Viaje a Málaga y algunos recuedos.
Irena Medina
despide a su marido en el puerto de Málaga donde está a punto de tomar el ferry
para cruzar a Melilla. La navidad y la nochebuena, que celebraron con algunos
conocidos de la urbanización, ya quedó
atrás e Irene se prepara para recibir en la estación a sus invitados que llegarán de Madrid a 10 de la mañana.
- Pásalo bien cariño con Irenita y el resto
de la familia. Es una pena que no les vea de nuevo, dale recuerdos a todos. Y
vete ya, no sea que se te haga tarde.
- Aún tengo tiempo de estar contigo, hasta
las 10 no llegan. Anoche hablé con Héctor, les acababa de dejar en Atocha y me
confirmó que el expreso nocturno llega a las diez. Ellos llegarán por la tarde,
creo que tenían pensado salir a las cinco de la mañana.
- Menudo viaje que se van a hacer y con los
niños, espero que tengan un buen coche.
- Creo que el socio de Héctor les ha
prestado su Mercedes. Cuídate y no te olvides llamarme..!por favor! No te metas
en problemas, no le busques cinco pies al gato ¿vale?
- Descuída, me cuidaré- contestando Steven
besando a Irene y subiendo ya al ferry.
En casa de los
Pereas las luces se han encendido de madrugada. Después de volver de Atocha Héctor
se acostó un rato pero no ha dormido mucho y ahora, a las cinco de la mañana
emprenden el largo viaje. Asunción conducirá durante las primeras horas . Bonilla
les ha prestado su Mercedes para que los niños puedan dormir en la parte de atrás
más cómodos y han improvisado una cama rellenando los huecos entre los asientos
delanteros con los traseros con las maletas. Las mantas que ya traía el
coche y otras dos que se llevan de casa sirven de colchón y colchas.
La salida de
Madrid la hacen en silencio pero en la provincia de Ciudad Real el matrimonio
comienza a hablar:
- Tenemos que revelar las fotos de la
función y del partido de baloncesto en Marbella, me gustaría que las viera
Irene. María e Irenita quieren contársela con todo detalle- dice Asunción
- Si encontramos un revelado exprés lo
haremos. Estuvieron muy bien, disfruté muchó viéndolas en el escenario, tan serias
y tan sucias e Irenita bordó su papel de espíritu del pasado.
- Seguro que en Marbella hay un revelado
exprés, aquello está lleno de turistas y ¿No dices nada del partido de los
chicos?
- Por supuesto, jugaron estupendamente pero
fue una pena que perdieran por dos puntos pero no les ví decepcionados,
encajaron bien la derrota.
- Es cierto, me sorprendió en Dani pero a
Javier si le afectó un poco más.
- Supongo que será por las historias de su
padre, según Bonilla ellos casi siempre ganaban- contesta Héctor.
- Puede ser y la cena de nochebuena en casa
de Estrella y Miguel tampoco estuvo mal. Al principio pensaba que se había
vuelto loca, tantos no íbamos a caber, ya viste en el cumpleaños como estábamos
pero con la reforma que han hecho les ha quedado un salón la mar de chulo y
grande.- dice Asunción
- A mi me ha dado una idea, quizá podamos
reformar nuestro piso, si unimos mi despacho al salón también podremos invitar
a más gente- opina Héctor.
- No, deja, me gusta la casa como está y el
despacho, nuestro despacho cariño, se queda sin cambios, todo lo que hay en él me
trae muy buenos recuerdos.
- ¿ Por los muebles que hay en él? –
pregunta Héctor con una sonrisa que Asun intuye pero que casi no ve en la
oscuridad del coche.
- Lo has adivinado, fue una gran idea traer
parte de los muebles que tenías en el despacho antiguo. El perchero, el
archivador, tu mesa y hasta el sofá que te servía de cama ¡qué recuerdos y
hasta sueños!- dice Asun aparcando el coche en una gasolinera para repostar y
tomar en el bar de al lado unos cafés.
- Ahora me explicas eso de los sueños, los
recuerdos los comparto, nuestra primera vez y la segunda nunca las olvidaré-
dice Héctor bajándose del coche y echando una ojeada para comprobar que los
niños siguen durmiendo.
- No sé si debiera hacerlo, ahora te toca
conducir a ti y te puedes poner nervioso- ríe Asunción mientras tapa mejor a
los niños
- ¿No se asustarán si se despiertan y no nos
ven? – pregunta Héctor después de pagar la gasolina y dejar el coche a la
puerta del bar.
- No, ya se lo dijimos, que si se
despertaban y no nos veían que estaríamos tomando un café y que no se bajaran
del coche hasta que no volviéramos.
Asunción entra en
el bar y pide que le llenen el termo con café negro y tras una visita de ambos
al servicio, pagan el café, salen fuera del bar y se sientan en las escaleras
para poder ver mejor el coche. Son casi las siete de la mañana y ya empieza a
amanecer, parece que va a ser un día templado de invierno con mucho sol. Pero
aún hace frío aunque ellos no lo notan, van bien vestidos,llevan bufanda,
guantes y gorras.
Asun saca de su bolso dos tazas, unos terrones
de azúcar y una cucharita mientras Héctor desenrosca el termo. Con el café en
las manos enguantadas Héctor vuelve a la carga.
- A ver, explícame eso de los sueños y mi
despacho antiguo.
- Bueno, pero no te hagas ahora ilusiones
que no pude ser- dice Asun
- Prometo no interrumpirte cariño, pero
comienza ya.
- Está bien. Cuando estábamos peleados por
lo del joven que quisimos ayudar Bonilla, Julio y yo pues empecé a soñar
momentos en los que hacíamos las paces. Uno de ellos ya te lo conté, el sueño
de que te habían empujado y estabas en el hospital pero hubo más. Unos días más
tarde soñé que estaba esperándote en el despacho a que vinieras del hospital
con Bonilla, él te dejaba allí conmigo y nosotros nos mirábamos intensamente,
poco a poco te acercabas a mí y cuando comenzabas a besarme Julio me sacó de mi
ensueño pero el sueño, sueño con mayúscula, fue el que tuve unos días más tarde y ése me da un
poquito de vergüenza contarlo.
- ¿Vergüenza a estas alturas entre tú y yo?-
se asombra Héctor - ¡no puede ser!.
- Es que es un poco , no sé como decirlo,
nunca había soñado nada igual y además despierta. No te rías por favor...verás,
se conoce que como Julio me sacó de mi sueño sin probar tus besos pues a mi
subconsciente eso no debió gustarle. Total, que esa escena la volví a
soñar...Bonilla se marchaba y tu tirabas el sombrero al suelo yo corría a tus
brazos, te quitaba la gabardina y empezaba a desnudarte y tus manos tampoco se
quedaban quietas, parecíamos dos locos, dos sedientos en un desierto, no
llegamos alcanzar ni tu sofá, tiramos las cosas de la mesa del despacho al
suelo y allí mismo nos amamos como si nos fuera la vida en ello y cuando ya más sosegados íbamos a hablar ..entonces...!sonó
el teléfono en la redacción! y volví a la realidad con la cara ardiéndome,
muerta de vergüenza al ver como Aurelia me estaba mirando, con una sonrisa en
la boca que no dejaba duda, me había visto hacer aspavientos y movimientos
y......
Asunción no puede
terminar la frase, Héctor le quita la taza de la mano, la pone en la escalera
junto a la suya, abraza a su mujer y le dice al oído:
- Cuando quieras revivimos ese sueño,
detalle por detalle, la gabardina y el sombrero siguen en el trastero.
- Gracias por no reírte Héctor y va a ser un
poco difícil revivirlo en casa, con los niños, mi sueño era de día...aunque
cuando volví de Colonia tampoco nos quedamos mancos – ríe Asunción
- O en Tenerife debajo de la ducha a pesar
de que María dormía en el sofá de la habitación.- recuerda Héctor.
- ¡Es verdad!...!qué luna de miel y que
noches!..oye ¿lo nuestro es normal? –pregunta Asunción.
- Ni lo sé ni me importa sólo sé que quiero
que nos dure siempre ¿Volvemos al coche? – pregunta Héctor levantándose de la
escalera, mirando al coche en el que sus hijos están durmiendo placidamente.
Asunción recoge
las cosas y Héctor se pone al volante, como habían acordado el puerto de
Despeñaperros lo pasará conduciendo él, con un poco de suerte llegarán entre
las dos y las tres de la tarde. En cuanto los niños se despierten harán una
pausa para desayunar y deshacer la cama, las maletas al maletero y las mochilas
de los niños, con sus tebeos y cuentos, pasarán a los asientos.
En Madrid la
familia Olavide ha quedado a las 14 horas a comer con la de Bonilla en un restaurante de
la Castellana y aprovechan el momento para contarse como han pasado las
navidades y por supuesto recordar la función y el partido de baloncesto.
- Es una pena que no estén aqui los tíos,
¿por qué han tenido que irse a Marbella con Irene?, no lo entiendo- dice Javier
- Ya te lo hemos explicado Javi. La madrina
de Irene no puede venir a Madrid, tiene que esperar en Marbella a que regrese
su marido para volver a los Estados Unidos y como está unos días sola pues le
ha invitado a todos- dice Matilde
- Y además es mejor ir a Marbella que venir
a Madrid- dice Clara
- ¿A sí? ¿Por qué es Marbella mejor? –
pregunta Javier
- Porque tiene mar, bobo –ríe Clara-
mientras nosotros nos helamos de frío aquí ellos estarán en bañador en la
playa.
- No creo yo que ya estén en la playa Clara-
opina su madre – con un poco de suerte estarán llegando a su destino y no creo
que les de tiempo.
- Para bañarse quizá no – dice ahora
Bonilla- pero si la casa está en la misma playa si podrán pasear por la orilla.
- El prestarles el Mercedes ha sido una idea
magnifica, con el Simca quizá ni todavía habían llegado, por cierto ¿sigues teniendo
los contactos en Alemania?- dice Gustavo
- Sí, claro ¿estás interesado en un Mercedes
como el mío?
- Estoy pensándolo, mi coche está bien pero
luego con los mellizos vamos a necesitar otro más grande y a ti te ha salido el
tuyo por un precio muy razonable.
- Mucho más barato que en España desde luego
y por cierto, hemos recibido una felicitación navideña de Holanda, de sr. ter
Horst y una carta. Luis y Marijke quieren casarse en mayo, después de que haya
nacido lo que viene y creo que viven muy cerca de Alemania asi que por
contactos no creo que sea.
- Papá, llama ya a casa de la Irene esa,
quiero hablar con María e Irenita, anda, no te hagas de rogar que me debes una
por la mentirijilla de la Plaza Mayor – dice Clara
- ¿No me la perdonas, verdad? – pregunta
Gustavo a su hija sin enfandarse, más bien divertido- Bueno, llamaré pero a lo mejor no han llegado
todavía. Irene y sus abuelos seguro, su tren llegaba a las 10 de la mañana ...
- No importa pues hablo con Irenita..!jolines
cómo las echo de menos!
Trino, sentando
en la terraza de la casa de Irene Medina oculta sus ojos tras una gafas de sol
que se ha comprado nada más bajarse del tren. No se esperaba que en pleno
diciembre hubiese tanta luz en Málaga y sus ojos, ya cansados, no aguantan los
rayos de sol como antes. Felisa que no puede estarse quieta, ni en vacaciones,
está en la cocina discutiendo el menú con la chica que Irene ha contratado para
estos días mientras Irenita y su madrina, la anfitriona de todos ellos, están
juntas en la puerta de la enorme mansión esperando ver aparecer el Mercedes del
tío Bonilla.
- Me gustaría pasar mucho más tiempo contigo
Irenita, conocerte mejor y hacernos grandes amigas pero desgraciadamente no
puedo vivir en España, mi país me trae muy malos recuerdos aunque tu nacimiento
fue uno de los momentos que más recuerdo y que no quiero olvidar nunca .
- Ya lo sé madrina, mi tía Asunción me ha
explicado algunas cosas que te han pasado, las otras dice que ya me las dirás
tú cuando sea más mayor y ya haces mucho por mi, pagas mis estudios, muchos de
mis gastos y cada vez nos conocemos más a través de las carta...pero si hay una
cosa que quiero oir ¿Cómo fue mi nacimiento? ¿ Por qué tuviste tú que asistir a
mi madre?
Irene Medina pasa el brazo por el hombre de Irenita y comienza a relatarla cómo llegó su
madre a darle un recado y en ese momento se puso de parto, no hubo tiempo de
llamar a un médico, a pesar del ser el primer parto de Chelo fue muy valiente y
ella llegó muy rápidamente, cómo pasaron los primeros días en su casa y en su
cama y como el llanto de Irenita le pareció la música más bonita que oía tras
la muerte de Ubaldo. El relato se
termina al ver asomar por la esquina el morro de un Mercedes e Irenita comienza
a dar saltos de alegria:
- Irene, ¡mira! Ya están aquí, son ellos.
Tras los saludos
y besos, las niñas correr por el jardín hasta llegar a la casa pero María se
para antes de entrar al descubrir la piscina a los pies de la terraza y dice:
- ¡Ostras si tienen piscina y todo! ¡Cómo
mola la casa de tu madrina!
- Espera a verla por dentro, nuestra
habitación, parece sacada de una pélicula americana. Creo que la casa es de un
actor de cine americano, Irene no quiere decir el nombre y no hay fotos en la
casa pero Steven le conoce y se la ha prestado. La abuela no sale de la cocina,
es tremendamente grande y está llena de aparatos y el abuelo no se mueve de la
hamaca.
Héctor y Asunción
también están asombrados ante tanto lujo que ven, el piso de la Castellana de
Bonilla comparado con esta mansión se queda en nada y el de ellos cabe en la
superficie del salón anexo sala de billar.
- No exageres Héctor, que nuestro piso no es
tan pequeño- dice Asunción- además no sé yo si sería más feliz de lo que soy
rodeada de tanto lujo.
- Juntos seríamos felices hasta en una
cueva- contesta Héctor.
- Otra vez exagerando, anda, cierra la
boquita que estás más majo y subamos las maletas a nuestra suite como ha dicho
Irene – ríe Asunción.
Una vez
instalados se cambian la ropa de invierno por ropa de verano, Asunción se pone
unos pantalones cortos y una blusa sin mangas y ríe al ver los bermudas que
Héctor se está poniendo con una camisa de colores vivos.
- ¡Qué no estamos en Hawai Héctor!, ponte el
polo que te he comprado y los pantalones cortos.
- Después,
he hecho una apuesta con Bonilla a que era capaz de ponerme este disfraz
y la quiero ganar. Prepara la cámara para la foto histórica – contesta Héctor.
Cuando ya están
todos en la terraza aparece la doncella con los refrescos y la cerveza para Hector
y dice:
- Sra Medina, llaman de Madrid, el Sr.
Olavide desea hablar con el sr. Perea, ¿les saco el teléfono a la terraza?-
pregunta
- Como quiera el sr. Pera – dice Irene.
- Sáquelo, si el cable es tan largo me
ahorro el entrar dentro, con lo agustito que se está aqui- contesta Héctor.
Irenita y María
tienen la oportunidad de hablar con Clara y de contarle como es la casa y lo
que les gustaría que estuviera ella también, Asunción habla con Aurelia un poco
y Héctor al hablar con Bonilla no se olvida de darle las gracias por el
Mercedes;
- Bonilla vales tu peso en oro. Buena idea
la del Mercedes, hemos tenido un viaje fantástico, sin ruidos raros y desde
luego si nos presentamos en esta urbanización de lujo con el trasto de mi Simca
no pasamos el control de seguridad- dice Héctor y añade – la apuesta de los
bermudas la vas a perder, los llevo puesto, todos se rien de mi facha, ya verás
la foto.
Al cabo de un
rato cuelgan el teléfono y Felisa aparece con la doncella trayendo la comida.
- Asunción, convence a tu madre para que se
relaje, se siente y salga de la cocina que para algo la casa tiene personal.
- Olvídalo Irene, mi madre es muy suya
¿verdad madre?
- Ya reposaré después de la comida, como no
hay que fregar los platos me tumbaré en la hamaca a dormir la siesta pero no
puedo estar sin hacer nada, además hay que ayudar que somos muchos.
La tarde pasa
volando, las niñas y Dani se han puesto el bañador y se han metido en la
piscina. Irene y Asun le cuentan a Héctor como eran las clases que compartió
con Almudena y al hablar de ella el nombre de Jaime cae sin remedio.
- ¿Sabes que me topé con él en Colonia?- le
dice a Irene
- ¿Y que se contaba?-
- No hablamos mucho, tomamos un café porque
yo tenía algo de prisa, tenía que llamar a Héctor a la hora acordada y no
quería retrasarme...pero le vi bien, sigue soltero, comprometido con el PC,
vive en Francia y no tiene contacto con su padre.
- Al final el estudiante que jugaba a ser
rojo se ha convertido en un rojo. Me alegro que haya encontrado su camino y sin
su padre seguro que está mejor.
- Irene, don Andrés quería a sus hijos a
pesar de ser como era pero dejemos el tema, no quiero que recuerdes cosas
desagradables.
- ¿Por qué no salimos a pasear por la playa?
– pregunta Héctor tratando de alejar los fantasmas de Irene Medina.
- Gracias Héctor, no pasa nada, id vosotros
dos, yo me quedo con la gente menuda, además Steven estará a punto de llamar.
- Como quieras – dice Asun- volvemos antes
de la cena, voy a subir a por una rebeca por si refresca.
Minutos más
tarde, Héctor y Asun caminan cogidos de la mano por la orilla de la playa, con
las sandalias en la mano, la rebeca sobre los hombros y hablando de sus cosas,
recogiendo conchas como chiquillos llegan tarde, ya están todos sentados a la mesa y Daniel se ríe al verles entrar corriendo.
Después de la
cena , con los niños ya en sus dormitorios, Irene tiene ocasión de
hablar a solas con Asun;
- Gracias por haber venido, me encanta verte
tan feliz y tan realizada. Tienes una familia preciosa y se nota que Héctor y tu os
entendéis en todo la mar de bien...esa complicidad tenía yo con Ubaldo pero claro,
mi matrimonio y el tuyo no se puede comparar.
- Gracias a ti por la invitación y el
alojamiento Irene. Sí, tienes razón, Héctor y yo somos amigos, padres, esposos
y amantes..y ¿tú con Steve, no tienes ahora un matrimonio completo?- pregunta
Asun
- Sí, por supuesto. Steve es tan encantador
y culto como era Ubaldo, sexualmente no tenemos problemas pero sigo echando de
menos “’eso”” tan especial que tenía con Ubaldo y Steven lo sabe.
- ¿Fue tu gran amor?
- Fue la parte perfecta, el complemento que
encajaba en el momento justo y las pruebas de amor que me dio no creo que me
las de nadie más..bueno, mañana seguimos hablando, Héctor te está esperando
para iros a la cama, no le hagas esperar.
Asunción da
las buenas noches a Irene, besa a sus padres y sube con Héctor. Las chicas
están aún despiertas y las piden que no armen mucho ruído pues Dani ya duerme,
después se van a su cuarto y ya en la cama Asunción comenta la conversación
con Irene.
- Estoy de acuerdo con ella. Nos queremos,
tenemos un hijos preciosos, trabajamos en lo que nos gusta y desde luego Ubaldo
y yo no tenemos nada en común según lo que tu me has contado....y a Steven no
le conozco.
- La música, el baile...con Ubaldo y con
Steven el destapar y descubrir malhechores-enumera Asun
- Bueno eso si, pero nada más. Buenas noches
mi amor.
- Buenas noches cariño.
El cansancio les
hace mella y se duermen enseguida, mucho antes que Irene y María que se pasan un
buen rato hablando y ante la cháchara que se traen acude Irene Medina quien en
lugar de poner orden les da más conversación y es Felisa la que viene a
mandarlas callar.
- Irena, ya sé que estoy en tu casa pero no
son horas para darle a la lengua con las niñas. Mañana tendréis tiempo de
charlar, de contaros todo lo que
queráis.
- Tiene razón Felisa. Disculpe. Buenas noches . Hasta mañana.
- Buenas noches Irene- dicen María e Irene.
Felisa regresa a
su habitación pero antes comprueba que Dani está dormido y no leyendo a oscuras
con una linterna. Abre la puerta y ve que el niño duerme como un angelito y se
va a su habitación donde Trino la está esperando.
- Ya has hecho de sargento mayor ¿verdad?
- Sí marido, vacaciones o no, los límite son
los límite, anda, dame un beso de buenas noches.
-
Trino besa a Felisa y al rato se quedan dormido. Mañana les espera a todos
un día de playa y de excursiones. Los días que van a pasar juntos son pocos e
Irene quiere que los disfruten plenamente.
Fin.