lunes, 13 de agosto de 2012

La sorpresa de Aurelia. Parte 7.


Recuerdos

Gustavo se despierta de madrugada y contempla a su mujer dormir placidamente. Intenta conciliar el sueño de nuevo pasando su brazo izquierdo sobre el vientre de su mujer pero no lo consigue y decide levantarse.
Al pasar por delante del dormitorio de Clara abre la puerta sin hacer ruido y contempla a su hija de 12 años camino de 13.
Se acerca muy despacio y le da un beso en la frente y siente como una emoción le embarga por dentro que le traslada a otra noche, a la noche en que una serie de sentimientos amargos, caído y sin ilusiones le llevó a realizar el acto más bonito que había realizado hasta esa fecha: hacer el amor con Aurelia.
Sus pasos le llevan a la cocina y allí se calienta un vaso de leche, se sienta a la mesa y ve sobre ella el bloc de notas de su mujer junto a la pluma de plata que él la había regalado años atrás.
Por primera vez en su vida siente la necesidad de expresar con palabras escritas lo que en ese momento está viviendo; toma la pluma, abre el bloc y comienza a escribir. Nota que la pluma, esa misma pluma con la que su mujer es capaz de escribir cosas preciosas con él avanza lenta pero no perezosa:

“  ....mis pasos me llevaron al café del teatro, allí bebí mucho más de la cuenta porque nada ya contaba, todo era negro y me sentía sucio. Creo que me encontré con Bonilla pero de eso no estoy seguro, jamás se lo he preguntado porque tampoco viene al caso. Salí derecho del café, al menos eso yo creía pero las eses que iba haciendo sorprendieron a Aurelia que acababa de dejar la redacción. Se acercó a mi y sin miramiento alguno por rango, iba de paisano, también es verdad...me tomó del brazo y me subió a la redacción, no admitía protesta y yo sólo protestaba por educación porque la verdad es que me dejé llevar porque al posar su mano en mi brazo un rayito de sol, en medio de la noche, creí sentir en mi cara. Ya arriba me habló de un café bien cargado para que me despejara un poco...no quería despejarme, por un lado quería sentir lástima de mi mismo y por otro dejarme mimar por esos ojos que siempre que se cruzaban en mi camino buscaban valientemente los míos.
Recuerdo que mientras Aurelia iba a hacerme el café prometido  yo quise colgar mi sombrero en el picaporte de la puerta pero mi tino fue pésimo, terminó en el suelo y yo tan ordenado siempre, pensé que ese era el lugar adecuado, el suelo, ahí también estaba yo y entonces vino ella, como en una de esas películas románticas que tanto gustan a las mujeres, me ofreció el café y oímos ruidos, a punto estuve de reírme pero ella me tomó de la mano, me llevó al despacho de Rocío, me dejó para volver con el café...café que ni tan siquiera llegué a tomarme porque ella me hablaba y sus palabras me llenaban: << usted tiene un alma muy noble y aunque haya hecho cosas malas, usted es nobleza, lo veo en sus ojos>> me dijo mirándome, levantando con su mano mi barbilla y ya no oi nada más, sus labios tan cerca de los míos parecían decirme << si no me crees, ¡ bésame!.. yo jamás podría besar a un ser despreciable>> y yo la besé, primero unos besos tímidos que me llenaron de calor y después el impulso de fundirme con ella y ver el mundo con sus ojos, sentir la vida envuelto en ella...creo que entonces empecé a amarla, que entendí lo que Bécquer decía:

Hoy la tierra y el cielo me sonríe
Hoy llega al fondo de mi alma el sol
Hoy la he visto...la he visto me ha mirado
¡Hoy creo en Dios!.

aunque todo lo que supe decirla fue: perdón por lo que había pasado, me sentía culpable por haber sentido y disfrutado como nunca...pero no tenía nada que ofrecerla...!estaba comprometido con otra y ella lo sabía!.
Aquella memorable noche fue el principio de Clara y yo tardé tiempo en enterarme pero no en olvidar ese momento, cualquier beso que me pidiera Cecilia era Aurelia a quien besaba...después todo sucedió muy rápido, adiós al compromiso con mi prometida...pasos que me llevaron de nuevo a la redacción, rechazo de Aurelia y al final la reconciliación, la nueva del embarazo, la boda, el nacimiento de Clara y ahora en espera de mellizos...mis ojos hoy al igual que en muchos otros momentos desde aquella primera noche se nublan por la emoción...y a veces, como ahora, tengo miedo de que tanta felicidad sólo sea un sueño...




-           Papá tengo sed – oye decir a su hija que está a su lado y a quien no ha oído llegar.
-           Cariño ¿tu tampoco puedes dormir? ¿quieres que te caliente un vaso de leche como el mío?
-           No, sólo quiero agua y que me lleves a la cama – contesta Clara con los ojos cerrados por el sueño.
-           Eso esta hecho, mi amor – dice Gustavo levántadose y sacando agua fresca de la nevera le da de beber a su hija y la lleva en brazos a la cama como si tuviera dos años.

En la cocina queda el bloc olvidado, abierto y sin terminar de contar lo que siente pero ya no importa, tras arropar bien a su hija y volver a darle un beso sus pasos le llevan de nuevo a su dormitorio y abrazado a su mujer duerme toda la noche como un crío pequeño.

A la mañana siguiente Aurelia se despierta antes que su marido y sin saber muy bien el motivo le deja dormir un poco más. Después de ducharse y vestirse se dirige a la cocina a preparar el desayuno mientras oye a Clara entrar en la cocina, ya despierta pero sin vestir:

-           Buenos días mamá...anoche me levanté a beber agua y papá estaba aquí escribiendo en tu bloc. ¿Qué escribía?
-           Buenos días hija..no sé lo que escribía – dice cogiendo el bloc y cerrándolo – seguro que estaba anotando cosas para algún caso. Anda vete a lavarte que el desayuno estará en un momento.

Cuando Clara deja la cocina, Aurelia abre el bloc , lee lo que su marido ha escrito, vuelve a cerrarlo y no puede evitar que las lágrimas afloren y secándolas con el paño de la cocina que tiene más a mano se pone con el desayuno.
Gustavo se acaba de despertar y se sorprende que Aurelia ya se haya levantado, normalmente es él el primero y entonces recuerda la noche pasada y el bloc olvidado en la cocina. Se pone la bata y al pasar por el salón ve como su mujer ya tiene la mesa puesta con el desayuno, se acerca a ella, le da un beso, primero en el cuello y después en los labios y dice:

-           Creo que te vas a tener que comprar otro bloc para anotar las cosas que tienes que comprar..anoche lo utilicé yo y no quiero arrancar las hojas.
-           Me parece bien, mi amor..ya me ha dicho Clara que anoche hubo excursión a la cocina y yo sin enterarme. ¿Te sirvo ya el desayuno? 
-           ¿Lo ha visto Clara? ¿Lo ha leído?
-           No, tranquilo, yo llegué antes que ella pero si no hubiera dicho nada no me hubiera fijado..lo cerré a tiempo y ...
-           ¿lo has leído tú?
-           Sí, lo confieso, no he podido evitarlo, te expresas muy bien ¿te molesta que lo haya leído?
-           No, te lo iba a dejar ver, entre nosotros no tiene que haber secretos. Jamás pensé que fuera capaz de expresar mis sentimientos de ese modo... vosotras me habéis cambiado. Gracias, Te quiero.
-           Yo también te quiero, hoy, ayer y siempre – contesta Aurelia volviendo a besar a Gustavo mientras Clara entra en el comedor.
-           ¡Buenos días papá! ¡mamá deja ya de besar a papá! A este paso llegamos todos tarde.
-           Buenos días hija..tienes razón, a mi ya se me ha hecho muy tarde para llevarte al colegio, perdona...voy a preguntarle a Héctor si puede venir a recogerte ¿vale?

Gustavo se levanta, llama a su amigo y a los pocos minutos suena el timbre, es una suerte que vivan tan cerca; Clara besa a sus padres y baja con Irenita en el ascensor que es quien ha subido a buscarla.

Cuando Aurelia llega a la revista Asunción ya está en su mesa repasando los teletipos que han llegado bien temprano y al verla entrar levanta la vista y dice:

-           Buenos días dormilona ¿se os pegaron las sábanas?
-           Buenos días, no, a mi no, a Gustavo pero ha sido culpa mía.
-           ¿No me digas que os pasastéis la noche ensayando la posturita de marras? – ríe Asunción.
-           No, ¡qué va!, la posturita salió mal que bien pero no ha sido por eso..Gustavo se despertó y no podía dormir. Se levantó y por eso le he dejado dormir un poco más.
-           A Héctor también le pasa a veces, cuando tiene un caso que no termina de encauzar no hace más que darle a la cabeza y al final termina por levantarse y se pone a limpiar la pistola. No sabes la rabia que me da, no me gusta que lo haga en casa, tan solo de pensar que los niños le pueden ver me entra pavor.
-           Héctor sabe lo que hace Asunción, seguro que la taparía en seguida. De todos modos los niños saben que su padre tiene una pistola.
-           Sí, lo saben y María es la que más pregunta. Ayer mismo, durante la cena preguntó por qué su padre ya no era comisario y luego nos soltó otra pregunta que nos pilló de sorpresa, ¡menos mal que su hermano se quedó a dormir en casa de Bonilla!
-           Asunción, me asustas..¿qué pregunta era?
-           Resulta que había estado mirando el álbum de fotos de cuando era pequeña, de nuestra boda y las fotos que nos hicimos en el viaje de novios. Ya sabes que a María ya la hemos dicho que nos casamos cuando ella tenía 3 añitos por cosas que ella ya entenderá cuando sea más mayor pero a su hermano todavía no le hemos dicho nada.
-           ¿Preguntó por esas cosas?
-           No, quería saber por qué la llevamos en nuestra luna de miel, si los novios siempren van solos.


  


-           No es tonta María, no – ríe Aurelia
-           No, de tonta no tiene ni un pelo – ríe Asunción
-           ¿Qué le habéis dicho?
-           Su padre fue quien reaccionó primero y nos dejó a las dos embelesadas con sus palabras.
-           ¿y? – pregunta Aurelia queriendo saber más
-           Héctor dijo que toda su vida había querido tener una familia y compartirlo todo , que no podía separarse de su princesita ni por un momento, que lo pasaba muy mal cuando se quedaba a dormir con la abuela, que era como si algo le faltara y no podía imaginarse realizar el viaje más soñado de toda su vida sin ella, que por muy bien que se lo iban a pasar estaría pensando en lo que hubiera disfrutado María en la playa, su asombro al contemplar el mar por primera vez y por eso se la llevaron. ¿Sabes lo que contestó María?
-           Ni idea pero yo que ella me hubiera comido a mi padre a besos.
-           Eso hizo y además le dijo que nunca le iba a dejar solo y que cuando fuera mayor y se casara que iba a vivir en el principal para estar cerca de nosotros.
-           ¡En el principal!- ríe Aurelia de nuevo.
-           Si, como lo oyes y Héctor dijo: “ en el principal no, María”’ en el segundo mejor, asi estás más cerca.
-           María no entendería nada, supongo.
-           No, pero alguna vez le diremos la razón y no sólo porque Jaime vivió en el principal sino por la maldición de ese piso y el colindante.
-           Desde luego en vuestro edificio ha pasado ya de todo.
-           En las dos plazas ha pasado ya de todo pero lo bueno perdura.

La llegada de Julio requiriendo a sus colaboradores para despachar asuntos pendientes puso fin a la conversación de Asun y su amiga.

-           Después te cuento lo que Gustavo ha escrito la noche pasada. Ahora vayamos a la mesa de reunión, tengo buenas nuevas para Julio: Gustavo no va a poner peros a mi columna.
-           ¡Ya lo sabía yo!- contesta Asunción camino de la sala de reuniones donde el café ya se huele y sus compañeros ya están sentados.

Mientras ellas despachan en la redacción, en el café Comercial de la glorieta de Bilbao, Gustavo hace lo mismo con Bonilla y Héctor.  El despacho de Gustavo no pilla lejos y el de los detectives se encuentra en la siguiente glorieta, en la de Quevedo ya camino de Cuatro Caminos. Este café hace años que sustituyó al café del teatro.





-           Gracias Héctor por recoger a Clara. Me he quedado dormido y Aurelia ni tan siquiera se ha molestado en despertarme.
-           Lo necesitarías – dice Bonilla
-           No ha sido ningún problema, otras veces has venido tú a por Irenita y María y ¿qué tal el diablillo en tu casa? ¿Os ha dejado dormir? – le pregunta Héctor a Bonilla
-           En casa no da ninguna guerra, tendrías que dejarle más a menudo con nosotros.
-           O Javier en nuestra casa..ya sabes que me cuesta dejarles dormir fuera de casa.
-           Tienen que ir acostumbrándose si quieres que vaya de campamento con el colegio.
-           ¡Campamento! Joder! Se me había olvidado pero bueno, todavía falta mucho para ello...¿Estás seguro que eso es bueno para los niños? El director del colegio dijo que no era obligatorio.
-           No es obligatorio pero si la mayoría van y él no, pues se va a sentir desplazado y sí, yo creo que es bueno, asi valoran mucho más lo que tienen en casa.
-           Pero son muy pequeños para valorar nada – dice Gustavo
-           No creas, valoran mucho más de lo que nosotros pensamos..¿Pasamos hablar de nuestros asuntos o seguimos con la familia?
-           Pasemos hablar de trabajo. Bonilla saca tu bloc

Gustavo sonríe viendo como Bonilla sigue obedeciendo a Héctor como si aún fuese su jefe y no su socio en la agencia de detectives, agencia que marcha muy bien y en la que colabora, de vez en cuando, el ya jubilado inspector Vallejo, Matilde les hace de secretaria cuando lo necesitan y la revista “A media voz”’ también solicita sus servicios; atrás quedaron los días sin apenas clientes en aquel despacho anexo dormitorio en el que  Héctor y Asunción hicieron el amor por primera vez.

Fin.







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