jueves, 23 de diciembre de 2010

Madrid, mayo del 68 Capítulos XXI y XXII

Capítulo XXI


La mañana  del lunes se presenta calurosa y no se descartan tormentas, de hecho el día está nublado pero Sandra no teme a la lluvia y la vemos dejar la sede del periódico dispuesta a caminar de regreso a casa, dando un rodeo, para llevar en mano la carta que acaba de escribir después de hablar con su marido. Mañana se reunirá con él en El Cairo, durante unas semanas estarán en Egipto, el periódico les ha encargado cubrir los disturbios en el Sinaí entre el ejército de Israel y el de Egipto...desde la guerra de los seis días del año pasado la situación sigue siendo preocupante y parece que pronto puede haber otra guerra.
Ayer, domingo, antes de ir al Bellas Artes a ver El tragaluz, estuvo hablando con Ramón y estaba plenamente convencida de que el lunes regresaría a España..pero los planes cambiaron y el destino no iba ser Madrid sino El Cairo.

Recuerda como el domingo decidió aprovechar la entrada de su padre y fue ella sola al teatro aunque no le hiciese mucha gracia. Curiosamente  mientras estaba viendo la obra estuvo pensando todo el rato en Carlos y su padre, casualmente terminaría la tarde hablando de ellos gracias a Montse, con quien se encontró en el descanso y le presentó a Patricia y a Cristina, la hermana de Pedro. A la salida tomaron un refresco las cuatro juntas e intercambiaran impresiones sobre la obra, después Patricia se ofreció a llevar a Sandra a casa en su coche y las chicas se reunieron con Pedro y Miguel en la plaza de Santa Ana.

.-  ¿ Mereció la pena venir sola al teatro? –pregunta Patricia sentadas ya en el coche.

.- Hubiera preferido venir con Ramón, es una obra que le hubiera gustado mucho, al menos su autor es uno de sus preferidos pero me dijeron que sólo iba a estar en cartel hasta el miércoles y no estoy segura si Ramón llega mañana lunes o el martes.

.- Si, la obra ha tenido mucho éxito y has tenido suerte de que la hayan prorrogado unos días más. Es la segunda vez que la veo, Montse tenía entradas gratis y nos ha invitado. Tu madre no me dijo nada ayer cuando la vi en la pensión de Carlos..¿sabes que está en cama con anginas?

-Mi madre no sabía que iba venir al teatro, ni yo lo sabía. Mi padre tenía una entrada para hoy pero por la conferencia de mañana en Córdoba, no ha podido ser y la he utilizado yo. Ha sido todo un poco precipitado y... yo creía haberle entendido a mi madre que Carlos tenía faringitis.

-Eso es lo que él creía pero... tiene anginas y tendrá que guardar cama unos días. Hoy por la tarde iba tu madre a hacerle compañía y mañana me pasaré yo un rato...¿quieres que le de recuerdos?

-No, gracias, no es necesario y además..¿te importa que sigamos hablando del teatro o de otra cosa?

-No, no me importa si te molesta el tema de Carlos, claro.

-No es que me moleste es que prefiero no hablar de una persona a la que aún no conozco con alguien a la que acabo de conocer. Ya sé que tú ya sabes todo de mi y mi familia pero yo no te conozco y no me gusta hablar de mi vida privada con extraños.

-Como quieras Sandra y disculpa. Tienes razón, no dejo de ser una intrusa en vuestras vidas.

.- Perdona tú, no he querido ser grosera y para mí un poco sí lo eres, pero para mis padres no y además mi padre te tiene una gran estima y seguro que hasta a mi marido le caerías bien, dame un poco de tiempo, ¿vale?

-Yo también estimo mucho a tu padre, me parece una persona digna de admirar y quizá porque yo sea una persona de acción, su paciencia y manera de actuar me desconcierta y a la vez me maravilla, lo he podido comprobar hace unos días con el caso de Montse.

-No te entiendo..¿mi padre ha colaborado en un caso contigo?

-Más o menos... Montse tenía un dilema con la chica de servicio y tu padre me llamó para asesorarse de si la información que el tenía de la existencia de un grupo de ayuda  era cierta y juntos nos pusimos a la acción y asunto de momento solucionado y Montse contenta.

-¿Qué habéis hecho exactamente? No ha dicho ni una palabra y no creo que mi madre lo sepa.

-Creo que no sabe nada pero tendrás que preguntárselo a él o a Montse..!ya hemos llegado!

-Me gustaría pero tendré que esperar a que vuelva de Córdoba. Gracias por traerme –dice Sandra bajándose del coche y cerrando la puerta- espero verte más a menudo, me has dejado intrigada.

-Ha sido un placer, yo también lo espero. Descansa y buenas noches.

Sandra deja sus recuerdos y se centra en el tráfico de la calle, la cruza a la altura de la boca del metro y al doblar la esquina  busca con la mirada el edificio donde está la pensión de Carlos, justo al lado del cine Oraá y se para ante los fotogramas de La noche de la Iguana con Richard Burton.

Carlos baja las escaleras en ese momento, todavía no se encuentra bien pero tiene que hacer una llamada que no puede realizar desde la pensión y aprovecha ahora antes de que venga Patricia; al salir del portal se queda muy sorprendido al ver a Sandra y justo en ese momento ella se gira y se miran fijamente.

..- ¡Vaya!, por lo que veo ya estás mejor. Soy Sandra aunque creo que ya lo sabes.

-No, no creas pero tengo..bueno- dice Carlos titubeando a su edad y con toda su experiencia pero con una sonrisa franca y radiante- , tenía que bajar y sí sé que eres Sandra. ¿Puedo invitarte a un café en la cafetería de la esquina?

-No, gracias, venía a dejarte una carta – dice Sandra abriendo su bolso y sacando de él una carta al tiempo que intenta que no se note el temblor en su mano- mañana mismo me reuno con mi marido en El Cairo y como estabas enfermo no quería irme sin dar señales.

-¿De verdad no tienes tiempo?

-De verdad que no, pero si me gustaría hacer una pregunta antes de irme.

-Si puedo te la contestaré con mucho gusto.

-¿Cómo me llamaría si os hubieseis casado?

-Solana , mi nombre completo es Carlos Solana Rosales.

-Gracias y ya te llamaré cuando vuelva- dice al tiempo que le da un fugaz beso en la mejilla.

-Ten cuidado en el Sinaí y si no estoy aqui tú madre sabrá donde paro.

-De acuerdo..Hasta la vista.-contesta Sandra andando ya en dirección Diego de León.
 Quisiera echar a correr, está temblando pero no quiere que Carlos le note su estado de ánimo y camina con paso ligero hasta la esquina y unos metros más abajo toma el metro, sus piernas ya no pueden más y empieza a arrepentirse de haberle dado la carta y el beso.


Capítulo XXII


Carlos la ve alejarse y desea correr tras ella pero sabe que no debe hacerlo como sabe también que tiene que realizar la llamada, ahora más que nunca y desde la cafetería, donde le hubiese gustado tomarse el café con Sandra llama a París pero no tiene suerte, la persona con al que necesita hablar no coge el teléfono y sin tomar nada, con la ficha del teléfono en una mano y la carta en la otra saluda al chico de la barra y corre a la pensión. Allí, sentado en la cama abre el sobre de Sandra y lee:

Madrid, lunes 10  de junio de 1968

A Carlos:

Perdona que no encabece la carta pero utilizar una de las fórmulas de cortesía me parecía una hipocresía. En estos momentos son las 8 de la mañana y me acabo de enterar que mañana martes me reuno con mi marido en Egipto.
El otro día, después de hablar con mi madre pensé que debía llamarte para quedar un día y conversar. Mi padre fue el primero en aconsejármelo, mi marido también y por último mi madre pero he oído que estás enfermo y no quiero marcharme sin haber dado un paso adelante.
Resulta curioso haber crecido escuchando tu nombre unidos a las palabras libertad y justicia sin saber quien eras en realidad. No te puedes imaginar  la de sentimientos contradictorios que siempre despertastes en mí y la impotencia que sentía cuando veía a mi madre derrumbarse en la fecha de tu muerte, año tras año y ahora, de un día para otro todo es distinto. Debería estar alegre porque al fin y al cabo estás con nosotros y has vuelto y debería sentir muchas otras cosas que todavía no siento.
Sinceramente el saber que tu eres mi padre biológico ha sido el primer golpe duro de toda mi vida. Me he sentido defraudada y engañada por mis padres, por no habérmelo contado años atrás y he sentido una gran antipatía hacia ti.
Las conversaciones mantenidas y la foto que descubrí en casa de mi madre en la que estabas tú, un joven Carlos mirando a mi madre con un inmenso amor, me han hecho cambiar de opinión, aunque, no te hagas ilusiones, todavía siento resentimiento por ti y  sigo sin entender cómo pudiste abandonar a mi madre porque eso es lo que hiciste bajo mi punto de vista. ¿Sabes que tu decisión pudo arruinar la vida de tres personas para siempre? La mía no, claro, no tenías ni idea de mi existencia pero las de mis padres sí. Confiaste demasiado en el amor que mi padre sentía por mi madre pero te salió bien la jugada...se conformó con mi amor y las muestras de cariño de mi madre y sus vidas hubieran transcurrido seguramente por el mismo derrotero, añadiendo ahora la categoría de abuelos a su existencia y colorín colorado la historia podía haber acabado: juntos, felices y contentos a su manera pero no...tú, siempre tú, siempre estás en el medio y la historia se ha roto, quizá nunca debió escribirse y menos aún realizarse aunque tu no dudases en dirigirla..
A pesar de mis palabras no te culpo del todo, las malditas circunstancias, ¿cómo olvidarlas?, y demás razones que me puedas dar en un futuro me ayudarán a entenderte y  espero poder llegar a quererte como a un buenísimo amigo y poder escribir en otras cartas “Querido Carlos.”
A mi vuelta te llamaré para hablar contigo pero si quieres también puedes escribirme, en el periódico siempre saben donde localizarnos.
¡qué te mejores!

Sandra.

Carlos vuelve a leer la carta mientras se lleva la mano a la mejilla donde ha recibido el beso tímido y fugaz de su hija y sonríe, se alegra de haber bajado, se alegra de haberla visto de nuevo y del pequeño gesto que ha tenido que para él significa ya un triunfo. El tono de la carta es duro y al mismo tiempo esperanzador pero el beso que le ha dado es una bienvenida en toda regla y sueña ya con el abrazo que pronto se podrán dar.
Recuerda cuando se estaba recuperando en la casa de la frontera, en esa habitación cerrada, fría, oscura y destartalada en la que estuvo varias semanas sin ver a nadie, solo a la vieja que venía a cuidarle y a traerle un poco de pan, queso, agua y si había suerte una sopa y algo de fruta. Recuerda como en esas horas tan amargas en las que debería sentirse feliz por haberse salvado no hacía más que preguntarse ¿por qué él no había corrido la misma suerte que sus camaradas? Se sentía un traidor, él había tenido suerte, su gente no y de lo único que no se sentía culpable era de no haberse traído a Amanda, el haber sido fuerte antes sus súplicas que le dolían enormemente pero que debía no escuchar...¡Menos mal que no claudicó! Recuerda como recordaba su última conversación, como con el sólo hecho de recordar su rostro el habitáculo se iluminaba. Últimamente piensa que los milagros existen  y Sandra es la prueba...!Estaba escrito que asi tenía que ser! .
Había conocido a muchos camaradas que habían sido padres y siempre pensó que exageraban cuando hablaban de que les cambiaba su modo de ver la vida, algunos, se habían metido en el partido justamente por eso, porque habían sido padres y querían un país libre y más justo para su hijo y otros habían dado marcha atrás y trabajaban desde la retaguardia; habían dejado la acción en manos de otros ¡qué cantidad de sentimientos desencadenaba la paternidad! Y que poco se entiende hasta que no se experimenta y ahora da gracias al destino por haberlo conocido.

.- ¿ Se puede?- pregunta Patricia abriendo la puerta de la habitación

.- ¡Patricia!, perdona, no te he oído llamar a la puerta, pasa.- dice guardando la carta bajo la almohada.

.- Ya lo he visto, estabas tan ensimismado que la casa podía haberse caído y tu sin enterarte. ¿Qué tal te encuentras?

.- Mejor y deseando salir a la calle. Estar en cama no es para mi, me recuerda el tiempo que pasé en la casa de la frontera y no todos los recuerdos son agradables.

.- Lo entiendo y si ya no tienes fiebre quizá puedas salir mañana.

.- Te confieso que ya lo he intentado antes. He bajado hace un rato porque quería llamar a Ricardo y de paso tomar algo de aire fresco.

.- ¿Y no podías haber esperado? ¿ A que viene esa prisa si se puede saber?

.- Me gustaría quedarme un tiempo más en Madrid y Ricardo es el único que podría hacer algo.

.- ¿Por Sandra o por Amanda?

.- Por Sandra, no me gustaría irme sin hablar con ella.

.- ¿Por qué estás tan seguro que ella quiere hablar contigo? Ayer la conocí en el teatro y la llevé a su casa, no me dio la impresión de que estuviese deseando verte.

.- Digamos que tengo una corazonada y ¿cómo es éso que la viste?

.- Coincidimos en el Bellas Artes viendo la obra de Buero Vallejo y Montse me la presentó. Ya te conté que iba a ir con ella y con Cristina.

.- Es verdad, perdona, se me había olvidado pero Amanda no dijo nada.

.- No lo sabía. Sandra lo decidió a última hora al ver la entrada que Agustín no podía utilizar.

.- ¿Y que te pareció Sandra?

.- Me cayó bien, Agustín y Amanda han hecho un buen trabajo, para ser tan joven tiene las ideas muy claras. Es tan directa como Amanda y tan reservada y decidida como tú.

-¿Tu crees?

-Sí, no es una persona que hablé por hablar y desde luego no se abre fácilmente. En otra cosa en que se parece a ti es en correr riesgos...a su edad recorriendo el mundo con su marido cubriendo guerras para dar fe de los hechos tal y como son. Agustín la apoya en todo pero el hombre preferiría que fuese menos lanzada.

.- ¿ Y tú como lo sabes? ¿Has hablado con Agustín de ella?

.- Sí, ocasionalmente por un asunto de Montse que ahora no viene a cuento, pero que me dio oportunidad de conocer a Agustín desde otro punto de mira. ¿Por qué confiaste tú en él?

.-Porque es un hombre de palabra y estaba enamorado de Amanda, sabía que velaría por ella con tanto celo como lo haría yo. ¿Te interesa Agustín?

.- Me interesa la persona que hay en él y que todavía no ha salido a la superficie.

.-Ten cuidado Patricia, Agustín sólo está interesado en Amanda.

.- No lo dudo. Bueno, aqui te dejo la correspondencia que había en la agencia y si mañana te encuentras mejor me llamas, tenemos que arreglar algunas cosas, entre ellas las ganas de Miguel por colaborar.

.-De acuerdo y gracias por todo.

Patricia sale de la pensión pensando en las palabras de Carlos y se pregunta si ha sido sincera con lo de Agustín. Últimamente piensa demasiado en la pequeña conversación que tuvieron ellos dos hace unos días. Ella no es una santa, ha tenido alguna relación que otra,  pero nunca ha estado realmente enamorada de nadie. El partido y sus clases, esas han sido sus prioridades y en ese orden y por vez primera siente que echa algo de menos. En el fondo, el recelo de Amanda para con ella no es tan infundado, no es justo que Amanda tenga a dos hombres como Carlos y Agustín pérdidamente enamorados de ella y encima tenga una hija como Sandra.
Patricia aparca sus pensamientos junto con su coche y entra en el instituto, el curso está a punto de terminar, la representación de la obra de la Casa de Bernarda Alba es dentro de dos días y aún hay mucho que hacer, las dudas sentimentales tendrá que esperar unos días más.

En la casa de General Mola Sandra está con la maleta liada, son casi las tres de la tarde cuando oye entrar a  Amanda. Viene a buscarla para ir a comer juntas y hacer algo de compra. Agustín regresará mañana y no quieren que se encuentre con la nevera vacía. 
Antes de salir de casa Amanda ha recibido una llamada de Carlos y está enterada de lo de la carta, no piensa decir nada a Sandra, prefiere esperar a que ella se lo cuente, por teléfono no lo ha hecho pero quizá estando frente a frente se lo diga.

A la misma hora y en Córdoba, Agustín acaba de dar su conferencia en el claustro de la Universidad y se dirige a su hotel. Antes de la conferencia ha tenido oportunidad de hablar con Sandra y ya sabe que cuando regrese a Madrid ella no estará, también sabe que le ha escrito una carta a Carlos y que al final se la ha dado en persona.
Los días que ha pasado solo con ella en casa han sido cortos pero fructíferos, le han servido para darse cuenta de que Sandra ya está preparada para volar sola y que él debe hacer lo mismo.

En Washington Ramón se prepara para salir, el día acaba de empezar y los preparativos para el entierro de Bob Kennedy ya están cerrados, tiene que escribir una crónica más y mañana, después del entierro en el cementerio de Arlington tomará el avión para reunirse con Sandra en Egipto.
Quizá ha llegado el momento, se dice así mismo, de empezar a rechazar trabajo si éste le va a suponer dejar a Sandra mucho tiempo sola. Hasta ahora lo han podido combinar muy bien pero entre el embarazo y los asuntos personales de sus padres las cosas se complican, ahora, cuando más le necesitaba se encontraba a miles de kilómetros de distancia. Afortunadamente Sandra está hecha de una pasta muy distinta a la de las chicas de su edad pero no puede evitar el pensar que ahora era el momento más inoportuno para dejarla sola, aunque Sandra le haya dicho justo lo contrario, que las conversaciones que han mantenido telefónicamente le han ayudado mucho.
De camino al gabinete de prensa internacional compra el periódico y lee que  Estados Unido gestiona la extradicción del presunto asesino de Luther King que ha sido arrestado en Londres y recuerda el discurso de hace unos años, el discurso que pronunció King en esta misma ciudad, el mismo King que un año más tarde sería premio Nobel de la paz y que en abril de este año nos dijo adiós por culpa de un tal J. Earl Ray .
(j.l.king)
<<Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño "americano".

Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: "Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales".

Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.

Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.

Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.
¡Hoy tengo un sueño!

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Carmen siente un nudo en la garganta cuando lee estas líneas y recuerda como junto con Beatriz han releído varias veces el discurso entero y como lo han comentado;  el grano que sembró tardó en crecer y ser apreciado por todos pero el nombramiento de Obama como presidente ha sido el mejor  reconocimiento a su labor y a la de muchos otros que lucharon por conseguir sus ideales. << Aún queda mucho por hacer, se ha ganado una batalla pero la lucha por la igualdad todavía no ha terminado>>- le dice Carmen a Beatriz.





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