De camino al restaurante Alejandro vuelve a dar las gracias a Asunción por su ayuda y le comenta, lo mucho que le ha gustado el ambiente que se respira en la revista, un ambiente muy distinto al que le contara su madre cuando la dirigía Rocío Zúñiga.
- Es otra revista, no solo el nombre ha
cambiado sino también el dueño y tu madre ya no es la propietaria del local.
- Es cierto. Creo recordar que al morir
la sra. Zúñiga, con la que mi madre tuvo sus más y sus menos, la nueva
propietaria no sabía que hacer con ella y Julio la compró con capital prestado
por el socio de su marido ¿me equivoco?
- No es del todo exacto, pero vas por
buen camino. Bonilla contactó con Ana , nosotros no queríamos cambiar de
ubicación y tu madre ya había dado a entender que quería deshacerse del local.
Bonilla se lo compró, este a su vez se lo vendió simbólicamente a Julio y el
local fue el aval que se presentó al banco para el préstamo que mi jefe
necesitaba para cerrar la compra de la revista.
- Es verdad, ahora lo recuerdo, mi madre
comentó que Bonilla la había emulado al vender el local “por una peseta”a Julio
solo que esta vez el gesto era generoso y no tenía nada que ver con su venta a
Rocío y las fotos.
- ¿Sabes lo de las fotos?- pregunta
Asunción
- Sí, a los 14 años mi madre
comenzó a contarme cosas. Héctor parece que tampoco tiene secretos con usted y
mi madre tampoco los tiene conmigo. Algunas cosas, con referencia a mi padre no
las sé, pero el motivo de trasladarnos a Venezuela, tras el chantaje de un
colaborador vuestro, me lo ha contado con pelos y señales.
- Ese colaborador fue despedido por
Rocío al poco tiempo. A tu madre no le gustó el reportaje que escribió Narciso
el día del entierro de tu abuelo y como la propietaria tenía problemas con el
banco, ante la negativa de una rectificacción compró la revista dejando a Rocío
como accionista minoritaria.
- Es el último reportaje que he leído y
Héctor tampoco sale muy bien parado sobre todo en la foto.
- Sí, fue lo que le faltaba en ese
momento, se sintió apaleado por todos los lados, aún recuerdo como las pagó
conmigo cuando fui a llevarle unas carpetas a su despacho pues por aquel
entonces la revista le encargaba ciertos casos.
- ¿Te gustaba ya en aquel tiempo?
Perdona – dice Alejandro temiendo haber traspasado una línea – por el tuteo y
mi curiosidad. Le ruego que olvide la pregunta.
- No pasa nada Alejandro. Lo único que
va a pasar es que no vamos a llegar a la hora como este atasco no se solucione
– comenta Asunción cansada ya de los 10 minutos que llevan en la Plaza de Colón
atrapados en un monumental embotellamiento de coches - Puedes tutearme,
al fin y al cabo yo lo hago contigo y tampoco me importa que me preguntes por
cosas personales.
Asunción hace una pausa, apaga la radio y le pide a Alejandro, que acaba
de encender un cigarrillo , que le encienda otro a ella. No suele fumar
mucho pero los atascos la desquician y cuando esto pasa recurre a un
cigarrillo. Baja las ventanillas un poco para paliar asi el olor del tabaco y
tras la primera calada dice:
- Cuando conocí a Héctor en
seguida supe que estaba casado y que llevaba varios años separado de su mujer.
Las versiones que corrían eran muy variopintas , para algunos, Narciso por
ejemplo, era tan violento que su mujer tuvo que huir, para otros su mujer tenía
un amante y su cuñada les encubría y para otros, como mi tía Manolita y tío
Marcelino las desgracias pudo con el matrimonio y como tu venías de camino
vieron lógico que Teresa se fuera con tu madre. Al principio me negaba a
admitir que me sentía atraída por él, nuestra relación era laboral y estaba
llena de chispas y de desencuentros enormes. Al aparecer el cuerpo de tu
abuelo, muerto de frío al lado de mi portal, con un aspecto completamente
diferente al que la gente guardaba de Don Ramón Rivas, fue Héctor quien tuvo
que identificarlo y darle la noticia a tu madre. Era la segunda vez que las
veía, la primera vez fue muy fugaz y mi hermana Chelo se quedó contigo, y cosas
de la suerte o del destino, me encontré con Teresa cerca de casa, hablamos un
rato y al nombrar a Héctor lo hacía con cariño así pues, pensé, que mis tíos
tenían razón, las desgracias había podido con ese matrimonio y yo llegué justo
en el momento en que, Teresa por tercera vez le decía que ella era feliz con
vosotros y que deseaba, con todas sus ganas, que Héctor fuese feliz y
encontrase a alguien que estuviera dispuesta a empezar una relación sin un
futuro que acabara en boda.
- Y ese alguien fuiste tú y no sabes lo
que se alegró mi tía cuando se enteró de que viviáis junto, que habías sido
madre y por fin, cuando llegó la anulación celebramos en casa vuestra boda.
- !Vaya! eso no lo sabía pero me alegro
de haberle proporcionado tal alegría. Yo también le estoy, aunque parezca
una barbaridad lo que digo, le estoy, repito agradecida por su elección, más
agradecia aún por pactar la nulidad. Si se hubiese quedado con Héctor me habría
perdido al hombre de mi vida y al mejor padre que jamás hubiera podido imaginar
para mis hijos.
- La verdad es que se os ve muy
enamorados a pesar del tiempo que lleváis juntos.
- Y
seguiremos estándolo, no tengas dudas, llevamos mucho tiempo acoplándonos,
puliendo nuestras diferencias, respetando nuestra forma de ser y cada día que
pasa siento que le amo más y él a mi…espero que seas un poco romántico porque
si no esta confesión te va a parecer de novela rosa – ríe Asun un poco
nerviosa.
- Descuida
Asunción, me gustan las novelas policiacas pero no le hago ascos a una novela
romántica y mi tía Teresa tiene la culpa. ¿Sabe María también lo que pasó?
- La
versión de mis tíos es la que le hemos contado. María estuvo presente en
nuestra boda y nos la llevamos en nuestro viaje de novios. Es una niña muy
lista y seguro que algún día ata los cabos sueltos y nos lo dice. ¿Te puedo yo
hacer una pregunta personal?
- Sí, claro,
viniendo de ti creo que puedo contestar con plena sinceridad.
- Gracias, ¿saben tus amigos la relación que
existe entre Teresa y tu madre?
- La
verdad solo la conocéis vosotros, la conocía la abuela Carmen y Simón.
Normalmente son muy discretas, aprendieron la lección en Santader suele
decir mi madre y si alguien sospecha algo se lo calla, a mi nadie me ha
preguntado nada ni he oído rumores. Gracias a Simón, aunque murió demasiado
pronto, cuando yo tenía 12 años, no eché de menos la presencia de un hombre en
la casa.
- Es una verdadera pena y una injusticia que
tenga que ser así. Nosotros al menos pudimos vivir libremente nuestro amor,
aunque algunos nos señalasen por no estar casados, pero ellas nunca han tenido ni van a tener
esa oportunidad .
- Quizá en el próximo siglo cambien las cosas,
de momento no hay otra. Quien peor lo lleva es mi tía pero poco a poco se ha
ido acostumbrando. Por cierto, antes de que se me olvide ¿podrías
conseguirme una foto de Narciso y otra de Carmona?
- De
Narciso puede ser fácil de Adolfo Carmona va a ser muy difícil, hace años
que abandonó España. Fue uno de los primeros casos de Héctor y Bonilla juntos. Investigaron en su pasado, descubrieron una película comprometedora y tu madre
le dió la elección de salir de España o descubrirle ante ciertas personas.
- No
me extraña, después de los artículos que he leído en vuestra revista es lo
menos que podría haber hecho mi madre.
- No
sé yo si la vía del chantaje es la mejor vía para resolver problemas. Al final
tu madre abandona su país por el chantaje inmoral de otro periodista.
- Tienes
razón, ironías de la vida, pero no olvides las fotos mañana.
- Lo
intentaré, bueno por fin llegamos y tu no olvides hablarle a Héctor del
empresario canario, amigo de tu madre, que te hizo compañía durante la
travesía. Tampoco olvides recordar cosas que Paloma te contara, puede ser
importante.
- ¿Crees que ella no es una víctima sino
parte interesada?
- Solo tenemos, de momentos su palabra y
contada por ti.
- Entiendo pero yo la creo, no sé por
qué pero ella no está en el juego que están jugando conmigo. ¿Ya hemos llegado?
- Sí y ahora a aparcar, va a ser
difícil, probaré por las bocacalles.
Asunción no puede encontrar sitio para aparcar el coche y deja al
chico en la puerta del restaurante, espera a que entre y cuando va a arrancar
sale Héctor, baja la ventanilla, se dan un beso, intercambian algunas palabras
y conduce de vuelta a su casa mientras en el restaurante Alejandro se sienta a
la mesa ocupada por Vallejo y Héctor hace las presentaciones.
¡Que bonito...! ¡preciosas palabras las de Asun con Alejandro, están llenas de cariño y emoción... se ve que ama a Héctor por encima de todas las cosas...! ;) ¡me gusta, me gusta...! :))
ResponderEliminarMe ha gustado la conversación entre Asun y Alejandro!!! Parece que ambas familias han conseguido la felicidad que buscaban.
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