Capítulo 6.
Madrugada del lunes, 24 de septiembre.
Son las cuatro de la mañana y en realidad en
casa de la familia Perea nadie duerme. Maria, que se acostó rendida, comienza a
dar vueltas en la cama y en la habitación de al lado su madre hace lo mismo
quien, medio dormida, enciende la luz de la mesilla. A su lado está su marido,
sentado en la cama, con la espalda recostada en la cabecera, mirando hacia un
punto indefinido, como buscando en él la respuesta a la pregunta que desde el
sábado no deja de sonar en su cabeza “ ¿ habría podido impedirlo si hubiera estado
al lado de ellos en lugar de esperarles en el coche?” Todos le han dicho
que no, que a lo sumo hubiera impedido que se llevaran a los dos, que lo tenían
estudiado etc, etc ..pero él no se conforma, no siente alivio por
ello, sigue sintiéndose culpable, ha fallado, le ha fallado a su hijo y aunque
no es un hombre de iglesias y rezos esta noche ha rezado.
- Héctor,
¿Tienes de nuevo dolores? – pregunta Asunción sentándose ella también como su
marido.
- No, los
dolores en el cuello y en la espalda son soportables pero no te preocupes por
mi ahora, estoy bien, duerme tú que también lo necesitas.
- Lo haré
en cuanto me cuentes por qué no puedes dormir pese al calmante que te has
tomado.
- Lo
siento Asun, esta noche no me he tomado el calmante, no quiero más pastillas
que me dejan atontado y me impiden pensar. Tengo que asimilar que soy un
desastre como padre y un irresponsable y para ello debo de estar bien
consciente.
- Exageras,
como me dijo a mi María cuando me autoinculpé de ser una mala madre. Para ellos
somos los mejores padres del mundo pase lo que pase. Estoy segura que cuando se
entere Daniel de lo que te ha pasado, por correr tras de ellos, la imagen de
héroe que tiene de ti seguirá intacta.
- Un héroe
con pies de barro que comete falta, tras falta y....!María! ¿ qué te pasa?-
dice Héctor al ver como tras unos golpecitos en la puerta, ésta se abre y
aparece María.
- Os he
oído hablar y como yo tampoco puedo dormir... ¿me puedo quedar un poquito con
vosotros?
- ¡Por
supuesto!, ¿verdad mamá? – dice su padre mirando a Asunción
- Naturalmente, venga,
sube a la cama – contesta Asunción- Cuéntanos algo sobre Londres que no
hemos tenido tiempo de preguntarte nada.
- Eso no
importa ahora mamá, cuando Dani esté de vuelta os cuento todo lo que hemos
hecho pero ahora no me apetece hablar de ello. ¿Mañana va salir todo bien,
verdad?
- Verdad
princesa – contesta Héctor – la policía tiene ya un
grupo especializado en secuestros que pondrán a actuar en
cuanto sepan la hora y el sitio de la entrega del dinero. No te preocupes por
ello.
- ¿Pero vais a
pedir que se pongan ellos antes de que digan la hora y el sitio? Me siento tan
poca cosa, no puedo hacer nada para rescatar a mi hermano. Nunca pensé que le fuera
a echar tanto de menos.
- No eres
la única princesa, pero tu si que no puedes hacer nada, en cambio yo, podría
haberlo evitado si hubiera estado al lado de tu hermano y Javier.
- No, no,
eso no papá. Tu no tienes la culpa de que esa Flora sea tan mala persona ¿ Cómo
la conociste? – pregunta María.
Héctor mira a su mujer, como pidiendo
permiso, y tras asegurarse de que Asunción está de acuerdo cuenta la historia
del marqués de Balmán, de Flora, su hija adoptiva y del secretario del marqués.
Este último les contrató porque estaba seguro de que querían asesinar al
señor marqués. Le habló de la comedia que montaron para ganarse
confianza de Flora, de que se hizo pasar por Ricardo Suárez, un rico playboy y
cuando confesó que quería matar a su padre, la policía, con la ayuda de
Angélica, la mujer del anticuario que antes vivía en el barrio, organizaron una
subasta para vender objetos del marqués . Flora cayó en la trampa y en dicha
subasta fingieron que mataban al marqués. Le explicó a María cómo la detuvieron
y mencionó el fraude de Flora y su marido en el negocio de las participaciones,
en el que su tío Miguel también se vio implicado sin saberlo, motivo por el
cual estuvo en la cárcel.
- Y tu mamá ¿ por qué la tienes ganas a esa Flora además de lo del tío? Papá y tu no erais novios cuando
papá se hizo pasar por un playboy – pregunta María
- A tu padre se le ocurrió
llevarla una noche a la redacción para presumir de empresario. Supuestamente él
era el dueño. Ese mismo día se me había caído el pañuelo que llevaba al cuello
al suelo y no me di cuenta. Tu padre lo vio esa noche, lo reconoció y se lo
guardó en el bolsillo. Al día siguiente, bien temprano llega a la
redacción y me devuelve el pañuelo apestando al perfume de Flora, con lo cual yo
se lo devolví de nuevo diciendo que no era mío, que se lo diera a la dueña del
perfume pero, por si fuera poco, yo iba a cubrir lo de la subasta para lo de la
revista y el “asesinato” cambió las cosas, regresé a la redacción
para escribir el artículo de la muerte del marqués y luego me lo tuve que comer
porque todo había sido una trama de la que yo no sabía nada.
- Y tu madre no nos comió a
Bonilla y a mi de milagro -comenta Héctor mirando a su mujer.
- Me lo imagino – dice María –
pero, aunque aún no erais novios mamá estaba celosa de Flora ¿ a que sí?
- ¿Celosa? - se pregunta
manteniendo la mirada de su marido fijamente - Sí, estaba celosa de que pasaran
tanto tiempo juntos y yo no supiera nada del plan y encima lo del pañuelo ¿ por
qué tuvo ella que ponerse mi pañuelo? Aún sigo sin entenderlo.
- Ya te dije que me lo sacó del bolsillo del
abrigo y que en cuanto pude lo volví a guardar. Estaba con Flora pero solo
pensaba en ti – contesta Héctor sin desviar la mirada de su mujer, momento que
María aprovecha para volver a su habitación sin que sus padres se den cuenta.
A las 9 de la mañana el padre de Tim pasa a
buscar a Gustavo como habían acordado y juntos van al banco. Allí se reunen en
el despacho del director con Fernanda y Bonilla . Aparcados frente al banco, en
un coche de policía pero sin distintivo se encuentra Vallejo y el Comisario que
lleva el caso. Detrás del coche de Bonilla el inspector y otro
policía de paisano para escoltar , discretamente a Bonilla no sea que pasara
algo imprevisto. Media hora más tarde salen todos, Olavide y él con una bolsa ,
suben al mercedes de Bonilla, el coche de policía les sigue y a las 10 de la
mañana ya están en el piso de la Castellana sin problemas, donde Héctor
y Asunción ya les están esperando.
A las once de la mañana Tim y Alejandro van a recoger a María y a Paloma para ira casa de Bonilla. Vallejo y Bonilla le
pidieron a Tim que estuviera presente por si los los niños, volvían a dar
pistas en clave. El comisario y el inspector no están muy conformes. Tim les
podría haber dado las claves por escrito, no le gusta nada que los chicos hayan
intervenido y que gracias a ellos ya tengan la identidad de
los probables secuestradores. Los minutos que pasan hasta que suena
el teléfono a las doce en punto se les hace a todos interminable y cuando éste
suena, Bonilla lo coge diciendo.
- Tenemos
el dinero pero antes queremos asegurarnos de que los niños siguen bien.
- Los
niños bien. Volvemos a llamar dentro de unos minutos- dijo la voz
distorsionada dando por terminada la llamada.
Y el teléfono suena de nuevo, 10 minutos más
tarde y a Bonilla no le da tiempo a decir nada, solo oye a los niños decir muy
deprisa: “Un abrazo a los cinco y un beso” y un exabrupto de un adulto cortando
la comunicación bruscamente.
- ¿Que han
dicho y no te andes por las ramas? – pregunta el comisario a Tim sin disimular
que la presencia de los jóvenes le incomoda.
- El
número uno estaba en nuestra lista como lugar en el que se ven aviones. Puede
referirse a aviones civiles o militares, es decir, a una base en la cercanías o
aún aeropuerto y el número cinco por un lugar emblemático, monumento
reconocible. Puede ser una iglesia o un..
- Creo que
tenemos suficiente. Vale chico ya os podéis ir – contesta el comisario.
- No tan
rápido – dijo Héctor – no sé a que viene ese tono con ellos cuando lo único que
han hecho ha sido ayudar.
- Y yo se
lo ha agradezco pero ya no les necesitamos. Está muy claro y ya tengo una idea
de dónde pueden estar.
- Pues yo
no lo tengo claro – dice Bonilla.
- Creo que
entiendo lo que nuestro amigo el comisario quiere decir- se atrevió
Vallejo a decir tratando de calmar los ánimos- es que si el coche
fue robado por el barrio del Pilar y los secuestradores tiraron
por Bravo Murillo todo indica que deben estar en el norte de Madrid. ¿ Qué hay
emblemático y grande al norte? El Escorial y el Valle de los caídos.
- Perdón –
dijo Tim tímidamente – pero creo que se olvidan de...
Nadie escucha a Tim, los preparativos y
órdenes por teléfono se suceden. Una patrulla especializada barrerá la zona del
Escorial al tiempo que otra seguirá a Bonilla hasta el lugar de la entrega del
dinero. A las 5 de la tarde tiene que dejar la bolsa en una
cabina telefónica en el Paseo de Pintor Rosales esquina a Marqués de
Urquijo. Si todo va bien podrá encontrar a los niños veinte minutos más
tarde en la Plaza de España esquina a Princesa.
Alejandro mira a Tim y sin decir nada deciden
dejar la casa tal y como les han pedido. Paloma y María, enfadadas con los
mayores, van detrás de ellos y ya en la calle, camino del coche Alejandro
le pregunta a Tim:
- ¿
Querías decirles que no contaban con los aviones y que según tú en El Escorial
no hay base aérea?
- Exacto. No, no la hay.
En la base de Torrejón hay mapas detallados de todas las bases y aeropuertos en
toda España. En Madrid hay bases militares en Getafe y en Cuatrovientos. Cerca
de Getafe está el Cerro de los Angeles y si no me equivoco la ermita y la
imagen de un Sagrado Corazón, muy grande, bastante visible desde
varios puntos de la zona. Lo malo es que por esa zona hay dos polígonos
industriales creo recordar.
- Tenemos
que volver y decírselo – comenta Paloma, es importante.
- ¿ Qué te
propones? – pregunta María haciendo caso omiso de las palabras de su amiga.
- No tengo
ningún plan o algo así- contesta Tim- pero podíamos ir a Torrejón, allí hay
mapas muy detallados de la zona, mirar desde que polígono industrial se ve
mejor el Cerro y comprobar si algunos nombres de los que ya conocemos
tienen una nave industrial por allí.
- Me
parece buena idea – dice Alejandro- y Paloma, si descubrimos algo con seguridad
siempre podemos decírselo al padre de Tim, seguro que éste nos escucha y a él
le escucha la policía.
- Es una
lástima que mi padre no esté en orden, él os ha defendido y seguro que en
condiciones normales nos hubiera escuchado y si no mi madre. Cuando se dé
cuenta que nos hemos ido sin decir nada se va enfadar aunque lo
entenderá.
- Seguramente María - contesta
Alejandro - tu madre sabrá calmarle si es necesario y tengo la impresión de que
Héctor va a confiar en nosotros.
A la una y media de la tarde y ya en la
oficina del padre de Tim, tras consultar algunos mapas, explican lo que
está pasando y Glen se ofrece a averiguar que socios de Bonilla puede tener por
allí una nave. Una llamada a la cámara de comercio y otra a un amigo del club
de golf le confirma que Miguel Campo es propietario de una nave, que tiene en
venta , en el polígono de los Olivos y que de vez en cuando la presta a
conocidos como almacén pero , el amigo del golf, no sabe el nombre de la calle.
- No es
difícil de encontrar, además en una de las ventanas se puede ver el cartel de “Se
vende”, ¿ te interesa el local Glen?
- No, a mi
no, gracias , era pura curiosidad, es por un compatriota, sabes . Creía haber
coincidido con Campos en el club de golf y recordar que dijo algo de una nave
pero no tengo su teléfono y no he podido llamarle.
- Vas a
tener que esperar unos días pues no está en Madrid. Está jugando un torneo en
Valencia y tiene otro en Portugal en los próximos días.
- Esperaremos.Gracias
por la información y a ver si quedamos de nuevo para jugar juntos.
Glen cuelga el teléfono con cara de
satisfacción y le dice a su hijo.
- Ahora
mismo llamo a casa de Bonilla para informarles.
- Gracias -
dice Tim y añade corriendo saliendo por la puerta – nosotros vamos a ver
si localizamos el local. No te preocupes papá no vamos a hacer nada, te
llamaremos para ponerte al corriente.
Al padre de Tim no le da tiempo a reaccionar
a las palabras de su hijo, los jóvenes han desaparecido en un abrir y cerrar de
ojos. Glen llama a casa de Bonilla pero el teléfono comunica constantemente y
tras intentarlo varias veces decide llamar a Gustavo a quien le pone al
corriente de las sospechas que los jóvenes tienen y del local que hay a nombre
de Miguel Campos .
En la nave industrial, en el polígono de Los
Olivos en el distrito de Getafe, los chicos han vuelto a su cuarto y
La tacones y el Italiano se acaban de marchar no sin antes haberles zarandeado
hasta hacerles caer al suelo.
- ¡Qué
coño acabáis de decir! ¡No soy idiota! ¿ qué les habéis dicho?
- No entiendo
– dice Javier – no hemos dicho nada y no podemos decir nada porque no nos dejan.
- Es
verdad dice Daniel. Jolines ¿no podemos mandar abrazos a mis padres, a
los padres de Javi, a mi hermana y un beso al hermano de Javier que
todavía es un baby?
- ¿Los dos
a la vez? ¡Vamos, a otro perro con ese hueso? –contesta La tacones - ¿Cuándo os
habéis puesto de acuerdo?
- Cuando
han venido a por nosotros, que se lo diga El boxeador, Javier me ha dicho al
oído que lo dijéramos los dos al mismo tiempo porque nos iban a
quitar el teléfono enseguida, como la otra vez. ¿Qué hemos hecho mal?- pregunta
Daniel con cara de no haber matado nunca a una mosca.
- Más os
vale que todo salga bien porque si no, no respondo de lo que
mi compañero os haga – dijo La tacones cerrando la puerta muy
malhumorada.
Al poquito oyeron como se levantaba el
cierre, volvía a cerrarse y El cabeza pelada entró con los vasos de leche pero
sin comida.
- No food
today, you are punished – les dijo y cerro la puerta.
- Joder
como se la gasta La tacones, no quedamos sin comer hoy – dice Javier
- Sí,
bueno pero no importa. Mientras se lo haya creído tenemos suerte. Total, los
bocadillos de tortilla de francesa ya empezaban a cansarme
- ¡Y a mi!
– dice Javier.
Gustavo Olavide, por su parte, tampoco
consigue comunicarse con la casa de Bonilla y decide ir en persona a contar lo
que Glen le acaba de decir. Espera llegar a tiempo, tiene miedo de lo que pueda
suceder si los jóvenes están en lo cierto y además las chicas van con ellos. Pasada las dos de la tarde los jóvenes llegan
al polígono Los Olivos, aparcan el coche cerca de un camping y comienzan a
andar buscando naves con letreros de “Se vende” y desde donde se pueda ver con
claridad el Cerro de los Angeles.
¡Bueno, pues comienza la operación rescate...! ¡Gracias wapa, esto ya tiene mejor pinta...! y Daniel y Javier demuestran ser muy listos... me gusta el apodo de "la tacones"... ¡desde luego no me extraña que Asun la tenga ganas...! :) :)
ResponderEliminarEspero ansiosa el feliz desenlace de la historia... un beso grande... ;)
A la tacones la tenemos ganas todas porque con ella Hector tuvo escena de cama y con Asun estamos a dos velas ( me refiero en la serie no en tus relatos )y encima el picaro de Hector por lo que parece no le ha contado a su mujercita el porque y como Flora se puso el pañuelo, asi que lo tiene bien guardado. Me encanta lo valientes que son los chicos en una situacion como esta. Espero ansiosamente el abrazo de los chicos con sus psdres^^*
ResponderEliminarBESITOS:)