viernes, 26 de abril de 2013

Caso del pasado y cuentas pendientes. Capítulo 3.


 Capítulo 3

Domingo 23 de septiembre.

Son las 5 de la mañana y Julio está cansado, preocupado y no puede pegar ojo. No son horas de importunar a Asun ni a Bonilla y decide ir a la redacción. Al entrar saluda al guardia de seguridad que no se sorprende de verle a esas horas y aprovecha para preguntar si hay novedades además de comentarle que el teléfono no para de sonar. Julio le agradece el haber apuntado los nombres de quienes han llamado y sus pasos le llevan al teletipo.  Sabe que la noticia tiene que llegar de un momento a otro y quiere ser el primero en leerla y no se equivoca. Entre las notas de los sucesos del sábado se encuentra la noticia de agencia del secuestro de Dani y Javi.

Agencia  EspN

En la tarde del sábado dos menores fueron secuestrados a plena luz del día ante la presencia de sus padres, dos expolicias,  que llevan una agencia de investigación privada . La policía ha montado un dispositivo de búsqueda , la investigación está en marcha . Se desconoce , a la hora de emitir esta noticia, si la policía tiene ya una pista o baraja alguna hipótesis. Dos hombres obligaron a los jóvenes a meterse en un coche sin que el padre de uno de ellos pudiera impedirlo. El padre del más joven ha resultado herido al intentar perseguir el coche de los secuestradores. Su estado no es grave y será dado de alta en las próximas horas.

En las mayorías de las redacciones se conoce la identidad de los chicos. Tanto Bonilla como Héctor son bastante conocidos pero Asunción lo es aún más entre los periodistas de sucesos y Julio ya ha empezado a recibir llamadas de varios periódicos preguntado por los detalles. Les ha pedido prudencia y respeto, sobre todo que dejen a las familias en paz. Su revista, al ser semanal no publicará la noticia el lunes, como hará mucha prensa nacional y alguna local y les ruega que solo publiquen la nota de agencia sin entrar en detalles para no entorpecer la investigación policial. Julio se mantiene en contacto con la casa de Bonilla, ya estuve ayer y también visitó a Héctor en el hospital pero no ha podido hablar con su redactora jefe. Se imagina la angustia que debe de tener porque el también la tiene, la objetividad y perspectiva de una noticia se pierde cuando familiares y amigos son los protagonista de la misma. Espera poder hablar con ella a la tarde, cuando Héctor ya esté en casa, si los pronósticos se cumple y le dan el alta tras pasar un día en observación.

A las ocho de la mañana Alejandro, en la cocina de la casa familiar de su amigo, prepara el desayuno mientras Tim termina de hablar con su padre. Como ya esperaba, no sólo aprueba el que haya regresado,  sino que ellos también van adelantar el viaje y quiere que les tramita a Asunción y Héctor su apoyo, incluso económico, caso que tengan que hacer frente a un rescate.  Alejandro por su parte también ha hablado con su madre y con su tía. La noticia les ha preocupado pero confían en que todo salga bien y están dispuestas a colaborar para pagar el rescate si fuese necesario. Los chicos tiene luz verde para actuar y Tim llama a María  quien acaba de hablar con su madre y tiene un recado que darle.

-      Por supuesto María, a las diez paso a recogerlos. Díselo a tu madre cuando vuelva a llamar.
-      Gracias. Yo os espero aquí, voy a subir a casa a preparar las cosas. Supongo que mi padre tendrá que guardar cama aunque no estoy muy segura de que vaya obedecer.
-      Ya le convenceremos entre todos, no te preocupes. Seguro que todavía le duele bastante la cabeza y tendrá que tomar muchos calmantes aunque es comprensible que quiera ir a casa de Bonilla.
-      Sí, eso me ha dicho mi madre por teléfono. El tito Domingo ha llamado y vendrá a las once y yo ya he hablado con la tía Matilde que está tan destrozada como mi madre. No han podido dormir  además hay dos policías registrando las llamadas. En cualquier momento pueden llamar pidiendo el rescate. No quiero ni pensarlo, mis padres no tienen dinero ¿tú crees que un banco nos puede ayudar?
-      María no te preocupes por el dinero. Entre todos nos arreglaremos y además no creo que lo pidan para hoy que es domingo, tienen que dar un plazo para reunir la suma. Nadie tiene tanto dinero líquido en casa. Nos vemos después, voy a terminar de desayunar y tranquilízate que todo va a salir bien.

Dos horas más tarde, Tim conduce el mercedes de su padre por la Avenida del Generalísimo dirección al hospital y Alejandro le acompaña. El chico ha preferido usar este coche por ser más cómodo que su seat 127. La circulación por la Avenida es fluida  se nota que es domingo y además temprano. El sol sigue luciendo y calentando como en pleno verano y las calles están casi vacías. A las diez en punto llegan al hospital y ven a Héctor sentado, en una silla de ruedas,  a la entrada del hospital con Asunción a su lado.

-      Joder ¿tan mal está? , eso no lo esperaba – comenta Alejandro
-      María no ha dicho nada, sólo que tenía que llevar un collarín. No creo que necesite la silla de ruedas para nada. En América es costumbre sacarles en silla de ruedas..¿en Venezuela no?
-      Ahí me has dado. Ni idea, afortunadamente nunca he tenido que ir a recoger nadie al hospital .

Contesta Alejandro al tiempo que abre la puerta del coche y se baja. Anda los pocos metros que le separan de Héctor y Asunción, los saluda y ayuda a Héctor a entrar en el coche de Tim .

-      Gracias  Alejandro,  me alegro de verte aunque las circunstancias no sean las propicias - dice Héctor
-      Lo mismo digo – dice Asunción – y gracias por llevar mi coche a casa, es una suerte que tengas el carnet contigo.
-      Espero que valga, es un carnet internacional y no se preocupen. Todo saldrá bien.

De camino a casa, Tim, al igual que Alejandro trata de animarles pero se da cuenta de que eso es imposible. El espejo retrovisor no miente, la cara de preocupación de Asunción y la impotencia, frustración y dolor en la de Héctor es evidente.  Alejandro conduce detrás de ellos y en menos de media hora ya están en casa. Felisa y Trino besan a su hija y a Héctor nada más poner un pie en el portal y le ayudan a entrar en el ascensor.  

Domingo Vallejo por su parte sube a pie hasta el piso de la familia Bonilla y espera a que le abran la puerta. Ha pasado por su casa para cambiarse de ropa y asearse pero no ha visto la cama. Como se esperaba en la comisaria no estaba el comisario pero si un inspector , amigo suyo y de los detectives,  antiguos compañeros de trabajo. La conmoción entre los policías es grande, los secuestros siempre tienen prioridad pero cuando hay menores en juego la urgencia es aún mayor y más en este caso que se trata de hijos de excompañeros, de dos amigos personales para mucho de ellos.
Un policía en uniforme le abre la puerta y le acompaña al salón dónde se encuentran otros dos policías más . Bonilla y Matilde no están en ese momento en el salón y mientras los espera recuerda lo que ha leído en la comisaría sobre las declaraciones de los testigos que no ayudan mucho. Que dos hombres metieron a los dos chicos en un coche eso está muy claro pero cada testimonio es distinto. Todo sucedió tan rápido, comienzan la mayoría de ellos y a partir de ahí las cosas se deforman. Para unos el coche era un seat 1500 azul, para otros era de color negro con matrícula de Málaga, para otros uno de los hombres era rubio y tenía la nariz de un boxeador etc, etc... Las declaraciones en el lugar del accidente de Héctor tampoco son más precisas ni vieron todos los presentes lo mismo.

El coche que embistió a Perea, un Ford Fiesta de color rojo con matrícula de Madrid, quedó en el lugar del accidente pero la policía no ha podido encontrar, hasta la fecha, nada relevante que ayude a la investigación  El conductor del coche podía ser un hombre o una mujer según los testigos, aunque la mayoría se inclina por un hombre. En lo único que coinciden es en : llevaba una gorra de visera, gafas de sol negras , guantes y un mono de mecánico ; salió como mareado del coche pero en seguida echó a correr; unos dicen que torció a la derecha y otros que siguió calle arriba. Se trata de un coche robado y denunciado por su dueño en la noche del viernes. A la comisaria no han llegado llamadas anónimas y lo más lógicos es pensar que un excliente insatisfecho o alguien que por sus investigaciones acabó en la cárcel quiera vengarse de ellos .

Al ver entrar en el salón a Bonilla se levanta y se abrazan :

-      Gracias por venir, Gustavo y Aurelia se acaban de ir y Matilde está descansando, el calmante que el médico le ha dado está haciendo efecto – dice Bonilla – ya ves cómo estamos,  ¿has visto  ya a Héctor?
-      No , todavía no. Anoche fue María a verlo, nada más llegar y pensaba pasarme ahora. ¿Ya sabes que deja el hospital hoy, no?
-      Sí, ya me lo ha dicho María. Todavía no doy crédito a lo que está pasando, ésto no nos puede estar pasando a nosotros. ¿Cuándo van a volver a llamar? No lo entiendo ¿a qué esperan?
-      No lo sé Bonilla. Hay que tener paciencia  y me imagino muy bien por lo que estáis pasando, yo tampoco termino de asimilarlo  – contesta Vallejo – Me he pasado la noche en la comisaría leyendo todo lo que hay sobre lo sucedido y ¿recuerdas algo más de lo que has declarado?
-      No, lo reconstruyo una y otra vez en mi mente pero ni recuerdo ni lo entiendo. Estaba a dos pasos de ellos cuando los hombres los cogieron y los metieron en el coche. Corrí pero no pude ni sujetar la puerta del coche. El motor estaba en marcha y arrancaron sin cerrar la puerta.
-      ¿Crees que lo llevaban planeando mucho tiempo? Lo digo porque el coche que fue detrás de Héctor estaba al acecho. Parece que se trata de un grupo compuesto por cuatro personas ¿no?
-      No tengo ni idea pero ¿cómo sabían que Héctor y yo habíamos acordado aparcar el coche en ese sitio? ¿Cómo podían saber que los niños iban a comprar cromos al quiosco?
-      No creo que lo supieran, lo de los cromos, digo, pero les vino bien. No sé, trato de pensar con lógica pero tampoco encuentro una explicación. Debían estar al acecho, vigilando, vieron el momento y actuaron. ¿Recuerdas el aspecto de los dos hombres? ¿Viste al conductor que estaba esperando en el coche? Uno de los testigos dice que uno de los secuestradores era rubio y el coche un seat 1500 negro.
-      El coche era en un 1500 pero azul y sí, uno era rubio, bastante alto y el otro llevaba una gorra, no pude ver el color de su pelo. Lo único que recuerdo es que los dos llevaban un chándal de color azul, como si vinieran de hacer deporte.

Hora y media más tarde Vallejo se encuentra en casa de la familia Perea y Héctor le pregunta directamente si ya ha averiguado algo.

-      Vengo de casa de Bonilla, aún no han llamado. La llamada de ayer fue solo para confirmar que tenían a los niños y que estaban bien. Seguimos sin pistas el Ford que te dio el golpe era robado pero eso creo que ya lo sabes.
-      Sí, eso me han dicho pero ¿dónde lo robaron?
-      El dueño dijo que lo tenía aparcado cerca de su casa, en el barrio del Pilar y sí, podría ser una pista. Alguno de los cuatro involucrados podría vivir por allí.
-      O tener una nave industrial por allí.
-      Puede.  ¿Pudiste ver a la persona que conducía el coche?
-      No, ni me di cuenta de que me seguían, iba tan pendiente de no perder de vista al 1500 que no me fijé. 

Vallejo le cuenta lo que ha leído asi como lo que le ha contado Bonilla, lo del chándal, la descripción de la persona que iba conduciendo en Ford Fiesta mientras Tim, sentado a la mesa,  va esbozando las figuras según Vallejo las describe .

-      ¿ Algo así , Vallejo? – dijo dejándole ver los esbozos.
-      Joder chico, lo has clavado, así es como yo me los imagino. No sabía que tu fueras un segundo Julio.
-      No, no lo soy. A mi madre y a Julio no les supera nadie. Yo no lo había vuelto a intentar en serio desde que era un niño hasta que en Birmingham, me sorprendí una vez dibujando cosas que no eran técnicas.
-      Es cierto, lo puedo confirmar – dice Alejandro que ha seguido la conversación con mucha atención asi como los esbozos de Tim – mientras habla con María por teléfono dibuja su cara de forma automática.
-      Muchas gracias, que calladito te lo tenias , jolín ¿ cuándo voy a poder verlos? – pregunta María.
-      Déjemos eso ahora María – dice Tim un poco ruborizado– lo de tu hermano es ahora más importante. Por cierto, si no les importa me gustaría pasarme por el quiosco. Conozco a su dueño bastante bien. Mi padre suele encargarle la prensa, ya lo hacía cuando estaba en la embajada y su hija trabaja en la fábrica en Torrejón.  Quizá a mi me pueda decir algo más. No sé, a veces la policía, y perdón, intimida a los testigos y éstos se olvidan de algunos detalles. No creo que eso sea interferir en el trabajo de la policía.
-      No me parece mala idea – dice Vallejo – yo también pensaba pasarme , te acompaño.
-      Perdone Domingo y no se enfade, pensaba ir con Alejandro, usted sigue siendo un policía y la gente lo huele.
-      Tim tiene razón –dice Héctor –déjales a ellos solo. Quizá no oigan nada nuevo pero por intentarlo nada se pierde.
-      Gracias Héctor –contesta Tim

Alejandro y Tim no esperan más y tras darle un beso a María, coge el bloc que estaba utilizando , el lapicero y la goma y bajan a la calle. En el portal se encuentran con Paloma y Laura a quienes ponen en antecedentes.

-      ¿Puedo ir con vosotros? – pregunta Paloma.
-      Mejor no – dice Alejandro dándole un beso - acompaña a María. Aunque tenga a Clara e Irene a su lado seguro que le gusta verte.
-      Tened cuidado – contesta la chica resignada devolviéndole el beso a Alejandro.

A la una y media llegan al quiosco y Manuel, el dueño,  le saluda sorprendido de verle en Madrid.

-      ¡Tim, qué sorpresa! ¿No estabas en Inglaterra estudiando? ¿ha pasado algo? ¿tus padres?
-      Buenas tardes Manuel, mis padres están bien, están de camino y sí, ha pasado algo y quizá usted me pueda ayudar.
-      Tu dirás pero no sé si tengo yo aún la cabeza dónde debiera. No sabes el lío que se formó aqui ayer . Secuestraron a unos chicos delante de mis narices. No he podido dormir en toda la noche.
-      Sí lo sé – dice Tim – desgraciadamente los chicos secuestrados son amigos míos y sobre ello quería preguntarle algo pero no aquí, en la cafetería si le viene bien.
-      Estaré encantado de ayudarte. No lo sabía, sé que son del colegio y tu has estado en él también y ayudas con el baloncesto pero no sabía que los conocieras. La parienta viene ahora, en cuanto esté aquí me acerco a la cafetería, aunque no sé si te voy a poder contar mucho. Todo sucedió tan deprisa que aún no me lo creo.
-      Sí eso he oído, pero todos los detalles cuentan. Uno de los chicos es el hermano de María y gracias, le esperamos entonces en la terraza de la cafetería.
-      ¿De María, la chica esa tan guapa y agradable que sale contigo?
-      Sí, la misma.
-      ¡Coño!, eso cambia las cosas y mucho, hay algo a lo que le estoy dando vueltas. Nos vemos en seguida.

Mientras los chicos esperan en la cafetería a que Manuel se reuna con ellos en casa de Bonilla suena el teléfono, la temida pero esperada llamada se produce. La suma de dinero que piden es bastante considerable y tienen de tiempo hasta las 16 horas del lunes para reunirlo. Las instrucciones para la entrega se las comunicarán en la próxima llamada. Los secuestradores dejan que Javi y Daniel se pongan al teléfono y ambos dices:

-       Os queremos muchos – oyen decir a Javi al mismo tiempo pero antes de que los secuestradores les quiten el auricular Daniel dice:

-     tres Tim.

Nadie entiende a que viene lo que grita Dani y desconcierta a Bonilla y a los policías. En seguida llaman a casa de Héctor para notificar la llamada asi como la cantidad que han pedido y repiten lo que Daniel ha gritado. Héctor no tiene ni idea y no parece que la cantidad pedida por niño le impresione mucho, está como absorto y no reacciona al sentir la mano de Asunción quien se vuelve a Julio y dice:

-      ¿Cómo vamos a reunir nosotros dos millones de pesetas? ¡Dios, no es posible!
-      No te angusties Asunción,  la revista tiene crédito , lo importante es Dani.

María, que ha seguido la conversación y es consciente de la gravedad del asunto, recuerda las palabras de Tim de esta mañana y el juego que Tim y Daniel empezaron en la cocina, el día en que secuestraron a Paloma.

- Tanto los padres de Tim como la madre de Alejandro están dispuestas a ayudar y seguro que Fernanda también. La policía recuperará el dinero y a Dani y a Javier no les va a pasar nada. Están en una especie de almacén- se atreve a decir María, bajito pero convencida.

Sus palabras sacan a Héctor de su mutismo y mirando a su hija dice:

- Como puedes estar tan segura de lo del almacén,  ¿otro presentimiento?
- No, Dani lo ha gritado. Ha dicho tres.
- No entiendo, ¿es una clave entre vosotros? - pregunta Asunción.
- Algo así, cuando venga Tim te lo explicará mejor, yo voy a buscar en la habitación de Dani la agenda donde apuntó el juego por si me equivoco.

Tendrán que esperar a que Tim y Alejandro regresen para que les aclare las palabras de Daniel y no lo harán hasta bien entrada la tarde. La información que Manuel se había reservado, porque nadie le había preguntado en esa dirección asi como la que les proporciona Candela, una vecina del barrio que vive justo enfrente del quiosco, puede ser de vital importancia para identificar a los secuestradores, desempolvar expedientes antiguos y pasar revista a ciertos socios accionistas.












martes, 16 de abril de 2013

Caso del pasado y cuentas pendientes. Capítulo 2




Capítulo 2

Sábado 22 de septiembre

El partido está interesante, segundo periodo y los anfitriones pierden por dos puntos. Las gradas están llenas de familiares y alumnos que animan a los dos equipos. Javier está en el banquillo a la espera de entrar en el tercer periodo ocupando el sitio de Daniel. Su entrenador, inglés por más señas, prefiere que todos sus chicos jueguen rotativamene. No le gusta fomentar la individualidad de las posibles estrellas sino el compañerismo y la deportividad unida al afán de superarse y en pro de la victoria : 

-           ¡Blood, toil, tears and sweat ..sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor ¡

 Les grita como siempre, primero en inglés y a continuación en castellano pero siempre la misma frase.  El hombre es un gran admirador de Churchill y aunque los chicos no saben a ciencia cierta quién fue ese señor se conocen la frase de memoria. Todavía no han llegado a esa parte de la historia y menos aún a la historia más reciente de España y su guerra civil. Lo poco que los niños saben lo han oído a los mayores o en los corrillos del patio del colegio o en el cine pero al entrenador inglés le da lo mismo, Churchill por aqui y Churchill por allá.  
“Cualquiera diría que hubiese sido una estrella de baloncesto en vez del primer ministro británico” piensa Héctor sentado en la grada y recuerda que Bonilla ya trató de explicar a los niños, la primera vez que el entrenador inglés utilizó la expresión,  cuándo,  dónde y por qué fueron pronunciadas esas palabras. El silbato anuncia que el segundo periodo acaba de terminar y el recuerdo acaba; Héctor aprovecha la pequeña pausa para salir a ver si su socio ha llegado ya de la reunión que habían planeado, tan inoportunamente, un grupo de accionistas.

En Londres y en la sección del Antiguo Egipto del museo británico, María, Paloma y Laura contemplan admiradas y sorprendidas las vitrinas llenas de  auténticos tesoros y se preguntan si los británicos han dejado algo en Egipto. Los chicos, con Vallejo,  hace tiempo  que salieron del Museo y esperan en el pub que hay enfrente de la calle , “The museum tavern” . El museo es inmenso y aunque han elegido sólo algunas secciones, Vallejo ya no podía con su alma y ellos, que ya se conocen el museo bastante bien, se lo llevaron a disfrutar de una buena jarra de cerveza, de una buena Ale escocesa como Alex le prometiera.

En Madrid, en la cancha de baloncesto del Maeztu el tercer periodo está a punto de terminar y Javier ha conseguido dos puntos más para su equipo. Héctor sigue presenciando el partido con atención, Bonilla aún no ha llegado y seguramente tendrá que llevarse a Javier. Afortunadamente el coche está aparcado dónde acordó con su socio,  cerca de la entrada al colegio, a unos pocos metros del quiosco dónde ha comprado la prensa. Bonilla podrá ver así,  sin bajarse del coche, si Héctor se ha llevado ya a los chicos. Los minutos siguen corriendo y el partido avanza, el cuarto y último tiempo se juega ahora. Daniel ha vuelto a la pista y tira un tiro libre que mete sin problema alguno y hace aplaudir a Héctor aunque nadie aplauda en ese momento. El partido termina con victoria para el equipo de casa y los visitantes se van con la cabeza bien alta, han perdido por la mínima, tres puntos de diferencia pero la liga escolar acaba de empezar.. El equipo ganador, el de Daniel y Javier se encaminan hacia las duchas que hay en el gimnasio cubierto. Están contentos pero saben que han tenido suerte y que han jugado un segundo periodo para olvidar.

En el interior del The museum tavern,  Vallejo charla animadamente con Alex y Tim. La cerveza escocesa le ha soltado la lengua un poco más de lo normal y el sabor amargo de la misma parece gustarle más que el de la rubia que toma en el Café Comercial.

-           Esto es vida chicos,  aquí se está mejor que recorriendo salas y salas rellenas de cosas que luego voy a olvidar en un segundo – dice Vallejo con su jarra ya medio vacía.
-           Me alegro de que hayamos hecho algo de su agrado – contesta Tim como distraído mirando para la calle.
-           ¿ Te pasa algo Tim? – pregunta Vallejo
-           No, no me pasa nada, pero están tardando bastante y las entradas para el otro museo tienen una hora fija.
-           No te preocupes Tim – contesta Alejandro- si tardan comemos aqui algo, aunque sea fish and chips .
-           Eso, eso, no sé lo que es pero me gusta la idea de no moverme de aqui. ¡Camarero otra!- dice Vallejo 
-           ¡Nada de otra Domingo!- replica Laura desde la puerta- A juzgar por tu tono de voz ya has tomado una caña de más.
-           ¿Yo? ¿cañas?, tu no ves bien mujer, aqui solo ponen jarra y es mi primera.
-           ¡Y la última! ¿nos vamos?
-           ¿No queréis tomar nada vosotras?
-           No, ya beberemos en el restaurante chino ¿vamos en taxi o en el metro?
-           Mejor en dos taxis – dice Tim viendo la cara de Domingo.

Domingo prefiere compartir el taxi con Tim y María pero tiene que esperar un ratito a que venga otro. En el corto trayecto no hablan casi nada. El taxi les deja en la calle del hotel,  esquina a Oxford Street y a primera vista no pueden ver si Alejandro con Laura y Paloma ya han llegado y están esperando dentro del restaurante acordado. Quieren cruzar la calle cuando una turista, que está tomando fotos de las bombillas que adornan la calle, choca con María y la hace tropezar. 

-           I'm very sorry, are you alright, my dear? – pregunta una señora que a juzgar por el acento es  australiana, según Tim.
-           I’m fine, thank you, nothing to worry – contesta María rápidamente y se agacha a coger su propia cámara que se ha caído al suelo.
-           !Thank Goodness! take a nice day, child.

María no contesta al ¡Gracias a Dios! de la señora  australiana ni tampoco al deseo de “pasa un buen día, hija”;  se queda inmóvil con la cámara en la mano y comienza a ponerse blanca.

-           ¿Qué te pasa Maria? ¿No decías que todo estaba bien, en orden y que no había de que preocuparse? – pregunta Tim que se ha dado cuenta del cambio.

María respira profundamente y balbuceando primero y luego llorando dice:

-           Sí, estoy bien, no me ha pasado nada pero, pero.. al agacharme para coger la cámara he sentido algo , me ha dado un vuelco el corazón y yo...yo me vuelvo al hotel, tengo que llamar a mi casa...algo ha pasado, lo siento dentro de mi.
-           Mírame a los ojos María ¿ lo dices en serio?-  Pregunta Vallejo apartando a Tim para ver bien a María.
-           Claro que lo dice en serio Vallejo – salta Tim – María nunca se ha puesto así. Vamos a cruzar a ver si Alex ya ha llegado con Laura y Paloma y usted se queda con ellos y no hay discusión.  Yo me vuelvo al hotel con María que como sabrá está en esta misma calle.
-           Eso lo veremos jovencito – contesta Vallejo un poco enfadado.
-           Por favor no quiero problemas por mi culpa. Voy con Laura al hotel si quiere ella, pero yo tengo que llamar a mi casa ya.

Los tres entran en el restaurante y en seguida ven a Alejandro que les indican que tienen que bajar la escalera pero Tim le pide que se acerque. Minutos más tarde todos salen del restaurante sin comer y vuelven al hotel acompañando a María. Al pedir la llave en la recepción le dan una nota con un mensaje:

- Please call as soon as possible . Irene. Llama lo antes posible. Irene - lee María automáticamente echando a correr por la escalera seguida de Laura y de Tim

-           Thanks, what time did you received the phone call ?- pregunta Alejandro al recepcionista.
-           About half hour ago - contesta
-           ¿ Qué pregunta ahora? ¿a qué esperamos? – quiere saber Vallejo
-           Ha preguntado a qué hora han llamado – dice Paloma preocupada por su amiga que cada vez está más nerviosa

Una hora antes y en Madrid, al acabar el partido, Héctor espera a los chicos a la puerta del colegio y anda con ellos al coche. Están muy contentos y Daniel muy orgulloso que su padre le haya visto tirar un libre sin fallar. Al llegar al altura del quiosco los chicos se miran y dicen:

-           ¿Podemos comprar 10 sobres de cromos de fútbol? Solo tenemos repetidos y no los podemos cambiar porque todos nuestros amigos ya los tienen.
-           Está bien, por una vez, pero tu madre sabe un sitio en el centro para cambiar cromos. ¿Cuánto cuestan? , creo que no tengo billetes pequeños, no he podio cambiar.
-           No te preocupes papi – dice Daniel – tengo dinero todavía de la paga.
-           Yo también tengo dinero y de paso me quiero comprar unos tebeos.
-           Como queráis , os espero en el coche ¿de acuerdo?

Héctor abre el coche, se sienta y pone la radio sin perder de vista a los niños. Bonilla acaba de aparcar el coche a unos pocos metros de él y al ver a los chicos en el quiosco se dirige hacia ellos al tiempo que saluda a Héctor y entonces todo sucede muy rápido. Sin dar tiempo a reaccionar, ante la presencia de varios peatones, dos hombres se acercan a los chicos y los meten a la fuerza en un coche que sale pitando. Bonilla vuela hacia los chicos pero no consigue  detener al coche y Héctor en un reflejo les sigue en su propio coche mientras Bonilla, desesperado, llevándose las manos a la cabeza pide a los peatones a grito  que llamen a la policía.
Conduciendo sin respetar los semáforos al igual que hacen los secuestradores de Daniel y Javier, Perea reza para que la policía los detenga por exceso de velocidad pero no oye ninguna sirena.  Acaban de cruzar Cuatro Caminos y el coche de los secuestradores continua por Bravo Murillo camino de la plaza de Castilla y antes de llegar a ella se ve obligado a frenar, un peatón intenta cruzar la calle rápidamente y éso y el golpe será lo único que recuerde horas más tarde. En efecto, el coche que venía detrás de él, que todo el rato ha ido detrás de él, no duda ni un segundo, aprovecha el momento y embiste a Héctor por detrás. Perea siente un latigazo en su cuello y con su cabeza activa el claxon del coche formándose un caos circulatorio que durará hasta que llegue la policía.

En Londres María llama  primero a su casa pero nadie coge el teléfono y marca entonces el teléfono de su abuela con dedos temblorosos. Una acalorada e impaciente Irene le cuenta a María lo que ha pasado pero ella no puede articular palabra, las lágrimas corren por su cara libremente y es Vallejo quien toma el auricular mientras María se refugia en los brazos de Tim sin cesar de llorar. Cuando Vallejo cuelga y cuenta lo que ha pasado su cara refleja la gran preocupación que siente y quiere inmediatamente llamar para cambiar los billetes.

-       Déjeme hacerlo a mi – dice Alejandro – lo digo por el idioma.
-       Reserva un billete para mi también – agrega Tim sin soltar a María de sus brazos.
-       Reservaré dos, yo también voy – contesta Alejandro
-       ¿Tú?- se sorprende Paloma teniendo en cuenta el pánico del chico a los aviones
-        Sí, no me gusta volar, sigo teniéndolos pánico pero ya volé este verano de Caracas a Londres. Si entonces  reprimí mis miedos ahora lo haré también. Asunción y Héctor se portaron conmigo muy bien y sé que debo ir.

De nada sirve los peros de Vallejo recordando que tienen que regresar a la escuela el lunes y el qué dirán los padres de uno y la madre del otro.

-       Mi padre lo que no entendería sería el que me quedara aqui tan campante – dice Tim
-        Mi madre y mi tía lo mismo. Ya saben lo que pasó en Madrid y lo comprendieron.

A las  7 de la tarde, hora de España,  ya están en el aeropuerto y a las 8 despega el avión a Madrid. No había asientos libres en segunda para ese vuelo, tenían que esperar al primero de por la mañana pero tampoco era seguro asi que Alejandro, sin consultarlo, reserva asientos de primera para todos y junto con Tim pagan los billetes en el mostrador de la compañía en el aeropuerto. A las 11.30 de la noche llegan a Madrid y media hora más tarde ya están todos en casa de su abuela dónde también está Clara. Asunción  está en el hospital y Fernanda se ha quedado con los pequeños mientras  la familia Olavide está acompañando a Bonilla y Matilde. María quiere ir al hospital, no quiere esperar a mañana. Tim y Alejandro la acompañan pese a las quejas de todo.

-       No os van a dejar subir. No son horas de visita.- dice Felisa
-       Puede ser, pero siempre pueden pedir a mi madre que baje un momento. Yo voy y si es necesario me quedo toda la noche en la puerta. No me pudo quedar aqui sin hacer nada, esperando.
-        Déjala – dice Trino – si los chicos la acompañan no pasa nada.

     Cuando María va al hospital Vallejo le pregunta a Trino si los secuestradores se han puesto en contacto con Bonilla

-      Sí, esta tarde, a las 6 han recibido una llamada confirmando el secuestro. Ha sido una llamada corta y mañana les volverán a llamar dándoles instrucciones para el rescate.
-       ¿Han pedido dinero? ¿ha estado la policía aqui?
-         Sí, había  dos policías en casa de mi hija – dice Trino – esperando por si llamaban pero se han ido ya. Los secuestradores saben lo del accidente de Héctor y las llamadas sólo las va a recibir Bonilla.

Poco después Vallejo lleva a Laura y a Paloma a casa y él se acerca a la comisaria que lleva el caso aún a sabiendas de que quizá el comisario no esté presente. No obstante espera poder hablar con el inspector de guardia y que pueda ponerle al día. Él al igual que María no puede esperar a mañana aunque mañana ya sea hoy por la hora que es.

En la habitación individual de un hospital cercano al lugar del accidente Asunción observa a su marido. Le han tenido que sedar para que pudiera descansar y han tenido que convencerle que tenía que quedarse en el hospital. Su espalda y las cervicales son las que más han sufrido y el moratón que tiene en la frente no deja dudas de la fuerza del impacto. La angustia de ver a su marido en esa situación no es comparable con el ahogo que siente por la suerte de Dani y Javi. No quiere echar la culpa a su marido, Bonilla estaba también presente pero se maldice de nuevo por no haber estado ella allí. Echa de menos a María y también se angustia por su hija, por lo mal que lo estará pasando tan lejos de ellos. Se encuentra más sola que nunca, más aún que en las primeras navidades sin su hermana Chelo aunque esta vez su madre no se ha separado de su lado y ha tenido que mandarla a casa. Al oír abrirse la puerta se seca las lágrimas con sus manos y mira a la enfermera de turno de guardia que dice:

-       Su hija está con dos chicos abajo y no quiere entrar en razón, quiere verla.
-      ¿Mi hija? ¿ha regresado de Londres ya?  – pregunta Asunción sorprendida - ¿No puede subir un ratito? 
-       Va contra los reglamentos, es una menor y no puede pasar la noche velando a un adulto.
-       Lo entiendo, pero las dos necesitamos estar juntas , por favor, les ruego que hagan una excepción.
-       Me puedo jugar mi plaza pero dejaré que suba unos minutos, yo misma la acompañaré.

Minutos más tarde María puede abrazarse a su madre, besar a su padre quien sigue dormido bajo los efectos del calmante y le regala la mejor de su sonrisa aunque no la pueda ver.

-     Todo va salir bien mamá, papá se va a recuperar pronto y la policía no tardará en traernos a Dani y a Javi a casa sanos y salvos. Tim y Alejandro están abajo esperándome y piensan como yo.
-    Dios te oiga, os oiga, hija – contesta Asunción dejándose consolar por su hija sin asombrase de que los chicos hayan volado a Madrid.
-    No le eches a él la culpa, mamá, seguro que no pudo hacer nada - dice María buscando la mirada de su madre.
-     No, lo hago, no del todo.....me conoces muy bien , hija. Sé que no es su culpa,.. la que falla soy yo, nunca estoy a su lado o la altura, cuando le pasa algo a Dani.
-   Sí lo estás mamá, no tienes que ser tan exigente contigo misma, de verdad. Eres una madre de matrícula de honor al igual que papá y sois los mejores padres del mundo y ahora os tenéis que apoyar más que nunca y...

La entrada de la enfermera acaba con el momento de confesiones entre madre e hija. María deja la habitación y cree oír su nombre, se vuelve y oye claramente que su padre susurra "María, María" como si supiera que está en la habitación y quiere correr hacia él pero la enfermera se lo impide, debe salir de la habitación antes de que el médico de guardia la encuentre allí. Contrariedada por un lado pero aliviada por otro regresa con Tim y Alex a casa de su abuela, no quiere subir a su casa y se queda con sus abuelos, por una noche el sofá será su cama mientras Tim lleva a Alejandro a su casa en lugar de a un hotel.





viernes, 12 de abril de 2013

Caso del pasado y cuentas pendientes.





Capitulo 1


Jueves, 20 de Septiembre 1973 .

Hace un rato que las nubes no la permiten ver nada pero ella sigue mirando por la ventanilla. En su cara se refleja su inmensa alegría y se pellizca para asegurarse que no es un sueño sino una realidad.  Sentada a su lado está Paloma mirando la guía que ha comprado y delante de ellos Vallejo y su mujer. Aún recuerda la cara que puso su padre cuando le contó el plan de ir a ver a Tim a Londres, menos mal que su madre estaba de su parte y consiguió que su padre no pusiera el grito en el cielo. A la vuelta de las vacaciones en Italia se separaron por razones de estudios. La boda aniversario de sus padres fue todo un éxito, asistieron todos los que pudieron y echaron en falta a algunos familiares y amigos pero llegó el día de las despedidas y fue un día triste. Mientras ella volaba a Madrid con su familia y los  padres de Tim con Suzanne a Houston, él lo hacía  a Inglaterra  y aunque no fue ninguna sorpresa no se acostumbra, le echa  mucho de menos. Lo sabía desde hacía tiempo, compartía su entusiasmo y lo habían hablado mucho pero una cosa es hablarlo y otra vivirlo. Fue en diciembre del año pasado, a raíz de lo de Paloma y Alejandro, cuando Tim se interesó por el curso que el joven Rivas iba a hacer en Birmingham. No tuvieron oportunidad de conocerse en Madrid pero en enero viajó con su padre, conoció la escuela , les interesó uno de los cursos y ahora está allí, junto con Alejandro que repite la experiencia, en cursos diferentes pero compartiendo apartamento y turnos telefónicos para hablar con Madrid, Alex con Paloma y Tim con ella.
Fue a Paloma a quien se le ocurrió la idea de pasar un fin de semana en Londres antes de que ellas empezaran las clases en octubre. Ni que decir tiene que los jóvenes apoyaron esa posibilidad y empezaron inmediatamente a hacer planes. A María le pareció fantástico pero no quiso hacerse ilusiones, su padre jamás lo permitiría y encontrar un adulto que les acompañase no iba a ser fácil.  Sorprendentemente a Laura le pareció una idea estupenda y además, como no pudieron ir a Venecia, su marido le debía un viaje y  Londres bien podía ser ese primer viaje al extranjero en avión. Costó un poco convencer a Vallejo, costó aún más convencer a Héctor de que su princesa con ellos estaba segura pero entre todos se consiguió. María recuerda el momento en el que su padre le dio el visto bueno y  ella  casi se lo come a besos.

-        Vale ya zalamera, no sé de que sirve decir no y pedir mi consentimiento si al final hacéis conmigo lo que queréis.

Le dijo su padre mientras la apartaba cariñosamente, tratando de parecer serio y un poco enfadado pero con una sonrisa de oreja a oreja y ella corrió a llamar Tim.
Dentro de unos minutos aterrizarán en Heatrouw, el contorno de la costa sur de Inglaterra con sus islas se vislumbra muy bien desde la ventanilla ahora que el avión ha descendido. Parece que hace sol y espera que este les acompañe durante el fin de semana. Nota que Paloma le está dando con el codo y se vuelve a su amiga dejando el paisaje de lado.

-        Perdona Paloma ¿qué decías?
-        Yo no decía nada era Laura la que te hablaba

 Contesta Paloma riéndose de su amiga quien se ha pasado todo el viaje mirando por la ventanilla subida en una de esas nubes de las que sobrevolaban.

-        Lo siento tita Laura se me ha ido el santo al cielo
-        Eso es lo que pasa cuando se vuela tan alto - contestó Vallejo
-        No hagas chistes fáciles – respondió Laura a su marido – lo que le preguntaba a María era si nos había dado su pasaporte porque no lo encuentro.
-        No tita Laura, lo tengo yo. No sé como será en Londres pero en Italia tuve que pasar yo sola el control del pasaporte, sólo Dani lo pasó con mi padre, pero lo llevo a mano asi como la autorización de mi padre.
-        Pues vamos bien como sea así – comenta Vallejo de nuevo- yo no les entiendo ni una palabra y como nos pregunten algo no sé que decir.
-        No te preocupes tito que si necesitas ayuda me llamas, yo me pongo detrás de vosotros.

Segundos después sienten el roce de las ruedas al tocar tierra y las azafatas recuerdan que permanezcan en sus asientos hasta que el avión llegue a su terminal y pare.

-        ¡Qué pesados! ¿por qué no nos podemos ir ya levantando para ganar tiempo?- comentan Paloma toda impaciente por bajarse ya y ver a Alejandro.
-        Son medidas de seguridad Paloma.Poco puede pasar ya pero Tim dice que también hay choques de aviones en tierra y en caso de mal tiempo se pueden salir de la pista.
-        Puedes tener razón pero es un rollo y encima estamos en segunda ¿tenemos que dejar salir a los de primera antes?
-        No creo, nosotros podemos salir por la puerta trasera, ¡mira hay están los autobuses esperando para llevarnos a la salida!.
-        ¿Nos estarán esperando? ¿estarán tan impacientes como nosotras?
-        Espero que sí Paloma y quizá más que nosotras. Pronto lo sabremos.

Media hora más tarde y sin problemas en el control de pasaporte ya no quedaba duda, la recibida fue efusiva y reprimida al mismo tiempo por la presencia de Vallejo y Laura a quienes saludaron muy cordialmente. Tomaron dos taxis hasta Regent Street a unos metros del mismo Piccadylly Circus y una vez en el hotel, que los chicos habían reservado, María llamó a su casa y pilló a su padre en casa por casualidad al tener que subir  a recoger el regalo que se habían olvidado.

-        Bueno, entonces esta noche os llamo con más tiempo, se me había olvidado que os ibais  a la casa de Fernanda por lo del niño – dijo María
-        Recuerda que hay una hora de diferencia pero no importa, a partir de las ocho estaremos en casa, Daniel tiene que ir al colegio y compórtate por favor, que Vallejo y Laura no tenga quejas tuyas ¿de acuerdo princesa? Por cierto ¿ Tim y Alejandro están en el mismo hotel que vosotros?
-        No papi, no te preocupes, ni están en nuestro hotel ni los titos van a tener quejas de nosotras ¿tranquilo?
-        Tranquilo , tranquilo no sé yo, en Italia os tenía delante pero bueno, confiaré en ti como dice tu madre. Un beso muy fuerte y recuerdos para todos.
-        Un beso muy fuerte también para ti y muchos recuerdos a todos, en especial a Fernanda y díle a Clara e Irenita que las echo de menos. Pasarlo bien vosotros también.
-        Se lo diré cuando las vea que no va a ser hoy y seguro que lo pasamos bien. Dani y Javier ya estarán en la piscina, el tío Bonilla les ha recogido y yo voy ahora a buscar a mamá a la redacción. ¿Hace allí tanto calor como aquí?
-        Hace sol pero menos calor que en Madrid y ¿Clara e Irenita no van a ir a la fiesta?
-        No, a Irene le han regalado unas entradas para el teatro, para la función de la tarde de hoy y se han ido las dos solas. ¡Os habéis hecho mayor demasiado pronto!
-        Pero os seguimos queriendo igual. Un abrazo papá. ¡Hasta luego!.

María cuelga el teléfono y sin molestarse en deshacer la maleta deja la habitación junto con Paloma y llaman a la habitación de Vallejo y Laura.

-        ¿Estaís listos para patear Londres?  –pregunta María
-        ¿No podemos descansar primero un poquito? – pregunta Vallejo
-        Vamos Domingo, no seas aguafiestas, los chicos están esperando y Londres es muy grande cuanto antes empecemos antes volveremos al hotel.
-        Está bien, ya voy pero yo ya no estoy para estos trotes.
-        Tito – dice María – estás como en tus mejores años de inspector asi que no busques excusas.

Mientras ellos se preparan para bajar Héctor y Asunción van camino de la casa de Fernanda y Martín. El niño nació tres semanas ante de tiempo y ayer se lo pudieron llevar a casa y hoy quieren celebrarlo con sus amigos. La familia Olavide y Bonilla ya están en la casa cuando ellos llegan y una radiante Fernanda les recibe en la puerta. En el salón no hay nadie y la puerta al jardín está abierta en cuya terraza se encuentra los mayores mientras  Dani y Javier están en la piscina como Héctor suponía y los mellizos juegan con Sergio con cubos, palas y rastrillos, en una especie de piscinita con arena de playa que Martín ha mandado construir con vistas a jugar en ella con Andrés en cuanto sea un poquito más mayor. Una vez sentados y con sus bebidas ya servidas comienzan a hablar animadamente entre ellos y Héctor le dice a Martín:

-        ¿ Y cómo se porta Andrés, llora mucho?
-        Un poquito esta noche pero porque tenía hambre pero nada más. Es un niño muy tranquilo.
-        Espera, espera un poco más, no hay niños tranquilo – contesta Héctor.
-        ¡Qué exagerado eres! – interviene Asunción – cualquiera diría que tus hijos no te dejaban dormir.
-        María sí pero Daniel quería a toda hora la teta y después no había modo de dejarle en la cuna, el listillo en cuanto lo dejábamos comenzaba a llorar. Dormía más con nosotros que en su cuna.
-        Las primeras semanas pero después ya no y además, eras tú el que quería tenerlo con nosotros.
-        Las primeras semanas son las peores y luego cuando les empiezan a salir lo dientes y..
-        ¡Otro igual! – dice Matilde – No se de que os quejáis, se os cae la baba con ellos y cuando se van haciendo mayores añoráis el tiempo en que eran niños de pecho.
-        Bueno es que crecen muy deprisa – dice Bonilla
-        Y vosotros no decís nada – pregunta Fernanda a Aurelia y Gustavo – No creo que fuera fácil atender a dos a la vez.
-        No era fácil pero fue y sigue siendo una experiencia deliciosa – contesta Gustavo.
-        La verdad es que no me puedo quejar Gustavo era el primero en levantarse cuando les tocaba las toma, hasta se adelantaba y los despertaba – comenta Aurelia-  y Clara también nos ayudaba mucho y lo sigue haciendo.
-        Y ahora ya vuela sola – dice Héctor un poco sombrío.
-        ¿de quien hablas de Clara o de María? – pregunta Fernanda
-        De las chicas en general , se han hecho unas mujercitas sin darnos cuenta. María en Londres para ver a Tim, Clara e Irenita solas al teatro y Daniel ya empieza a querer el también ir solo a los entrenamientos para después irse con los compañeros.
-        Javier también pero ya le hemos dicho que espere un añito más. Por cierto, mañana el sábado les llevo yo al partido pero no me puedo quedar y no sé si llegaré a tiempo para recogerles.
-        No te preocupes Bonilla, ya iré yo antes de que finalice el partido y si no te veo me llevo yo a Javier.

La tarde se pasó enseguida, Olavide recordó la boda de Asun y Héctor a la que Fernanda y Martín no pudieron acudir y ellos les contaron como les fue en la clínica y la carrera en el coche por llegar a ella. Aurelia recordó su aventura en el seiscientos de Asun y la falta de gasolina y la tristeza que la embargó cuando tuvo que irse a casa sin los niños algo que comparte con Fernanda pues a ella también le ha pasado.
En Londres y como unos turistas más María y Tim pasean de la mano por Trafalgar Square seguidos de Domingo y Laura y a su vera Paloma con Alejandro. Domingo ya va renegando de la caminata desde el hotel hasta la plaza donde el almirante Nelson parece contemplar a los turistas y los turistas le captan en sus fotos.

-        ¿No podemos buscar un bar y tomar algo? – pregunta Vallejo a Alejandro
-        Podemos entrar en un pub pero a estas horas estará lleno pero cerca del metro en Charing Cross hay una especie de cafeteria y podemos probar.
-        Buena idea Alex – le dice Tim – alli mismo podemos tomar el metro a Westminster Abbey y asi no andan tanto.
-        ¿A dónde? – pregunta Vallejo de nuevo
-        ¡Ay Domingo! Qué paleto que eres, a la Abadía de Westminster ¿a que sí? – dice Laura
-        Vale, vale, pero de paleto nada, qué culpa tengo yo de que estos ingleses hablen tan raro.
-        Desde allí podemos ver el Parlamento con su reloj y pasar por la calle dónde el primer ministro tiene su residencia.
-        ¿Hay que andar mucho?
-        NO –dicen los dos al mismo tiempo provocando la risa de María y Paloma.

A las nueve de la noche en Londres María llama a su casa, habla con sus padres pero no con Daniel quien ya se ha ido a dormir . El primer día en Londres, mejor dicho, la primera tarde en Londres les ha cundido mucho y a las nueve y media se mete en la cama , charla con Paloma y se queda dormida con la imagen de la llegada y el beso que se dieron ella y Tim pese a que Vallejo, al igual que hiciera su padre, comenzó a carraspear y a meterles prisa.

Al jueves le siguió el viernes y el tour por Londres continuó con pausas y sin prisas ya que Vallejo y Laura no podían aguantar el rítmo de los jóvenes. Pasearon por los parques más emblemáticos de Londres y en Hyde Park, mientras Laura acompañada de Paloma y Alejandro entraban en algunas de las tiendas de Oxford Street,  María y Tim junto con Vallejo se sentaron en sus famosas tumbonas a esperar a que Laura y Paloma se cansaran de hacer compras. Vallejo se quedó medio traspuesto y María y Tim aprovecharon para tener un momento para ellos solos, después, tras pasar por el hotel para dejar las compras, fueron a comer, visitaron algunos museos y por la tarde dieron un paseo en barco por el Támasis hasta el Tower Bridge dónde se bajaron y pasearon por la otra orilla del río. El programa para el sábado también venía cargado.
El Museo Británico por la mañana temprano y Madam Tussauds por la tarde después  de comer en un restaurante chino del Soho pero el destino les estropearía los planes precipitando su vuelta a Madrid.








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