Cumpleaños
y visitas
23 de mayo.
- ¿Dónde se ha
visto que un cumpleaños se celebre un día antes?
- ¿Y por qué
no abuela? – pregunta Irene
- Porque no,
por mucho que se celebre no se cumplen los años antes del día en que se ha nacido,
lo demás es tontería..se puede celebrar un día después pero antes nunca.
- Tendrá
razón abuela – contesta María – pero por una vez no va a pasar nada. Ya sé que
hasta el domingo no cumplo los 13 pero por eso mismo, por ser domingo no puedo
invitar a mis amigas y a mi familia al mismo tiempo y además el tío Pedrito
sólo puede el sábado, el domingo ya tiene que volver a Suiza.
- No me lo
recuerdes que pongo negra..sigo sin entender por qué tuvo que irse tan lejos,
con lo bien que estaba aquí.
Irene y María mantienen esta conversación mientras
preparan el salón-comedor para la comida planeada a las dos y media de la
tarde.
En 1968, Pedro Muñoz, Pedrito para su familia, decide
responder al anuncio que ve en una hoja informativa de la Junta de Energía
Nuclear en la que lleva un año trabajando com físico nuclear.
Sabe que su francés es muy limitado, las 3 horas a la
semana con los curas se limitaban a hacer traducciones de francés a español y
viceversa y el francés es uno de los requisitos para cubrir una de las plazas
de las que habla el anuncio. En realidad , como no tiene nada que perder manda
su expediente académico al Consejo Europeo de Investigación Nuclear. Pasan dos
meses sin tener contestación pero un buen día le llega un telegrama y el resto
es ya historia, una historia muy reciente, sobre todo para su madre que aún no
se ha hecho a la idea y se lamenta todos los días.
Ahora está de nuevo en Madrid pero sin tiempo para ella,
el único día libre que tiene es el sábado y lo va a compartir con toda la
familia.
- Abuela –
dice María – no entiendo por qué usted no está contenta con el tío. Trabajar en
ese sitio, según he oído a mis padres, es muy difícil y él lo ha conseguido
para lo jóven que es y...
- María,
dejemos el tema, eres aún muy pequeña para entender ciertas cosa, cuando seas
madres lo entenderás y deja de escuchar las conversaciones de tus padres ¿ o
acaso te enseñan eso las monjas?
- Las monjas
me enseñan a respetar a la gente y a pensar por mi misma y no escucho conversaciones,
mis padres hablan delante de mi muchas cosas y me permiten hacer preguntas pero
si la molesta me callo, y ya está – contesta María saliendo del comedor
enfadada.
- ¡Madre del
Amor Hermoso! – exclama Felisa – habráse visto como se ha puesto. Esta
educación tan moderna que estáis recibiendo no puede ser buena, ni tu madre
Irene, ni tu madre me ha hablado así cuando tenía13 años.
- María no ha
dicho nada que yo no piense abuela, el abuelo también lo piensa y yo tampoco
quiero discutir con usted, los tíos van a venir dentro unos minutos con Daniel
de la compra y hemos prometido tener la mesa preparada- contesta Irene que
según se hace mayor va entendiendo mejor los problemas que su madre, por lo que
su tía le ha contado, debía tener y se va a buscar a su prima a su habitación.
Felisa quiere responder a su nieta pero en ese momento
entran por la puerta Asunción y Héctor cargados con bolsas e incluso Daniel
lleva una en la mano.
- ¡Ya estamos
en casa! ¿madre como va todo por aquí? – pregunta Asunción entrando en el salón
- ¿dónde están las chicas? ¿No la iban a ayudar?
- Sí, habían
empezado pero se han enfadado conmigo y ahora están en la habitación.
- ¿ Qué ha
pasado?, ni Irene ni María se enfadan así por las buenas.
Felisa cuenta a su hija la conversación y Asunción
entiende el enfado de las chicas pero no tiene ganas de enfadarse con su madre,
se supone que hoy es un día de fiesta y no quiere cara largas.
- Madre,
siento que hayan tenido un enfrentamiento, ahora hablaré con ellas y por favor,
cuando llegue Pedrito disfrute del momento en lugar de poner cara de alma en
pena, hágalo por usted misma y por todos los demás que a decir verdad, no lo
van a entender pues debería de estar muy orgullosa de su hijo pequeño.
- ¡Otra
igual!, ya, ya verás cuando te toque a tí, cuando María o Dani te digan que se
van al extranjero pero no te preocupes, no seré yo quien estropee la fiesta –
contesta Felisa que en el fondo sabe que su hija y sus nietas tienen razón al
igual que su marido. Pedrito ha conseguido mucho para ser el hijo de unos
porteros.
Media hora más tarde las aguas han vuelto a su cauce y a
la mesa del comedor se le ha unido otra mesa más y en el despacho, con las
puertas correrizas ahora abiertas, han colocado otra mesa para la gente menuda.
- Me alegro de
que al final hayamos abierto otra puerta al despacho por el salón – comenta
Asunción a Héctor – tenías razón, así tenemos más espacio en caso de
necesitarlo.
- Gracias
mujer, lo de poner una puerta correriza fue idea tuya ¿lo ves que buen equipo
formamos? – dice Héctor cogiendo a su mujer por la cintura dándole un beso.
- Papi ¿por
qué siempre tienes que estar besando a mamá? ¿no te cansas nunca? – pregunta
Daniel entrando al salón buscando unos tebeos que no encuentra..
- No, no se
cansa nunca y no quiero que se canse, al igual que yo no me canso de hacerte
cosquillas cada vez que puedo, como ahora – dice Asunción apresando a Daniel
con la ayuda de Héctor.
- Me rindo, me
rindo, ya no protesto más – contesta muerto de risa Dani.
- ¿Necesitáis
ayuda? – pregunta María entrando con los cubiertos
- Ya podréis
tres contra uno, eso no vale – dice Daniel saliendo corriendo del salón
tropezando con Irene.
- ¿Qué le pasa
a ese?
- Nada Irene,
que no quiere más ración de cosquillas por eso huye- contesta María ayudando a
su prima con los platos.
Mientras Felisa prepara las ensaladas, Asunción se ocupa
del postre, Héctor baja a por las cazuelas con el cordero, que Felisa ya ha
dejado listo antes de subirse a casa de su hija. Trino se sube con Héctor y en
la portería se queda Engracia, la amiga de Manolita que de vez en cuando les
echa una mano.
La familia Olavide, por su parte, ha madrugado bastante y tras visitar un concesionario de Seat ya han elegido coche para Aurelia.
El maletero del
124 es lo suficiente grande para guardar el cochecito de los mellizos y en el
asiento de atrás cabe el capazo del cochecito y aún hay sitio para Clara.
Aurelia tendrá que esperar unos días ya que Gustavo ha
pedido que coloquen unos cinturones en los asientos traseros, para sujetar el
capazo como medida de seguridad, como le había aconsejado Bonilla.
Después han ido a comprar el regalo de María, dos elepés
de sus cantantes favoritos Serrat y Juan Pardo . Clara le va a dar el
regalo el domingo, por eso Gustavo le ha comprado otro, en nombre de los
mellizos, un estuche con pluma y bolígrafo y ha pedido que grabaran su nombre.
Antes de ir a casa de sus amigos pasan por la suya a dejar los discos, cambiar a los mellizos y
darles el pecho. Cuando Gustavo está cambiando a Raúl suena el teléfono.
- Hola Clara –
dice María - ¿os falta mucho?
- No, ya
vamos, mi madre acaba de darles el pecho
¿ ha llegado ya mucha gente?
- Mi tíos Miguel
y Pedrito ya han llegado y Daniel ya está jugando con Diego , ya verás que
grande se ha puesto, ah y el tío Bonilla ya está de camino asi que no tardéis.
¿Tiene tu madre ya coche? ¿qué marca es?
- Sí, ya se lo
ha comprado mi padre, es un seat 127, un poco más grande que el de tu madre
pero las tres no cabemos si vienen los mellizos.
- Eso es
ahora, luego los podemos llevar en brazos ¿ o no?
- Sí claro, es
verdad, en cuanto se sienten ya los podemos llevar en brazos, bueno cuelgo que
mi padre dice que no me enrolle, hasta ahora.
- Sois
increibles ,.os váis a ver dentro de un minuto pero os enrolláis igual -
protesta Gustavo cogiendo la bolsa con los pañales y los biberones para más
tarde.
- Llamaba para
decir que nos estaban esperando y no nos hemos enrollado tanto y además, le
dice la sartén al cazo – contesta Clara riéndose
- ¿Sí? ¿vamos
a ver cuando me enrollo yo por teléfono?- pregunta su padre muy sorprendido.
- Por teléfono
no pero siempre que estás con los tíos y nos despedimos, cuando vamos para el
coche siempre te vuelves y les dices algo y hala a esperar otros diez minutos.
- Clara tiene
razón cariño, debe ser típico de hombres como lo de hablar por teléfono puede
ser típico de mujeres.- dice Aurelia llevando a Marta en brazos sujetando la puerta del ascensor para que entre Clara con Raúl
- Vale, las
damas ganan, estoy en minoría y cuando Marta sea mayor, ya ni lo cuento – dice
Gustavo cerrando la puerta.
Pedrito, sentado con Miguel y Héctor en el salón, charla
animadamente cuando entra la familia Bonilla. Javier va directamente al cuarto
de Daniel que está jugando en el suelo con Diego y se une a ellos.
Matilde se reune con las mujeres en la cocina mientras
María sigue abriendo regalos en el despacho.
- !Qué pasada! , gracias, es un bolso precioso, mi primer
bolso de piel y con un monedero haciendo juego - dice besándo a su tío
- Me alegro que te guste, yo no entiendo mucho de esas
cosas, ha sido tu tía quien lo ha comprado.
- !Me encanta!, ahora mismo voy a darle las gracias -
dice saliendo del salón en busca de su tía Matilde.
Cuando María sale Bonilla le pregunta a Pedrito por su
trabajo y por la vida en Suiza.
- Me va muy bien, mi trabajo es muy interesante aunque no
puedo dar detalles pero estoy muy contento.
- ¿No se te hace raro vivir solo en un país tan diferente
a España? - pregunta Bonilla
- Cuesta un poco, es verdad, las costumbres son
diferentes pero tengo buenos compañeros y comparto el apartamento con un colega
que es muy majo. También allí te puedes divertir como aqui, aunque normalmete
no salgo mucho y cuando lo hago es para ir al cine ¿Sabiáis que allí las
películas se ven con subtítulos? si es una película en francés hay subtítulos
en alemán y en italiano.
- Sí, a mi también me chocó la primera vez, yo estaba en
la parte alemana y los subtítulos eran en francés, es muy curioso - comenta
Bonilla - y además recuerdo que perdí las entradas y me dijeron que era por ser
viernes y trece.
- ¿Viernes y trece? ¿qué tiene eso que ver? - pregunta Miguel
- Es como aqui el martes y trece - dice Pedrito - a mi
también me hizo gracia al igual que el uno de abril que es el día de las
inocentadas.
- Qué costumbres más raras tienen en el extranjero -
comenta Trino - de toda la vida ha sido martes y trece y los santos Inocentes
son el 28 de diciembre y ¿ no es entonces tu santo?- le pregunta a Bonilla.
- No Trino, mi santo es el 3 de marzo aunque yo no lo
celebro - dice Bonilla sonriendo.
- ! Hay que ver que nombre te pusieron, chico! - comenta
Miguel
- Mi padre también se llamaba asi y mi abuelo también, yo
he roto con la tradición familiar.
La llegada de la
familia Olavires interrumpe de nuevo la conversación y poco después se sientan
todos a la mesa. Durante la comida se cuenta anedoctas y el ambiente es de
fiesta. Nadie se olvida de felicitar a Felisa con su buena mano para la cocina
y Aurelia insiste una vez más, sin resultado, en la receta del cordero guisado
que acaban de comer.
Después del postre sirven el café y los pasteles que
Héctor ha comprado, en la pastelería recomendada por Bonilla, presiden la mesa.
Uno de ellos tiene una velita simbólica para que María la sople, la tarta la
dejan para mañana y después de apagarla, los hombres se levantan con sus cafés,
acompañados de una copita de coñac y se sientan en el sofá y en las butacas.
Las mujeres se quedan en la mesa degustando el café y una copita de licor. Las
chicas toman por primera vez una copita de vino dulce y nadie tiene prisa por
recoger la mesa.
- Y ¿cuando nos enseñas el regalo de tus padres? – pregunta
Clara.
- Cuando me lo den – contesta María – hoy sólo me han dado
una parte, la ropa que ya has visto y el colgante que llevo que es de Daniel.
- ¿Eso es un Budas? – pregunta de nuevo Clara
- Sí, le ha dado por ahi – ríe María – no creo que sepa
quien es Budas pero a mi me ha gustado, es de nacar.
- Lo ha comprado el solito en la joyería de la esquina con
sus ahorros – dice Irene
- ¡Qué detalle! – dice Matilde – para que luego te quejes
de tu hermano, María.
- No me quejo tanto tía, pero de vez en cuando es un pesado
pero esta vez me ha sorprendido.
Pese a su miedo Felisa encuentra el rato para hablar a
solas con Pedrito antes de irse, pero la despedida es triste, a las 8 de la
noche regresa al hotel, donde ya le espera el compañero suizo con el que ha
estado en la reunión de la Junta de Enegía en Madrid. A Trino se le escapa unas
lagrimitas que no pasan desapercibidas para María e Irene y le dan un abrazo.
Miguel y Estrella se marchan poco después, la familia
Olavide hace lo mismo y Javier se empeña en que Daniel se vaya con ellos,
total, la fiesta del día siguiente es sólo para los grandes. Héctor lo consulta con Asunción y al final
Javier se sale con la suya.
Ya a solas con María charlan sobre los regalos, las
chocolatinas que el tío Pedro les ha traído de Suiza y el regalo de María, un
reloj despertador con un cuco en miniatura.
A las once de la noche se van a la cama, María ya hace
rato que duerme pero se despierta por la tormenta anunciada , que ha pasado a
ser una pesadilla para ella, como siempre, y duda si levantarse y buscar la
cama de sus padres como ha venido haciendo hasta ahora.
Al ver como los truenos y los relámpagos se suceden
Asunción le dice a su marido.
- Me temo que como no pare la tormenta pronto tenemos
visita.
- ¿Crees que María se va a despertar y va a querer dormir
con nosotros? – pregunta Héctor.
- Dormir no pero estar con nosotros creo que sí, ya sabes
que las tiene pavor desde que era pequeñita y ese miedo se puede ir controlando
con la edad pero no desaparece.
- La última vez no se despertó, a lo mejor ahora tampoco –
comenta Héctor
- La última vez estaba Irene con ella en el cuarto, ahora
está sola.
Asunción termina de decir estas palabras cuando la puerta
de la habitación se abre.
- ¿Puede quedarme con vosotros hasta que pase?- pregunta
María que no espera respuesta y al oir un nuevo trueno salta a la cama y mete
la cabeza debajo de la almohada.
Héctor y Asunción se miran divertidos y recuerdan con
María, para distraerla un poco, cosas de cuando era pequeña.
- Me acuerdo muy bien, papá siempre miraba debajo de la
cama y en el armario y buscaba los motruos – dice riéndose
- Y una vez le pusiste un nombre a uno y cuando te dije que
ya le había echado de tu habitación te enfadaste porque se había hecho tu amigo
¿te acuerdas?
- Sí que me acuerdo fue cuando acababa de nacer Daniel,
creo que tenía un poco de pelusa y quería llamar la atención, ¡qué paciencia
que tenéis con nosotros! y ¿tu también tenías miedo de mostruos y tormentas,
mamá?
- No, yo no tenía miedo a mostruos pero tu tía Chelito sí y
también a las tormentas, como tú, y como dormíamos en la misma cama me ponía el
brazo morado de como se agarraba a mi cada vez que oía un trueno y en el pueblo
se oía mucho más que en la ciudad.
- ¿ Y que hacía la abuela?
- La mayoría de las veces se levantaba y trataba de calmar
a Chelito pero no lo conseguía, al final era mi padre quien la contaba cosas de
cuando él era pequeño y entonces se dormía.
Hablando se pasa la tormenta y María vuelve a su cuarto
dejando a sus padres desvelados.
- ¿Crees que se dormirá
pronto? – pregunta Héctor
- Eso espero, a su edad el sueño se coge enseguida ¿ nos
levantamos a tomar un poco de leche?
- No me apetece mucho, la verdad, prefiero seguir hablando
contigo y recordar cosas de hace unos años, ya que hemos empezado.
- ¿Como qué?
- Como el primer cumpleaños que celebraste conmigo, de lo
sorprendido que me quedé cuando entraste en mi despacho y..
- Ya, comprendo – dice Asunción quitándole la chaqueta del
pijama a su marido – lo que tu quieres es repetir activamente ese momento
¿verdad?
- Mujer, me comprendes a la primera – contesta Héctor
mientras sus manos ayudan a su mujer a deshacerse del camisón.
24 de mayo
A la mañana siguiente un sol radiente que entra por la
ventana les despierta y les cuesta trabajo levantarse, apenas han dormido esa
noche, de un recuerdo pasaron a otro y casi les pilla el alba pero al oir que
María ya está levantada Asunción busca su bata y va derecha al cuarto de
baño; al salir se encuetra con su hija.
- Buenos días mamá, papá está en la cocina preparando el
desayuno.
- Buenos días hija ¡feliz cumpleaños! ¿ qué tal dormiste
después de la tormenta?
- Muy bien, me quedé dormida enseguida y siento haberme
portado como una niña pequeña ¿ crees que alguna vez dejaré de tenerlas miedo?
- Con el tiempo aprenderás a controlar tu miedo y por
nosotros no te preocupes, ya sabes donde encontrarnos.
- Sí, lo sé pero la próxima vez procuraré ser más valiente.
Me voy a duchar.
Caundo María sale de la ducha es el turno de Héctor y por
fin, a las nueve y media se sientan los tres juntos a desayunar en la cocina y
a continuación Héctor le tapa los ojos a su hija y Asunción la coge la mano y
la lleva al salón.
A lado de la mesa del comedor hay un paquete relativamente
grande y al llegar a él Héctor retira las manos y María abre los ojos.
- ¿Es mi regalo? – pregunta asombrada al ver una caja tan
grande.
- Quita el papel y mira a ver lo que encuentras – dice
Asunción
Maria arranca el papel y se encuentra con una caja
marrón, al abrirla ve que está rellena de papeles de periódicos y mira a sus
padres extrañada.
- ¿ Y esto que es? ¿qué tengo qué hacer?
- Mete las manos con cuidado y procura sacar lo que toques
sin dejarlo caer – dice Héctor.
María sigue las instruccioens de su padre y sus manos se
encuentran con lo que parece ser un estuche o un maletín y al sacarlo lo pone
sobre la mesa sin saber aún lo que es y vuelve a mirar a sus padres.
- ¡Vamos, ábrelo ya de una vez! – dice Héctor
En vista de que su hija no atina con los cierres que sujetan la tapa Asunción la ayuda y entonces..
- ¡Un tocadisco! ¿para mi?- exclama María
- Sí, princesa para ti solita, para que puedas oir música
en tu habitación sin necesidad de estar pidiendo permiso para utilizar el
nuestro.
- Gracias papá, gracias mamá, me encanta, sois los mejores
padres del mundo – les dice abrazándose a los dos
- De nada princesa – dice su padre – pero antes de tirar la
caja mira a ver si no hay nada más.
María mete la mano de nuevo y rebuscando saca el album Yellow Submarine de los Beatles y el
último album de los Rollings Stone.
- ¡A mi me da algo papá! ¡no me lo pudo creer! ¡mis propios
discos ¡ ¿de quien ha sido la idea? – pregunta María toda emocionada
- De los dos – contesta su padre – aunque los discos los ha
elegido tu madre que entiende más que yo.
María quiere probar su
regalo inmediatamente y Héctor enchufa el tocadisco, el primer disco que rueda
es el de los Beatles y María baila y canta a la vez y a sus padres los pies se
les van detrás de la música.
Irene, que sube a
buscar a su prima para ir a misa (desde hace unos domingos pueden ir las dos solas)
llama a la puerta pero nadie la oye y no la extraña pues la música de los
Beatles que oye ahoga el sonido del timbre, insite y a la
tercera vez tiene suerte y aunque pregunta si pueden olvidarse de la misa,
Asunción les asegura que cuando vuelvan los Rollings y los Beatles las seguirán
esperando.
Por la tarde, alrededor
de las cinco comienzan a llegar sus compañeras de colegio y unos cuantos amigos
del colegio de Daniel que conocen de los partidos de baloncesto y que además
son compañeros de Tim.
Clara es la primera en
llegar con su regalo y María vuelve a dar saltos de alegría al ver los elepés
de Serrat y Juan Pardo, después llegan Pilar, Carmen, Ana juntas y un poco más
tarde Jaime, Carlos y Andrés. Pasada las
cinco llegan Suzanne y Tim con un ramo de flores, 13 rosas rosas que emocionan
a María pues el primer ramo de flores que recibe.
- Gracias Tim, son preciosas y además son las primeras
flores que me regalan – dice María dándole un beso en la mejilla delante de su
padre quien no puede evitar carraspear un poquito.
- De nada y Suzanne tiene otro regalo para ti- contesta Tim
quien saluda muy formalmente a Héctor y Asunción y les da las gracias por
haberles invitado.
- ¡Dos libros de Louisa May Alcott en inglés! ¡qué bien!,
gracias Suzanne, no sé si voy a poder entender todo pero lo intentaré.
- Little
women seguro que lo conoces
en español ¿ o no?
- Sí, Mujercitas si
lo conozco y me va a costar menos leerlo en inglés pero este de The eight cousins ( los 8 primos) no lo conozco pero seguro que me gusta.
- A mi me encanta y es el libro preferido de mi madre dice
Suzanne.
Un poco más tarde están
todos sentados a la mesa, coca-cola, casera y kas de naranja para beber y para
comer sandwiches de diferentes sabores, rebanadas de pan con lonchas de jamón,
chorizo, queso y paté y de postre la tarta con las 13 velas.
María las sopla todas a
la primera y sus amigos y amigas le cantan el cumpleaños feliz y la dan un
beso, Asun retiene a Héctor que sigue sin gustarle que los chicos besen a su
hija aunque sean besos inocentes y le pide que le ayude a correr los muebles
para que puedan bailar un poco si quieren.
En cuanto oyen la
música comienzan a bailar en corro y el tiempo se pasa enseguida y la hora de
irse se acerca. Suzanne y Tim son los últimos en irse, los chicos están
esperando a que vengan sus padres a por ellos, quienes tenían un compromiso no
muy lejos de la casa de la familia Perea.
Mientras esperan Tim y María hablan sentados en el sofá de los regalos que ha recibido y comentan los libros. Suzanne ha dscubierto que Asunción tiene algunos discos de Elvis Presly y pide permiso para escucharlos, minutos más tarde suena el timbre y Héctor invita a entrar al matrimonio White quien felicita a María y aceptan una copa antes de irse y charlan animadamente durante un rato. A las ocho y media Bonilla trae a Daniel y los White se van a casa.
- ¡Vaya, vaya! – dice Bonilla contemplando el tocadisco de
María- ahora puedes escuchar música en tu cuarto ¿tienes ya muchos discos?
- Unos pocos, mis padres me han regalado dos elepés y Clara
también ¿por qué lo preguntas?
- Matilde y yo tenemos muchos y no los escuchamos casi
nunca y entre ellos quizá hay alguno que te guste..cuando vengas a casa échales
un vistazo ¿vale?
- Gracias tío Bonilla.
La hora de acostarse se
acerca y como siempre es Daniel el primero, el chico protesta, todavía no ha
terminado de contar su tarde. Bonilla les ha llevado a ver un partido en el
Bernabeu.
- Desde arriba los jugadores parecen muñecos papá, menos
mal que el tío tenía unos anteojos.
- Prismáticos – corrige María
- Ya está ésta como siempre...la niña yo lo sé mejor que
nadie, yo lo sé mejor que nadie..
- Daniel a la cama, venga, tira – dice Héctor riéndose – y
de camino me sigues contando eso del fútbol.
María ayuda a su madre a
recoger el salón y a fregar los cacharros y cuando su padre sale de la
habitación de Daniel le da las buenas noches, ella también se va a la cama,
esta vez sin que nadie se lo mande.
- Buenas noches papá y muchas gracias por todo, por la
fiesta y por los regalos, te quiero un montón, palabra de honor – le dice
dándole un abrazo y un beso.
- Buenas noches princesa, yo también te quieron un montón
tan grande como el tuyo.
Héctor va a la cocina y al ver que ya está recogida, toma a su mujer de la mano y van al salón. Una vez allí se
sirve una copa de coñac y Asunción le pide otra pero menos llena.
- ¿Te has dado cuenta? – comenta Héctor dándole la copa a
su mujer- ayer corre a nuestra cama y hoy ya no quiere que la acompañe y la
tape.
- Ya lo he visto cariño, como también he oído lo que te ha
dicho y ¿sabes qué? nadie te impide darle un beso en la frente todas las noches
cuando ya esté dormida, seguro que ella hasta lo espera.
- ¿Estás segura?, no es mala idea y gracias por pararme
cuando han empezado con los besitos.
- Tendrás que acostumbrate mi vida, ahora es muy normal que
se saluden con besos en la mejilla, eso de darse la mano les parece de viejos.
- Pues Suzanne y Tim hacen las dos cosas – comenta Héctor.
- No olvides que son hijos de diplomáticos – ríe Asunción –
Ahora en serio, creo que la tarde ha resultado un éxito y estos dos días se le
quedarán grabados a María para siempre y tú has colaborado a ello.
- Y tú con tu paciencia e ideas para hacerlo todo más
agradable ¿te apetece bailar un bolero de Machin aprovechando que el tocadisco
de María no está recogido?
- Tendremos que poner la música muy bajita, no quiero que
se despierten
- La pondremos y cerramos la puerta.
La voz de Machin se oye
bajito cantar las gardenias, seguido
de envidia y mira que eres linda y cuando el disco acaba el salón ya está vacio,
la luz apagada y el matrimonio Perea camino de su dormitorio no sin antes
comprobar que sus hijos ya duermen tranquilamente.
Fin.
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