Capítulos del 19 al 29
19
27 de enero de
2010, Son las 10.30 de
la noche. Teresita
duerme y Beatriz está con la cámara web charlando con su hermano, el messenger
es nuestra salvación para superar la distancia y además es un medio rápido y
barato.
Esta tarde, después del trabajo, estuve con la tita. Teresita no
quería venir y Beatriz se ha quedado con ella. Hemos estado hablando de Leonor
y Serafín, de los encuentros y me dijo que quería enseñarme lo que me había
prometido.
Se levantó de su sillón y de un cajón de la
cómoda sacó un álbum de fotos. Era el álbum de boxeo del tito, allí estaban
pegados todos los recortes de periódicos y fotos de sus días gloriosos, había
fotos con los abuelos, con el abuelo y él, de los cuatro juntos, parecían tan
felices y entonces lo eran, según la tía. Cada foto tenía una historia.
Las cosas comenzaron a ir mal cuando ella no
le pudo acompañar a la gira que hizo por el Caribe, me dijo, y fueron de mal en peor cuando perdió el
título.
La tita me confesó que intentó ayudarle pero
que no sabía cómo hacerlo. A ella le enseñaron a levantarse ella sola de las
caídas, a ser fuerte y valiente, a tomar decisiones duras cuando era necesario
y el tito era muy distinto a ella y no podía llevarle como si fueran los almacenes. El problema era de otra índole
y no se sentía capacitada para levantarle la moral, por lo que su mayor
equivocación fue comprarle un combate.
El tito no se presentó y ella se sintió muy perdida y sola.
La tita dijo que lo peor de su matrimonio era
tener que ser madre y esposa a la vez del tito y que estaba convencida de que
se había equivocado. No obstante siguieron juntos y, al poco tiempo de
marcharse mis abuelos a Venezuela, el tito aceptó pasar un tiempo en una
clínica y cuando salió de ella había cambiado, volvía a tener ganas de vivir y
su autoestima había mejorado mucho.
Estuvo ayudando a Ángel en el dispensario con la gente joven y de ahí
vino la idea de montar un gimnasio para jóvenes.
Cuando murió el tito ella se sintió muy
culpable. Estaba enfadada y dolida,
tanto que culpó a sus padres, Marta y Ramón Rivas, de todos sus males. Ellos la
habían abandonado cuanto más los necesitaba y además sin la suficiente
experiencia como para llevar unos almacenes. Ser empresaria en una sociedad
machista no fue tarea fácil.
Necesitaba un cambio,
vendió el piso y se mudó al hotelito del Viso. También empezó a pensar en
vender los almacenes pero no fue necesario, el destino le ahorró el tomar la decisión. Los
almacenes se incendiaron en una calurosa noche de verano por culpa de un
cortocircuito en el sótano. No quiso reconstruírlos y por éso decidió ceder los
terrenos del solar para la fundación.
Afortunadamente , el seguro pagó la políza y pudo compensar
económicamente a sus empleados. La mayoría de ellos encontraron trabajo en
otros almacenes.
La tita es, hoy me he enterado por su boca,
presidenta de honor de la fundación, y gracias a ello, me dijo, volvió a ver la
luz y comenzó a organizar eventos culturales para recaudar fondos para la
entidad.
De lo que la tita no dijo ni media palabra
era de cómo murió el tito ni de la visita de mis abuelos. No me atreví a
preguntarle nada, al menos de momento.
¡Ah! Beatriz tiene pasado mañana una
entrevista con el director del colegio privado, y Teresita, esta niña nos
sorprende cada día, quiere quedarse a comer en el cole. Dice que así tiene tiempo para estar con Javier, su
amiguito, porque en el recreo él juega con los chicos y ella con las chicas y
en la clase no pueden hablar, pero en el comedor se pueden sentar juntos. Será
cuestión de examinar la petición si Beatriz tiene suerte y la contratan.
20
28 de enero de 2010. Son las 10 de la noche y no tengo muchas ganas de revisar
las cuentas, Beatriz es mucho mejor que yo en estos menesteres, a mí los
números me aburren y además estoy pensando en la conversación con la tía y en
la exposición.
El sábado 30 de enero exponemos los trabajos realizados por el grupo de jóvenes que seguimos periódicamente en nuestro estudio piloto. Hay cuadros, dibujos y otras manualidades. La tía se ha encargado de organizar el evento, como siempre, pero esta vez me ha metido a mí de por medio y como colaboradora de la fundación no he tenido escapatoria.
El sábado 30 de enero exponemos los trabajos realizados por el grupo de jóvenes que seguimos periódicamente en nuestro estudio piloto. Hay cuadros, dibujos y otras manualidades. La tía se ha encargado de organizar el evento, como siempre, pero esta vez me ha metido a mí de por medio y como colaboradora de la fundación no he tenido escapatoria.
Los invitados están convocados a las 13.30, primero
tenemos la exposición y después a las 14.14
la comida, amenizada con música, en un restaurante de la plaza de
Cataluña y a los postres se subastarán las obras según el programa
confeccionado por la tita. El
restaurante está cerquita de la casa de la tía, (odia los atascos), no quiere
salir del barrio si no es necesario.
Junto a las obras por subastar hemos puesto las fotos de
los autores posando con sus creaciones. Han hecho verdaderas maravillas,
teniendo en cuenta la edad de nuestros artistas, de entre 13 y 16 años y el grado de autismo que
padecen. No exagero nada cuando hablo de maravillas. Yo me he enamorado del
cuadro de uno de nuestros pintores que refleja muy bien el universo de colores
y el desconcierto en el que vive este joven de 15 años que no puede expresar
con palabras, gestos o llantos, sino sólo a través de la pintura.
La tía ha invitado a gente de la prensa, a empresarios, artistas y escritores. Beatriz también ha recibido una invitación y Teresita se quedará en casa de la tía y sus amiguitas Linda y Marylén pasarán la tarde con ella.
La tía ha invitado a gente de la prensa, a empresarios, artistas y escritores. Beatriz también ha recibido una invitación y Teresita se quedará en casa de la tía y sus amiguitas Linda y Marylén pasarán la tarde con ella.
La tía ha dicho que seguramente nos vamos a llevar una
sorpresa con uno de los invitados y la sorpresa anunciada es la que no me deja
concentrarme en los números. Me pregunto si la sorpresa tendrá algo que ver con
el libro de Beatriz y su presentación el 19 de febrero. Estoy
empezando a creer que con la tía todo es posible.
Ah, por
cierto, la entrevista de Beatriz salió
bien y puede empezar en el colegio privado de Majadahonda en septiembre de este
año y ni que decir tiene que estamos muy contentas.
Hoy he quedado, a la salida del trabajo, con la hija de Clementina para tomar café en la plaza de los Frutos. Me parece mentira que las dos, ella y mi madre, hayan nacido con unos días de diferencia y a tan pocos metros de donde nos encontramos ahora. Primero nació María, Clementina se puso de parto en los almacenes y allí mismo nació su hija. Mi madre nació dos días después en casa.
La madrina de María fue Marifé y el padrino el padre de
Clementina. Mauricio, el mismo médico que asitió a mi abuela, ayudó también a
Maria a nacer. La madrina de mi madre fue la tía Ana y el padrino
Bonilla, amigo y compañero de mi abuelo como detective y como policía.
Clementina siguió trabajando en los almacenes, de María se encargó, pasado los
primeros meses de la lactancia, su abuela materna y Marifé siempre fue como una
tía para ella. María sabe que su padre se llamaba José María y que trabajó con
su madre en los almacenes. Marifé le contó todo sobre su padre, hasta el
lamentoso espectáculo de escenificar su propia muerte para escapar de sus
múltiples problemas ocasionados justamente por sus interminables mentiras. ¿Qué
fue de él?, nadie lo sabe. María nunca ha sentido la necesidad de
buscarle.
Su madre nunca llegó a casarse y a pesar de lo mal visto que estaba el
ser madre soltera, Clementina no se avergonzó y María siempre ha estado y está
muy orgullosa de su madre. Hasta hace
poco trabajaba de secretaria en un banco y últimamente, debido a un pequeño
problema de salud, ha conseguido la prejubilación. Mi
tarde ha sido muy fructifera, me alegro de haber podido hablar a solas con
María. Su madre y mi abuela fueron muy buenas compañeras y mantuvieron la
amistad hasta que se marcharon a Venezuela.
21
21
1 de febrero de 2010 Son las 11 de la noche y, como otras veces, mientras yo
escribo, Beatriz charla con su familia.
La subasta fue un éxito, todo el evento salió muy bien y la tía estaba
muy contenta. En la comida conocí gente
realmente interesante y Beatriz entabló contactos que quizá puedan ayudarle más adelante. La
tía nos presentó personalmete a una de las invitadas, una abogada muy conocida
en el mundo empresarial. Se llama Ana Alejandra Iniesta, la hija de Alicia
Peña, la joven estudiante de derecho, educada en Francia, que hizo trabajos de
traducciones para la famosa productora. La presencia de Alejandra, como ella
prefiere que la llamen, no fue ninguna casualidad, la tía sigue moviendo los hilos
muy bien y tiene conexiones en todas las partes. Alejandra era la sorpresa.
No hablamos mucho del tema pero Alejandra se mostró
interesada en quedar con nosotras. Aunque su madre no le había contado gran
cosa, quedamos en vernos este fin de semana en la casa que tiene en la sierra,
cerca de La Pedriza.
Entre los invitados estaban Leonor y Serafin y
Alejandra tambien charló con ellos. A Serafin le recordaba por el reportaje
gráfico que hizo a su madre. A Leonor le preguntó si había conocido a su madre.
Aunque Leonor era muy pequeña recordó que lo que más le llamó la atencion de
Alicia era la ropa que siempre llevaba, muy diferente a la de las otras chicas
del barrio. Según Leonor, Alejandra tiene la misma sonrisa y dulzura que
Alicia.
Al
recordar todo esto soy presa de una sensación un poco difícl de explicar, es
como si todos volviésemos a ser una gran familia, como si estuviera viajando al
pasado, a una época que no conocí, una época en la que me gusta profundizar,
una época remota, pero muy presente, que marcó mi niñez y la de mi madre, que
cambió el destino de mis abuelos y el de tantas otras personas.
Mis
compañeros ya saben que Doña Ana Rivas es mi tía, era inevitable, más pronto o
más temprano se iban a enterar así que preferí ser yo quien se lo contase.
Curiosamente
la misma gente que no ve con buenos ojos mi relación con Beatriz, es la que ha
hecho comentarios molestos. No me importa, se que ahora voy a tener que
demostrar con más ahínco que el puesto que tengo me lo he ganado por mí misma,
por hacer bien mi trabajo y no por ser la sobrina de la presidenta de Honor.
Teresita
disfrutó mucho con sus amiguitas en la casa de la tita. Merendaron
y jugaron hasta caer rendidas, cuando fuimos a por las niñas las encontramos cansadas pero felices.
Beatriz va a estar muy ocupada con la presentación de su
libro, el 19 de febrero, y hemos decidio que Teresita se quede a comer en el
cole, como ella quería. Espero que no cambie de opinión.
Esta noche hemos estado leyendo dos cuentos de los hermanos Grimm: El
sastrecillo valiente, que le encanta y El enano saltarín y todo porque mañana
verán la representación del cuento
Hansen y Gretel en inglés. Como ya lo conoce en español no creo que le
preocupe mucho eso de entenderlo o no en inglés, estoy segura de que el idioma
va a ser lo de menos. Es la primera vez que va a ver un cuento escenificado y
seguro que se queda embobada y lo va pasar muy mal con la bruja.
22
3 de febrero 2010, Son las 7 de la tarde y estoy en la cafetería de la
plaza haciendo tiempo para ir a buscar a Teresita. Hoy está jugando en casa de Javier y, como no
viven muy lejos de aquí, he preferido venir yo a recogerla. Desde el lunes se
queda a comer en el cole, a ella le encanta pero yo la echo mucho de menos. Ahora
prefiero que vengan a jugar a casa en vez de que vaya ella a casa de otro.
Menos mal que Beatriz me recuerda que cada vez que vienen a casa lo ponen todo
patas arriba y luego nos cuesta un triunfo hacerle que recoja todo sin fruncir
el ceño y hacer mohines con la
boca. Cuando hace eso estamos perdidas, al final terminamos
nosotras recogiéndolo todo.
Ayer salió del cole toda entusiasmada, la representación
del cuento le gustó muchísimo y no paraba de contarnos cómo eran los decorados
y lo fea que era la bruja. A
renglón seguido nos dijo que tiene que
prepararse una charla. Cada niño va a tener unos minutos para hablar de
una profesión o de algo que les guste mucho.
Teresita quiere hablar del yayo Héctor y de lo que un comisario de
policía hacía cuando no había móviles ni ordenadores para detener a los
ladrones. Hemos intentado convencerla para que hablase de otra cosa pero nada,
que la niña tiene a quien parecerse, dice Beatriz, ¡cómo se ponga terca no hay
manera!, lo mejor es colaborar y preparar el plan M.
Afortunadamente tengo contacto con Mario, él es mi plan
M., es el hijo de Bonilla, padrino de mi madre y gran amigo de mi
abuelo.
Cuando los abuelos se fueron a
Venezuela, Bonilla quería acompañarles, pero el abuelo le dijo que se lo
pensase mejor y que dentro de unos meses se lo comunicara por telegrama.
Bonilla se quedó, regresó al cuerpo de policía y fue comisario durante un tiempo
hasta que lo dejó para dar clases en la escuela de policía.
Bonilla se casó con una enfermera que conoció poco después de la marcha
de mis abuelos. Tuvo dos hijos y la familia al completo vino a Venezuela a
visitar a mis abuelos varias veces. El tío Bonilla, como le llamaba mamá, nunca
olvidó que mamá era su ahijada.
La muerte de mis abuelos no rompió el contacto con la familia Bonilla.
Mario es unos años más joven que mi madre y hablan muy a
menudo por teléfono. Además, es viudo y no tiene hijos. Él fue quien vino a
recogernos al aeropuerto y reservó el hotel y nos buscó el piso. No queríamos
molestar a la tita y además yo no la conocía tanto.
A Mario le conozco
más, fue muchas veces a Venezuela a vernos tras la muerte de los abuelos.
Él también ha sido comisario de policia y ya me ha
prometido que va a preparar a Teresita para su charla.
Por fin he hablado con el dueño del café, vengo tanto por
aquí que ya me conocen. Enrique, como se llama el actual dueño, conoció a
Manolita y Marcelino cuando él tenía 18 años. A la muerte de Pelayo, su padre
les compró el local y él lleva en el café desde que salió de la mili, primero
ayudando a su padre y ahora como
propietario. Su madre se llamaba también Manolita y bautizaron El
Asturiano como “Café Manolita”.
Enrique recuerda los almacenes de la tita y cómo era la plaza todavía a
principios de los 60. Había oido a hablar de mis abuelos, sobre todo del abuelo
Héctor como comisario y como detective. Se decía que era una bellísima persona
y que todo el mundo le tenía mucho aprecio. Muchos de sus casos son todavía
recordados por los más viejos del barrio. Oyéndole a hablar se me ha hecho un
nudo en la garganta y no he podido evitar que se me saltara una lágrima.
Voy a recoger a Teresita y darle la buena noticia, el
viernes vendrá Mario a cenar con nosotras y le podrá a hacer todo tipo de
preguntas. Mario ha prometido traer fotos de las comisarías de antes..
23
7 de febrero de 2010, domingo
por la noche, a punto de ser las 12, acabamos de volver de la Pedriza, donde
hemos pasado el fin de semana. Un fin de semana muy interesante y Beatriz ha
acostado a Teresita, que venía dormida en el coche y se ha ido ya a la cama,
pero yo me quedo aún un rato levantada;
siento la necesidad de escribir ahora, quizá mañana no tenga tiempo para
hacerlo y no me quiero dejar cosas en el tintero.
Antes de anotar lo que Alejandra nos ha contado quiero
recordar la visita de Mario.Vino como habíamos quedado temprano y le estuvo
contando a Teresita cosas de los años del yayo Héctor y de su padre. Tenía una
fotos de los dos en la comisaria y otras en el despacho de detective.
A Teresita le gustan las fotos en blanco y negro y las de color sepia, a
esta niña le gustan las fotos antiguas, le llama mucho la atención la ropa y
los peinados de las mujeres, los sombreros de los hombres y las cosas de antes:
los coches, los teléfonos y las máquinas de escribir le fascinan.
Más
tarde, durante la cena, Mario nos contó que había hablado con mamá
recientemente y que seguramente vendría antes de la fecha prevista pero que
todavía no era seguro. El sábado no pude llamarla pero esta mañana me ha
llegado un mensaje al móvil y me comunica que viene el 3 de marzo en lugar del
15 de marzo. Mañana hablaré con mamá.
Volviendo al fin de semana, llegamos el sábado por la
tarde y nos encontramos una casa llena de niños. Alejandra había invitado a sus
tres nietos, un nieto y dos nietas; el chico es de la edad de Teresita y las
chicas algo más mayores. Pasamos la tarde viendo fotos de la familia de
Alejandra y hablando del panorama político actual tanto en Venezuela como en España.
El domingo por la mañana vino el hijo de Alejandra con su mujer y se llevaron a
los niños, Teresita incluida, a la nieve. Nos quedamos las tres solas.
Alejandra nos dijo que, al poco tiempo de regresar de
Francia su madre Alicia con su abuelo, éste falleció y ella quedó bajo la
tutela de su tío Hipólito. Cuando su madre se mudó a vivir con sus tíos había,
en efecto, una productora de cine llamada Numancia en la plaza de los Frutos,
en el mismo edificio en el que luego vivirían mis abuelos. Su
madre conoció a un productor-ejecutivo que se llamaba Fernando Solis y por
mediación de él, Alicia comenzó a hacer traducciones del francés al español
para la productora y hasta hizo de guía turística de un actor francés.
Alternaba estos trabajos con sus estudios de derecho porque le había prometido
a su padre que se licenciaría en derecho. Lo que Alejandra sabe de Solis no es
por su madre sino por su padre, Alvaro Iniesta, el entonces profesor de derecho
romano de su madre. A ella le costaba hablar de Fernando y Alejandra prefirió
no ahondar en el tema. Lo que nos dijo, siempre según su padre, es que Fernando
trabajaba en realidad para el Partido
Comunista y utilizó la productora como tapadera para preparar un atentado
contra Franco. A Fernando no le movían sólo sus ideales, ni las utopías, que
era una persona muy realista que luchó
para defender a los demás, para que pudieran ser libres, y por esa libertad
renunció al amor, a su familia y a tener una vida propia.
Obviamente el atentado fracasó y aunque Fernando se salvó y pudo salir
de España, regresó un año más tarde con tan mala fortuna que esta vez no salió
con vida. Le fusilaron, pero desconocen el lugar del crimen, y por más que lo
han intentado, nunca han podido recuperar el cuerpo de Fernando. Su
madre lo pasó muy mal, no podía soportar la idea de que estuviese tirado en el
bosque o en una cuneta. Un sentimiento que siguen teniendo hoy en día otras
muchas personas.
Fernando fue alguien muy importante en la vida de Alicia
y su padre lo sabía y lo entendía.
Beatriz se quedó muy pensativa al oir el apellido,
coincidía con el del amigo de su padre. Allá hablaban de Nando y Nando bien
podía ser Fernando. Beatriz se ha propuesto averiguar si se trataba de la misma
persona.
A las dos nos dió la impresión de que Alejandra sabía mucho más de lo
que contaba y que quizá Fernando fue el gran amor de Alicia, pero Alejandra no
estaba por la labor de darnos más detalles y respetamos su silencio.
En
todas las familias hay episodios que marcan para siempre el destino familiar,
en la mía la marcha a Venezuela y los sentimientos de mi abuela y los de la tia Ana.
En la
de Alejandra , el destino se llamó Fernando Solís y lo que él
representó y lo que pudo ser para España y para la madre de Alejandra.
Mis abuelos fueron muy felices, yo los recuerdos así, siempre juntos,
siempre cómplices de algo y mi madre siempre habla de sus padres como de una
pareja muy compenetrada. Los padres de Alejandra también pudieron ser muy
felicies, sin duda alguna, ella guarda muy buenos recuerdos de su niñez y
adolescencia. Siempre vió a sus padres felices y la diferencia de edad nunca
fue un obstáculo.
Mañana seguiré,
24.
10 de febrero de 2010. Son las 2.30 de la tarde, estoy en la plaza de los
Frutos y Beatriz se acaba de marchar. Hoy no le daba tiempo a cocinar y hemos
quedado aquí para comer algo. A las 3 tiene hora en la peluquería y a las cinco
la cita con su editor en la editorial. El día D cada vez está más
cerca y yo casi estoy más nerviosa que ella. Su semana loca ha empezado, su
agenda está llena de compromisos y no voy a poder acompañarla la mitad de las
veces; el día 19 voy a estar a su lado sin falta y la cena del 17 tampoco me la
pierdo, pero me temo que eso va a ser todo.
El
lunes hablé con mamá por telefóno y me confirmó que había decidido cambiar los
planes, que adelanta su viaje y que llega el 3 de marzo. Las conversarciones
con la tia Ana
y con Mario han sido trascendentales; no ha dejado de preguntarme por los
preparativos de la boda y está muy ilusionada. La fecha ya está casi confirmada
y este sábado vamos a ir a concretar los detalles. Mario y la tía Ana también vendrán
con nosotras.
Hemos
elegido el pueblo de la familia de mi abuela para casarnos. La casa de mis
bisabuelos todavía existe, la
tía Ana se ha encargado de mantenerla abierta y Mario ha
colaborado en las reformas para hacerla más comoda. El tío Alfonso solía ir a
ella hasta poco antes de su muerte.
Seguramente
la fecha sea el 23 de marzo en los salones del Ayuntamiento; a nosotras nos
hubiera gustado el 21 pero al ser domingo no es posible. Tengo que regresar al
trabajo, por la noche sigo.
Ahora
son las 9.30 de la noche y acabamos de cenar, Teresita ha estado hablando un
rato con mi madre. Tenía que contarle todo sobre la charla de “el mejor detective-comisario de Madrid”.
Estoy segura de que, cuando mi madre esté en Madrid, se van a pasar buenos
ratos hablando de los abuelos y de sus tiempos. A Teresita le gusta oir hablar
del pasado, del pasado sin móviles ni consolas de videojuego o cámaras web para
ver a su abuela a miles de kilómetros. Realmente le fascina todo lo que tenga
que ver con sus yayos y a mi madre le encanta contar lo que a ella le contaron.
Menos mal que ya duerme porque no ha cesado de hablar en toda la tarde y
durante la cena.
Cuando
he ido esta tarde a por ella me he emocionado al verla, estaba radiante, salía
con la melena alborotada, arrebatada, el abrigo sin cerrar y con una amplia
sonrisa, la misma que mi abuelo, llevando las fotos que Mario le había dado en
la mano, enarbolándolas como si fuesen un estandarte: su mejor trofeo. Se me ha
tirado a los brazos y ha empezado a hablar sin parar sobre la charla; su
profesora me ha dicho que Teresita ha dejado a toda la clase boquiabierta. Ha
sabido poner tanto entusiasmo en su relato que todos los niños estaban
pendientes de ella, era como si estuviesen reviviendo las historias.
Beatriz,
por su parte, también ha llegado a casa radiante. Tenía muchas cosas que
contar, ha sido una reunión muy informativa y acogedora. Ha conocido a un
historiador que se llama Liberto Ayala Robles, es un hombre ya mayor, más o
menos de la edad de Leonor y según Beatriz
lo sorprendente es que su vida también pasa por la plaza de los Frutos y
que sabe quién fue Fernando Solis.
A mí
el nombre no me dice nada pero llamaré a Leonor para preguntárselo. Beatriz ha
quedado con el sr. Ayala mañana para tomar café, yo no puedo ir porque he
quedado con la tita. Otra
vez será.
25
12 de febrero 2010
Son las 10 de la noche,
Beatriz está hablando con una prima de su padre que vive en Bélgica. La familia
paterna de Beatriz es de origen belga. El abuelo de Beatriz, Alex van den Berg
trabajaba para la compañía petroquímica
Royal Dutch S. y en 1953 fue destinado a la Antillas Holandesas
para luego pasar a Venezuela, donde trabajó como ingeniero en uno de los pozos
de petróleo, allí conoció a la abuela de Beatriz y allí se quedó.
Afortunadamente nunca perdieron el contacto con su familia europea.
Beatriz
les ha invitado a nuestra boda y van a venir. También tenemos pensado en ir a
Baarle-Hertog, la ciudad que vió nacer a su abuelo; por lo que dice Beatriz es
una ciudad muy particular, la ciudad de Baarle tiene dos ayuntamientos:
Baarle-Nasau que pertenece a Holanda y Baarle-Hertog que pertenece a Bélgica.
Dice que su abuelo contaba que su casa tenía la cocina en Holanda y el salón en
Bélgica. No me lo puedo imaginar y quiero comprobarlo.
La
tarde con la tía se pasó volando, estuvimos hablando de los preparativos de la
boda, de mi madre y de Mario. La tía y Mario se han ocupado de la casa de
Buitrago pero entre ellos dos nunca ha habido muy buen rollo, se toleran por el
cariño que tienen a mi familia, si no fuera por eso creo que Mario pasaría de
la tía.
A
Mario no le ha hecho gracia el ofrecimiento de la tita a mi madre, ha sugerido
que mi madre se quedase a vivir con ella. Sinceramente a mí tampoco me ha
gustado, yo prefiero que se aloje con nosotros los primeros días y que luego
ella decida.
Le
pregunté a la tía si conocía al sr. Ayala pero ella no lo recordaba. Me podría
haber ahorrado la pregunta, al llegar a casa Beatriz me ha contado toda o casi
toda la conversación que ha mantenido con el sr. Ayala.
Según
Beatriz, los padres de sr. Ayala se llamaban Andrea y Antonio.
Andrea
nació en la plaza de los Frutos, en la misma casa que vivieron mis abuelos y
pertenecía a una familia acomodada. Desde muy pequeña estuvo muy unida a su
vecino Antonio, de origen humilde, y con quien se casaría durante la república.
Este
matrimonio, al igual que el de muchas otras personas, sería anulado
posteriormente, al acabar la guerra civil.
Su
madre se casó después, por presión familiar, con Mario Ayala y dio su apellido
a Liberto. Vivieron con la familia de Andrea hasta que ella, por razones
políticas, se marchó a Francia con Antonio y con él. Liberto siempre ha sabido
que tenía dos papas: papá Mario y papá Antonio.
Andrea
y Antonio pertenecían al partido comunista y allí estuvieron algo más de un año
hasta que el partido envió a Andrea a Madrid para liberar a Fernando que había
sido arrestado por la secreta.
El
destino quiso que Andrea volviese a ver a su ex marido en una fiesta y no pudo
evitar que Mario intentase ayudar. Los padres de Leonor también tuvieron
oportunidad de volver a ver Andrea, Marcelino también ayudó en lo que pudo.
Mario
visitó a Fernando en calidad de abogado en la cárcel y se entrevistó con Alicia
y Álvaro, pero no pudieron conseguir nada.
Cuando
el plan para rescatar a Fernando fracasó Andrea fue arrestada y poco después
fusilada.
Mario
fue también detenido pero su contactos entre la nobleza dieron sus frutos y al
final le dejaron en libertad.
Cuando
salió de la cárcel fue a Francia a buscar a Liberto, Andrea se lo había pedido
ya que ella y Antonio se habían separado. Mario nunca pudo recuperar el cuerpo
de Andrea, al igual que Alicia el de Fernando.
Pero
Mario sí pudo hacer llegar a Alicia las últimas palabras de Fernando, él fue
uno de los últimos en verle con vida.
Beatriz
tiene cada vez más interés en saber todo sobre Fernando Solis, más ahora que su
hermano le ha confirmado que Francisco Solis, el joven que conoció el abuelo
materno de Beatriz en la pensión que regentaba en Caracas, y Fernando eran en
efecto primos hermanos.
Una
vez más la Plaza de los Frutos y su gente nos recuerdan una época en la que un
amor tuvo que dar paso a otro amor, una época en la que su gente no se resignó
a las consignas del regimen, que luchó pagándolo con sus vidas por sus ideas y
la libertad.
26
15 de febrero 2010, son las 3 de la tarde y Teresita está hoy en casa, los profesores de infantil y
primaria se han declarado en huelga. He pedido la tarde libre para quedarme con
ella, Beatriz tiene otro compromiso y Mario tampoco se podía hacer cargo. La
tía dijo que se la llevaramos pero ella tiene que descansar de la paliza que se
ha pegado de este fin de semana en el pueblo.
El sábado
fuimos todos a Buitrago, estuvimos hablando con el alcalde y ya está todo
confirmado. Nos casamos el 23
de marzo a las 11 de la mañana en el salón de plenos del ayuntamiento. Los
testigos serán mi madre, mi tía Ana y Mario. No es habitual tener tres testigos
pero lo que no consiga la tia
Ana no lo consigue nadie.
Hemos
reservado el salón de un hotel rural en el mismo pueblo para la comida y
algunas habitaciones para los invitados.
Queremos
una ceremonia sencilla e íntima. Unos pocos amigos, los familares de Beatriz y
su editor, algunos compañeros, nuestra familia de la plaza de los Frutos y del
colegio de Teresita sus dos amigas y Javier con sus padres.
Serafín
se ha ofrecido para hacer el reportaje de la boda. Leonor ya me ha
advertido de que ella tiene guardado el lazo azul que llevó ella cosido al
forro del vestido y que me lo quiere regalar.
Pasamos
la mañana del domingo visitando su castillo, las murallas y paseando por el
paseo que hay a los pies del castillo junto al río Lozoya. Después fuimos a comer
a un restaurante de un pueblo vecino desde donde se podía contemplar la sierra
de Somosierra. La verdad es que el valle del Lozoya es muy bonito y el lugar me
encanta.
Al
volver del restaurante fuímos al cementerio, mi bisabuelo Pascual descansa allí.
Es muy
poco lo que sé de él, casi nada, de una forma u otra ni mi bisabuela ni mi
abuela hablaban mucho de él. Simón sí le mencionaba de vez en cuando, decía que
siempre estaría en deuda con Pascual.
Los
recuerdos de mi abuela junto a su padre son los recuerdos del tiempo que
vivieron en la plaza de los Frutos y el destino, una vez más, se interpuso en
su camino. La decisión de mi bisabuelo de alejarse de mi bisabuela Carmen, para
no atormentarle más con sus enfermizos celos, quedó truncada junto con el viaje
a Venezuela. Simón no tuvo problemas con sus documentos, pero Pascual sí con
los suyos y mi abuelo recibió la orden de detener a Pascual García: su futuro
suegro.
Mi
bisabuelo se presentó en comisaria, a pesar de que mi abuelo le había dejado un
margen de tiempo para que se fuera de Madrid, pero Pacual prefirió entregarse y
mi abuelo lo pasó muy mal. Debía cumplir con su deber como comisario pero no
podía hacerle eso a su novia, a mi familia. La eterna disyuntiva del abuelo
Héctor ha sido siempre: obrar según su sentido de la justicia y de lo que es
justo o cumplir lo que dice la
ley. En este caso además
sus sentimientos personales estaban de por medio. Tampoco sería la
primera vez que esto pasaría.
Al abuelo no le quedó más remedio que entregar
a los guardias a su futuro suegro para que se lo llevaran a la cárcel.
Teresita
no vino al cementerio, se quedó con Beatriz en la casa que hoy es oficialmente
de mi madre pero que ella no conce, sólo por la fotos que le ha mandado Mario,
pero que pronto conocerá y estoy segura que le gustará mucho así como el lugar.
Cuando
regresamos del cementerio nos volvimos a Madrid. La tía estaba cansada, el día
había sido largo para ella pero todo había salido como ella lo había planeado.
27
18 de febrero de 2010 son
las 11 de la mañana y hoy es domingo. Ayer tuvo lugar la cena que la editorial
ofrecía en honor de Beatriz.
Teresita
se quedó a dormir en casa de su amiga Marylén y tenemos que ir luego a por
ella.
Es la
primera vez que duerme fuera de casa y tengo que confesar que durante la cena
estuve pendiente del teléfono por si tenía que salir corriendo e ir a buscarla.
Llamé dos veces a la madre de Marylén para preguntar si toda iba bien, menos
mal que no se enfadó porque la verdad es que fui un poco pesada.
A la
cena estaban invitados también la tía Ana , Mario, Serafín y Leonor. El sr. Ayala
era uno de los asistentes así que por fin pude conocerle. Leonor no lo conocía,
al menos no se acordaba de él, pero si que había oído a hablar a sus padres de
Andrea, de Antonio y de Mario Ayala.
Antonio
fue uno de los mejores amigos de su padre junto con Andrea. Liberto Ayala y Leonor aprovecharon la
ocasión para intercambiar recuerdos.
Beatriz
estaba contenta y muy tranquila durante la cena, no sé de que material está hecha porque casi
nunca se pone nerviosa ni muestra sus inseguridades, por un lado es muy
apasionada como todos los caribeños y por otro es muy comedida y a veces me
desconcierta. La tía Ana
siempre dice que Beatriz sabe muy bien lo que hace y que no me preocupe tanto,
tendré que hacerle caso aunque va a ser difícil.
La
mayoría de los invitados estaban relacionados con el mundo de las letras y el
de la historia.
También
había periodistas y uno en particular se interesó mucho por Beatriz. Quería
saber por qué una venezolana había escrito una novela basada en la izquierda
española y si el título de la novela no tenía un significado doble. Beatriz le
respondió que no era el momento ni el lugar, que el lunes 19 estaría encantada
de contestar a todas las preguntas de los medios de comunicación. La tía Ana que estaba cerca
de Beatriz, al oir el nombre del
periodista, miró de una forma extraña.
Entonces, noté un ligero sobresalto en el rostro de la tita y Mario debió verlo
también porque se llevó rápidamente al periodista al otro lado de la sala.
La tía
sólo le dijo a Beatriz que tuviese cuidado el lunes con él, que fuese amable
pero prudente con sus respuestas y que se negara a contestar preguntas
personales.
Adolfo
Dominguez Carmona, así se llama el periodista y crítico literario de una
revista de ámbito nacional que incomodó a la tita. Naturalmente
le preguntamos el porqué de sus palabras y nos respondió que no se fía de nadie
que se llame Adolfo y si además uno de sus apellidos es Carmona menos aún. No
nos quiso contar más, pero nosotras sospechamos que hay algo que no sabemos
pero que puede ser utilizado contra nosotras.
Mario
por su parte nos aconsejó lo mismo y añadió que ya hablaríamos del tema.
Mi
curiosidad me estaba matando así que decidí preguntar a Leonor si por la plaza
pasó alguna vez alguien que se llamase Carmona. Leonor había oído hablar de un
periodista que se llamaba así y que casi nunca habló bien del tío Alfonso.
Su
padre y su abuelo guardaron las cosas de la peña de boxeo que hicieron para apoyar
al tío en una caja. Ella la tiene todavía y me prometió mirar a ver si entre
las fotos había algún artículo firmado por Carmona.
Leonor
me ha llamado hace un rato y me ha preguntado si puedo pasarme por su casa,
quiere darme la caja, he quedado en hacerlo cuando vaya a recoger a Teresita.
Ojalá
salga mañana todo bien. La presentación es a las 12 del mediodía en los salones
de un hotel de la Gran Vía.
Mi
madre llamará esta tarde para desarle suerte y éxito. La tía y Mario estarán
presentes y Serafín, que quiere hacer su propio reportaje, pero no para la
prensa, sino sólo para nosotras.
Cada
vez estoy más contenta de poder contar con Leonor y Serafín, tengo la sensación
de conocerles de toda la vida y la seguridad de poder confiar en ellos.
No
puedo entretenerme más, voy a buscar a Teresita y a pasarme por casa de Leonor.
28
21 de febrero 2010 son las 10 de la noche. Hace dos días que Beatriz presentó su
primera novela y han pasado muchas horas desde entonces. No he tenido tiempo
para escribir y tengo mucho que contar, será mejor que empiece por la
presentación.
Todo
salió muy bien, se puede decir que fue un éxito y la prensa, en su sección
cultural, menciona la novela, alaba a la autora y las críticas son buenas.
Tenía
tanto miedo de que pasara algo, de que el tal Domínguez Carmona le estropease
el día a Beatriz, que estaba deseando que todo acabara cuanto antes. Menos mal
que Mario me calmó y al final pude disfrutar del acto.
Nuestra
autora se mantuvo todo el rato tranquila, relajada y sonriente. Disfrutó de su
momento y salió más que airosa de todas las preguntas que le hicieron.
Dominguez Carmona no hizo ninguna pregunta comprometedora.
Ahora
ya sé por qué hoy ha llamado para pedir una exclusiva para su revista y Beatriz
le ha remitido a su representante.
Yo por
mi parte he llamado a Mario para quedar mañana, necesito saber más de este
Carmona junior.
Marío
ya está investigando y seguro que mañana me puede contar algo de este
periodista cuyo tío le hizo la vida imposible a mi tío desde el primer
encuentro.
Serafín
también se ha puesto a recabar información entre los periodistas de la agencia
de prensa para la que trabajó varios años.
Cuando
fui a casa de Leonor a recoger la caja no pude hablar mucho del tema con ella,
no obstante, antes de irme me advirtió de que no me iban a gustar los artículos
de Adolfo Carmona y me dijo que había una foto con Rosa.
Por la
noche, cuando Teresita ya dormía, Beatriz y yo abrimos la caja, había de todo:
camisetas pintadas a mano con el nombre del tío, una pancarta de apoyo, que un
día colgara Pelayo y Marcelino a las puertas del Asturiano, fotos firmadas por
el tío, varios recortes de periódico y una revista deportiva con el tío en la
portada.
Los
artículos eran de Adolfo Carmona, debió de ser el único periodista deportivo de
la época y no me extraña que se le temiera.
En uno
de los artículos se recordaba que mi bisabuelo estaba preso por haber
reicindido.
En
otro artículos se recrea con una pelea que tuvo el tito en la puerta del teatro
con otro boxeador, el mismo que luego le arrebataría el título. El último
artículo que Carmona escribió, poco después de que el tío hubiese perdido el
campeonato, era el más feroz de todos ellos.
Por
fín veía a Rosa, la gran incognita para mí, la persona que pertubó la relación
de mi abuela con la tía.
Rosa besaba a mi tío en una foto publicada junto con un artículo.
Según
Leonor, la tal Rosa , triunfó como actriz y en 1953 se marchó
a Argentina a probar fortuna.
29
22 de febrero 2010 son las 8 de la tarde, Serafín está con nosotras, nos ha
traído el reportaje gráfico del gran día de Beatriz y nos encanta. El también
ha estado haciendo averiguaciones sobre el peridista salido de la nada.
Adolfo
Domínguez Carmona lleva poco tiempo en Madrid. Es profesor de literatura en la
Universidad de Jaén y alterna sus clases con comentarios literarios en
diferentes revistas regionales de poca tirada. La revista literaria de ámbito
nacional para la que trabaja tiene una muy buena reputación, escribe para ella
desde no hace mucho y como freelance.
Se
dice que ha heredado de un tío suyo unos cuantos bienes y que ha pedido la excedencia
en Jaén porque necesitaba un cambio.
Dentro
de una hora vendrá Mario, ahora hay que hacer la cena y procurar que Teresita
se acueste pronto. Mañana tengo que ver a la tía porque tenemos que hablar. Yo
no estoy tranquila. Ha llamado Marcos, el representante de Beatriz y quiere que
quedemos con Carmona este sábado pero yo prefiero consultarlo primero con Mario
y con la tía. Tengo
un presentimiento y no puedo controlar mi rabia; todo iba tan fantásticamente
bien y temo que este tipo nos pueda jugar una mala pasada, justamente ahora,
cuando falta tan poco para que venga mamá y se acerca la fecha de nuestra boda,
También me sulfura la idea de que quizá Beatriz se vea perjudicada. Es su
primera novela y todos dicen que tiene mucho futuro como novelista, no quiero
que ella pague el pato de cosas que hayan podido pasar en mi familia hace años.
Después
de cenar, mientras Beatriz preparaba café y Serafín leía un cuento a Teresita,
le enseñé a Mario los artículos y le pedí que me contara algo de este periodista
de los años 50.
Mario
reeleyó los recortes de periódico y se quedó con el último en la mano.
Cuando
Beatriz y Serafín se unieron a nosotros Mario comenzó a contar una historia, la
historia de un baúl que su padre un día heredara y que cambiara la vida de
Carmona.
La
tita le había encargado a mi abuelo que investigase la vida de Adolfo Carmona
pero ni mi abuelo ni el padre de Mario pudieron encontrar nada. Carmona era un
periodista que llevaba una vida muy discreta y no había indicio de que
estuviese metido en ningún caso de dudosa reputación. El baúl del tío de
Bonilla obraría el milagro.
Su
padre comenzó sin gran interés a revisar el polvoriento baúl, a primera vista
no había nada que llamase la atención, salvo los dos soldaditos de plomo que se
llevó al despacho y regaló a mi abuelo.
(Yo recuerdo esos soldaditos y creo que mi madre todavía los guarda, se fueron junto con mi abuelo y encontraron un lugar de honor en Venezuela, en su despacho de la Barcelona bañada por el Mar del Caribe. Los soldaditos eran más que soldaditos para mi abuelo, eran Bonilla, él y sus casos de Madrid).
(Yo recuerdo esos soldaditos y creo que mi madre todavía los guarda, se fueron junto con mi abuelo y encontraron un lugar de honor en Venezuela, en su despacho de la Barcelona bañada por el Mar del Caribe. Los soldaditos eran más que soldaditos para mi abuelo, eran Bonilla, él y sus casos de Madrid).
Sea
como fuere, Bonilla sin saberlo, descubrió un doble fondo en el baúl: allí guardaba su tío su doble vida. Había
muchas películas no aptas para menores y entre ellas una muy especial, una peli
con un jovencísimo Adolfo Carmona como segundo protagonista.
La
película les vino de maravilla, al fín tenían algo contra Carmona y la tía no
dudo en utilizarlo.
Carmona
aceptó las condiciones de la tía, abandonó Madrid y dejó a la familia en paz.
La película, de contenido calificable de porno, hubiese puesto en verdadero
aprieto a varias personas. La tita, según Mario, conserva aún la pelicula
original y el video que unos expertos han hecho de la película. Ni el tito
ni mi abuela supieron nunca nada de esto.
Me
parece todo una casualidad demasiado causal, llegamos nosotras a Madrid y llega
Carmona junior también a Madrid. ¿¿Y cuándo llega?? Justo unos días después de
que una revista de sociedad publicase el
reportaje de la subasta y en una foto se me viera a mí con la tita. Al pie de la foto
se leía: Doña Ana Rivas con su sobrina
Carmen Fernández Perea.
Se ha
hecho ya muy tarde, me he olvidado del reloj pero ya es hora de irse a la cama,
son casi las 3 de la madrugada y el
despertador sonará dentro de 4 horas.
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