4.
-
Bueno, ya estoy aquí y muerto de curiosidad
– dice Vallejo nada más entrar en el despacho.
-
Pasa y ponte cómodo – contesta Héctor mientras cierra la puerta.
-
¿Dónde está el chico? Según Ramírez tendría
que estar aquí.
-
¿Has hablado con él antes de venir ?
-
Digamos que me ha avisado de tu llamada.
-
Vaya, no deja crecer la hierba tu sucesor en
la comisaría del Centro.
-
No te
vayas por las ramas y díme dónde está el joven Rivas.
-
No me voy pero se habla mejor tomando algo ¿
te apetece un café, una cerveza o algo más fuerte?
-
Un whisky no me vendría mal pero mientras lo
sirves comienza a contar.
-
Está bien, ¿con hielo?
-
Con hielo y desembucha ya ! coño !.
Con
los vasos chatos en la mano Héctor se encamina a la pequeña nevera-frigorífico que
tienen, saca unos cubitos de hielo, los deposita en los vasos, vuelve al mueble bar y sirviendo el whisky dice:
-
Alejandro está con mi mujer, han ido a la
revista. El chico tenía pensado pasarse por la hemeroteca en busca de recorte
de prensa de su familia, sobre todo de su padre. Asun le ha dicho que ellos
tienen mucho material.
-
¿Es ese el motivo de su viaje a Madrid?
-
Fundamentalmente sí, al menos es lo que él
nos ha contado.
-
¿ Cómo le han dejado venir solo desde
Venezuela, no deja de ser un crío por muchos 19 años que tenga?
-
!Vaya! estás bien informado de su edad, me
parece que Ramírez te ha contado más de lo que dices.
-
No, no creas, es algo que a él también le ha
extrañado y me lo ha comentado. Parece bien preparado para su edad y no se deja
intimidad, algo muy de los Rivas, según creo.
-
Es cierto, la procesión va por dentro pero
en eso se parece a su madre.
-
¿ y en lo demás?
-
Como bien dices es un Rivas pero físicamente
es un Alfonso García, con buenos modales pero noble como en el fondo era
Alfonso en sus ratos buenos.
-
Tu lo sabrás, supongo, yo solo conozco su
expediente, su paso como boxeador y su gloria que poco duró por culpa de la
mierda que se metía. ¿sabe Alejandro lo
de las drogas?
-
Sabe mucho pero es la versión de su madre y
de su tía, no creo que sepa toda la
historia, por eso quiere investigar el mismo aunque lo de las sustancias no lo
va a encontrar en las reseñas de los periodicos.
-
Eso es verdad pero aún no me has contado
nada y el whisky se acaba.
Héctor
se levanta y coge la botella de nuevo, la pone en la mesa, se sienta y dice:
-
Según Alejandro, al cumplir los 18 años su
madre le habló de inscribirle en la escuela más antigua de Inglaterra, en la
que ella también hizo unos cursos, una escuela de negocios – Héctor hace una
pausa, toma el bloc de notas de Asunción y le enseña el nombre de la escuela
que su mujer apuntó con la ayuda de Alejandro-
mira, aquí está: Birmingham Business School, pero no lo leas si no quieres
romperte la lengua al menos que sepas inglés.
-
Muy gracioso – dice Vallejo – continúa.
-
Como te decía, siguiendo la tradición él
también tiene que hacer allí un curso o dos antes de continuar con otros
estudios. Alejandro puso una condición: venir a España primero. Quería conocer
el país en el que ha nacido, el país del que tanto le hablara su abuela Carmen asi como visitar el pueblo donde crecieran Teresa y Alfonso. Su madre se niega en
redondo a volver a España y tras un tira y afloja llegaron a un acuerdo. Podía
venir una semana y en Santader tomar el ferry a Inglaterra, allí se uniría a su
madre y a Teresa para visitar la escuela, esa que has leído. Su madre le ha
reservado los hoteles en Cádiz, el de Madrid y el de Santader, le llama todas
las noches a las once, incluso en el barco ha hablado con ella.
-
Perdona – dice Vallejo interrunpiendo el
relato - ¿Por qué ha venido en barco?
-
Alejandro tiene pánico a los aviones. En
Venezuela, en un vuelo interno, el avión en el que iba con su madre hizo un
aterrizaje de emergencia y desde entonces el chico no quiere oir hablar de
aviones.
-
Entiendo y ¿te ha dicho algo de la chica?
-
Sí, conoció a Paloma en la estación, al ir a
comprar el billete para Madrid y al ser testigo de que ella no tenía suficiente
dinero se ofreció a ayudarla. La chica aceptó al final e hicieron el viaje
juntos. En el tren le contó el motivo de su viaje a Madrid.
-
¿Y ese motivo cual es?
-
Quiere encontrar a su madre. Lo que te
cuento está en el bloc de Asun, ella ha ido escribiendo lo que Alejandro nos
decía, normalmente es Bonilla el de las notas pero como no está mi mujer se ha
ofrecido a hacerlo. Paloma vivió con su madre en un pueblo de la sierra de
Cádiz hasta que su padre salió de la cárcel. Era maestro de escuela, pertenecía
al partido comunista y fue arrestado cuando ella tenía 10 años. Al poco tiempo
de cumplir los 14 le dejaron libre y
entonces su madre les abandonó. Parece ser que la mujer lo tenía pensado desde
hacía tiempo. Nunca simpatizó con las ideas de su marido pero tuvo que
aguantarse el vacío y las habladurías de la gente del pueblo. Paloma creció sin
muchas amigas, en el colegio la conocían como la hija del rojo y cuando su
madre se fue la cosa fue a peor. Su padre no quiso abandonar su casa, a pesar
de que en el pueblo ya no tienen familia, ésta se encuentra repartida por América
y el centro de Europa. La chica nunca ha conocido a la familia de su madre pero
al principio de llegar a Madrid le mandaba de vez en cuando una carta, la
última data de diciembre de 1970.
En septiembre de este año falleció su
padre, salió de la prisión con muy mala
salud pero su muerte no fue por causa natural, su padre sufrió un accidente
trabajando en el campo, en unas tierras que eran de su familia, de toda la
vida, un pequeño olivar que le daba lo suficiente para sobrevivir.
-
¿Fue un accidente fortuito o provocado?
-
Para la Guardia Civil y la gente del pueblo
fue fortuito pero Paloma no se lo cree.
Al poco tiempo de morir su padre el cacique del pueblo quería comprarle las
tierras y la casa por dos perras gordas.
-
¿Y la madre? ¿No sería ella ahora la
propietaria?
-
No, el padre había hecho un testamento a
favor de Paloma. Sus padres no estaban casados.
-
Entiendo y la chica aceptó la oferta y se
vino a Madrid en busca de su madre ¿no es eso?
-
Sí, algo sí, según Alejandro un verdadero
abuso, como sea, la historia de la chica le conmovió y quería ayudarla. Después de pagar unas
deudas que tenía su padre, deudas de las que la chica no tenía ni idea, le
quedó bien poco, nada en realidad, era tan poco que no le llegaba ni para el
billete.
- ¿ Tú te crees la historia de la chica ?
- Una llamada tuya o de Ramírez al pueblo y salimos de duda ¿no crees?
- En efecto y suponiendo que la historia sea verdadera ¿ crees que la desaparición de la chica tiene algo que ver con el cacique o van a por Alejandro por causas que no conocemos y está ella implicada?
- Una llamada tuya o de Ramírez al pueblo y salimos de duda ¿no crees?
- En efecto y suponiendo que la historia sea verdadera ¿ crees que la desaparición de la chica tiene algo que ver con el cacique o van a por Alejandro por causas que no conocemos y está ella implicada?
- No creo que esté implicada pero me inclino por tu última opción. Como dice
mi mujer, aunque nosotros nos ríamos, tengo un palpito, no sé quien y por qué
pero van a por Alejandro. De hecho cuando veníamos para acá nos ha seguido un
coche. Alejandro se pensaba que le estábamos observando a él por el espejo
retrovisor. En seguida nos dimos cuenta que el seat negro nos seguía.
-
Esos son los hombres de Ramírez.
-
Ahora eres tú el que tiene que explicarme
tus palabras.
-
Ramírez no puede abrir una investigación
oficilamente hasta que no pasen 48 horas pero él también tiene un pálpito como
tú y no quiere perder de vista al chico, al fin y al cabo es el heredero de una
gran fortuna.
-
En eso llevas razón. Ana ha levantado un
nuevo imperio en Venezuela, además de las tiendas de moda que lleva Teresa
tiene montada una inmobiliaria y anda metida en asuntos petrolíferos.
-
Sí, es una buena empresaria aunque aquí no
tuviera tanta suerte debido a las circunstancias. Algún día espero que me
cuentes la historia oficial y no la oficiosa.
-
No hay historia oficial Vallejo – dice
Héctor apurando la última gota del segundo whisky al tiempo que mira la hora en
su reloj – he quedado con Asunción y Alejandro a las 9 de la noche cerca de su
hotel para cenar ¿ te apuntas? Así le podrás conocer, además no tengo coche hoy
y Asunción tiene que regrasar a casa, los chicos no pueden estar tanto tiempo
solos.
-
Me parece bien, acepto, voy a llamar a mi
mujer.
Mientras
Vallejo llama a su mujer Asunción y Alejandro abandonan la redacción después de
haber consultado varios periódicos antiguos y algunos más modernos como el
reportaje del entierro de su abuelo don Ramón Rivas.
Muy bien, Rodas, me gusta mucho la historia... ¡vaya con la Rivas, no ha perdido el tiempo levantando un segundo imperio allá en Venezuela...! ;) sigue así y nos enteraremos del final de la historia muy pronto... Un besazo, guapa... :)))
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