación en su casa. A primeros de noviembre será la boda y cuando su marido acabe la mili buscarán un piso en Madrid y Conchi podrá seguir trabajando, al menos hasta el parto

.-Asombroso, nunca lo hubiese imaginado pero empiezo a comprenderlo. ¿Eso era todo lo que querías contarme?
-Sí, pero también quería pedirte tu colaboración. Las dos estáis embarazadas, ella está de menos meses, es más joven que tú y tiene muchas dudas ¿no podrías quedar una día con ella?
-Lo pensaré Montse, te lo prometo, mañana te llamo pero ahora preferiría quedarme sola si no te importa. El tema me interesa mucho pero hoy no es el día para hablar de ello.
-Comprendo Sandra, me imagino que no es lo mismo vivirlo, estar juntos en mitad de las contiendas que estar en casa esperando pero ¿en la redacción del periódico tampoco han oído nada de él?
-No, tampoco. A la 6 de la mañana mandó su crónica, a las 7 me llamó para decirme que todo estaba bien y que telefonaría más tarde. Probablemente esté intentando llamar y las líneas en Praga estén colapsadas; seguramente no le pase nada pero, tienes razón, no es lo mismo vivir la noticia juntos que estar en casa esperando.

Montse recuerda que a eso de la una bajó a comprarle el pan y la leche a Sandra y al subir estaba hablando con Patricia para decirle que no podían verse y ella se marchó. Ramón logró comunicarse  a las cinco de la tarde ¡por fin! y una Sandra más relajada llamó por la noche para quedar de nuevo e ir a hablar con Conchi. La visita fue muy fructífera, Sandra se comprometió a trabajar en la futura “asociación de amas de casa””, con objetivos muy claros, como el ayudar a las mujeres con problemas. Montse también se había ofrecido como voluntaria para aconsejar en temas sociales a las más jóvenes y Patricia iba a impartir clases de cultura general.La asociación empezaría a funcionar, formalmente el 15 de octubre.

-¡ Aqui la Tierra llamando a Montse!- dijo Pedro poniendo sus manos en forma de bocina.
Montse estaba tan ensimismada que no se dio cuenta que los chicos se habían sentado a la mesa.
-Para tonto- le dice Montse- jolines, ¿no puede una pensar en sus cosas?
-¿Y que cosistas son?-remata Miguel- A ver, déjame adivinar ¿la asociación?
-Pues sí, has acertado de pleno; en ella estaba pensando y no quiero cachondeo sobre este proyecto.
-No lo estamos haciendo, palabra de honor y además sabes que puedes contar con nosotros. Hablando de otra cosa ..¿has podido averiguar algo de Carlos?-pregunta Pedro
-No, nada. Patricia no suelta prenda, dice que aún está en Francia y no sabe si la revista le mandará de nuevo a España y Sandra tampoco parece saber mucho. Creo que se conocieron en París cuando estuvo con su marido y poco más.
-Si pertenece al PC , como yo sospecho y según mi tío - dice Miguel- va a tener que decidirse por el modelo de la Unión Soviética o por los que rechazan ese modelo.
-¿Cómo? ¿Tu tío conoce a Carlos?
-No, no personalmente pero su nombre suena entre los militantes del partido. Tampoco tiene nada de raro, si es periodista puede tener relaciones o simpatizar con Carrillo y sus directrices. Mi tío no tiene confirmación pero cuando el río suena, agua lleva.
-Supongo que algún día lo sabremos – dice Pedro- y ahora cambiando de tema ¿Habéis pensado ya que vamos a regalarle a Agustín Sepúlveda cuando deje la cátedra? ¡Le voy a echar mucho de menos!
-¡Todos, creo yo!-dice Miguel- todos estamos de acuerdo en que es un gran catedrático.
-  Para eso hemos quedado aquí. Por si no lo sabíais, pasado mañana hay una asamblea programada, con permiso del rector, para discutir posibles regalos y hacer la votación-comunica Montse- están invitados los alumnos que cursaban tercero y cuarto el curso pasado.

Los chicos siguen cambiando impresiones hasta que  Montse se despide de ellos al ver entrar a  su tío en el portal,no tiene ganas de broncas por llegar tarde a comer. Desde que ha vuelto de veraneo la cosa está más tranquila pero no quiere tentar a la suerte.


Capítulo XXXVI

En la Comisaría de Moncloa,el comisario Juan Ramón Cortijo está mirando unas fotos junto con unos partes médicos.No cabe duda que las fotos hablan por si solas y los informes del hospital así lo confirman: la mujer en las fotos ha sido brutalmente apaleada por su marido. El comisario piensa que por desgracia, bien poco van a poder a hacer, a lo sumo meter al marido unas horas en una celda por borracho y alborotador. No,decididamente no pueden hacer nada y siente mucho tener que decepcionar a su visitante: a Sandra, la mujer de su ahijado y sobrino, Ramón Cortijo Muñiz.

-¿Dónde está ahora?- pregunta el tío de Ramón.
-De momento en casa de un familiar pero tiene miedo de que el bestia de su marido venga a buscarla de nuevo para rematar lo que ha empezado. ¿De verdad no podéis impedirlo? ¿No se le puede arrestar aunque sea por otra cosa? ¿Hay que esperar a que la mate para que se le pueda detener?
-Comprendo tu alegato Sandra, pones tanto ímpetu como tu madre y no os falta razón pero no se puede hacer nada y nuestra comisaría menos aún. Tendría que denunciar a su marido en la comisaría de su distrito o en el distrito de vuestra asociación, y ésta aún no es oficial y te recuerdo que hoy por hoy la mujer no puede denunciar sin permiso del marido. Lo siento, si te sirve de consuelo te diré que no eres la única que está interesada en este caso.
-¿No?
_¿A cuantas personas conoces ya de vuestra futura asociación?
-A casi todas las colaboradoras hasta ahora  y en el plano administrativo al tesorero. Tampoco llevo mucho tiempo con ellas, solo unas semanas ¿Por qué lo preguntas?
-No sé si Madrid es un pañuelo o es pura casualidad pero según la lista que tengo, una de sus colaboradoras es Encarna de Santamaría, la esposa del comisario de Cuatro Caminos . Tanto ella como su marido vivieron en primera persona el maltrato y posterior muerte de su única hija a manos de su marido, un funcionario del estado. Aunque mi compañero se llevó a su hija a su casa, y le puso una escolta , el desalmado del marido encontró el modo de darle una paliza de muerte, a consecuencia de la cual falleció horas más tarde. Encarna, como comprenderás está muy interesada en el caso, sabe que tú has hecho foto  de este nuevo caso, es más sabe que eres la mujer de mi sobrino y me ha llamado para informarme.
-Pues no me ha dicho nada. Me dejas boquiabierta  Juan Ramón; gracias por la información.
-Ten cuidado con Encarna, está muy motivada por lo de su hija pero es muy afín al regimen; no dejes que note las simpatías que compartes con mi sobrino por cierto partido prohíbido en España y avisa a Montse también.
-¿Cómo? ¿Conoces a Montse también?-pregunta Sandra
-Dale recuerdos y pregúntale a ella. Tened cuidado con lo que habláis.¿de acuerdo?-le dice con una amplia sonrisa ídéntica a la de su sobrino y que Sandra conoce muy bien. 
-Sí, claro, gracias por el aviso y por el tiempo que te he robado.
-No digas eso Sandra, es para mi un verdadero placer verte. Te aprecio muchísimo al igual que a tus padres. Siento que se hayan separados pero parece que es de mutuo acuerdo ¿no?
-Sí, no es una separación traumática, los dos han preferido separase como dos buenos amigos antes que acabar como dos infelices que no tenían nada que decirse. El cariño siempre les unirá pero el amor es otra cosa.
-Comprendo, ya ves, de tus padres no me extraña. Han sido una pareja muy singular. Tu madre, la primera mujer casada licenciada en derecho en España y tu padre uno de los catedráticos más jóvenes de la Complutense de Madrid a quien no le importó que su mujer, a pesar de haber sido madre, volviese a las aulas. Realmente son dos personas muy especiales.
-Lo son y los dos se merecen ser felices a su manera. Mamá está ahora disfrutando de unos días de vacaciones en Francia y papá acaba de regresar de su viaje por Estados Unidos con un nuevo objetivo en peto. No pude tener mejores padres y van a ser unos abuelos fantásticos.
-No lo dudo y yo voy a ser un tío abuelo a quien vais a ver muy a menudo.

Sandra se despide del tío de Ramón con un cariñoso beso,sale de la comisaria dirección al periódico donde ha quedado con su marido y por el camino va pensando que no sólo Montse debe tener cuidado,Patricia  mucho más, aunque sus actividades se resuman a dar clases de cultura general y alfabetización, no puede bajar la guardia.
Al llegar al número 92 de General Pardiñas ve que su marido ya está en la calle esperándola.El matrimonio se saluda con un amoroso beso y se apresuran a entrar en el restaurante más cercano ya que Ramón tiene que volver a la redacción.
-No te desanimes Sandra- le dice su marido- Mi editor está de acuerdo en tratar el tema, vamos a publicar un artículo, pero sin fotos por ahora, y ya veremos como reaccionan los lectores.
Ya sabías que mi tío no iba a poder hacer nada, aunque sea una vergüenza que estas cosas pasen; quizá siempre sigan pasando pero algún día, al menos, habrá una ley o medidas para condenar a los maltratadores y la mujer no necesitará el ridículo consentimiento del marido para obrar en nombre propio.
-Quizá tengas razón pero no veo el día en que eso suceda mientras tengamos las leyes del movimiento- contesta Sandra y tras una breve pausa continúa diciendo- A veces me cuesta entender a tu tío, sus pensamientos y sus acciones, en muchas cosas, van en caminos opuestos. ¿Sabes que muchos casos de jóvenes que son detenidos en manifestaciones o con propaganda subversivas  y que pasan por su comisaría, terminan teniendo a mi madre como abogado?
-Me lo imagino. No creas que lo tiene fácil, ya ha pensado varias veces en abandonar el cuerpo. El no se hizo policía para detener a gente que no pensaran como él,sino para detener a delincuentes y casos como el que le has dejado ver hoy son de los que más le frustran; estos tipos tienen la ley de su mano,mientras no maten a la mujer, y los pobres estudiantes por defender y exigir derechos terminan en la cárcel.
-Lo sé muy bien y a veces me gustaría vivir en otro país, sobre todo por nuestro hijo, me gustaría que pudiera crecer en un país libre.Con tu familia no puedo ni hablar de Carlos y esto va a complicar las cosas cuando nazca. Ojalá, además de vivir en otro país fuésemos protestantes.
-¿Protestantes? ¿Por qué? Ninguna religión termina de convencerme aunque tengamos que colmugar con la católica.
-Lo digo porque en la iglesia reformista los niños pueden tener hasta 4 padrinos, me gustaría que Carlos fuese uno de ellos pero eso es imposible, ni legamente podríamos nombrarle tutor en caso de que nosotros faltásemos ni con su verdadera identidad ni con la actual.
- Tienes razón,Carlos sería la última persona a la que legalmente podríamos citar en un testamento

Mientras Sandra y Ramón terminan de comer, Amanda acaba de bajarse en la estación de Burdeos donde Carlos la está esperando para coger el próximo tren a la ciudad de Royan en el estuario de la Gironda, allí podrán disfrutar de unos días de vacaciones, de un buen vino de Médoc y si el tiempo lo permite hasta bañarse en algunas de sus playas.


Carmen y su madre, al igual que Leonor han leído unos cuantos capítulos que tenían atrasados y al ponerse al día reconocen el guiño de Beatriz al padre de Mario y a Héctor.
No fueron tiempos fáciles para nadie dice Leonor y como siempre pasa, en todos los estratos y oficios había gente con más escrúpulos que otros.
Ana comenta que el tiempo sigue detenido en muchos países del mundo y en cuanto al tema de los malos tratos,según Carmen, el informe de este año en curso demuestra que a pesar de ministerios y leyes siguen muriendo mujeres en España y en los paises Caribeños el número duplica al de España.
Leonor prefiere quedarse con la parte más romántica e imaginarse ya las mini vacaciones de dos amores que no pudieron ser y que vuelven a estar juntos al tiempo que entona por los bajines  " que 20 años no es nada, que es....."






domingo, 6 de febrero de 2011

Madrid, mayo del 68 Capítulos XXXIII y XXXIV

Capítulo XXXIII


Cuando el taxi deja a Sandra frente al portal de su casa, el portero sale a ayudar con la maleta,  le cuenta que una chica joven ha venido preguntando por ella esta misma mañana y  que ha dejado una nota en el buzón. Sandra lo abre, recoge las cartas, ve la nota, que resulta ser de Montse y tras intercambiar algunas palabras con el portero se mete en el ascensor.
Al abrir la puerta del piso deja la correspondencia sobre la mesa del comedor y en seguida nota que su madre ha estado allí; un ramo de flores en el centro de la mesa con una notita delatan su visita :
 << Mira en la nevera.Te espero a las 7 de la tarde en casa. Voy a estar todo el día en los juzgados, un beso. Mamá>>.

Son casi las tres de la tarde y Sandra entra en la cocina, abre la nevera y ve que su madre ha dejado una tortilla de patata y en otro recipiente, junto a unos yogures, una sopa de verdura y pollo. Agradece en silencio a su madre el detalle, realmente no tenía muchas ganas de salir a comer y menos aún de ponerse a cocinar. Minutos más tarde, después de cambiarse y ponerse cómoda se calienta la sopa, se sienta a comer mientras repasa la correspondencia y cuando termina se prepara un café y  va al salón; se tumba en el sofá y vuelve a leer la nota de Montse:
<< Hola, Sandra.¿Podrías llamarme el miércoles 21 de agosto, a las 11, a este número que te apunto.? Gracias Montse.>>

Suponía que Montse todavía estaría de vacaciones pero la nota indica que está en Madrid y se queda pensativa; no sabe bien qué pensar, quizá tenga que ver con el caso ´´misterioso´´ que se traían los tres entre mano: su padre, Patricia y Montse.
Deja la nota encima de la mesita, se toma el café y saca de su bolso la novela que le regaló Carlos asi como las cartas que ha escrito a su padre desde París y las deja sobre la mesita junto a la nota de Montse. Sandra se acomoda mejor entre los cojines y comienza la lectura de la novela.
A las 5 de la tarde suena el teléfono y con el libro en la mano se levanta a cogerlo.
-Dígame –dice Sandra
-Hola Sandra, soy Patricia, ¿ Cómo estás?, ¿Te llamo en mal momento?
-Hola Patricia, estoy bien y no,no molesta tu llamada pero tampoco tengo mucho tiempo para mantener una conversación larga. La hora se me ha echado encima leyendo un libro y tengo que salir ¿Qué querías?
-No te preocupes, no  te voy a entretener mucho, te llamo para invitarte mañana a comer si no tienes otros planes.
-No  te puedo decir nada en este momento Patricia. Montse me ha dejado una nota, tengo que hablar con ella mañana y supongo que mis planes pueden variar según lo que me diga, al menos que tu sepas lo que quiere de mi y me lo cuentes.
-No podría aunque quisiera, tengo una pequeña idea pero tampoco estoy segura; hagamos una cosa si puedes, después de hablar con Montse, me llamas ¿de acuerdo?
-De acuerdo, te llamaré, ahora tengo que dejarte. Hasta mañana.
-Hasta mañana y cuídate.

No le ha molestado la llamada de Patricia pero es cierto que el tiempo ha volado, la lectura del libro le ha llevado a una edad media con idénticos problemas que en este siglo, le faltan tres hojas para terminarlo y después escribirá sus impresiones y se las mandará a Carlos, como le ha prometido.
Sandra coge las cartas para su padre y se las lleva a la mesilla; al dejarlas descubre que su madre también le ha dejado una .Se extraña mucho porque no le ha dicho nada en la conversación telefónica que tuvieron pero claro, su madre tampoco menciona las flores y la comida en la nevera.
A las siete menos diez Sandra aparca el coche en la calle Princesa, entra en el portal y charla un poco con la portera que le dice que su madre acaba de llegar. Sandra le agradece la información y se monta en el ascensor; al llegar al último piso su madre está en el rellano con la puerta abierta y una gran sonrisa.
-¡Hola mamá! – le dice dándole un beso y un abrazo- la portera ya me ha dicho que acababas de llegar pero pensaba que ya estarías dentro.
-Y estaba cariño, pero te he visto llegar desde la terraza y he salido a esperarte- contesta Amanda sonriendo entrando en el piso juntas.
-Te veo muy contenta, ¿Te ha ido bien la mañana?
-No me puedo quejar, he conseguido una sentencia mucho más favorable de lo que esperaba y los demás casos, dentro de lo que cabe, tampoco se presentan mal. ¿Te apetece un helado? Acabo de comprar unas cuantas tarrinas en el puesto de helados de la esquina y los tengo en el congelador.
-Vale, un helado de chocolate y vainilla si tienes y ¿Qué quieres mamá? ¿De qué tenemos que hablar ahora? Te conozco y los helados, al igual que las flores y la comida en la nevera de esta mañana forman parte de un plan para algo ¿me equivoco?
-¡Hija, como eres! Cualquiera diría que no me gusta cocinar pero tienes razón. Pasemos a la terraza, he descubierto que mis mejores conversaciones las tengo allí

Madre e hija entran en la terraza con las tarrinas en la mano y Amanda le pone al corriente a su hija, sin que Sandra le interrumpa, de su conversación con Patricia y la posterior carta que le ha escrito a Agustín. Cuando su madre acaba su relato, Sandra, a quien la historia de Patricia no le sorprende, dice:

-¿Por qué no dijiste nada por teléfono? ¿Por no preocuparme? Que poco me conoces mamá, justamente cuando ocultas cosas es cuando me preocupas, el sábado no me creí la excusa del calor y el domingo, cuando me llamaste, sabía que tu cambio no se debía a una noche descansada. No soy ninguna niña y no tienes que protegerme de nada.
-No quería ocultártelo, pero no me encontraba con ánimo de contarte nada porque yo misma estaba hecha un lío y el domingo , cuando te llamé, estabas a punto de salir de la habitación; tu misma dijiste que Carlos te estaba ya esperando en el hall del hotel y por eso no te conté nada, sólo que me encontraba muchísimo mejor y que ya hablaríamos en Madrid. ¿Recuerdas?
-Lo recuerdo pero no terminas de convencerme. Lo siento mamá, tú siempre exiges de los demás sinceridad y confianza pero tú te reservas muchas cosas, no te extrañe pues si los demás tampoco se abren del todo. Entiendo lo del sábado, pero el domingo podías haber dicho algo más o tu nota con las flores podía haber sido más específica. – Sandra hace una pausa y continua, no se encuentra cómoda con la conversación y no lo oculta-  y Patricia no tenía que haberte pedido nada, en principio, ella no es nadie pero tampoco iba tan descaminada según tus reflexiones ¿o no?
-No, por eso me agobié tanto y lloré toda la noche. No es agradable oir de otros que una ha sido una egoísta toda su vida y que si no ha destrozado la vida de dos personas ha sido de milagro.
-¿Y ahora estás completamente segura de tu decisión? ¿No hay marcha atrás?
-No Sandra, ahora es definitivo. Tienes que creerme, quiero muchísimo a tu padre, le estoy enormemente agradecida por la gran labor que ha hecho contigo y la paciencia que ha tenido conmigo, le admiro profesionalmente y no quiero perder su compañía pero nunca podré darle lo que espera y que quizá pueda encontrar si yo le dejo libre
-¿Lo haces por él o porque te estás planteando  tu vida al lado de Carlos?
- No sé lo que puedo pasar en el futuro pero lo hago por nosotros dos. No me planteo volver al lado de Carlos porque la verdad es que nunca me fui de su lado; vivir juntos los dos es otra cosa que anhelo con todo mi ser pero hoy por hoy es imposible.  Carlos no puede vivir en España tal y como están las cosas y yo no me voy a Francia, ya no; estoy convencida de que aqui soy más útil que en Francia pero podemos vernos, yo puedo ir a París de vez en cuando o podemos quedar en otra ciudad si no puede venir a Madrid... ¿te dolería si fuera así?
-Si te digo que no quizá mienta. Mamá, yo solo quiero que seáis felices y que nadie sufra porque si uno de vosotros sufre, ese sufrimiento empañará la felicidad de los demás. Quizá sea inevitable y tampoco te lo voy a poner difícil, pero .. ¿Tú te das cuenta de todo lo que ha cambiado mi vida desde mayo? ¿Te puedes imaginar lo que he tenido que madurar para asimilar y aceptar estos cambios?. No estoy reprochando nada pero en pocos meses tengo que ver como mis padres se separan, como mi madre ha vivido una historia que no quería vivir con mi padre, como mi padre se ha pasado su vida esperando un milagro, como mi padre no es mi padre y conocer a mi otro padre. Mamá no ha sido nada fácil para mi aceptar todo esto aunque conocer a Carlos haya sido muy positivo y no me arrepiento de ello- Sandra hace una pausa para coger aire y bebe un vaso de Casera que le había traído su madre antes de continuar- Entiendo tu amor por Carlos, es tu primer amor y esos no se olvidan fácilmente. La poesía está llena de versos que recuerdan al primer amor y si el destino me privara de Ramón creo que jamás volvería a sentir el mismo amor por otra persona porque ahí está el problema a mi entender. No es que no fuese capaz de volver a enamorarme es que el miedo bloquearía esa capacidad,  miedo por un lado a no sentir el mismo amor, ese amor que me llenaba y  miedo por otro lado a serle infiel a su recuerdo, y a pesar de todo me parece imposible compartir tantos años con una persona sin llegar a amarle ni un poquito. Sé que papá aceptará tu decisión y que seguramente se está preparando ya mentalmente para ello pero tanto tú como Carlos me vais a tener que perdonar, pero si papá se viene abajo yo no me voy apartar de su lado ¿Puedes comprenderlo mamá?
-Por supuesto que lo entiendo y no podría ser de otra forma. Siempre me ha maravillado el grado de complicidad y afinidad que tienes con tu padre.
-Debe ser mi sino porque también la estoy empezando a tener con Carlos y afortunadamente yo no tengo que escoger entre uno u otro.Bueno, me alegro de haber hablado y creo que tenemos mucho más que hablar pero ahora tengo hambre, ¿preparamos la cena?


Amanda ríe el comentario de Sandra y juntas se van a la cocina, allí preparan una ensalada, cortan pan y un poco de jamón, queso y otros embutidos. Las dos vuelven con su platos y bebida  a la terraza y a las 10.30 Sandra vuelve a su casa. Ramón quedó en llamar entre las 11 y las 12 de la noche.



Capítulo XXXIV


En la ciudad de Phoenix, en Arizona, se encuentra Agustín que acaba de regresar de una excursión al parque forestal Tonto National Forest; está cansado pero satisfecho por haberla realizado a pesar del inmenso calor, “” the Apache trail”” como llaman a esta visita guiada ha merecido la pena; todo el viaje ha merecido la pena y aún le queda la perla del viaje: la visita al Gran Cañón . Mañana temprano sale para el punto de partida, la ciudad de Flagstaff y después volverá a Phoenix para emprender el camino de vuelta a Nueva York y regresar a Madrid.
Agustín tiene muchas cosas que contar a Sandra y alguna nueva que dar, por eso comienza una nueva carta, la última de este viaje:

Phoenix 20 de agosto de 1968

Mi querida Sandra,
Estoy deseando regresar para poder abrazarte de nuevo; te echo mucho de menos y también tengo unas ganas enormes de leer tus cartas, de escuchar como progresa tu acercamiento a Carlos, de como vas con tu embarazo y de muchas otras cosas más.  Es una pena que la comunicación telefónica sea tan difícil por las diferencias de horarios. Como estoy en la recta final de mi viaje esta será mi última carta por ahora; ya os mandaré un telegrama cuando llegue a Nueva York.
Como habrás visto en la fecha, estoy en Phoenix; en los Angeles me despedí del periodista que conoció Ramón y emprendí el viaje a Arizona yo solito, he alquilado un coche y he llegado por la mítica ruta 66; llevo dos días en esta ciudad y hoy he realizado mi primera excursión. No sabes la cantidad de carretes que te llevo, te voy a dar mucho trabajo y además aún me faltan las fotos que haré mañana en el Gran Cañón.
Esta mañana, pensaba, mientras hacía las fotos, que las palabras se quedan corta para describir la majestuosidad de estos paisajes pero espero encontrarlas cuando estemos juntos y poder comentar las fotos. ¡Ojalá pueda volver algún día contigo ¡, estoy seguro de que disfrutarías tanto como yo.
Querida Sandra, supongo que sabrás que le escribí una carta a tu madre y le conté mis encuentros. También sabrás que dije que estaba dispuesto a que nuestra separación dejase de ser temporal y pasase a ser definitiva si ella lo quería. De su decisión dependerán mucha cosas.
No creas que he tirado la toalla, si algo he aprendido de las personas con las que he hablado es justamente éso, a no rendirse nunca pero también que cuando las cosas no pueden cambiarse hay que encontrar otros caminos porque nuestro destino es caminar y abrir senderos nuevos, rutas nuevas, adaptarse a las circunstancias cuando es necesario pero sin resignarse a no encontrar un nuevo sendero  y es lo que yo estoy dispuesto a hacer.
En octubre digo adiós a mi cátedra, como ya sabrás pero no me voy a quedar en casa. Así pues, no sólo en lo personal voy a intentar comenzar de nuevo sino también en lo profesional.
En mi anterior carta te contaban mis encuentros con los dos brigadistas y la cantidad de emociones que estos encuentros han despertado en mí pero no te decía nada de sus consecuencias, ahora te lo explico.
Me han ofrecido unirme a una organizacion social, de ámbito internacional, que ha participado en la organización de la Conferencia Internacional  de los Derechos Humanos, celebrada en abril en Theran. He tenido la oportunidad de conocer a algunas personas de esta OSC en casa de mi amigo, en Los Angeles y  les he prometido estudiar  la propuesta. Si acepto, podría empezar a trabajar en enero  con ellos; necesitan a alguien para el área de habla española y la oportunidad de llevar a la práctica mis ideas me entusiasma. Tendría que viajar muy a menudo pero no me asusta ya la soledad de los hoteles, sé que entraré a forma parte de otra familia y estaré bien arropado.
Como verás, hija mía, tengo que volver a darte las gracias por haberme animado a hacer este viaje y a Patricia por la puerta que me ha abierto con la historia de James, mi brigadista de Nueva Jersey.
Cariño, dale muchos recuerdos a Ramón, díle a mi nietecito que este abuelo vuelve lleno de energía y de planes y tú recibe un beso enorme y un abrazo sin fin de tu padre, que no se cansa de decirte cuanto te quiere.
Agustín.
Pd. No me he olvidado de tu madre, a ella también le mandé ayer otra carta contándole mis futuros planes.

Agustín relee la carta, la mete en un sobre y se acerca a la Post Office para mandarla como correo urgente. Después regresa al hotel y se une a un grupo de turistas que como él mañana partirán a Flagstaff.


En Madrid Sandra ha llegado a su casa a tiempo de no perder la llamada de Ramón y le cuenta la conversación con su madre ajena a los planes de su padre y a los acontecimientos de las próximas horas que retrasarán la llegada de Ramón.

En casa de Carmen  también se ha recibido una carta, su padre le ha vuelto a escribir  y le anuncia una próxima visita.  La última vez que se vieron fue en Italia, después de su boda con Beatriz y prometió escribir  más a menudo, promesa que no ha cumplido y ahora dice que viene, que quedaron muchas cosas por hablar. Su padre no se parece en nada a los padres de Sandra, piensa Carmen,ni se parece para nada a Mario o a Serafín,  ninguno de ellos hubiesen rechazo a su nieta por haber nacido  siendo ella soltera y por un método  no convencional, cosa que  él  si hizo. En la boda fue la primera vez que vio a Teresita y a la boda vino gracias a su nueva mujer, una persona sin prejuicios y que está intentando que su marido vea con otros ojos a Carmen . A pesar de que su padre, tras el divorcio de su madre, se preocupó por ella, nunca aceptó su manera de ver la vida ni las decisiones que tomó. Carmen ya se ha acostumbrado pero le apena que Teresita no tenga contacto con su abuelo aunque afortunadamente no le falta el cariño de Mario o de Serafín; la niña ya pregunta por él, sobre todo a raíz de la separación de los padres de su amiguito Javier. Dentro de una semana estará en Madrid pero de momento no le dirá nada a la niña, primero tiene que hablar con él, fuera de casa y después verá lo que hace. Hace ya tiempo que ha dejado de hacerse ilusiones con su padre.