Deseos,
ilusiones y nieve
Jueves,
tarde de compras
Como siempre, haga frío o calor, el centro de Madrid a
las 6 de la tarde está muy animado, el tiempo no es óbice para retener en casa
a aquellos que tienen que salir y
mientras por las escaleras del metro de la plaza de Callao no cesa de subir y
bajar gente, por la calle Preciados, la marea humana transita a paso rápido, con
bolsas de los centros comerciales de dicha calle y en la Gran Vía la
circulación es intensa. En la esquina, delante de las taquillas del Cine Callao
, Aurelia espera a que llegue Asunción.
-
¡Cuánto
tardan! – vuelve a pensar mirando de nuevo la hora
En realidad no hará ni cinco minutos que espera pero tiene
la sensación de llevar media hora esperando. Es la segunda vez que deja a los
mellizos con su marido y no se acostumbra.
El fin de semana en la sierra comienza mañana, en cuanto
salgan del colegio los niños se irán a Cercedillas . Asunción y Matilde ya fueron de compra el
miércoles para los chicos y hoy les toca a las chicas .
-
¡Hola
Aurelia! ¿ Te hemos hecho esperar mucho? – pregunta Asunción
-
¡Hola!,
no, en realidad acabo de llegar pero hija, que no me acostumbro a salir de
casa, no hago más que pensar que he dejado a Gustavo solo con los mellizos –
contesta Aurelia
-
¡Hola
mamá! – dice Clara besando a su madre – ¿por qué te preocupas tanto? Papá sabe
muy bien lo que tiene que hacer y si necesita ayuda sube la mujer de Ignacio.
-
Ya lo
sé Clara, pero no es lo mismo, cuando tu naciste te llevaba a todos los lados
conmigo pero con los mellizos no es tan fácil y menos para andar de compras.
A los pocos minutos
entran en los grandes Almacenes y visitan varias plantas. Hablando entre ellas,
mirando prendas sin parar se les pasa el tiempo pero a las ocho y veinte ya
están en sus respectivas casas.
Nada más llegar a la suya, Asunción cansada pero
satisfecha, lo primero que hace es dejar las bolsas en el sofá y cambiarse para
ponerse con la cena. María, como ya tiene los deberes hechos, ayuda a Dani con
los suyos que en casa de sus abuelos se ha hecho el remolón y mientras su madre
está en la cocina, atiende al teléfono y habla con su padre.
-
Hola
princesa, díle a mamá que voy a llegar más tarde, el tito Bonilla y yo estamos
reunidos en al oficina del padre de Suzanne ¿vale?
-
Sí
papá, pero no vengas muy tarde que quiero que veas las compras.
-
Lo
intentaré princesa, un beso.
María da el recado
a su madre y cuando la cena está lista se sientan ella y su hermano a la mesa,
su madre prefiere esperar a su marido.
Aurelia por su parte, al llegar a casa, se encuentra con
que Gustavo ya ha preparado la cena y puede descansar un poco antes de dar el
pecho a los mellizos. Clara ha entrado directamente a su habitación y se prueba
los pantalones , las botas y la anorak que la han comprado.
-
¿Ha
ido todo bien Gustavo?- pregunta Aurelia nada más entrar y besar a su marido.
-
Todo
perfecto, les dejaste durmiendo y durmiendo siguen como te he dicho por
teléfono .
-
Perdona
Gustavo pero no estoy tranquila cuando no estoy con ellos. Gracias por haberte
preocupado de la cena.
-
Te
entiendo mujer y lo de la cena no es nada, he descubierto que esto de los
fogones también me gusta y además he encontrado unos apuntes tuyos con recetas
fáciles y nutritivas..espero que os guste.
-
Seguro
que si..
-
¿te
gusto papá? – pregunta Clara vestida con la ropa de la nieve, guantes, bufandas
y gorro haciendo juego.
-
Pareces
otra hija , te sienta bien los pantalones y el color de la anorak es muy
bonito.
-
Gracias
papá a mamá el color no le gustaba.
-
No es
verdad Clara, el color me gusta y el modelo también lo único que dije era que
la anorak azul era más barata.
-
¡Puf!
Que manía que le ha entrado a mamá y a la tita con mirar los precios, ¿qué
culpa tenemos nosotras si nos gusta lo más caro?
-
Ninguno
hija, ninguno, anda quítate la ropa y ayúdame a poner la mesa antes de que se
despierten los mellizos – dice Gustavo para que su hija deje el tema.
-
Gustavo
no la mimes tanto por favor, no quiero que la moda se convierta en una obsesión
para ella – dice Aurelia cuando Clara ya está en su habitación.
-
Tienes
razón cariño pero está en la edad y durante toda la semana lleva uniforme es
lógico que le guste cosas nuevas e ir a la última en algunas ocasiones, ya
tiene 13 años y una fiesta pendiente, el 7 de febrero nos pilló un poco mal
para celebrar su cumpleaños como siempre hemos hecho.
-
No sé
que decirte Gustavo, Clara es muy lista, la idea de la merienda con sus
compañeras en San Ginés vino de ella ¿recuerdas? <<nada de cumpleaños en
casa mami, tu tienes que descansar y los mellizos también. Papá nos puede dejar
a mi y a mis amigas en San Ginés y venir a recogernos más tarde..>> y tu
dijiste que sí, éso en cuanto a su cumpleaños y en cuanto a la ropa, para
revolcarse en la nieve no es necesario ir a la últíma cariño, se nota que en tu
casa el dinero no era un problema.
-
A lo
mejor tienes razón, es muy cuca cuando quiere –sonríe Gustavo- y tienes razón,
después de la guerra no fue un problema pero yo tampoco tenía tantas cosas como
Clara, recuerda que mi padre era muy estricto y caprichos pocos.
En cuanto a nosotros no te preocupes tanto, podemos permitírnoslo..no tanto como Bonilla
pero mi bufete va muy bien, tengo mi sueldo como abogado del estado y tu tienes
tus artículos.
-
También
Asunción se lo puede permitir este mes, con eso del adelanto de la novela pero
ella también se ha asustado. El otro día con Daniel, hoy con las chicas y cosas
para ella y para Héctor, se ha gastado un buen dineral y sólo para dos días en
la nieve..
-
Relajate
Aurelia, como bien dices en este momento se lo pueden permitir, además de lo de
la novela está el encargo de la embajada y ya que se gasta al menos que se
disfrute con ganas y lo van a hacer, te lo aseguro.
-
Tienes
razón.
Minutos más tarde se sientan a la mesa y Gustavo recibe
aplausos de su mujer e hija, la tortilla de patatas está muy jugosa y las
judias rehogadas con jamón no se han quemado.
Cuando la familia Olavide termina de cenar, los mellizos se
despiertan reclamando su toma. Gustavo
recoge la mesa y Clara entretiene a Marta mientras Raúl mama.
Pasadas las nueve y media de la noche Hécto llega a casa más tarde de lo que había previsto. La
entrega del informe que la embajada les había encargado, sobre la pareja de
Torrejón de Ardoz, dio lugar a una charla que se alargó más de la cuenta. La
embajada ha quedado contenta y les ha cumplimentado por el esmerado informe que
Bonilla ha presentado en los dos idiomas y han aceptado sus conclusiones como
válidas.
-
Hola,
ya estoy en casa – dice Héctor nada más entrar.
-
Hola
papi – dicen Dani y María que al oir a su padre han salido a su encuentro con
el pijama puesto- ¡Qué tarde vienes!-
apunta María.
-
Sí
princesa- contesta Héctor besando a María primero y luego a Dani - el padre de tu amiga Suzanne y otro
colaborador nos han entretenido un poco.. pero tengo una noticia que darte.
-
Díme
papi, díme.
-
El tito
Bonilla ha invitado a la familia White a comer en un hotel de Cercedilla el
domingo ¿qué te parece?
-
¡Bien
por el tito! , así le podré enseñar a Suzanne lo que mama me ha comprado.
-
Ja,
ja, - dice Dani – querrás decir a Tim
-
¡Papi!,
díle a Dani que se calle o la próxima
vez le va ayudar a hacer los deberes Rita la cantaora.
-
Dani
deja a tu hermana en paz y tira para la cama – dice Héctor conteniendo la risa
que le ha provocado la reacción de su hija.
Asunción ha presenciado la escena desde la puerta de la
cocina y cuando Héctor llega a donde está su mujer le da un cariñoso beso y le
dice:
-
Ahora
mismo soy todo tuyo primero a llevar a estos a la cama que ya es muy tarde.
-
Se han
negado en redondo a acostarse sin dar un beso a su padre.
Media hora más tarde Asunción y su marido están cenando
en la cocina y hablan de sus cosas.
-
¿Cómo
ha ido la tarde de compras? – pregunta Héctor
-
Bien,
hemos encontrado lo que buscábamos y desde luego Clara y María tienen buen
gusto , un gusto muy caro diría yo......y creo que me he pasado con los gastos, la he visto tan ilusionada que no lo he podido
evitar. Irene también estaba muy ilusionada, era la primera vez que podía
elegir ella solita lo que quería pero no creas que nos hemos olvidado de tí, a ti te he comprado un jersey muy
chulo y un gorro para la nieve.
-
Gracias
mujer por pensar en mi y ¿tu? ¿No te has comprado nada?
-
Sí,
unos pantalones especiales para la nieve...me hacen gordísima pero con tal de no
calarme no me importa parecer una foca.
-
¡Ya
será menos mujer! Y luego me dices a mi que exagero ¿pero cómo vas a parecer
una foca si tienes la misma figura que cuando te conocí?..has tenido dos embarazos y comes como una
lima pero no sé donde lo echas..bueno sí, en las partes necesarias.
-
¡Eres
íncreible Héctor! – ríe Asunción – pero gracias y te advierto, no quiero
risitas cuando me ponga los pantalones y la anorak..y de las botas ya no digo
nada, ando con ellas como si estuviera en la luna.
-
¿ Y yo
no tengo botas? –pregunta Héctor
-
No,
Bonilla ha dicho que no era necesario, que vosotros podiáis alquilar unas en
las pistas de Valdesqui
-
A mi
no me ha dicho nada pero el es el enterado...me fiaré de él.
Mientras recogen la cocina y friegan los platos Héctor
cuenta como ha ido la entrevista en la embajada, aunque sigue teniendo sus
reservas en lo laboral, confiesa, en lo
personal el padre de Suzanne y Tim le cae bien.
-
Otra
pareja de enamorados que tiene que daros las gracias ¿no?
-
Visto
así pues tienes razón pero los novios no saben nada, claro..y ¿sabías que la
abuela materna de Glen “Juait” era mejicana? Su madre siempre le hablaba en
castellano y se nota: su español es buenísimo.....y ¿de qué te ries ahora?
-
De tu
pronunciación...se llama White y pronunciar la uve doble como una g vale pero
tu lo haces como una jota...
-
¿Sí?
¿desde cuando sabes tu inglés? No me digas que te has apuntado a una academia sin
yo saberlo - comenta Héctor salpicando a su mujer con el agua de enguajar los
platos.
-
¡Gracias
por el baño! – ríe Asunción mojando a su vez a su marido y añade- No lo había
pensado pero a lo mejor lo hago ¿por qué no nos apuntamos juntos?
-
¿Yo?
¿de vuelta a un aula contigo?..a mi edad volver a los bancos no sé, no sé..-
contesta sin que la peleita de salpicarse mutuamente tenga visos de terminar.
-
¿ A tu
edad? No me digas que tienes complejo de viejo, ¡anda!, búscate otra excusa
pero me haría ilusión hacer algo juntos – responde Asunción mirando a su marido
con una mirada entre sensual y desafiante.
-
¿No
hacemos nada juntos?..venga, deja ya el paño que ya está todo bien seco, todo menos
nosotros y vamos a nuestro cuarto..verás
si podemos hacer cosas juntos e inventarnos otras que aún no hayamos hecho –
dice Héctor sacando a su mujer de la cocina quien ya en el pasillo ahoga la
risa para no despertar a sus hijos.
Viernes y carretera de la Coruña
A las 6 de la tarde la familia Bonilla y Perea enfilan la
carretera de La Coruña camino de Cercedillas. Una vez allí se dirigen a
la agencia de alquiler a por las llaves. La casa se encuentra en la carretera
que lleva a la estación de Valdesqui y es una típica casa de piedra, con una
gran chimenea,porche y un pequeño jardín. En la planta baja hay dos
dormitorios, un salón-comedor, una cocina, un servicio y un baño. En la planta superior
dos dormitorios y otro baño. El mobilario es sencillo pero confortable y como
habían acordado en una de las habitaciones de la planta superior hay tres
camas.
La nieve que ha caído estos días si ha cuajado en
Cercedillas y lo primero que quieren hacer los chicos es un muñeco de nieve.
-
Lo
siento amiguitos – dice Bonilla – pero son las 7 de la tarde, dentro de diez
minutos ya es de noche. El muñeco para mañana. Madrugamos y antes de desayunar
lo podemos tener hecho ¿ qué os parece?
-
¿Nos
váis a ayudar ? – preguntan Dani y Javier.
-
¡Por
supuesto! – dice Héctor- Va a ser el primer muñeco que hagan en muchos años y
no me pierdo esta oportunidad.
-
Tía
Asunción, ¿ vamos hacer nosotras otro? – pregunta Irene.
-
¿Queréis
madrugar también? – pregunta Matilde
-
Sí -
contestan las tres al mismo tiempo
-
A ver
quien lo termina antes y cual es el más bonito – dice Clara.
-
Por mi
parte de acuerdo – dice Asunción – pero tampoco tiene que ser una competición.
-
No os
tenemos miedo – dice Javier
-
Os
vamos a ganar, no importa que vosotras seais cinco y nosotros cuatro, el
nuestro va a ser el más grande de todos ¿verdad papá? – dice Dani
-
Como
acaba de decir mamá no es una competición entre chicas y chicos, los vamos a
hacer para pasarlo bien y ya está.
Bonilla pone fin a la charla en el jardín recordando a
todo el mundo que hay que ir a comprar para el desayuno y de paso pueden cenar en
algún restaurante .
En pocos minutos están en el pueblo y mientras Matilde y
Asunción junto con las chicas entran en el primer supermercado que han
encontrado a comprar lo que necesitan, los dos diblillos se quedan con sus
padres y buscan un restaurante en la calle principal.
De vuelta en la casa y en vista de que no hay televisión
juegan a las cartas y al parchis y se recogen temprano. Las chicas tardan en
dormirse , no dejan de comentar el día que les espera al día siguiente.
-
¿Creeis
que con una clase de esqui ya podemos esquiar? – pregunta Irene
-
Supongo
que no, seguro que nos enseñan a mantenernos sobre los esquis y que movimientos hay que hacer
y quizá el domingo por la mañana lo podamos poner en práctica- dice Clara.
-
Yo he
oido a papá hablar con el tito y parece que las clases son caras. Es una pena,
a mi me gustaría poder venir todos los fines de semana y aprender a esquiar- comenta
María
-
Ojalá tuviesemos tanto dinero como el tito
Bonilla o la madrina de Irene, hay tantas cosas que me gustaría hacer aunque en
mi caso, ya no es el dinero sino que con los mellizos ya no me pueden llevar
mis padres a todos los lados.
-
¿
Estás un poco celosa de tus hermanos? –pregunta Irene.
-
No, pero me doy cuenta de que ya no soy la única princesa de la casa y hasta que Marta y Raúl no
sean más mayores no vamos a poder hacer cosas juntos.
-
Es
posible Clara pero no creo que el dinero sea algo tan bueno, si lo tienes todo
ya no queda nada que desear o ¿no? – dice María
-
Puede
ser pero a ti bien que te gustaría poder venir todos los fines de semana, lo
acabas de decir.
-
Me
gustaría, sí, lo he dicho pero no me siento menos feliz por no poder hacerlo.
Además me gusta soñar e imaginarme como sería si pudiera, como sería si fuese
astronauta o piloto de avión y también como sería si...
-
¡Venga
sigue, no te cortes! – dice Clara – seguro que también sueñas con que eres
mayor y te besas con Tim.
-
No lo
digas María - dice Irene- los sueños no se dicen, son como los deseos, si se
dicen en voz alta no se cumplen.
-
¡Eso
es una bobada! – contesta Clara.
-
Puede
ser, pero por si las moscas no lo digo – contesta María – además, a mi siempre
me estáis sacando Tim a relucir pero no me digas que su amigo Jaime a ti no te
hace tilín, Clara.
-
Jaime,
anda ya..!qué más quisiera él!, no me importa que venga detrás de mi pero yo no
sueños con chicos ahora y tampoco me veo de mayor con uno.
-
Yo
tampoco – dice Irene – en mis planes solo están los estudios, primero aqui y
después de Nueva York como quiere mi madrina y después si me enamoro espero
hacerlo de un chico en el que vea las cosas buenas del tío Héctor y de mi
abuelo Trino...son los únicos “padres”que conozco bien.
-
Gracias
Irene, seguro que a mi padre le está pitando el oído derecho – ríe Maria y
añade – no sé lo que seré cuando sea mayor y con quien voy a estar pero no me
importa si soy tan feliz como mi madre lo es con mi padre. Hasta mañana que ya
tengo sueño.
-
Hasta
mañana- dice Clara- pero que conste que a mi tampoco me importaría , si me caso, ser como mis padres.
-
Hasta
maña - dice Irene - y las dos sois muy afortunadas con los padres que tenéis.
A la mañana siguiente
están todos antes de las ocho ya vestidos y bien abrigados. Tienen algo menos
de una hora para hacer los muñecos y después desayunar. Matilde no va a participar en la competición, se va a
encargar del desayuno y de dar la salida, las fuerzas están ahora igualadas,
cuatro chicos y cuatra chicas...¿la mañana contra la fuerza?... a los cinco
minutos las chicas ya tienen la gran bola inferior que les servirá de base
mientras los chicos todavían estan rodando la nieve. El cuerpo del muñeco de
las chicas va tomando forma y solo les falta la cabeza, Irene entra a por una
bufanda y busca por el jardín palos que le sirvan de brazos y también de nariz,
mientras Asunción, subida a una silla intenta pegar la cabeza.
Cuando los muñecos
están terminados Clara toma su cámara y hace fotos.
Héctor que ve la
intención de Dani de tirarle una bola de nieve a Clara toma a su hijo en brazos
y dice:
-
Como
hemos terminado al mismo tiempo no hay vencedores ni vencidos, lo que hay es
hambre ¿entramos?
-
Buena
idea colega – dice Bonilla – si empezamos ahora tirarnos bolas de nieve no
llegamos a la clase de esqui que empieza a las once.
Pasadas las diez ya van
de camino a la pista de Valdesqui, las chicas y los dos diablillos se ponen por
primera vez unos esquis mientras sus padres les miran atentamente y Bonilla les
saca unas fotos.
Mientras a los chicos
la clase les ha parecido muy aburrido a las chicas les ha gustado bastante y
María además ha recibido un cumplido de la profesora por haber sido la más
aplicada de todos.
Tras la lección se
acercan al restaurante de la estación y mientras beben chocolate caliente
Asunción le dice a Héctor;
-
No sé
si es buena idea dejarles a Javier y Dani que se monte ellos solos en un trineo.
-
Mujer
no les puede pasar nada, son trineos especiales para niños, es imposible que yo
me monte en uno con Dani y Bonilla con Javi.
-
No,
pero María podría ir con Dani e Irene con Javi para mayor seguridad.
-
Y
aguarles la fiesta, venga, no seas miedica Asun, que ya has visto que cada niño
va en un trineo.
-
Creo
que tu marido tiene razón – dice Matilde – no creas que a mi no me da cosa pero
tenemos que empezar a confiar en ellos.
-
Está
bien, vosotros ganáis pero yo no las tengo todas conmigo.
Y Asunción tiene razón
y no será por culpa de Daniel pero el susto que se llevan a punto está de
malograr el fin de semana, que con tanta
ilusión han empezado.
continuará
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