Capítulo 4
Aunque Pura Salinas es una mujer muy vital, que aún no ha cumplido los 60, el reuma ha
empezado a hacer de las suyas y la mano derecha es la que más lo nota. Gracias
a Dios ella es zurda y eso le permite seguir disfrutando de lo que más le gusta en
este mundo, de la pintura y de sus cuadros . La escultura es otra cosa, ha
pasado a ser algo del ayer pero la arcilla la sigue trabajando. Pura escucha a su vecino mientras coloca las
cosas de la compra en los armarios de la cocina. Le han aceptado el caso y se alegra por él.
Por fin su primo le recomendó a alguien que valía la pena. Cuando termina de
llenar la nevera le agradece su ayuda con la bolsa de la compra y le invita a
comer . Una vez sentados a la mesa la conversación es escasa, sobre todo por parte de Marcos
quien degusta con placer el guiso que la asistenta había dejado hecho antes de
irse. Cuando termina, toma la copa de vino, bebe con tranquilidad y le dice a su
anfitriona.
- Estaba
buenísimo. Guisos así echo de menos en el barco.
- Me lo
imagino, pero supongo que será una de las pocas cosas que echas de
menos. Siempre te he oído hablar de la mar como si fuera tu amante y si te soy sincera no entiendo por qué no
seguiste tu vocación antes.
- Es verdad, usted
siempre nos animaba a Pablo y a mi a soñar despiertos para que de mayores no lo olvidásemos , pero ya sabe que mi madre no quería ni oír
hablar del mar. Cuando hice el servicio militar en la Marina me di cuenta de dos cosas, que la
disciplina militar no iba conmigo pero que la mar era mi destino.
- Y eso es lo que yo
esperaba ver. Que cumplida tu parte con la patria escogieras tu bandera y
salieras a navegar pero no, al volver de la mili comenzaste a
trabajar en ese colegio y parecías feliz.
- Parecía,
esa es la palabra exacta pero no lo era. Sobrevivía el día a día para no dar un
disgusto a mi madre pero feliz no era. Mi madre quería que buscara a una buena
mujer, que me casara, ya sabe, lo de siempre.
- ¿Si te
hubieras echado novia , hubieran cambiado las cosas?
- No.
No me eché novia pero si creí estar enamorado de alguien.
- Algo así barruntaba tu
madre . Me decía que te notaba raro, que estabas como ausente y no era el mar
solamente. ¿ Y qué pasó?
- Nada.
Terminó como había empezado, de repente, de un día para otro dije adiós. Era
una relación prohibida que no me llevaba a ningún lado pero no me arrepiento, gracias
a esa relación fallida hoy soy marino. ¿ Y usted doña Pura, por qué no volvió a
casarse al quedarse viuda? Yo la recuerdo a usted como una mujer muy joven, muy
guapa, rodeada de pinceles y caballetes por todos los lados pero
sola en una casa muy grande.
- Tan sola no estaba,
esta casa siempre ha estado llena de niños ¿ o no lo recuerdas?
- Sí que lo recuerdo. Usted siempre tenía la puerta abierta a todos los niños del barrio
y a todos nos gustaba verla pintar o intentar pintar nosotros o moldear figuras
de arcilla.
- ¿ Crees que
todo eso hubiera sido posible si tuviera un marido y una familia? No. Casarme
de nuevo hubiese significado perder mi independencia, que no pedí pero que me
vino dada a la muerte de mi marido. Me casé muy enamorada y tuve la desgracia
de quedarme viuda muy pronto, a los dos años de casada y lloré mucho su muerte.
Mis sueños se habían roto, no tuvimos hijos y me refugié en la pintura como a
él le hubiera gustado. Al poco tiempo tuve la suerte de vender mi primer cuadro
y descubrí otro mundo y con él una libertad que no conocía y que no podía imaginar que existiera.
Tuve pretendientes pero nunca se me pasó por
la cabeza volver a casarme de nuevo. Tenía a mi prima y a sus hijos ¿ No te acuerdas de Miguel?
- Sí, es
verdad, en el verano siempre tenía a un sobrino en casa ¿ Era el que trabaja en
los juzgados?
- Así es. Su madre
y Beltrán son hermanos aunque nadie lo diría. Tienen ideas completamente
diferentes en todo y siempre estaban discutiendo. Digo estaban porque
ahora ya no, desde que se fue a Canarias y lo del accidente parece
que han hecho las paces.
- Eso
no es muy extraño entre hermanos ¿no? ¿ Por qué no le cae simpático Beltrán?
- ¿ Te
has dado cuenta, verdad? Digamos que como policía que es, bueno que era,
entiendo que defienda al régimen pero lo que no entiendo es que presuma y
presumiera de lo duro que era interrogando a los presos.
- ¿ Se
refiere a golpearles, humillarles, etc? Yo no entiendo esas formas y
tiemblo al pensar que a mi pobre hermano le hayan aplicado la misma fórmula
pero, esos métodos son normales desgraciadamente, no sólo en España sino en
muchos países como he podido comprobar, sobre todo si se trata de presos
políticos o simpatizantes de un determinado partido.
- “Los
de la social son aún más duros que yo” decía Beltrán siempre cuando yo sacaba
el tema pero no creas, no todos los policías pensaban igual. Algunos cambiaron
con el tiempo. Cuando Beltrán era inspector en la comisaria de Chamberí se
quejaba de que el comisario que tenía había cambiado mucho y que ya no era
partidario de los golpes. También se quejaba de que no era fiel al régimen como
él, que se saltaba las leyes a la tolera, que le disgustaba detener a rojos o
acusados de rojos porque a él no le interesaba la política, sólo ladrones,
maleantes, criminales etc. Beltrán no lo podía entender y menos aún que se
empeñara en acusar a un sacerdote de actos impuros con menores y de desobedecer
las órdenes que le llegaban de no enfrentarse a la Iglesia.
- ¿
Está hablando de uno de los detectives, verdad?
- Sí,
de Perea. Siempre estaba con Perea por aquí y Perea por allá . La mujer de
Beltrán es aún mucho peor. En realidad era la que llevaba los pantalones y no
creo que haya cambiado. En casa, el gallito de los calabozos, era un corderito
inocente dominado por su mujer. No, la verdad es que a ella nunca la soporté.
Se metía en mi vida sin ningún pudor. Una viuda solo tenía una salida o casarse
de nuevo o quedarse en casa. Tener amigos y alternar en
ambientes bohemios para ella era sinónimo de mujer de mala
vida. ¿Quieres una copita con el café?
- Sí
gracias y le ayudo a fregar los platos y me voy a ver a mi madre a la residencia.
- No es
necesario que me ayudes pero te lo agradezco y no te desanimes, aunque tu madre
no te reconozca habla con ella como si lo hiciera, así lo hago yo cada vez que
voy a verla.
Mientras Marcos ayuda a su vecina en la cocina,
Vallejo coincide con Héctor en el portal de la agencia y suben juntos. A los
pocos minutos de entrar suena el teléfono. Bonilla les comunica que le ha
pedido a Gustavo que se pase por el despacho y él se disculpa por no acudir esa
tarde.
- Me
quedo con Matilde. Tenemos mucho que hablar y no puedo aplazarlo.
- No te
preocupes pero ¿ de qué quería hablar el director del colegio con vosotros?
- De la
redacción de Javi.
- No
entiendo, Daniel también ha entregado una y a nosotros no nos han llamado.
- Daniel
no ha bajado su rendimiento alarmantemente. Ya te explicaré.
- De
acuerdo, tómate tu tiempo. Ya te haremos un resumen de lo que hablemos.
Cuando Héctor cuelga el teléfono , Vallejo pone sobre
la mesa dos copas de coñac, saca de su chaqueta su libreta y a la
espera de la llegada de Gustavo le comentan los rumores que corren por la
comisaría. Al parecer la salud de Franco cada día es peor y el Almirante
Carrero es el que ahora manda de verdad junto a Arias Navarro en Gobernación y se
están preparando para un franquismo sin Franco. Con la entrada de Gustavo la
conversación versa sobre el caso e intercambian los datos recopilados hasta el
momento.
- Bonilla
me ha puesto un poco al corriente y no me ha costado trabajo dar con el nombre
del abogado de oficio que llevó el caso. No tiene inconveniente en pasarme el
expediente siempre que el hermano de su permiso como único familiar de su
cliente. Le he dicho que eso no sería un problema y que una vez estudiado el
expediente si tenemos preguntas que le necesitaríamos y está de
acuerdo. ¿ Podría pasarse mañana, a eso de las 12.30 por mi despacho para firmar la autorización?
- Supongo
que sí. Tendremos que llamarle más tarde o dejar el recado a la vecina. Creo que
iba a visitar a su madre a la residencia – dice Vallejo.
- Mejor
llamamos a la vecina y dejamos el recado Vallejo y tú ¿ Qué has sacado en claro
en la comisaria además de los rumores que hemos comentado?
- Rumores
que también se oyen en los juzgados - dice Gustavo - la gente está
un poco nerviosa y algunos dicen que estas navidades no hay mensaje de Franco.
- Dejemos
la política por favor – interviene Héctor- vayamos al grano.
- De
acuerdo pero no se puede ser tan apolítico como eres tu, ni tu mujer lo es pero
bueno, veamos el caso.
Vallejo consulta su libreta y da la versión policial
según consta en el atestado.
- El 17
de febrero de este año, la policía recibió una llamada a las 5 de la mañana.
Unos estudiantes de medicina habían encontrado el cuerpo sin vida de una mujer,
con uniforme de enfermera puesto, en el aparcamiento del Clínico. El cuerpo
presentaba señales de violencia, arañazos y moratones en los brazos. Alrededor
de su cuello un pañuelo que tapaba unos hematomas. El robo, aunque no quedaba
descartado del todo, no parecía haber sido el motivo de su muerte. Su
documentación asi como su monedero, unas llaves y otros objetos personales se
encontraban en el bolso que estaba a su lado. Dato curioso es que en su agenda, además
de faltarle algunas páginas, como si hubiesen sido arrancadas deprisa, la
fallecida había anotado que en caso de accidente avisaran a Don Francisco
Arroyo y a continuación el teléfono y la dirección. Es decir a su padre. En
cuanto el juez ordenó el alzamiento del cadáver se llamó a al señor Arroyo y
este se presentó en comisaria con otra persona que acusó al marido de la
fallecida de malos tratos . Para el padre era el autor de la muerte
de su hija y las declaraciones de ambos hombres quedan anotadas . En menos de
una hora el juez de instrucción firmó la orden de arresto . A las once de la
mañana la policía detiene a Pablo Llorente en el domicilio conyugal
y pasa directamente a
disposición judicial. Junto al atestado el informe del forense: muerte por
asfixia a consecuencia de un estrangulamiento. No había signos de violación ni
de haber mantenido relaciones sexuales en las últimas 24 horas. Eso es todo
y ¿tú, Héctor que has podido saber de Julio?
- No
mucho, la verdad. La nota de agencia era escueta, un hombre mata
a su mujer por celos y nada más. La policía no daba más
explicaciones. El nombre de la víctima no aparecía en la nota sólo el nombre
del marido, el presunto asesino presentado como culpable de antemano. El juicio
fue a puertas cerradas y sólo comunicaron la sentencia y de nuevo por nota de
agencia ¿ No os parece raro todo?
- Extraño
si que es pero no me atrevo a decir nada hasta que no vea el expediente –
comenta Gustavo – recordad que espero a vuestro cliente a las 12 y 30.
- No lo
olvidaremos, ahora mismo llamo – contesta Vallejo.
A la hora de la cena y en casa de la familia Perea
suena el teléfono. Marcos Llorente confirma su asistencia al despacho del
abogado y agradece que dejaran el recado en casa de la vecina. En el comedor María, ayudada de Daniel, pone la mesa y minutos más tarde se sientan todos a
cenar. María comienza a contar como le ha ido el día y Daniel le quita la
palabra de la boca para mencionar que le han puesto un 9 en la clase de lengua,
por una redacción que ha hecho y que ha podido leer en la clase
- ¡Qué
bien, estoy muy orgulloso de ti!- le dice Héctor pasándole el brazo por los
hombros - ¿ Y de que iba la redacción?
- De mi
secuestro, de mi historia. Como ni mamá ni Julio me dejaron
escribirla en la revista pues la he escrito en el cole.
- ¡Hala
ya! – comenta María- ¿ Te ha cabido todo en un folio? ¿ Has nombrado a Alex y a
Tim también?
- Sí,
he resumido muy bien y la profesora me ha felicitado por ello y claro que les
he nombrado, y a tí y a Paloma y al tío Vallejo, el accidente de papá, a todos,
no me he olvidado de nadie.
- ¿ Y
la de Javier de que iba, lo sabes? – pregunta Asunción
- Sí, pero a él no
le han puesto nota. Javier también habla de secuestro y del miedo que
había tenido aunque no lo dijera y que echó mucho de menos a sus padres. Yo no
he dicho eso aunque también lo pensaba, ya os lo dije ¿ lo recordáis , verdad?
- Por supuesto
campeón que lo recordamos. Además tu ni sabías que yo había tenido un
accidente.
- ¿ Y
eso es todo? –pregunta María extrañada.
- No, no, decía más
cosas como que se imaginó a su madre llorando y a su padre igual y
que después, aunque ya estaba en casa su madre seguía llorando
y él pensaba que era de alegría – Daniel hace una pausa para beber
su agua y continúa - pero que ahora no sabe que pensar, su madre
sigue llorando y su padre está como enfadado y le oye decir que es su culpa,
que el secuestro fue su culpa y que se van a separar...pero yo eso no me lo
creo ¿ a qué no fue su culpa papá?
- No
campeón, el tío Bonilla no tuvo la culpa de nada.
- Ni
papá tampoco, la culpa fue de esa pelandusca, de esa Flora y nada más –
sentencia María.
- Exacto,
eso es lo que yo le dije a Javier cuando leí su redacción pero dice que su
padre no lo cree así. ¿ Vosotros creéis que los tíos se van a separar como cree
Javi?
- No,
no lo creemos –contestan Héctor y Asunción a la vez
- Yo
tampoco lo creo – dice María – la tía Matilde quiere mucho al tío Bonilla, nos
lo dijo cuando estábamos esquiando. El tío Bonilla también quiere mucho a la
tía, aunque no se estén dándo besos constantemente como hacen papá y mamá, pero
se aman. A veces los mayores convierten algo simple en algo muy complicado y se
comportan como párvulos .
- ¡Hala qué
experta! – dice Asunción ¿ se puede saber como llegas a esa conclusión?
- Observando a los
padres de Tim y a vosotros sobre todo y luego a los abuelos, a los tíos Todos
sois diferentes y vosotros los más besucones y efusivos pero siempre que pasa
algo con los hijos, los padres se enfadan entre ellos ...aunque esta vez mamá y
papá se han portado.
- ¡ Caray María! ¿
Estás segura que quieres hacer filología en lugar de psicología? y tú cariño,
cierra la boca si no sabes que decirle a tu hija – dice Asunción riéndose
- Ejem, ejem-
reacciona Héctor por fin- gracias por eso de que nos hemos portado y
la verdad María es asombroso lo que has madurado en los últimos meses y Daniel
también. Estoy muy orgulloso de vosotros y en momentos como estos os comería a
besos a los dos, bueno a los tres porque de tu madre también estoy más que
orgulloso.
- Y nosotros de tí papá –
contesta Daniel abrazando a su padre y a ese abrazo se une María y Asunción.
Me encanta ver a la familia Perea tan feliz y tan orgullosos de sus hijos... y espero que en tu relato el matrimonio Bonilla llegue a buen puerto en su bache matrimonial y que los problemas no afecten a Javier tanto... sobre el caso es genial y muy interesante, tiene que haber otro culpable de la muerte de esa mujer, seguro y nuestros detectives lo descubrirán...
ResponderEliminarUn apunte... cuando hablas de Beltrán en sus tiempos de inspector de policía cuando Héctor era comisario, era de la comisaría de Chamberí no de Chamartín, ¿verdad...?
Chamberí sí ¿ he metido la patita ? ahora lo cambio. Gracias.
ResponderEliminarMuy interesante Rodas!! quien sera ese marinero que conoce a Beltran que nombraba tanto a Hector ?? .... y la vida familiar de la pareja, que decir, es un deleite leer con el gusto y calidez con la que escribes en referencia a la pareja y su familia.... ese Hector orgulloso de su familia y la madurez de sus hijos.... esa Asun entregada a su papel de madre - esposa y trabajadora tambien orgullosa de los suyos.... y el paralelismo con lo que esta pasando ahora en la serie con Bonilla.... asombroso!!! muchas gracias por una entrega mas de tu relato.
ResponderEliminarYa sabemos un poquito más del caso. Me gusta mucho Doña Pura. Y también sabemos que el secuestro está pasando factura al matrimonio Bonilla y a su hijo Javier, pero estoy segura que lo solucionaran con la ayuda de sus amigos. Y como siempre, los Perea unidos.
ResponderEliminarMe está gustando mucho este relato, rodas. Tiene buena pinta el caso de los detectives; y a ver como solucionan sus problemas "los Bonilla"
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