miércoles, 29 de agosto de 2012

La sorpresa de Aurelia. Parte 11.


Vísperas de Navidad y planes sorprendentes

La Navidad ya está a la vuelta de la esquina, el sorteo de Navidad también, las ilusiones aumentan, la función del colegio es dentro de unos días y el ensayo general está muy cerca. 
El partido de baloncesto de los chicos será al día siguiente y los entrenamientos son ahora más fecuentes; las actividades se amontonan en las agendas de las tres familias y viven estas semanas con las mismas espectactivas que sus hijos.
Cada navidad les parece distinta, quizá porque los niños van creciendo y sus opiniones van contando la ven con una mirada nueva, al igual que casi todos los niños.
Tras la navidad llegan los Reyes y creer o no creer en ellos no es importante, lo importante es escribir la carta y entregarla a los mensajeros reales presenten en las grandes superficies comerciales.




En la plaza Mayor, iluminada por la noche con las luces navideñas, se puede ver en una de sus esquinas un gran nacimiento. El trajin de la gente con bolsas, entrando y saliendo por las diferentes puertas, nos indica que este año, al igual que el anterior, el mercadillo navideño tiene mucho éxito.




Clara, María e Irene han obtenido permiso para ir solas a comprar figuritas para el nacimiento y cositas para el árbol. Es la primera vez que las chicas van a ir solas o mejor dicho, van a poder comprar ellas solas las cosas que quieren y tienen dos horas para hacerlo. A la plaza las acerca Gustavo y a la hora acordada tienen que estar en San Ginés donde Asunción y Aurelia las estarán esperando para tomar chocolate con churros.




Las han repetido hasta la saciedad que no se separen, que tengan cuidado con sus bolsitos, que guarden bien el dinero y que no hablen con extraños pero ellas se sienten ya mayores para apañarselas solas aunque no olvidan los consejos.

-¿Cuánto dinero tienes tú? – pregunta María a Clara
- Cien pesetas, mi madre dice que tengo suficiente, espero que me sobre algo para poder comprarme un barquillo.
- Yo tengo ochenta pesetas, la abuela me ha dado 50 y el resto es lo que yo he ahorrado pero no tengo que comprar mucho, sólo quiero comprarle un regalo a mi madrina ya que vamos a pasar allí unos días después de las navidades.
- ¿No vas a comprar nada para el árbol de los abuelos? – pregunta María.
- No, la abuela dice que con lo que tenemos es suficiente pero si quiero comprar cartulinas de plata para dibujar angelitos y estrellas..luego lo recorto y lo pongo en el árbol, asi hay algo nuevo que no cuesta mucho.
- ¡Qué idea más buena!- dice Clara- creo que yo también voy a hacerlo. Unas cuantas bolitas y unas figuritas para el Belén y con lo que me sobre un regalito para mis padres.
- No si al final hemos venido para nada porque en la papelería del barrio lo podíamos haberlo comprado igualmente- contesta María.
- Posiblemente pero el ambiente que hay aquí no lo tenemos en el barrio – responde Irene- a mi me encanta ver tanta gente y ver sus caras.
- ¿Por qué sus caras? – pregunta Clara.
- Quizá me lo parezca a mi pero veo a la gente más amable y contenta ..!Uf que susto! – dice Irene dando un salto al haber explotado un petardo cerca de ella- a los petardos es a lo que no me acostumbro.
-  Javier y Dani también querían comprar petardos, debe ser muy de chicos pero papá no le ha dejado, se ha tenido que conformar con las tiras para rascar.




Las chicas continuan su recorrido entre los puestos, compran castañas, ven el Belén y hacen sus comprar. Al final las tres terminan comprado casi lo mismo inclusive regalitos para sus padres. María también compra algo para Daniel e Irene para los abuelos y su madrina.
-       Se me ocurre que podemos poner los regalitos que hemos comprado debajo del árbol el día de navidad como hace Suzanne en su casa- apunta María.
-       Eso es muy americano pero podemos probarlo, ya que nos invitaron a la fiesta esa de los peregrinos en noviembre pues podemos copiarles lo del St. Claus ese- dice Clara.
-       La fiesta en noviembre se llama Acción de Gracias, me lo ha escrito en una carta mi madrina y lo de St. Claus a mi no me parece mal...total, ya no creemos en los reyes pero María no lo va a poder hacer por Dani.
-       ¡Claro que puedo! Dani ya no cree en los Reyes lo ha dicho el mismo ayer pero escribir la carta le hace ilusión – contesta María mientras se cambia de lado y añade – ¡Ostras! Creo que he visto a tu padre Clara ¿no tenía que regresar a su despacho?
-       ¿Dónde le has visto? – pregunta Clara
-       Yo también le veo ahora, está en el bar de la puerta por donde hemos entrado a la plaza – comenta Irene.

Clara mira con disimulo y en efecto ve a su padre aparentando leer un periódico y dice:
-       Disimulemos, hagamos como que no le hemos visto pero me la va a pagar, mucho decir que no hay que mentir y él miente descaradamente y encima nos vigila.
-       Seguro que el tío Bonilla también está por algún lado. Ya me extrañaba a mi que nos dejaran andar solas y que mi padre se ofreciese a llevar a los chicos al entrenamiento cuando es el tío Bonilla quien siempre lo hace.
-       Puede ser, está visto que mi padre no vale para detective – contesta Clara riéndose.
-       A mi no me importa que nos vigilen desde lejos – dice Irene – me gusta que se preocupen asi, será porque no tengo padres y los vuestros son lo más cercano que tengo- dice Irene.
-       Jolines, lo siento Irene, se me olvida que tu eres huérfanas – responde Clara
-       No pasa nada Clara, como sólo conozco a mi madre por fotos y por lo que me cuentan pues no la extraño tanto como si hubiera convivido con ella. Lo que pasa es que los abuelos, nunca han hecho de padres, sino de abuelos.  Cuando os veos a vosotras, sobre todo con vuestros padres, echo de menos lo que no tengo aunque digan que eso no es posible y los tíos me traten como una hija ...pero no es lo mismo.

María y Clara abrazan a Irene y cogidas las tres del brazo se disponen a abandonar la plaza por la calle de Bordadores dirección a la chocolatería adónde acaba de llegar el padre de Clara a toda prisa.




-       ¡Gustavo respira por favor! – le dice su mujer viéndole llegar a todo correr
-       No puedo entretenerme, creo que me han visto pero ya vienen para acá. Luego hablamos – y dicho esto sale corriendo de nuevo dirección Arenal.

Al poquito llegan las chicas que han visto a Gustavo salir del pasadizo pero haciéndose las suecas besan a sus madres y tías como si nada.

-       ¿Y? ¿Lo habéis pasado bien? ¿Os habéis gastado todo el dinero? – pregunta Asunción
-       A juzgar por las bolsitas que traen se han comprado media plaza – dice Aurelia sonriendo.
-       Lo que hemos comprado es una sorpresa y ya lo veréis el día de Navidad – dice Clara.
-       Bueno, las figuritas del Belén y las nuevas bolitas para el árbol si la pueden ver – añade María y volviéndose hacia su madre dice - ¿dónde están nuestros chocolates?
-       Ahora mismo los pedimos en cuanto nos vea el camarero – contesta Aurelia
-       ¿Y por qué no lo habéis pedido antes si sabiáis que ya veníamos?- pregunta Clara
-       No, no lo sabíamos, habéis llegado diez minutos antes.- contesta Asunción.
-       Ja, ja, ja, - dicen las tres al mismo tiempo y María añade – si el tío Gustavo tiene que ganarse la vida como detective va a pasar mucha hambre – y vuelven las tres a reírse.

Aurelia y Asunción también se ríen y la madre de Clara intenta defender a su marido:

-       Para los padres las chicas siempre somos sus niñas sin importarles la edad..y es verdad, como espía o detectives no duraría ni un día.

Tras tomarse los chocolates regresan cada una a su casa. Irene sube un poco más tarde a casa de su tía para enseñarle a María los dibujos que ha hecho para pasarlos a las cartulinas. Asunción los ve también y la felicita por lo bien que dibuja y la buena idea que ha tenido. Cuando Héctor llega con Dani Irene se baja a casa de los abuelos a cenar mientras María se presta para ayudar a su madre en la cocina a preparar la cena.

-       Mamá – dice María mientras lava las judias verdes - ¿No podríamos encontrarle a Irene un papá para ella sola?
-       ¿Cómo? ¿A qué viene eso? – pregunta su madre cerrando el grifo de la pila.
-       Irene echa de menos tener un papá. Cuando hemos visto que el tío Gustavo no se había ido sino que nos vigilaba Clara se ha enfado un poquito, casi nada, pero Irene ha dicho que a ella le gustaba ver como nuestros padres nos cuidaban y que los abuelos son eso, abuelos pero no sus padres.
-       Entiendo, yo también echo mucho de menos a mi hermana Chelo a pesar del tiempo que ha pasado y ojalá la hubiese dado tiempo a casarse, ahora Gerardo hubiera sido su padre eso no fue así, el destino quiso otra cosa.. tenemos que aprender a vivir la vida según se nos presenta- concluye Asunción tras una pequeña pausa.
-       Y destacar las cosas buenas porque siempre las hay – dice Hector desde la puerta que ha oído la conversación.
-       Papá tiene razón, en todo lo negativo siempre hay algo positivo. Irenita no está sola, nos tiene a todos nosotros y siempre vamos a estar apoyándola en todo aunque no podamos evitar los momentos tristes si podemos compensarlos- dice Asunción.
-       ¿ Qué podemos hacer Clara y yo además de abrazarla cuando está triste? – pregunta María.
-       Lo que habéis hecho, abrazarla y estar con ella, sentir con ella, reir con ella y llorar con ella – dice Héctor de nuevo – sobre todo en estas fechas que son de alegría pero también la que más recuerdos tristes nos trae, siempre recordamos a los que ya no están.
-       ¿ Y tú papá, también has echado de meno en estas fechas a tus padres?- vuelve a preguntar María.

Héctor no contesta directamente, mira a Asunción primero, después a María y se sienta al lado de su hija, coje otro cuchillo y se pone a cortar las judias junto con María y entonces dice:

-       No exactamamente princesa, lo que yo echaba de menos cuando era niño y de mayor también era vivir en un hogar rodeado de cariño. Desde hace ya varios años y gracias a mamá, a Dani y a ti, no tengo nada más que desear, tengo todo lo que siempre soñé y más aún: una sobrina maravillosa, unos suegros muy majos y unos grandísimos amigos.
-       Entonces Irenita también llegará un día a tener su propia familia y ser tan feliz como tú ¿verdad papá?
-       Por supuesto, estoy segurísimo de ello – contesta Héctor que volviéndose a Asunción a quien sorprende con lágrimas en los ojos le pregunta cariñosamente - ¿mami, valen las judias así o hay que cortarlas más pequeñas?
-       Valen así y no hay que cortar más. Hay suficientes para hacerlas con el jamón. Muchísima gracias a los dos por la ayuda, podéis ir poniendo la mesa si queréis o mejor ir a ver qué hace Dani que hace tiempo que no le oigo.
-       Estaba viendo en la televisión un programa de animales de los que a él le gustan – dice Héctor- pero ya voy para allá a hacerle compañía

Héctor besa a Asunción y María saca el mantel del cajón de la mesa de la cocina y va con su padre al salón.
Durante la cena es Dani quien sorprende con una pregunta:




-¿ Papá si te toca la lotería puedo poner en la carta de Reyes que quiero un  scalextric?
- ¿ Pero no tenías la carta ya escrita con scalextric incluído?- pregunta Asunción
- Sí, pero lo taché porque en la juguetería nueva, esa de la esquina, hay uno en el escaparate y al lado una cartulina y en la cartulina han escrito 2.348...y eso son muchas pesetas ¿verdad?

Asunción y Héctor no saben si reírse o comerse a su hijo a bersos. El diablillo resulta que piensa en la economía de la familia desde que sabe que los reyes son los padres.

-       ¿ponía pts detrás de la cifra?- pregunta María que es la primera que ha reaccionado.
-       No, sólo la cifra – dice Dani - ¿por qué lo dices? Piensas que no se leer las cifras y...
-       Tranquilo hijo – le dice Héctor poniéndo su mano sobre su hombro – lo que María quiere decir es que puede ser el número de referencia para hacer el encargo y no el precio.
-       Tú pon el scalextric en tu carta de nuevo y ya veremos lo que hacen los reyes con lotería o sin ella- le dice Asunción
-       ¿ Entonces no importa lo que valga?- vuelve a preguntar Dani.
-       No, Dani, no hemos dicho eso, sólo que los reyes tendrán en cuenta tu deseo ¿has terminado ya?- vuelve a hablar su madre
-       Sí mami – dice Dani- ¿me puedo levantar ya de la mesa?
-       Sí y vete a lavarte los dientes. Puedes leer los nuevos tebeos del Capitán Trueno hasta que entremos a darte un beso- contesta Asun de nuevo.

Más tarde, cuando Héctor y Asun ya están también en la cama, el matrimonio comenta la tristeza de Irenita, lo malo que es Gustavo como espía y las ocurrencias de sus hijos además de decidir aceptar la invitación de Irene Medina e ir ellos también a Marbella, del 26 al 30 de diciembre.

-       Mañana mismo llamaré a Irene para decírselo, su marido estará ausente esos días y como ya me dijo cuando nos invitó : << la casa tiene habitaciones de sobra y cuanto más seamos más acompañada que voy a estar>>.
-       A los niños les va dar algo, no contaban con ir a la playa en diciembre – ríe Héctor.
-       Desde luego estas navidades no las van olvidar facilmente, está copada de reuniones y celebraciones: la nochebuena en Madrid con mi familia y la de la tía Marcelina con el tio Marce y la nochevieja tan especial que nos ha preparado Bonilla ¡ Hasta yo estoy tan ilusionada como ellos!.
-       Tienes razón, la idea de pasar todas las familias juntas la nochevieja en el Escorial, en la casa que ha alquilado y el detalle de invitar a tus padres y a tu hermano con Estrella y Diego y a Irenita por descontado  me sigue pareciendo una locura, pero una locura fenomenal. Se nota que la familia de nuestros mejores amigos somos nosotros ¿No crees Asun?
-       Sí, lo creo y me parece precioso...Bonilla y Matilde no tienen ya casi familia y Gustavo ya perdió a sus padres, al de Aurelia, aunque se queje y diga que le gusta estar solo, al final le arrastramos con nosotros y como a mis padres en el fondo le hace ilusión..aunque quizá si sea un poco cansado para ellos.
-       Cansado es para todos, el día 2 de eneros estamos hechos unos zorros pero que nos quiten lo bailado.
-       Eso desde luego, bueno cariño mañana seguimos hablando ¿apagas tu la luz?
-       Ahora mismo – dice Héctor levántandose y al meterse en la cama de nuevo, antes de darle un beso, añade- buenas noches mi amor y recuerda que hay que comprar bombillas para las lamparitas de la mesillas.
-       Te lo recordaré, buenas noches cariño y quédate un ratito abrazado a mi hasta que me duerma.
-       Siempre lo hago, mi vida. Hasta mañana.

Fin


















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