Capítulo 3
Domingo 23 de septiembre.
Son las 5 de la mañana y Julio está cansado, preocupado y no puede pegar
ojo. No son horas de importunar a Asun ni a Bonilla y decide ir a la
redacción. Al entrar saluda al guardia de seguridad que no se
sorprende de verle a esas horas y aprovecha para preguntar si hay novedades
además de comentarle que el teléfono no para de sonar. Julio le agradece el
haber apuntado los nombres de quienes han llamado y sus pasos le llevan al
teletipo. Sabe que la noticia tiene que llegar de un momento a otro y
quiere ser el primero en leerla y no se equivoca. Entre las notas de los
sucesos del sábado se encuentra la noticia de agencia del secuestro de Dani y
Javi.
Agencia EspN
En la tarde del sábado dos menores fueron secuestrados a plena luz del día
ante la presencia de sus padres, dos expolicias, que llevan una agencia
de investigación privada . La policía ha montado un dispositivo de búsqueda ,
la investigación está en marcha . Se desconoce , a la hora de emitir esta noticia,
si la policía tiene ya una pista o baraja alguna hipótesis. Dos hombres
obligaron a los jóvenes a meterse en un coche sin que el padre de uno de ellos
pudiera impedirlo. El padre del más joven ha resultado herido al intentar
perseguir el coche de los secuestradores. Su estado no es grave y será dado de
alta en las próximas horas.
En las mayorías de las redacciones se conoce la identidad de los chicos.
Tanto Bonilla como Héctor son bastante conocidos pero Asunción lo es aún más
entre los periodistas de sucesos y Julio ya ha empezado a recibir llamadas de
varios periódicos preguntado por los detalles. Les ha pedido prudencia y
respeto, sobre todo que dejen a las familias en paz. Su revista, al ser semanal
no publicará la noticia el lunes, como hará mucha prensa nacional y alguna
local y les ruega que solo publiquen la nota de agencia sin entrar en detalles
para no entorpecer la investigación policial. Julio se mantiene en
contacto con la casa de Bonilla, ya estuve ayer y también visitó a Héctor en el
hospital pero no ha podido hablar con su redactora jefe. Se imagina la angustia
que debe de tener porque el también la tiene, la objetividad y perspectiva de
una noticia se pierde cuando familiares y amigos son los protagonista de la
misma. Espera poder hablar con ella a la tarde, cuando Héctor ya esté en casa,
si los pronósticos se cumple y le dan el alta tras pasar un día en observación.
A las ocho de la mañana Alejandro, en la cocina de la casa familiar de su
amigo, prepara el desayuno mientras Tim termina de hablar con su padre. Como ya
esperaba, no sólo aprueba el que haya regresado, sino que ellos
también van adelantar el viaje y quiere que les tramita a Asunción y Héctor su
apoyo, incluso económico, caso que tengan que hacer frente a un rescate. Alejandro
por su parte también ha hablado con su madre y con su tía. La noticia les ha
preocupado pero confían en que todo salga bien y están dispuestas a colaborar
para pagar el rescate si fuese necesario. Los chicos tiene luz verde para
actuar y Tim llama a María quien acaba de hablar con su madre y
tiene un recado que darle.
- Por supuesto María, a las diez paso a
recogerlos. Díselo a tu madre cuando vuelva a llamar.
- Gracias. Yo os espero aquí, voy a
subir a casa a preparar las cosas. Supongo que mi padre tendrá que guardar cama
aunque no estoy muy segura de que vaya obedecer.
- Ya le convenceremos entre todos, no te
preocupes. Seguro que todavía le duele bastante la cabeza y tendrá que tomar
muchos calmantes aunque es comprensible que quiera ir a casa de Bonilla.
- Sí, eso me ha dicho mi madre por
teléfono. El tito Domingo ha llamado y vendrá a las once y yo ya he hablado con
la tía Matilde que está tan destrozada como mi madre. No han
podido dormir además hay dos policías registrando las llamadas. En
cualquier momento pueden llamar pidiendo el rescate. No quiero ni pensarlo, mis
padres no tienen dinero ¿tú crees que un banco nos puede ayudar?
- María no te preocupes por el dinero.
Entre todos nos arreglaremos y además no creo que lo pidan para hoy que es
domingo, tienen que dar un plazo para reunir la suma. Nadie tiene tanto dinero
líquido en casa. Nos vemos después, voy a terminar de desayunar y tranquilízate
que todo va a salir bien.
Dos horas más tarde, Tim conduce el mercedes de su padre por la Avenida del
Generalísimo dirección al hospital y Alejandro le acompaña. El chico ha
preferido usar este coche por ser más cómodo que su seat 127. La circulación
por la Avenida es fluida se nota que es domingo y además temprano. El
sol sigue luciendo y calentando como en pleno verano y las calles están casi
vacías. A las diez en punto llegan al hospital y ven a Héctor sentado, en una
silla de ruedas, a la entrada del hospital con Asunción a su lado.
- Joder ¿tan mal está? , eso no lo esperaba
– comenta Alejandro
- María no ha dicho nada, sólo que tenía
que llevar un collarín. No creo que necesite la silla de ruedas para nada. En
América es costumbre sacarles en silla de ruedas..¿en Venezuela no?
- Ahí me has dado. Ni idea, afortunadamente
nunca he tenido que ir a recoger nadie al hospital .
Contesta Alejandro al tiempo que abre la puerta del coche y se baja. Anda
los pocos metros que le separan de Héctor y Asunción, los saluda y ayuda a
Héctor a entrar en el coche de Tim .
- Gracias Alejandro, me
alegro de verte aunque las circunstancias no sean las propicias - dice Héctor
- Lo mismo digo – dice Asunción – y
gracias por llevar mi coche a casa, es una suerte que tengas el carnet contigo.
- Espero que valga, es un carnet
internacional y no se preocupen. Todo saldrá bien.
De camino a casa, Tim, al igual que Alejandro trata de animarles pero se da
cuenta de que eso es imposible. El espejo retrovisor no miente, la cara de
preocupación de Asunción y la impotencia, frustración y dolor en la de Héctor
es evidente. Alejandro conduce detrás de ellos y en menos de media
hora ya están en casa. Felisa y Trino besan a su hija y a Héctor nada más poner
un pie en el portal y le ayudan a entrar en el ascensor.
Domingo Vallejo por su parte sube a pie hasta el piso de la familia Bonilla
y espera a que le abran la puerta. Ha pasado por su casa para cambiarse de ropa
y asearse pero no ha visto la cama. Como se esperaba en la comisaria no estaba
el comisario pero si un inspector , amigo suyo y de los
detectives, antiguos compañeros de trabajo. La conmoción entre los
policías es grande, los secuestros siempre tienen prioridad pero cuando hay
menores en juego la urgencia es aún mayor y más en este caso que se trata de
hijos de excompañeros, de dos amigos personales para mucho de ellos.
Un policía en uniforme le abre la puerta y le acompaña al salón dónde se
encuentran otros dos policías más . Bonilla y Matilde no están en ese
momento en el salón y mientras los espera recuerda lo que ha leído en la
comisaría sobre las declaraciones de los testigos que no ayudan mucho. Que dos
hombres metieron a los dos chicos en un coche eso está muy claro pero cada
testimonio es distinto. Todo sucedió tan rápido, comienzan la
mayoría de ellos y a partir de ahí las cosas se deforman. Para unos el coche
era un seat 1500 azul, para otros era de color negro con matrícula de Málaga,
para otros uno de los hombres era rubio y tenía la nariz de un boxeador etc,
etc... Las declaraciones en el lugar del accidente de Héctor tampoco son más
precisas ni vieron todos los presentes lo mismo.
El coche que embistió a Perea, un Ford Fiesta de color rojo con matrícula
de Madrid, quedó en el lugar del accidente pero la policía no ha podido
encontrar, hasta la fecha, nada relevante que ayude a
la investigación El conductor del coche podía ser un hombre o una
mujer según los testigos, aunque la mayoría se inclina por un hombre. En lo
único que coinciden es en : llevaba una gorra de visera, gafas de sol
negras , guantes y un mono de mecánico ; salió como mareado
del coche pero en seguida echó a correr; unos dicen que torció a la
derecha y otros que siguió calle arriba. Se trata de un coche robado y
denunciado por su dueño en la noche del viernes. A la comisaria no han llegado
llamadas anónimas y lo más lógicos es pensar que un
excliente insatisfecho o alguien que por sus investigaciones acabó en
la cárcel quiera vengarse de ellos .
Al ver entrar en el salón a Bonilla se levanta y se abrazan :
- Gracias por venir, Gustavo y Aurelia
se acaban de ir y Matilde está descansando, el calmante que el médico le ha
dado está haciendo efecto – dice Bonilla – ya ves cómo estamos, ¿has
visto ya a Héctor?
- No , todavía no. Anoche fue María a
verlo, nada más llegar y pensaba pasarme ahora. ¿Ya sabes que deja el hospital
hoy, no?
- Sí, ya me lo ha dicho María. Todavía
no doy crédito a lo que está pasando, ésto no nos puede estar pasando a
nosotros. ¿Cuándo van a volver a llamar? No lo entiendo ¿a qué esperan?
- No lo sé Bonilla. Hay que tener
paciencia y me imagino muy bien por lo que estáis pasando, yo
tampoco termino de asimilarlo – contesta Vallejo – Me he pasado la
noche en la comisaría leyendo todo lo que hay sobre lo sucedido y ¿recuerdas
algo más de lo que has declarado?
- No, lo reconstruyo una y otra vez en
mi mente pero ni recuerdo ni lo entiendo. Estaba a dos pasos de ellos cuando
los hombres los cogieron y los metieron en el coche. Corrí pero no pude ni
sujetar la puerta del coche. El motor estaba en marcha y arrancaron sin cerrar
la puerta.
- ¿Crees que lo llevaban planeando mucho
tiempo? Lo digo porque el coche que fue detrás de Héctor estaba al acecho.
Parece que se trata de un grupo compuesto por cuatro personas ¿no?
- No tengo ni idea pero ¿cómo sabían que
Héctor y yo habíamos acordado aparcar el coche en ese sitio? ¿Cómo podían saber
que los niños iban a comprar cromos al quiosco?
- No creo que lo supieran, lo de los
cromos, digo, pero les vino bien. No sé, trato de pensar con lógica pero
tampoco encuentro una explicación. Debían estar al acecho, vigilando, vieron el
momento y actuaron. ¿Recuerdas el aspecto de los dos hombres? ¿Viste al
conductor que estaba esperando en el coche? Uno de los testigos dice que uno de
los secuestradores era rubio y el coche un seat 1500 negro.
- El coche era en un 1500 pero azul y
sí, uno era rubio, bastante alto y el otro llevaba una gorra, no pude ver el
color de su pelo. Lo único que recuerdo es que los dos llevaban un chándal de
color azul, como si vinieran de hacer deporte.
Hora y media más tarde Vallejo se encuentra en casa de la familia Perea y
Héctor le pregunta directamente si ya ha averiguado algo.
- Vengo de casa de Bonilla, aún no han
llamado. La llamada de ayer fue solo para confirmar que tenían a los niños y
que estaban bien. Seguimos sin pistas el Ford que te dio el golpe era robado
pero eso creo que ya lo sabes.
- Sí, eso me han dicho pero ¿dónde lo
robaron?
- El dueño dijo que lo tenía aparcado
cerca de su casa, en el barrio del Pilar y sí, podría ser una pista. Alguno de
los cuatro involucrados podría vivir por allí.
- O tener una nave industrial por allí.
- Puede. ¿Pudiste ver a la
persona que conducía el coche?
- No, ni me di cuenta de que me seguían,
iba tan pendiente de no perder de vista al 1500 que no me fijé.
Vallejo le cuenta lo que ha leído asi como lo que le ha contado Bonilla, lo
del chándal, la descripción de la persona que iba conduciendo en Ford
Fiesta mientras Tim, sentado a la mesa, va esbozando las figuras según
Vallejo las describe .
- ¿ Algo así , Vallejo? – dijo dejándole
ver los esbozos.
- Joder chico, lo has clavado, así es
como yo me los imagino. No sabía que tu fueras un segundo Julio.
- No, no lo soy. A mi madre y a Julio no
les supera nadie. Yo no lo había vuelto a intentar en serio desde que era un
niño hasta que en Birmingham, me sorprendí una vez dibujando cosas que no eran
técnicas.
- Es cierto, lo puedo confirmar – dice
Alejandro que ha seguido la conversación con mucha atención asi como
los esbozos de Tim – mientras habla con María por teléfono dibuja su cara de
forma automática.
- Muchas gracias, que calladito te lo
tenias , jolín ¿ cuándo voy a poder verlos? – pregunta María.
- Déjemos eso ahora María – dice Tim un
poco ruborizado– lo de tu hermano es ahora más importante. Por cierto, si no
les importa me gustaría pasarme por el quiosco. Conozco a su dueño bastante
bien. Mi padre suele encargarle la prensa, ya lo hacía cuando estaba en la
embajada y su hija trabaja en la fábrica en Torrejón. Quizá a mi me
pueda decir algo más. No sé, a veces la policía, y perdón, intimida a los
testigos y éstos se olvidan de algunos detalles. No creo que eso sea interferir
en el trabajo de la policía.
- No me parece mala idea – dice Vallejo
– yo también pensaba pasarme , te acompaño.
- Perdone Domingo y no se enfade,
pensaba ir con Alejandro, usted sigue siendo un policía y la gente lo huele.
- Tim tiene razón –dice Héctor –déjales
a ellos solo. Quizá no oigan nada nuevo pero por intentarlo nada se pierde.
- Gracias Héctor –contesta Tim
Alejandro y Tim no esperan más y tras darle un beso a María, coge el bloc
que estaba utilizando , el lapicero y la goma y bajan a la calle. En el portal
se encuentran con Paloma y Laura a quienes ponen en antecedentes.
- ¿Puedo ir con vosotros? – pregunta
Paloma.
- Mejor no – dice Alejandro dándole un
beso - acompaña a María. Aunque tenga a Clara e Irene a su lado seguro que le
gusta verte.
- Tened cuidado – contesta la
chica resignada devolviéndole el beso a Alejandro.
A la una y media llegan al quiosco y Manuel, el dueño, le saluda
sorprendido de verle en Madrid.
- ¡Tim, qué sorpresa! ¿No estabas en
Inglaterra estudiando? ¿ha pasado algo? ¿tus padres?
- Buenas tardes Manuel, mis padres están
bien, están de camino y sí, ha pasado algo y quizá usted me pueda ayudar.
- Tu dirás pero no sé si tengo yo aún la
cabeza dónde debiera. No sabes el lío que se formó aqui ayer . Secuestraron a
unos chicos delante de mis narices. No he podido dormir en toda la noche.
- Sí lo sé – dice Tim – desgraciadamente
los chicos secuestrados son amigos míos y sobre ello quería preguntarle algo
pero no aquí, en la cafetería si le viene bien.
- Estaré encantado de ayudarte. No lo
sabía, sé que son del colegio y tu has estado en él también y ayudas con el
baloncesto pero no sabía que los conocieras. La parienta viene ahora, en cuanto
esté aquí me acerco a la cafetería, aunque no sé si te voy
a poder contar mucho. Todo sucedió tan deprisa que aún no me lo
creo.
- Sí eso he oído, pero todos los
detalles cuentan. Uno de los chicos es el hermano de María y gracias, le
esperamos entonces en la terraza de la cafetería.
- ¿De María, la chica esa tan guapa y
agradable que sale contigo?
- Sí, la misma.
- ¡Coño!, eso cambia las cosas y mucho,
hay algo a lo que le estoy dando vueltas. Nos vemos en seguida.
Mientras los chicos esperan en la cafetería a que Manuel se reuna con ellos
en casa de Bonilla suena el teléfono, la temida pero esperada llamada se
produce. La suma de dinero que piden es bastante considerable y tienen de
tiempo hasta las 16 horas del lunes para reunirlo. Las instrucciones para la
entrega se las comunicarán en la próxima llamada. Los secuestradores dejan que
Javi y Daniel se pongan al teléfono y ambos dices:
- Os queremos muchos – oyen decir a Javi al mismo
tiempo pero antes de que los secuestradores les quiten el auricular Daniel
dice:
- tres Tim.
Nadie entiende a que viene lo que grita Dani y desconcierta a Bonilla y a
los policías. En seguida llaman a casa de Héctor para notificar la llamada
asi como la cantidad que han pedido y repiten lo que Daniel ha gritado. Héctor
no tiene ni idea y no parece que la cantidad pedida por niño le
impresione mucho, está como absorto y no reacciona al sentir la mano de
Asunción quien se vuelve a Julio y dice:
-
¿Cómo vamos a reunir nosotros dos millones de pesetas? ¡Dios, no es
posible!
-
No te angusties Asunción, la revista
tiene crédito , lo importante es Dani.
María, que ha seguido la conversación y es consciente de la gravedad del
asunto, recuerda las palabras de Tim de esta mañana y el juego que Tim y Daniel
empezaron en la cocina, el día en que secuestraron a Paloma.
- Tanto los padres de Tim como la madre de Alejandro están dispuestas a
ayudar y seguro que Fernanda también. La policía recuperará el dinero y a Dani
y a Javier no les va a pasar nada. Están en una especie de almacén- se atreve a
decir María, bajito pero convencida.
Sus palabras sacan a Héctor de su mutismo y mirando a su hija
dice:
- Como puedes estar tan segura de lo del almacén, ¿otro presentimiento?
- No, Dani lo ha gritado. Ha dicho tres.
- No entiendo, ¿es una clave entre vosotros? - pregunta Asunción.
- Algo así, cuando venga Tim te lo explicará mejor, yo voy a buscar en la
habitación de Dani la agenda donde apuntó el juego por si me equivoco.
Tendrán que esperar a que Tim y Alejandro regresen para que les aclare las
palabras de Daniel y no lo harán hasta bien entrada la tarde. La información
que Manuel se había reservado, porque nadie le había preguntado en esa
dirección asi como la que les proporciona Candela, una vecina del barrio que
vive justo enfrente del quiosco, puede ser de vital importancia para
identificar a los secuestradores, desempolvar expedientes antiguos y pasar
revista a ciertos socios accionistas.
¡Madre mía, esto se pone cada vez más caliente...! ¿quiénes serán los secuestradores...? al menos parece que Dani ha soltado algún tipo de clave que les va a ayudar a sus padres y familiares a resolver el asunto... ¡espero ansiosa la continuación...! ¡como te gusta hacernos sufrir Rodas...! ;)
ResponderEliminarBueno, seguimos con la intriga de saber quién o quienes han podido secuestrar a los chicos, pero al menos sabemos que están bien, y parece que Dani ha conseguido colar un mensaje a su familia en forma de clave. Esperando el siguiente capítulo con ganas de saber cómo se desarrolla este nuevo y muy especial caso para los detectives.
ResponderEliminarAcabo de ponerme al día con tu relato, y aunque no conozco a todos los personajes, más o menos he cogido el hilo. Me pregunto quién habrá querido secuestrar a los chicos, y estoy intrigada por la pista que les acaban de dar.
ResponderEliminarSAludos.