jueves, 27 de septiembre de 2012

La sorpresa de Aurelia. Parte 21.






Presente con cambios y el pasado que no cesa


Diez días han pasado, desde el accidente de Dani y del susto que se lleva su abuela,  cuando al entrar en el el portal le ve llegar con el ojo izquierdo levemente hinchado y puntos en la ceja.

-   ¡Santo cielo! Se podía haber quedado ciego ¿pero no tenía ojos en la cara ese hombre?, parece que los accidentes nos persiguen – exclamó Felisa al oir lo que había pasado.
-    ¿Qué accidente además del de mi madre? – preguntó inmediatamente Irene
-    Nada, nada, cosas de tu abuela, ya sabes como es...lo importante es que el chico está bien
-    Exacto padre – dijo Asunción- nosotros nos subimos ya que ha sido un día muy largo. Hasta mañana, ya hablaremos madre.

Cuando se quedaron solos Irene insistió en lo de los accidentes, sabe que su abuela no dice las cosas en vano, que no da puntada sin hilo como dice su tío Héctor.

-    Hace tiempo me pasó a mi algo, fue una imprudencia y causé un accidente y lo pagué caro...pero ahora no es el momento, ya te lo contaré otro día – contestó su abuelo tratando de tranquilizar a su nieta sin evitar la pregunta pero sin ánimo de contarle toda la historia.

Irene se conformó con esa escueta explicación, se metió a su cuarto, tomó su diario y como venía haciendo desde las últimas navidades, le contó a su madre sus cosas.




<< Buenas noches mamá, acabo de llegar de un fin de semana en la sierra. Dani ha tenido un accidente pero está bien y no ha sido su culpa. A pesar de todo María, Clara y yo hemos aprendido a esquiar pero se nos olvidará enseguida, han sido tres lecciones y de momento nos volveremos a la nieve.
Al volver a casa la abuela se ha asustado mucho y ha dicho que los accidentes nos persiguen...no hablaba de tu desgraciado accidente sino de otro que no quiere contar. El ábuelo me ha dicho, sin decirme mucho, que él provocó un accidente y que pagó por ello y nada más...no me imagino al abuelo haciendo mal a nadie, él es un pedazo de pan y siempre está pendiente de mi.
Mamá, presiento que hay muchas cosas que la abuela Felisa no quiere contarme, la mayoría de las cosas “malas” las oigo de la tía Asunción y de mi madrina ¿por qué es la abuela Felisa tan cerrada? ¿no sé da cuenta que con sus medias palabras hace más daño que con la verdad?..ya sé que soy aún muy joven y que hay cosas que no entiendo bien pero no soy tonta. Aunque no todo el mundo sea bueno también hay gente muy buena y gente que a veces se pierde sin ser mala y necesita ayuda.
Mamá, de momento no voy a volver a preguntar, voy a esperar a que María cumpla los 13 años, a lo mejor le viene a ella también la regla, como a Clara y a mi y asi puedo decir que ya somos mujercitas ¿te parece bien?
Por cierto la familia se agranda, a la llegada de los mellizos de los tíos Gustavo y Aurelia ahora es la tía Matilde la que está esperando un hermanito para Javier...Ya sé que al tío Gustavo y al tío Bonilla llegaste a conocerles y a las tías no pero supongo que ya no te serán extrañas pues te hablo muy a menudo de todos ellos.
Buenas noches mamá y gracias por seguir cuidando de mi desde allá arriba.>>

Mientras Irene escribía, María por su parte, esperó a que su hermano estuviese dormido para hacer la misma pregunta que su prima. Asunción respondió casi con las misma palabras que su padre a su nieta. Héctor aconsejó a su mujer que bajase a hablar con sus padres..quizá Irene había preguntado lo mismo y las niñas lo comentan por la mañana.

-    Lo siento hija, se me escapó pero tu padre ya la ha tranquilizado un poco.
-    No lo crea madre, ninguna de las dos van a parar hasta no saber la verdad.
-    Pero si son aún unas niñas. Irene acaba de cumplir 14 años y María hará 13 en mayo, unas verdaderas niñas..¿cómo le vamos a contar que su abuelo estuvo en la cárcel? No hija, prefiero que aún no sepan nada..además, ellas se lo cuentan todo a Clara y...
-    Tan jóvenes como eran Pedrito y Leonor y no se les ocultó. Madre no es ninguna vergüenza, padre estuvo en la cárcel por una imprudencia y también porque en este país no hay una justicia justa y Miguel por ser un crédulo ..no podemos borrar nuestro pasado.
-   A ellos les tocó vivirlo...no es lo mismo y ya sé que no se puede borrar– dijo Felisa – pero tampoco ganamos nada con sacarlo a pasear.
-    Mujer no entiendes nada cuando te pones borrica, lo que tu hija dice es que es mejor que se enteren por nosotros a que oigan cosas por ahí..ha pasado tiempo sí, algunos vecinos ya no están en la plaza pero otro siguen, los mismos niños con los que juegan en la plaza pueden hacer un día un comentario.
-   Tus nietas no juegan casi nada en la plaza y no quiero remover el pasado y basta.
-    Madre, entiendo sus miedos pero creo que no conoce a sus nietas. Son pequeñas pero muy maduras para la edad que tienen y en parte, el pasado, ese pasado que a usted le asusta, ha tenido mucho que ver en esa madurez sin que por ello dejen de ser una niñas con las inquietudes de su edad.  Yo no le puedo obligar a contarle a Irene nada pero Héctor y yo si queremos poner a María en antecedentes si vuelve a preguntar.
-    Como mi opinión no cuenta, haz lo que quieras, cuéntaselo tu a tu sobrina pero atente a las consecuencias. Buenas noches – respondió Felisa metiéndose en su cuarta muy enfadada.
-    No te preocupes hija – dice Trino – mañana se la habrá pasado y si tu crees que deben saberlo, adelante..tu las conoces muy bién, mejor que nosotros.
-    Gracias padre, si vuelven a la carga se lo contaremos con cuidado.

Como Irene escribió en su diario ni ella ni María vuelven a hablar de ello, las dos comentan lo que les han dicho y lo dejan pasar, tampoco le dicen nada a Clara, por primera vez creen que están ante algo que no debe salir del ámbito familiar hasta que no sepan toda la verdad.

La entrada de Dani en la clase, al lunes siguiente al fin de semana, con paso seguro y con puntos en la ceja,  despertó la curiosidad de sus compañeros y durante unos días fue el centro de atención de todos...hasta hoy pues en este momento el médico le está quitando los puntos y lo primero que hace es mirarse en el espejo para ver su cicatriz y exclama:

-   !Jolines, no se ve nada!  ahora nadie me va a creer.
-   Claro que se ve, pero es muy pequeñita..el médico de la sierra ya te dijo que había hecho un trabajo muy bueno porque tu te habías dejado coser sin llorar – dice Héctor  reprimiendo la risa al igual que el médico y Asunción
-    Cuando seas mayor se notará un poquito más asi que podrás contar tu aventura sin problemas – comenta el médico.
-     Ah, vale – dice Dani que en realidad se contenta enseguida al tener un caracter muy fácil de llevar aunque proteste por todo y sea travieso.

Cuando salen de la consulta van a comer  y por la tarde su padre le lleva al colegio de nuevo.
Asunción, se pasa por casa de Aurelia, a recoger la primera columna que ha escrito después del nacimiento de los mellizos y Héctor se reune con Bonilla, en el despacho de Gustavo, quien tiene un caso que le trae de cabeza.

-    Hola , ¿me he retrasdo tanto? – dice al ver que Bonilla y Gustavo ya están intercambiando datos.
-    No, no, pasa Héctor – dice Gustavo – me he encontrado con Bonilla cuando bajaba de casa y hemos venido juntos ¿qué tal Dani?
-    Hola Héctor, Matilde había quedado con Aurelia y tu mujer para tomar el café y como mi coche está en el garaje le he pedido a Gustavo que me trajera.
-    Es verda, se me había olvidado que la calefacción no funcionaba bien..y con Dani todo bien, no ha dicho ni pío mientras le quitaban los puntos pero si ha protestado porque casi no tiene cicatriz.

Gustavo y Bonilla ríen y recuerdan sus cicatrices por correr detrás de una pelota o caída de bicicleta. Héctor no participa en el recuerdo, sus cicatrices son de otra índole y prefiere no comentarlas. Cuando  terminan de contarlas comienzan a despachar.

-    El problema no está en el que el caso sea complicado, porque no lo es y además yo creo al joven pero sus testigos han desaparecido y sin nadie que corrabore su declaración no puedo hacer una apelación fundamentada.
-   ¿Tampoco has encontrado pruebas de que esos testigos estuvieran estudiando en la universidad?
-   Nada, en ninguna de las tres facultades y el que se está comiendo el marrón es mi cliente.
-   ¿Y los compañeros del joven? ¿No saben nada?
-   No consigo que confien en mi, no quieren hablar.
-    Quizá Matilde nos pueda ayudar – dice Bonilla
-    ¿Matilde? ¿cómo? – pregunta Gustavo
-    Hasta ahora has probado a hablar con los chicos pero quizá alguna compañera sepa algo. La madre de Luis, uno de los niños de la clase de los nuestros, se ha hecho muy amiga de Matilde y ella es profesora de ciencias en la misma facultad que tu defendido y...
-    Yo si entiendo – dice Héctor – pero el cliente de Gustavo es alumno de tercero y la madre de Luis creo que solo da clase a los de primero.

Mientras ellos siguen discutiendo que estrategia pueden utilizar, Matilde, ajena a lo que quizá la quieran proponer, bebe tranquilamente un café con Aurelia y Asunción. Él tema de conversación no tiene nada quer ver con ninguna facultad pero con la columna de Aurelia y sus planes.

-    Te ha quedado muy bien – dice Matilde en ese momento – al menos a mi, como lectora me gusta y te echábamos de menos.
-    Pues a mi como redactora también me gusta y creo que puede ayudar a muchas madres embarazadas de mellizos o gemelos, sobre todo si son primerizas. ¿Has pensado ya cuando quieres volver?
-    No, aún no, escribir una columna cada quince días es todo lo que prometo, de momento.
-  ¿Pero has pensado en no volver? – pregunta Matilde
-   No, eso no, pero hasta después del verano no creo que lo haga..Julio dice que no es problema, que puedo empezar cuando quiera..de momento quiero dedicarme a los niños y a sacarme el carné para tener más movilidad con los mellizos. ... y bueno, tengo una idea en mente desde hace tiempo y quizá aproveche este periodo para encauzarla.
-    Lo del carné me parece fenomenal y cuenta ¿qué idea es esa que te ronda por el coco?- dice Matilde
-    Prefiero no decirlo, lo siento, no suelo tener secretos con vosotras pero esta vez ni Gustavo va a saber nada hasta que no haya tomado forma. Respetad mi decisión ¿vale?
-    Vale Aurelia, te pones un poco misteriosa pero por mi parte esperaré. Estoy de acuerdo con Matilde, lo del carné es estupendo Aurelia y en cuanto a incoporarte como redactora de nuevo, ¿qué quieres que te diga?, por un lado  te entiendo, yo tardé 6 meses en volver a mis actividades tras el nacimiento de Dani. Por otro lado te echo de menos en  la redacción, tu sección está un poco parada, la chica nueva está empezando a escribir cositas pero no es lo mismo pero bueno, mientras tengamos tu columna cada quince días nos sentimos satisfechos.
-    Déjemos de hablar de mi – dice Aurelia - ¿qué tal vas con tu embarazo, Matilde?
-    Muy bien, me está pasando como a ti, ni tan siquiera tengo naúseas por la mañana, lo malo es que tengo hambre a todas horas y voy a tener que vigilar los dulces, no sea que me pase como con Javier.
-    Me parece mentira que al año que viene ya seamos uno más en la familia...bueno o más, es decir, si Asunción y Héctor también se animan
-    No lo creo Aurelia..ni María ni Dani están pidiendo a gritos tener un hermanito, aunque si  viniera lo aceptarían,  sin duda alguna.
-    ¿Y cómo lo sabes? ¿te han dicho ellos algo?
-    Sí, después de venir de la sierra  Dani dijo:  << mamá nosotros no necesitamos más hermanitos ¿verda? María y yo no nos aburrimos>> y María no contradijo a su hermano por vez primera.
-    ¿ Y Héctor y tú? ¿qué es lo queréis?- pregunta Matilde
-    Pensamos lo mismo, nuestra familia está completa..a ver, nos alegramos mucho por vosotros y cuidaremos de vuestros pequeños con mucho gusto pero ni Héctor y yo sentimos la necesidad de tener otro hijo.
-    ¿ Estás segura Asun?  – dice Aurelia –  eres aún muy joven y no sé yo si las pastillas que tomas son buenas a largo plazo.
-    Hay pocos estudios, es cierto, pero de momento es el único método eficaz sin interrupciones, ya me entendéis ¿o no?
-    Sí hija, no es necesario que des explicaciones – ríen sus amigas.

Las tres amigas siguen contándose cosas hasta que Asunción se levanta para volver a la revista mientras Matilde se queda con Aurelia para ayudarla con los mellizos, la siguiente toma está al caer y la conversación vuelve a girar sobre el embarazo y el cudidado de los bebés, del tiempo que se pasa con ello y de lo rápido que crecen.
A las cinco Matilde se despide para ir a recoger a los niños y en el coche piensa que está empezando a tener un lazo más de unión con Aurelia.
Esa misma noche se lo diría a su marido:

-     No sé, cariño, el ratito que he estado a solas con Aurelia ha sido diferente al de otras veces, he sentido como si entra ella y yo por fin hubiese un vínculo.
-    ¿Qué quieres decir? – pregunta su marido un tanto sorprendido.
-    Bueno, no sé como decirlo sin parecer que he estado celosa o algo así porque eso no es.
-    Comienza desde el principio porque me pierdo.
-    Verás, tú y Héctor sois amigos, el era tu jefe y formáis un buen equipo. Aurelia y Asunción son amigas desde antes de que yo las conociera, comparten el mundillo de la revista y Gustavo al igual que yo llegamos de rebote pero, mientras Gustavo encaja en el equipo Bonilla&Héctor yo sentía que no tenía hilo directo con Aurelia.
-    Voy entendiendo y ¿con Asunción sí?
-    Mucho más que con Aurelia, quizá porque al tener Javier y Dani la misma edad hemos compartido con ellos muchas horas, al igual que el que Clara y María sean casi de la misma edad ha reforzado la amistad entre Aurelia y Asunción.
-   ¿ Y ahora tienes hilo directo con Aurelia?
-    Sí, eso es lo que he sentido esta tarde, el hecho de ser padrinos de Marta y el que yo esté ahora embarazada hace que nuestras conversaciones sean más fluídas cuando estamos solas, por la edad de sus mellizos y por la de nuestro bebé creo que nuestra complicidad puede aumentar. ¿Comprendes?
-    Comprendo y también creo que las hormonas han despertado tu sensibilidad y...es lógico que ahora tengas otro tema de conversación con Aurelia al margen de Asunción, al menos que esta también se quede embarazada, claro.
-    No, no lo esperes, según nos ha dicho ni ella ni Héctor están por la labor. Su familia está completa. Me ha parecido muy tanjante y no sé, me parece un poco egoista, la verdad.
-   Héctor no ha comentado nada pero lo van a tener difícil, Asunción es aún muy joven y ¿egoista Asun?, no lo creo, tendrán sus razones.
-   Asun toma pastillas desde hace algo más de un año
-   No lo sabía, cómo tu no has tomado nunca nada..ni idea de qué Asunción fuera tan adelantada..pero ¿sabes qué?, allá cada cual con su pareja y basta ya de charlas sobre otros..ocupémonos de nosotros – dice Bonilla besando a su mujer mientras con la mano desabrocha su blusa.

Aurelia y Gustavo también conversan antes de dormir y pasan revista al día que han tenido.

-   Mañana mismo vamos a una academia para apuntarte a las clases, la mujer de Ignacio puede cuidar de los mellizos o yo me tomo libre la hora de clase.
-   ¿Entonces estás de acuerdo con que aprenda a conducir?
-    Por supuesto Aurelia. Nunca te he dicho nada porque tu no lo has mencionado pero a mi me parece muy bien que las mujeres tengáis carné, de esa forma eres más independiente, puedes alternar con Asunción en ir a buscar a las chicas..aunque con los mellizos atrás no creo que sea buena idea – ríe Gustavo y continua – pero de ese modo puedes trabajar en casa, seguir con tu sección y la columna, en el coche en un santiamén estás en la revista y de vuelta en casa.
-    Gracias marido por ser tan comprensivo – dice Aurelia en broma – Ahora en serio, esa era mi idea, la de ir a por las chicas solo si te quedas tu con los mellizos pero el llevar yo mis columnas sí, me apetece de nuevo pisar la revista aunque no tengo prisa...lo de mi sección no sé, no creo que pueda hacerlo en casa, normalmente visitaba lugares y tenía entrevistas...no me veo haciéndolo con los mellizos siendo tan pequeños...creo que le voy a decir a Julio que busquen a otra persona para esa sección.
-    ¿Estás segura? Yo pensaba que te gustaba tu trabajo y la sección en realidad la has creado tú.
-    Y me gusta Gustavo pero estar en casa con mis mellizos me gusta mucho más...la columna no me quita tiempo y de paso puedo empezar a explorar otras posibilidades.
-    ¿Tienes planes nuevos? Cuéntamelos.
-    No, ya le dicho a Asunción y a Matilde que prefiero no decirlo..ya lo veréis cuando lo tenga listo..si sigo adelante.
-    ¡Qué misteriosa que estás, mujer! – dice Gustavo apagando la luz y ya en la oscuridad pregunta inclinado sobre su mujer - ¿ tiene esta mujer misteriosa que está a mi lado, ganas de explorar si podemos retomar un numerito que dejamos a medias hace ya más de dos meses?

Aurelia ríe y aunque está nerviosa por ser la primera vez después de dar a luz no puede evitar aceptar la invitación de su marido. 






La familia Perea por su parte, durante la cena, han compartido lo que han hecho durante el día. Daniel ha contado cómo le han recibido por la tarde, cuando ha llegado a clase ya sin puntos y el profesor de gimnasia le ha dicho que ya puede empezar a entrenar. María por su parte cuenta que parece que hubiera una ola de venir cigüeñas.

-     Por qué dices éso? – pregunta Hector
-     Hay dos chicas en la clase que van a tener hermanitos  dentro de unos meses.
-    ¿Y a ti te gustaría que nosotros tuviéramos otro?- pregunta Héctor
-     La verdad es que prefiero tener primitos.
-     Con Daniel tienes bastante..¿es eso?
-     Sí, de verdad, no es cosa mía pero no veo la necesidad de tener otro hermano...no sé, tener muchos hermanos debe ser divertido pero también un jaleo.
-   Yo tampoco quiero otro hermanito, si cuenta lo que yo quiero! – dice Dani
-    Y se puede saber por qué – pregunta Héctor
-    Porque quiero ser siempre el pequeño de la casa y no quiero que vosotros no tengáis tiempo para mi.
-    Eso no pasaría Daniel, aunque encargásemos otro niño siempre tendríamos tiempo para vosotros y ahora caballerete, hombrecito de la casa y principito para siempre, es hora de irse a la cama – dice Héctor.

Al mismo tiempo que Héctor se ocupa de Dani, María sigue hablando con su madre y ayuda a recoger la mesa.

-   Clara dice que sus padres ya no tienen  tiempo para ella  y además como sus hermanos son tan pequeños tampoco pueden hacer las mismas cosas que hacían antes.
-    Cuando los mellizos ya empiecen a andar y a hablar seguro que Clara está loquitos con ellos.
-     Eso digo yo también, pero se siente un poco sola...la tía Aurelia piensa todo el rato en los mellizos, sólo su padre le hace caso.
-   Clara exagera un poco María, tiene un poco de pelusa y es normal, han sido muchos años siendo la única en la casa pero yo conozco a la tía Aurelia y aunque no lo parezca está muy pendiente de Clara.
-    Bueno, pues ella no lo cree así y yo no quiero que eso me pase a mi.
-    Y no te pasaría María, tu estás acostumbrada a compartir nuestra atención con Dani.
-    Princesa, tu  turno – dice Héctor entrando en la cocina.

Más tarde, cuando Dani y Maria duermen sus padres, reclinados sobre la almohada, comentan en la cama la conversación con sus hijos y Asun saca a relucir lo que han hablado en casa de Aurelia.

-    La verdad es que me he sentido un poco mal cuando han sacado el tema. Me ha preguntado si estaba segura y si pensaba tomar las pastillas siempre- dice Asun jugando con la mano de su marido.
-    ¿No tendrás complejo de culpabilidad , verdad?, Cariño, no te preocupes, digan lo que digan todos, si tenemos otro será porque los dos queramos de verdad y creo que hasta hace bien poco no queríamos ¿o no?- contesta Héctor levantándola la barbilla para ver mejor la expresión de sus ojos.
-   Sí, exacto, ya lo hemos hablado, no sólo cuando nacieron los mellizos, antes también y no siento esa llamada o ganas de volver a quedarme embarazada, no tengo la ilusión que tenía cuando María y Daniel pero no sé, a lo mejor es por las pastillas...
-    No lo creo Asun, a mi me pasa como a ti y yo no tomo pastillas – responde Héctor muy seriamente.
-    Gracias mi amor - dice Asunción dándole a su marido en el brazo sonriendo - siempre consigues que sonría hasta cuando tratamos temas serios; entonces estamos seguros y no lo hacemos por lo que dicen nuestros hijos.
-    Sra. de Pera me temo que pensamos igual...la decisión de tener un hijo  sólo nos incumbe a nosotros.
-    Mi madre no estaría de acuerdo, los hijos son un regalo de Dios.
-     Y estoy de acuerdo, hemos tenido dos regalos preciosos y le estoy muy agradecido pero no creo que le demos la espalda por esta decisión, al revés, creo que junto a ti soy más consciente de que existe un Dios...por mi parte podemos dar por cerrado el tema tener otro niño ¿de acuerdo?
-   Por mi parte también pero...¿voy a tener que estar tomando pastillas hasta que se me retire el periodo?
-    Para eso falta mucho mi amor y ¡coño! es una muy buena pregunta, quién sabe si al cabo del tiempo provocan eso que llaman daños colaterales...quizá exista otra posiblidad – dice Héctor
-    ¿Cuál ? Yo no quiero tener que meterme ningún tipo de aparatito.
-     No estaba pensando en eso mi vida...mira, esta mañana , mientras esperábamos en la consulta  he cogido una de esas revistas médicas y aunque no lo he podido leer completo, había un artículo que me ha interesado. Quizá sea mi turno ahora - contesta Héctor recastando su mano para colocarle a su mujer uno de sus rizos.
-    No, Héctor.  Creo que sé de que artículo hablas, lo conozco, la redacción también tiene una suscripción a esa revista y me parece muy drástico, muy definitivo.
-    Puede ser pero puedo hablar con Mauricio, es un viejo conocido mío, médico y en otros tiempos amigo y cuando tenga toda la información lo discutimos ¿te parece?
-    Bueno pero de esto ni media palabra a nadie, sólo a ese médico...creo que mi tía Manolita también le conoce ¿no?
-   Sí, es un viejo amigo de la plaza de los Frutos y ¿te has tomado la pastilla hoy?
-    Sí, claro como todas las noches ¿qué pasa?
-    Nada, era por preguntar por si acaso te apetece comprobar si siguen funcionando.
-    De verdad que eres incríble Héctor, me traes loca – dice Asunción contestando ya a los avances de su marido y olvidándose de apagar la luz.

 FIN







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