- Perdón
mi intromisión – dijo por todo saludo – no quería molestar.
- Nosotros
tampoco – le respondió la mujer – por eso le hemos
dejado tranquilo pero el nieto de Andrés Narváez siempre
será bienvenido.
- ¿Cómo
sabe usted quién soy? – preguntó todo asombrado.
- Es usted
su vivo retrato, algo más mayor que cuando nos dejó pero igual que él, su
manera de andar, de mirar, el gesto que acaba de hacer ahora, todo en usted me
lo recuerda.
- Mi
abuela solía decir lo mismo pero no la creía, desgraciadamente no tenía fotos,
ni la de su boda.
- Eran
otros tiempos – dijo el hombre – pero yo tengo una, si quiere verla puede venir
a cenar con nosotros.
- Si no es
ninguna molestia acepto encantado. Es mi última noche aquí y no he podido
bajar a comprar nada de comida. Me he quedado sin gasolina y no
sé que le pasa a la batería del coche.
- No
hablemos más, le esperamos dentro de una hora y en casa tenemos una radio para
comunicarnos, mañana vendrá mi hijo, quizá él le pueda ayudar.
La conversación con el viejo matrimonio, que
resultó ser familia lejana, lo normal en estas aldeas, le sentó bien al igual
que la cena, su primera comida caliente en varios días. Acabado el ron y el
tercer cigarrillo de la noche abandona la cocina, lleva las mantas a
la pequeña habitación y se mete en la cama con la ropa puesta, como viene
haciendo a causa del frío. El frío sigue reinando en el cuarto pero con la
plancha de metal ha mejorado algo el ambiente. Martín se queda dormido al
poquito de echarse pensando en Fernanda y lo intranquila que estará al faltar
él a su promesa de llamarla a las seis.
Fernanda está preocupada, realmente
preocupada y asi se lo transmite a Asunción quien, al oír lo del camión
dirección a Madrid con matrícula de Segovia, interrumpe el relato .
- No sé si es
importante pero desde anoche no hago más que ver ese fragmento en mis sueños.
No veo el accidente, solo nosotros dos hablando de nuestro futuro hijo y un
camión.
- ¿ Estás
completamente segura que antes del accidente os cruzasteis con un
camión?
- En ese
tramo siempre nos encontramos con camiones y tardamos muchísimo en llegar a
Segovia, no se puede adelantar y ese día llevábamos prisa. Habíamos reservado
para jugar al golf e íbamos tarde; me extrañó no ver ningún camión y
justo cuando lo acababa de decir nos cruzamos con uno. Recuerdo que dije “hablando del Rey de Roma por la
puerta asoma” . Mi marido me respondió riendo que ese dicho sólo era para
personas y esas fueron sus últimas palabras, unos metros más
adelante, al salir de la curva las ovejas.
- ¿ Y la
policía no te interrogó después del accidente? ¿No mencionaste nada del camión?
- Yo
estuvo unos días entre la vida y la muerte. Perdí a mi bebé, no podía mover las
piernas y después vinieron los injertos, la rehabilitación, el psiquiatra y
Martínez Prada se hizo cargo de todo. Ni tan siquiera recuerdo haber hablado
con la policía cuando estaba en el hospital, yo me encerré en mi misma y no
quería saber nada.
- Fernanda
¿por qué has cogido un taxi para venir aquí en lugar de llamar por teléfono?
- No me
fío del teléfono. Quizá sea paranoia pero no me fío. Es muy raro que Martín no
llamara. He cogido un taxi hasta Argüelles y allí les he
podido despistar al tomar el metro. Nadie sabe que
estoy aquí no podía quedarme sola en casa, Carmen tenía una fiesta.
Al final he conseguido que la fiesta la celebren en casa pero tampoco me podía
quedar allí con ellas, no se sentirían libres por eso la idea de venir aquí
primero y después irme a un hotel.
- ¿Pero
por qué Fernanda?
- Verás,
esta mañana se ha presentado Martínez en mi casa. Yo había quedado en pasarme
por la oficina después de comer, sabía que había documentos por firmar y le
había pedido que los dejara en mi despacho, que me pasaría aunque fuese sábado
pero se ha presentado con los documentos en la mano y con cara de pocos amigos.
La misma cara que le ponía a mi marido cuando no aprobaba una nueva idea de
Martínez. Desde un mes antes del accidente no había vuelto a ver esa cara y de
repente he sentido miedo. Un escalofrío me ha recorrido por toda la espalda, no
hacía nada más que preguntarme por Martín, si de verdad no sabía dónde estaba y
me ha puesto trabas para ir a la oficina. Desde hace dos días hay dos hombres
que vigilan nuestra casa. Martín también vio a dos hombres en La Coruña que le
seguían y por eso no regresó a Madrid.
- ¿Crees
que son los mismos y están esperando a que aparezca?
- No lo
sé. He reconocido a uno de ellos como un antiguo chófer de Martínez, un
incondicional de él y al otro creo haberle visto tiempo atrás de gorila en una
de sus fiestas.
- ¿De
gorila?
- Antes
del accidente asistía, cuando no había más remedio, a las fiestas mundanas que
le gusta organizar. Los “gorilas” se encargan de llevar a casa a los invitados
pesados. Martínez cuida muy bien a sus invitados siempre y cuando no le
contradigan.
Asunción cree haber oído bastante y marca el
número del hotel en Cangas que le ha dado Héctor quien toma buena nota de todo
lo que le resume su mujer .
- Gracias
mi amor por todo, voy a ponerle a Bonilla al tanto. Llamo ahora
mismo, vamos a tener que hablar con Fernanda , un beso para tí y los
niños y ya sabes, te quiero y te echo de menos.
- Ya lo
sé, yo también aunque voy a tener compañía. María duerme ya en nuestra
cama. ¡ Hasta luego!- dice Asunción colgando sin darle tiempo a Héctor
a responder de nuevo.
Minutos más tarde suena el teléfono y
Fernanda habla directamente con Héctor y se disculpa por haberles ocultado las
llamadas de Martín.
- Lo
siento de verdad. Anoche dijo que hoy me llamaría, que volvía a casa y que el
peligro no venía del lado que se temía pero que estaba cerca de mi y que
tuviera mucho cuidado No ha vuelto a ver a los hombres y en la aldea
en la que se encuentra apenas sube nadie. Por favor suban muy temprano, tengo
el presentimiento que algo ha fallado. Los hombres me siguen ahora a mí y
vigilan nuestra casa.
- No se
preocupe Fernanda, en cuanto amanezca subiremos y usted haga caso a mi mujer,
no regrese mañana sin que nuestro amigo Vallejo le acompañe.
Bonilla, que ha podido seguir la
conversación, al mantener el auricular Héctor entre los dos, es quien
comienza a opinar.
- Vaya con
Martínez Prada, va a ser difícil probar su motivo.
- ¿Tú
crees que el querer liquidar la sociedad fue el motivo del accidente?- le
pregunta Héctor
- Fernanda
lo sospecha, según le ha contado a Asunción.
- Sí pero
no termino de verlo muy claro.
- ¿Dudas
de las palabras de Fernanda o dudas de Fernanda? Te recuerdo que la tienes en
tu casa.
- No dudo
de ella, no es eso. Asunción no se deja engañar tan fácilmente, ella
la cree pero yo..!joder! no consigo ver el rompecabezas completo.
- Repasemos
su historia según el resumen de tu mujer mientras nos bebemos estas cervezas –
dice Bonilla
- Empieza
pero no te enrolles mucho que hay que madrugar mañana – contesta Héctor.
- Fernanda
es hija de unos diplomáticos que fallecen cuando ella tiene 14 años. Se cría
con su abuela, algo bohemia de ideas muy avanzadas, que le anima a
estudiar en la Universidad. Trabaja como traductora para una editorial
catalana y cuando fallece su abuela cambia de aires. Mediante un
buen amigo consigue una entrevista de trabajo con Martínez Prada en Madrid.
Fernanda deja su Ibiza natal y se muda a Madrid.
- Al
llegar a la editorial- sigue Héctor- es Manuel Villanueva, un alma
solitaria, joven, de buen ver, huérfano y con dinero, quien la atiende en
ausencia de Martínez Prada y el flechazo tiene lugar aunque tardan unos meses
en admitirlo y en pocos meses se casan. Fernanda sorprende a Martínez
recomendándole que se case con capitulaciones y separaciones de bienes pero
Manuel no está de acuerdo y en contra de los deseos de su mentor nombra heredera universal
a su futura mujer y a los hijos que nazcan. En el testamento hay una cláusula
que menciona a Prada como heredero en caso de fallecimiento de Fernanda sin
haber tenido hijos. Se casan y Martínez Prado es el padrino, delante de
Fernanda todo son sonrisas pero ella les sorprende, tanto en la editorial como
en su casa enredados en grandes disputas. Unos meses antes del accidente Manuel
quiere comprarle a Prado sus acciones. quiere liquidar la asociación y seguir
solo con la editorial pero Martínez se niega y por arte de magia Manuel cambia
de opinión y mes más tarde la fiesta para celebrar el embarazo y el accidente
¿qué cambia?
- Todo.
Manuel fallece, Fernanda sobrevive pero pierde el bebé y Martínez actúa desde
entonces como si fuera el dueño aún siendo Fernanda la accionista mayoritaria.
¿Por qué ahora intentar algo de nuevo? – dice Bonilla
- Por
Martín. Quizá Fernanda quiera casarse y Martínez tema el cambio – contesta
Héctor.
- Puede
ser, quizá Fernanda esté embarazada y la película se repita.
- Es posible –
contesta Héctor terminando su cerveza – pero ahora no podemos hacer nada, salvo
dormir y levantarnos bien temprano.
- Tienes razón
Héctor, mañana a las 6 nos ponemos en camino. Hasta mañana.
- Buenas noches –
dice Héctor cerrando la puerta de su habitación y sacando su pijama del pequeño
bolso de viaje se mete en la cama tras una visita al cuarto de baño.
En Madrid, Fernanda continúa hablando con
Asunción aún un rato y le confiesa que tiene dos faltas. Aún no le ha dicho
nada a Martín ni a nadie, ella es la primera en oírlo. Está llena de alegría
pero al mismo tiempo tiene miedo de perder este niño igual que el anterior.
- ¿Has ido
ya al médico? – pregunta Asunción.
- No,
todavía no. No sé, no me fío. Mi médico y Martínez Prada se conocen desde
niños. El fue quien me lo recomendó cuando me quedé embarazada la primera vez y
ahora, de nuevo, llámame paranoica si quieres, pero no me fío de
Martínez ni de sus amigos.
- Yo
conozco un ginecólogo muy bueno, el que llevó el embarazo de mellizos de mi
amiga Aurelia. Aurelia es la mujer del abogado Olavide y este podrá ser uno de
los abogados de Martínez pero yo pongo la mano en el fuego por su honradez, de
él me fío tanto como de mi marido.
- ¿No es
eso muy fuerte?
- Quizá te
lo parezca pero no. Bonilla, Olavide, Vallejo y su mujeres son nuestros mejores
amigos y todos ellos responderían por nosotros de la misma manera que yo lo
hago ahora por ellos.
- La
verdad es que a Olavide no le conocía. No es un abogado que lleve cosas de la
editorial, según me dijo el mismo Martínez, le consultó hace un año sobre
unas tierras que heredó de su padre en Valladolid. Más no sé. La verdad es que
me extrañó que acudiera a él y no a uno de los de la editorial por eso mi recelo
ante Vallejo y Bonilla. Pensé que podía ser otro más de sus amigos.
- Te
equivocaste, te lo aseguro Fernanda pero díme ¿por qué ,
si desconfiabas de ellos guardaste la tarjeta de mi marido?
- Bonilla
junto con tu marido me pareció diferente, ya sé que es absurdo, no
sé, quizá el ambiente, mis miedos , lo que fuere, pero en mi casa no
les vi tan enemigos y tu marido tiene algo en la mirada que me inspira
confianza, Bonilla también, me recuerda un poco a mi primer marido. Cuando vi como
me dejaba la tarjeta encima de la mesa, por si me acordaba de algo, supe que
sabían que les había mentido pero que llegado el momento podía confiar en
ellos. ¿Crees que estoy loca?
- No, de
ninguna manera. Creo que estás asustada, que has pasado por un infierno y que
ahora que estás en una nube muy prometedora no vas a consentir que te bajen a
la fuerza y haces bien.
- Exacto. Con Martín
me siento segura, a su lado me es indiferente como me mire la gente. Ya no me
duelen las miradas de lástima o las de asco, me es igual, con él me siento
completa. Mis cicatrices desaparecen cuando me besa y me acaricia y esta
sensación de amor es mayor aún que la que sentí junto a Manuel. ¿Te lo puedes
imaginar?
- Sí, mejor de lo que
tu crees. Yo también tuve un amor nada más llegar a Madrid que terminó en
amistad después de haber pasado por una gran desilusión. Héctor también pasó
por una situación muy difícil antes de conocerme y ya ves, vamos camino de
cumplir 16 años juntos, 16 maravillosos años llenos de amor, de un amor que
crece cada día.
- Se nota, quiero decir que
aunque no os he visto juntos, este salón irradia esa felicidad y que tus hijos
son dos niños felices se ve a la legua. Gracias Asunción por tu
hospitalidad.Jamás lo olvidaré.
- De nada pero si seguimos hablando mañana
vamos a parecer dos zombies. ¿Te apetece un vaso de leche caliente antes de
acostarte?
- Si no es molestia sí, siempre tomo uno
antes de irme a la cama.
Media hora más tarde Fernanda duerme en la
cama de María y Asunción se mete en su cama con cuidado de no hacer ruido para
no despertar a su hija que duerme a piernas suelta y ocupa la mitad de la cama.
En el hotel de Cangas tanto Bonilla
como Héctor ya están durmiendo mientras Martín, ajeno a todo lo que está
pasando en Madrid sigue soñando con Fernanda sin sospechar,
que dentro de unas horas, unos golpes secos en la puerta le sacarán
del sueño profundo en el que ha caído.
¡Genial! es perfecto, nos vamos acercando al final, pues Fernanda se ha animado a sincerarse con Asun y Asun a su vez le ha transmitido confianza y hospitalidad... ¡no me extraña que Fernanda creyera en la bondad de los detectives...! ¡me ha gustado eso de que los ojos de Héctor le transmitieron confianza...! ;) :) ahora solo falta que Héctor y Bonilla terminen de llegar al ovillo tras sus primeras conclusiones muy acertadas... ;) ¡Muchas gracias por este nuevo relato tan completo, guapa...! :)
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