viernes, 5 de octubre de 2012

La sorpresa de Aurelia. Parte 23.




Cumpleaños y visitas

23 de mayo.

-      ¿Dónde se ha visto que un cumpleaños se celebre un día antes?
-      ¿Y por qué no abuela? – pregunta Irene
-      Porque no, por mucho que se celebre no se cumplen los años antes del día en que se ha nacido, lo demás es tontería..se puede celebrar un día después pero antes nunca.
-       Tendrá razón abuela – contesta María – pero por una vez no va a pasar nada. Ya sé que hasta el domingo no cumplo los 13 pero por eso mismo, por ser domingo no puedo invitar a mis amigas y a mi familia al mismo tiempo y además el tío Pedrito sólo puede el sábado, el domingo ya tiene que volver a Suiza.
-      No me lo recuerdes que pongo negra..sigo sin entender por qué tuvo que irse tan lejos, con lo bien que estaba aquí.

Irene y María mantienen esta conversación mientras preparan el salón-comedor para la comida planeada a las dos y media de la tarde.
En 1968, Pedro Muñoz, Pedrito para su familia, decide responder al anuncio que ve en una hoja informativa de la Junta de Energía Nuclear en la que lleva un año trabajando com físico nuclear.
Sabe que su francés es muy limitado, las 3 horas a la semana con los curas se limitaban a hacer traducciones de francés a español y viceversa y el francés es uno de los requisitos para cubrir una de las plazas de las que habla el anuncio. En realidad , como no tiene nada que perder manda su expediente académico al Consejo Europeo de Investigación Nuclear. Pasan dos meses sin tener contestación pero un buen día le llega un telegrama y el resto es ya historia, una historia muy reciente, sobre todo para su madre que aún no se ha hecho a la idea y se lamenta todos los días.
Ahora está de nuevo en Madrid pero sin tiempo para ella, el único día libre que tiene es el sábado y lo va a compartir con toda la familia.

-      Abuela – dice María – no entiendo por qué usted no está contenta con el tío. Trabajar en ese sitio, según he oído a mis padres, es muy difícil y él lo ha conseguido para lo jóven que es y...
-      María, dejemos el tema, eres aún muy pequeña para entender ciertas cosa, cuando seas madres lo entenderás y deja de escuchar las conversaciones de tus padres ¿ o acaso te enseñan eso las monjas?
-      Las monjas me enseñan a respetar a la gente y a pensar por mi misma y no escucho conversaciones, mis padres hablan delante de mi muchas cosas y me permiten hacer preguntas pero si la molesta me callo, y ya está – contesta María saliendo del comedor enfadada.
-      ¡Madre del Amor Hermoso! – exclama Felisa – habráse visto como se ha puesto. Esta educación tan moderna que estáis recibiendo no puede ser buena, ni tu madre Irene, ni tu madre me ha hablado así cuando tenía13 años.
-      María no ha dicho nada que yo no piense abuela, el abuelo también lo piensa y yo tampoco quiero discutir con usted, los tíos van a venir dentro unos minutos con Daniel de la compra y hemos prometido tener la mesa preparada- contesta Irene que según se hace mayor va entendiendo mejor los problemas que su madre, por lo que su tía le ha contado, debía tener y se va a buscar a su prima a su habitación.
Felisa quiere responder a su nieta pero en ese momento entran por la puerta Asunción y Héctor cargados con bolsas e incluso Daniel lleva una en la mano.

-      ¡Ya estamos en casa! ¿madre como va todo por aquí? – pregunta Asunción entrando en el salón - ¿dónde están las chicas? ¿No la iban a ayudar?
-      Sí, habían empezado pero se han enfadado conmigo y ahora están en la habitación.
-      ¿ Qué ha pasado?, ni Irene ni María se enfadan así por las buenas.

Felisa cuenta a su hija la conversación y Asunción entiende el enfado de las chicas pero no tiene ganas de enfadarse con su madre, se supone que hoy es un día de fiesta y no quiere cara largas.

-      Madre, siento que hayan tenido un enfrentamiento, ahora hablaré con ellas y por favor, cuando llegue Pedrito disfrute del momento en lugar de poner cara de alma en pena, hágalo por usted misma y por todos los demás que a decir verdad, no lo van a entender pues debería de estar muy orgullosa de su hijo pequeño.
-      ¡Otra igual!, ya, ya verás cuando te toque a tí, cuando María o Dani te digan que se van al extranjero pero no te preocupes, no seré yo quien estropee la fiesta – contesta Felisa que en el fondo sabe que su hija y sus nietas tienen razón al igual que su marido. Pedrito ha conseguido mucho para ser el hijo de unos porteros.

Media hora más tarde las aguas han vuelto a su cauce y a la mesa del comedor se le ha unido otra mesa más y en el despacho, con las puertas correrizas ahora abiertas, han colocado otra mesa para la gente menuda.

-      Me alegro de que al final hayamos abierto otra puerta al despacho por el salón – comenta Asunción a Héctor – tenías razón, así tenemos más espacio en caso de necesitarlo.
-      Gracias mujer, lo de poner una puerta correriza fue idea tuya ¿lo ves que buen equipo formamos? – dice Héctor cogiendo a su mujer por la cintura dándole un beso.
-      Papi ¿por qué siempre tienes que estar besando a mamá? ¿no te cansas nunca? – pregunta Daniel entrando al salón buscando unos tebeos que no encuentra..
-      No, no se cansa nunca y no quiero que se canse, al igual que yo no me canso de hacerte cosquillas cada vez que puedo, como ahora – dice Asunción apresando a Daniel con la ayuda de Héctor.
-      Me rindo, me rindo, ya no protesto más – contesta muerto de risa Dani.
-      ¿Necesitáis ayuda? – pregunta María entrando con los cubiertos
-      Ya podréis tres contra uno, eso no vale – dice Daniel saliendo corriendo del salón tropezando con Irene.
-      ¿Qué le pasa a ese?
-      Nada Irene, que no quiere más ración de cosquillas por eso huye- contesta María ayudando a su prima con los platos.

Mientras Felisa prepara las ensaladas, Asunción se ocupa del postre, Héctor baja a por las cazuelas con el cordero, que Felisa ya ha dejado listo antes de subirse a casa de su hija. Trino se sube con Héctor y en la portería se queda Engracia, la amiga de Manolita que de vez en cuando les echa una mano.



La familia Olavide, por su parte,  ha madrugado bastante y tras visitar un concesionario de Seat ya han elegido coche para Aurelia.
El maletero  del 124 es lo suficiente grande para guardar el cochecito de los mellizos y en el asiento de atrás cabe el capazo del cochecito y aún hay sitio para Clara.
Aurelia tendrá que esperar unos días ya que Gustavo ha pedido que coloquen unos cinturones en los asientos traseros, para sujetar el capazo como medida de seguridad, como le había aconsejado Bonilla.
Después han ido a comprar el regalo de María, dos elepés de sus cantantes favoritos Serrat y Juan Pardo . Clara le va a dar el regalo el domingo, por eso Gustavo le ha comprado otro, en nombre de los mellizos, un estuche con pluma y bolígrafo y ha pedido que grabaran su nombre.
Antes de ir a casa de sus amigos pasan por la suya  a dejar los discos, cambiar a los mellizos y darles el pecho. Cuando Gustavo está cambiando a Raúl suena el teléfono.

-      Hola Clara – dice María - ¿os falta mucho?
-      No, ya vamos, mi madre  acaba de darles el pecho ¿ ha llegado ya mucha gente?
-      Mi tíos Miguel y Pedrito ya han llegado y Daniel ya está jugando con Diego , ya verás que grande se ha puesto, ah y el tío Bonilla ya está de camino asi que no tardéis. ¿Tiene tu madre ya coche? ¿qué marca es?
-      Sí, ya se lo ha comprado mi padre, es un seat 127, un poco más grande que el de tu madre pero las tres no cabemos si vienen los mellizos.
-      Eso es ahora, luego los podemos llevar en brazos ¿ o no?
-      Sí claro, es verdad, en cuanto se sienten ya los podemos llevar en brazos, bueno cuelgo que mi padre dice que no me enrolle, hasta ahora.
-      Sois increibles ,.os váis a ver dentro de un minuto pero os enrolláis igual - protesta Gustavo cogiendo la bolsa con los pañales y los biberones para más tarde.
-      Llamaba para decir que nos estaban esperando y no nos hemos enrollado tanto y además, le dice la sartén al cazo – contesta Clara riéndose
-      ¿Sí? ¿vamos a ver cuando me enrollo yo por teléfono?- pregunta su padre muy sorprendido.
-      Por teléfono no pero siempre que estás con los tíos y nos despedimos, cuando vamos para el coche siempre te vuelves y les dices algo y hala a esperar otros diez minutos.
-      Clara tiene razón cariño, debe ser típico de hombres como lo de hablar por teléfono puede ser típico de mujeres.- dice Aurelia llevando a Marta en brazos sujetando  la puerta del ascensor para que entre  Clara con Raúl
-      Vale, las damas ganan, estoy en minoría y cuando Marta sea mayor, ya ni lo cuento – dice Gustavo cerrando la puerta.

Pedrito, sentado con Miguel y Héctor en el salón, charla animadamente cuando entra la familia Bonilla. Javier va directamente al cuarto de Daniel que está jugando en el suelo con Diego y se une a ellos.
Matilde se reune con las mujeres en la cocina mientras María sigue abriendo regalos en el despacho.

- !Qué pasada! , gracias, es un bolso precioso, mi primer bolso de piel y con un monedero haciendo juego - dice besándo a su tío
- Me alegro que te guste, yo no entiendo mucho de esas cosas, ha sido tu tía quien lo ha comprado.
- !Me encanta!, ahora mismo voy a darle las gracias - dice saliendo del salón en busca de su tía Matilde.

Cuando María sale Bonilla le pregunta a Pedrito por su trabajo y por la vida en Suiza.

- Me va muy bien, mi trabajo es muy interesante aunque no puedo dar detalles pero estoy muy contento.
- ¿No se te hace raro vivir solo en un país tan diferente a España? - pregunta Bonilla
- Cuesta un poco, es verdad, las costumbres son diferentes pero tengo buenos compañeros y comparto el apartamento con un colega que es muy majo. También allí te puedes divertir como aqui, aunque normalmete no salgo mucho y cuando lo hago es para ir al cine ¿Sabiáis que allí las películas se ven con subtítulos? si es una película en francés hay subtítulos en alemán y en italiano.
- Sí, a mi también me chocó la primera vez, yo estaba en la parte alemana y los subtítulos eran en francés, es muy curioso - comenta Bonilla - y además recuerdo que perdí las entradas y me dijeron que era por ser viernes y trece.
- ¿Viernes y trece? ¿qué tiene eso que ver? - pregunta Miguel
- Es como aqui el martes y trece - dice Pedrito - a mi también me hizo gracia al igual que el uno de abril que es el día de las inocentadas.
- Qué costumbres más raras tienen en el extranjero - comenta Trino - de toda la vida ha sido martes y trece y los santos Inocentes son el 28 de diciembre y ¿ no es entonces tu santo?- le pregunta a Bonilla.
- No Trino, mi santo es el 3 de marzo aunque yo no lo celebro - dice Bonilla sonriendo.
- ! Hay que ver que nombre te pusieron, chico! - comenta Miguel
- Mi padre también se llamaba asi y mi abuelo también, yo he roto con la tradición familiar.

 La llegada de la familia Olavires interrumpe de nuevo la conversación y poco después se sientan todos a la mesa. Durante la comida se cuenta anedoctas y el ambiente es de fiesta. Nadie se olvida de felicitar a Felisa con su buena mano para la cocina y Aurelia insiste una vez más, sin resultado, en la receta del cordero guisado que acaban de comer.


Después del postre sirven el café y los pasteles que Héctor ha comprado, en la pastelería recomendada por Bonilla, presiden la mesa. Uno de ellos tiene una velita simbólica para que María la sople, la tarta la dejan para mañana y después de apagarla, los hombres se levantan con sus cafés, acompañados de una copita de coñac y se sientan en el sofá y en las butacas. Las mujeres se quedan en la mesa degustando el café y una copita de licor. Las chicas toman por primera vez una copita de vino dulce y nadie tiene prisa por recoger la mesa.

- Y ¿cuando nos enseñas el regalo de tus padres? – pregunta Clara.
- Cuando me lo den – contesta María – hoy sólo me han dado una parte, la ropa que ya has visto y el colgante que llevo que es de Daniel.
- ¿Eso es un Budas? – pregunta de nuevo Clara
- Sí, le ha dado por ahi – ríe María – no creo que sepa quien es Budas pero a mi me ha gustado, es de nacar.
- Lo ha comprado el solito en la joyería de la esquina con sus ahorros – dice Irene
- ¡Qué detalle! – dice Matilde – para que luego te quejes de tu hermano, María.
- No me quejo tanto tía, pero de vez en cuando es un pesado pero esta vez me ha sorprendido.

Pese a su miedo Felisa encuentra el rato para hablar a solas con Pedrito antes de irse, pero la despedida es triste, a las 8 de la noche regresa al hotel, donde ya le espera el compañero suizo con el que ha estado en la reunión de la Junta de Enegía en Madrid. A Trino se le escapa unas lagrimitas que no pasan desapercibidas para María e Irene y le dan un abrazo.
Miguel y Estrella se marchan poco después, la familia Olavide hace lo mismo y Javier se empeña en que Daniel se vaya con ellos, total, la fiesta del día siguiente es sólo para los grandes.  Héctor lo consulta con Asunción y al final Javier se sale con la suya.

Ya a solas con María charlan sobre los regalos, las chocolatinas que el tío Pedro les ha traído de Suiza y el regalo de María, un reloj despertador con un cuco en miniatura.
A las once de la noche se van a la cama, María ya hace rato que duerme pero se despierta por la tormenta anunciada , que ha pasado a ser una pesadilla para ella, como siempre, y duda si levantarse y buscar la cama de sus padres como ha venido haciendo hasta ahora.

Al ver como los truenos y los relámpagos se suceden Asunción le dice a su marido.

- Me temo que como no pare la tormenta pronto tenemos visita.
- ¿Crees que María se va a despertar y va a querer dormir con nosotros? – pregunta Héctor.
- Dormir no pero estar con nosotros creo que sí, ya sabes que las tiene pavor desde que era pequeñita y ese miedo se puede ir controlando con la edad pero no desaparece.
- La última vez no se despertó, a lo mejor ahora tampoco – comenta Héctor
- La última vez estaba Irene con ella en el cuarto, ahora está sola.

Asunción termina de decir estas palabras cuando la puerta de la habitación se abre.

- ¿Puede quedarme con vosotros hasta que pase?- pregunta María que no espera respuesta y al oir un nuevo trueno salta a la cama y mete la cabeza debajo de la almohada.

Héctor y Asunción se miran divertidos y recuerdan con María, para distraerla un poco, cosas de cuando era pequeña.

- Me acuerdo muy bien, papá siempre miraba debajo de la cama y en el armario y buscaba los motruos – dice riéndose
- Y una vez le pusiste un nombre a uno y cuando te dije que ya le había echado de tu habitación te enfadaste porque se había hecho tu amigo ¿te acuerdas?
- Sí que me acuerdo fue cuando acababa de nacer Daniel, creo que tenía un poco de pelusa y quería llamar la atención, ¡qué paciencia que tenéis con nosotros! y ¿tu también tenías miedo de mostruos y tormentas, mamá?
- No, yo no tenía miedo a mostruos pero tu tía Chelito sí y también a las tormentas, como tú, y como dormíamos en la misma cama me ponía el brazo morado de como se agarraba a mi cada vez que oía un trueno y en el pueblo se oía mucho más que en la ciudad.
- ¿ Y que hacía la abuela?
- La mayoría de las veces se levantaba y trataba de calmar a Chelito pero no lo conseguía, al final era mi padre quien la contaba cosas de cuando él era pequeño y entonces se dormía.

Hablando se pasa la tormenta y María vuelve a su cuarto dejando a sus padres desvelados.

- ¿Crees que se dormirá  pronto? – pregunta Héctor
- Eso espero, a su edad el sueño se coge enseguida ¿ nos levantamos a tomar un poco de leche?
- No me apetece mucho, la verdad, prefiero seguir hablando contigo y recordar cosas de hace unos años, ya que hemos empezado.
- ¿Como qué?
- Como el primer cumpleaños que celebraste conmigo, de lo sorprendido que me quedé cuando entraste en mi despacho y..
- Ya, comprendo – dice Asunción quitándole la chaqueta del pijama a su marido – lo que tu quieres es repetir activamente ese momento ¿verdad?
- Mujer, me comprendes a la primera – contesta Héctor mientras sus manos ayudan a su mujer a deshacerse del camisón.

24 de mayo

A la mañana siguiente un sol radiente que entra por la ventana les despierta y les cuesta trabajo levantarse, apenas han dormido esa noche, de un recuerdo pasaron a otro y casi les pilla el alba pero al oir que María ya está levantada Asunción busca su bata y va derecha al cuarto de baño; al salir se encuetra con su hija.

- Buenos días mamá, papá está en la cocina preparando el desayuno.
- Buenos días hija ¡feliz cumpleaños! ¿ qué tal dormiste después de la tormenta?
- Muy bien, me quedé dormida enseguida y siento haberme portado como una niña pequeña ¿ crees que alguna vez dejaré de tenerlas miedo?
- Con el tiempo aprenderás a controlar tu miedo y por nosotros no te preocupes, ya sabes donde encontrarnos.
- Sí, lo sé pero la próxima vez procuraré ser más valiente. Me voy a duchar.

Caundo María sale de la ducha es el turno de Héctor y por fin, a las nueve y media se sientan los tres juntos a desayunar en la cocina y a continuación Héctor le tapa los ojos a su hija y Asunción la coge la mano y la lleva al salón.
A lado de la mesa del comedor hay un paquete relativamente grande y al llegar a él Héctor retira las manos y María abre los ojos.

- ¿Es mi regalo? – pregunta asombrada al ver una caja tan grande.
- Quita el papel y mira a ver lo que encuentras – dice Asunción

Maria arranca el papel y se encuentra con una caja marrón, al abrirla ve que está rellena de papeles de periódicos y mira a sus padres extrañada.

- ¿ Y esto que es? ¿qué tengo qué hacer?
- Mete las manos con cuidado y procura sacar lo que toques sin dejarlo caer – dice Héctor.

María sigue las instruccioens de su padre y sus manos se encuentran con lo que parece ser un estuche o un maletín y al sacarlo lo pone sobre la mesa sin saber aún lo que es y vuelve a mirar a sus padres.

- ¡Vamos, ábrelo ya de una vez! – dice Héctor

En vista de que su hija no atina con los cierres que sujetan la tapa Asunción la ayuda y entonces..

- ¡Un tocadisco! ¿para mi?- exclama María



- Sí, princesa para ti solita, para que puedas oir música en tu habitación sin necesidad de estar pidiendo permiso para utilizar el nuestro.
- Gracias papá, gracias mamá, me encanta, sois los mejores padres del mundo – les dice abrazándose a los dos
- De nada princesa – dice su padre – pero antes de tirar la caja mira a ver si no hay nada más.

María mete la mano de nuevo y rebuscando saca el album Yellow Submarine de los Beatles y el último album de los Rollings Stone.

- ¡A mi me da algo papá! ¡no me lo pudo creer! ¡mis propios discos ¡ ¿de quien ha sido la idea? – pregunta María toda emocionada
- De los dos – contesta su padre – aunque los discos los ha elegido tu madre que entiende más que yo.

María quiere probar su regalo inmediatamente y Héctor enchufa el tocadisco, el primer disco que rueda es el de los Beatles y María baila y canta a la vez y a sus padres los pies se les van detrás de la música.

Irene, que sube a buscar a su prima para ir a misa (desde hace unos domingos pueden ir las dos solas) llama a la puerta pero nadie la oye y no la extraña pues la música de los Beatles que oye ahoga el sonido del timbre, insite y a la tercera vez tiene suerte y aunque pregunta si pueden olvidarse de la misa, Asunción les asegura que cuando vuelvan los Rollings y los Beatles las seguirán esperando.




Por la tarde, alrededor de las cinco comienzan a llegar sus compañeras de colegio y unos cuantos amigos del colegio de Daniel que conocen de los partidos de baloncesto y que además son compañeros de Tim.

Clara es la primera en llegar con su regalo y María vuelve a dar saltos de alegría al ver los elepés de Serrat y Juan Pardo, después llegan Pilar, Carmen, Ana juntas y un poco más tarde  Jaime, Carlos y Andrés. Pasada las cinco llegan Suzanne y Tim con un ramo de flores, 13 rosas rosas que emocionan a María pues el primer ramo de flores que recibe.

- Gracias Tim, son preciosas y además son las primeras flores que me regalan – dice María dándole un beso en la mejilla delante de su padre quien no puede evitar carraspear un poquito.
- De nada y Suzanne tiene otro regalo para ti- contesta Tim quien saluda muy formalmente a Héctor y Asunción y les da las gracias por haberles invitado.
- ¡Dos libros de Louisa May Alcott en inglés! ¡qué bien!, gracias Suzanne, no sé si voy a poder entender todo pero lo intentaré.
- Little women seguro que lo conoces en español ¿ o no?
- Sí, Mujercitas si lo conozco y me va a costar menos leerlo en inglés pero este de The eight cousins ( los 8 primos)  no lo conozco pero seguro que me gusta.
- A mi me encanta y es el libro preferido de mi madre dice Suzanne.

Un poco más tarde están todos sentados a la mesa, coca-cola, casera y kas de naranja para beber y para comer sandwiches de diferentes sabores, rebanadas de pan con lonchas de jamón, chorizo, queso y paté y de postre la tarta con las 13 velas.




María las sopla todas a la primera y sus amigos y amigas le cantan el cumpleaños feliz y la dan un beso, Asun retiene a Héctor que sigue sin gustarle que los chicos besen a su hija aunque sean besos inocentes y le pide que le ayude a correr los muebles para que puedan bailar un poco si quieren.

En cuanto oyen la música comienzan a bailar en corro y el tiempo se pasa enseguida y la hora de irse se acerca. Suzanne y Tim son los últimos en irse, los chicos están esperando a que vengan sus padres a por ellos, quienes tenían un compromiso no muy lejos de la casa de la familia Perea.

Mientras esperan Tim y María hablan sentados en el sofá de los regalos que ha recibido y comentan los libros. Suzanne ha dscubierto que Asunción tiene algunos discos de Elvis Presly y pide permiso para escucharlos, minutos más tarde suena el timbre y Héctor invita a entrar al matrimonio White quien felicita a María y aceptan una copa antes de irse y charlan animadamente durante un rato. A las ocho y media Bonilla trae a Daniel y los White se van a casa.

- ¡Vaya, vaya! – dice Bonilla contemplando el tocadisco de María- ahora puedes escuchar música en tu cuarto ¿tienes ya muchos discos?
- Unos pocos, mis padres me han regalado dos elepés y Clara también ¿por qué lo preguntas?
- Matilde y yo tenemos muchos y no los escuchamos casi nunca y entre ellos quizá hay alguno que te guste..cuando vengas a casa échales un vistazo ¿vale?
- Gracias tío Bonilla.

La hora de acostarse se acerca y como siempre es Daniel el primero, el chico protesta, todavía no ha terminado de contar su tarde. Bonilla les ha llevado a ver un partido en el Bernabeu.

- Desde arriba los jugadores parecen muñecos papá, menos mal que el tío tenía unos anteojos.
- Prismáticos – corrige María
- Ya está ésta como siempre...la niña yo lo sé mejor que nadie, yo lo sé mejor que nadie..
- Daniel a la cama, venga, tira – dice Héctor riéndose – y de camino me sigues contando eso del fútbol.

María ayuda a su madre a recoger el salón y a fregar los cacharros y cuando su padre sale de la habitación de Daniel le da las buenas noches, ella también se va a la cama, esta vez sin que nadie se lo mande.

- Buenas noches papá y muchas gracias por todo, por la fiesta y por los regalos, te quiero un montón, palabra de honor – le dice dándole un abrazo y un beso.
- Buenas noches princesa, yo también te quieron un montón tan grande como el tuyo.

Héctor va a la cocina y al ver que ya está recogida, toma a su mujer de la mano y van al salón. Una vez allí se sirve una copa de coñac y Asunción le pide otra pero menos llena.

- ¿Te has dado cuenta? – comenta Héctor dándole la copa a su mujer- ayer corre a nuestra cama y hoy ya no quiere que la acompañe y la tape.
- Ya lo he visto cariño, como también he oído lo que te ha dicho y ¿sabes qué? nadie te impide darle un beso en la frente todas las noches cuando ya esté dormida, seguro que ella hasta lo espera.
- ¿Estás segura?, no es mala idea y gracias por pararme cuando han empezado con los besitos.
- Tendrás que acostumbrate mi vida, ahora es muy normal que se saluden con besos en la mejilla, eso de darse la mano les parece de viejos.
- Pues Suzanne y Tim hacen las dos cosas – comenta Héctor.
- No olvides que son hijos de diplomáticos – ríe Asunción – Ahora en serio, creo que la tarde ha resultado un éxito y estos dos días se le quedarán grabados a María para siempre y tú has colaborado a ello.
- Y tú con tu paciencia e ideas para hacerlo todo más agradable ¿te apetece bailar un bolero de Machin aprovechando que el tocadisco de María no está recogido?
- Tendremos que poner la música muy bajita, no quiero que se despierten
- La pondremos y cerramos la puerta.

La voz de Machin se oye bajito cantar las gardenias, seguido de envidia y mira que eres linda y cuando el disco acaba el salón ya está vacio, la luz apagada y el matrimonio Perea camino de su dormitorio no sin antes comprobar que sus hijos ya duermen tranquilamente.

Fin.














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