Vísperas de
Navidad y planes sorprendentes
La Navidad ya está a la vuelta de la esquina, el sorteo
de Navidad también, las ilusiones aumentan, la función del colegio es dentro de
unos días y el ensayo general está muy cerca.
El partido de baloncesto de los chicos será al día
siguiente y los entrenamientos son ahora más fecuentes; las actividades se
amontonan en las agendas de las tres familias y viven estas semanas con las
mismas espectactivas que sus hijos.
Cada navidad les parece distinta, quizá porque los niños
van creciendo y sus opiniones van contando la ven con una mirada nueva, al
igual que casi todos los niños.
Tras la navidad llegan los Reyes y creer o no creer en
ellos no es importante, lo importante es escribir la carta y entregarla a los
mensajeros reales presenten en las grandes superficies comerciales.
En la plaza Mayor, iluminada por la noche con las luces
navideñas, se puede ver en una de sus esquinas un gran nacimiento. El trajin de
la gente con bolsas, entrando y saliendo por las diferentes puertas, nos indica
que este año, al igual que el anterior, el mercadillo navideño tiene mucho éxito.
Clara, María e Irene han obtenido permiso para ir solas a
comprar figuritas para el nacimiento y cositas para el árbol. Es la primera vez
que las chicas van a ir solas o mejor dicho, van a poder comprar ellas solas
las cosas que quieren y tienen dos horas para hacerlo. A la plaza las acerca
Gustavo y a la hora acordada tienen que estar en San Ginés donde Asunción y
Aurelia las estarán esperando para tomar chocolate con churros.
Las han repetido hasta la saciedad que no se separen, que
tengan cuidado con sus bolsitos, que guarden bien el dinero y que no hablen con
extraños pero ellas se sienten ya mayores para apañarselas solas aunque no
olvidan los consejos.
-¿Cuánto dinero tienes tú? – pregunta María a Clara
- Cien pesetas, mi madre dice que tengo suficiente,
espero que me sobre algo para poder comprarme un barquillo.
- Yo tengo ochenta pesetas, la abuela me ha dado 50 y el
resto es lo que yo he ahorrado pero no tengo que comprar mucho, sólo quiero
comprarle un regalo a mi madrina ya que vamos a pasar allí unos días después de
las navidades.
- ¿No vas a comprar nada para el árbol de los abuelos? –
pregunta María.
- No, la abuela dice que con lo que tenemos es suficiente
pero si quiero comprar cartulinas de plata para dibujar angelitos y
estrellas..luego lo recorto y lo pongo en el árbol, asi hay algo nuevo que no
cuesta mucho.
- ¡Qué idea más buena!- dice Clara- creo que yo también
voy a hacerlo. Unas cuantas bolitas y unas figuritas para el Belén y con lo que
me sobre un regalito para mis padres.
- No si al final hemos venido para nada porque en la
papelería del barrio lo podíamos haberlo comprado igualmente- contesta María.
- Posiblemente pero el ambiente que hay aquí no lo
tenemos en el barrio – responde Irene- a mi me encanta ver tanta gente y ver
sus caras.
- ¿Por qué sus caras? – pregunta Clara.
- Quizá me lo parezca a mi pero veo a la gente más amable
y contenta ..!Uf que susto! – dice Irene dando un salto al haber explotado un
petardo cerca de ella- a los petardos es a lo que no me acostumbro.
- Javier y Dani
también querían comprar petardos, debe ser muy de chicos pero papá no le ha
dejado, se ha tenido que conformar con las tiras para rascar.
Las chicas continuan su recorrido entre los puestos,
compran castañas, ven el Belén y hacen sus comprar. Al final las tres terminan
comprado casi lo mismo inclusive regalitos para sus padres. María también
compra algo para Daniel e Irene para los abuelos y su madrina.
- Se me
ocurre que podemos poner los regalitos que hemos comprado debajo del árbol el
día de navidad como hace Suzanne en su casa- apunta María.
- Eso es
muy americano pero podemos probarlo, ya que nos invitaron a la fiesta esa de
los peregrinos en noviembre pues podemos copiarles lo del St. Claus ese- dice
Clara.
- La
fiesta en noviembre se llama Acción de Gracias, me lo ha escrito en una carta
mi madrina y lo de St. Claus a mi no me parece mal...total, ya no creemos en
los reyes pero María no lo va a poder hacer por Dani.
- ¡Claro
que puedo! Dani ya no cree en los Reyes lo ha dicho el mismo ayer pero escribir
la carta le hace ilusión – contesta María mientras se cambia de lado y añade –
¡Ostras! Creo que he visto a tu padre Clara ¿no tenía que regresar a su
despacho?
- ¿Dónde
le has visto? – pregunta Clara
- Yo
también le veo ahora, está en el bar de la puerta por donde hemos entrado a la
plaza – comenta Irene.
Clara mira con disimulo y en efecto ve a su padre
aparentando leer un periódico y dice:
- Disimulemos,
hagamos como que no le hemos visto pero me la va a pagar, mucho decir que no
hay que mentir y él miente descaradamente y encima nos vigila.
- Seguro
que el tío Bonilla también está por algún lado. Ya me extrañaba a mi que nos
dejaran andar solas y que mi padre se ofreciese a llevar a los chicos al
entrenamiento cuando es el tío Bonilla quien siempre lo hace.
- Puede
ser, está visto que mi padre no vale para detective – contesta Clara riéndose.
- A mi no
me importa que nos vigilen desde lejos – dice Irene – me gusta que se preocupen
asi, será porque no tengo padres y los vuestros son lo más cercano que tengo-
dice Irene.
- Jolines,
lo siento Irene, se me olvida que tu eres huérfanas – responde Clara
- No pasa
nada Clara, como sólo conozco a mi madre por fotos y por lo que me cuentan pues
no la extraño tanto como si hubiera convivido con ella. Lo que pasa es que los
abuelos, nunca han hecho de padres, sino de abuelos. Cuando os veos a vosotras, sobre todo con
vuestros padres, echo de menos lo que no tengo aunque digan que eso no es
posible y los tíos me traten como una hija ...pero no es lo mismo.
María y Clara abrazan a Irene y cogidas las tres del
brazo se disponen a abandonar la plaza por la calle de Bordadores dirección a
la chocolatería adónde acaba de llegar el padre de Clara a toda prisa.
- ¡Gustavo
respira por favor! – le dice su mujer viéndole llegar a todo correr
- No puedo
entretenerme, creo que me han visto pero ya vienen para acá. Luego hablamos – y
dicho esto sale corriendo de nuevo dirección Arenal.
Al poquito llegan las chicas que han visto a Gustavo
salir del pasadizo pero haciéndose las suecas besan a sus madres y tías como si
nada.
- ¿Y? ¿Lo
habéis pasado bien? ¿Os habéis gastado todo el dinero? – pregunta Asunción
- A juzgar
por las bolsitas que traen se han comprado media plaza – dice Aurelia
sonriendo.
- Lo que
hemos comprado es una sorpresa y ya lo veréis el día de Navidad – dice Clara.
- Bueno,
las figuritas del Belén y las nuevas bolitas para el árbol si la pueden ver –
añade María y volviéndose hacia su madre dice - ¿dónde están nuestros
chocolates?
- Ahora
mismo los pedimos en cuanto nos vea el camarero – contesta Aurelia
- ¿Y por
qué no lo habéis pedido antes si sabiáis que ya veníamos?- pregunta Clara
- No, no
lo sabíamos, habéis llegado diez minutos antes.- contesta Asunción.
- Ja, ja,
ja, - dicen las tres al mismo tiempo y María añade – si el tío Gustavo tiene
que ganarse la vida como detective va a pasar mucha hambre – y vuelven las tres
a reírse.
Aurelia y Asunción también se ríen y la madre de Clara
intenta defender a su marido:
- Para los
padres las chicas siempre somos sus niñas sin importarles la edad..y es verdad,
como espía o detectives no duraría ni un día.
Tras tomarse los chocolates regresan cada una a su casa.
Irene sube un poco más tarde a casa de su tía para enseñarle a María los
dibujos que ha hecho para pasarlos a las cartulinas. Asunción los ve también y
la felicita por lo bien que dibuja y la buena idea que ha tenido. Cuando Héctor
llega con Dani Irene se baja a casa de los abuelos a cenar mientras María se
presta para ayudar a su madre en la cocina a preparar la cena.
- Mamá –
dice María mientras lava las judias verdes - ¿No podríamos encontrarle a Irene
un papá para ella sola?
- ¿Cómo?
¿A qué viene eso? – pregunta su madre cerrando el grifo de la pila.
- Irene
echa de menos tener un papá. Cuando hemos visto que el tío Gustavo no se había
ido sino que nos vigilaba Clara se ha enfado un poquito, casi nada, pero Irene
ha dicho que a ella le gustaba ver como nuestros padres nos cuidaban y que los
abuelos son eso, abuelos pero no sus padres.
- Entiendo,
yo también echo mucho de menos a mi hermana Chelo a pesar del tiempo que ha
pasado y ojalá la hubiese dado tiempo a casarse, ahora Gerardo hubiera sido su
padre eso no fue así, el destino quiso otra cosa.. tenemos que aprender a vivir
la vida según se nos presenta- concluye Asunción tras una pequeña pausa.
- Y
destacar las cosas buenas porque siempre las hay – dice Hector desde la puerta
que ha oído la conversación.
- Papá
tiene razón, en todo lo negativo siempre hay algo positivo. Irenita no está
sola, nos tiene a todos nosotros y siempre vamos a estar apoyándola en todo
aunque no podamos evitar los momentos tristes si podemos compensarlos- dice
Asunción.
- ¿ Qué
podemos hacer Clara y yo además de abrazarla cuando está triste? – pregunta
María.
- Lo que
habéis hecho, abrazarla y estar con ella, sentir con ella, reir con ella y
llorar con ella – dice Héctor de nuevo – sobre todo en estas fechas que son de
alegría pero también la que más recuerdos tristes nos trae, siempre recordamos
a los que ya no están.
- ¿ Y tú
papá, también has echado de meno en estas fechas a tus padres?- vuelve a
preguntar María.
Héctor no contesta directamente, mira a Asunción primero,
después a María y se sienta al lado de su hija, coje otro cuchillo y se pone a
cortar las judias junto con María y entonces dice:
- No
exactamamente princesa, lo que yo echaba de menos cuando era niño y de mayor
también era vivir en un hogar rodeado de cariño. Desde hace ya varios años y
gracias a mamá, a Dani y a ti, no tengo nada más que desear, tengo todo lo que
siempre soñé y más aún: una sobrina maravillosa, unos suegros muy majos y unos
grandísimos amigos.
- Entonces
Irenita también llegará un día a tener su propia familia y ser tan feliz como
tú ¿verdad papá?
- Por
supuesto, estoy segurísimo de ello – contesta Héctor que volviéndose a Asunción
a quien sorprende con lágrimas en los ojos le pregunta cariñosamente - ¿mami,
valen las judias así o hay que cortarlas más pequeñas?
- Valen
así y no hay que cortar más. Hay suficientes para hacerlas con el jamón.
Muchísima gracias a los dos por la ayuda, podéis ir poniendo la mesa si queréis
o mejor ir a ver qué hace Dani que hace tiempo que no le oigo.
- Estaba
viendo en la televisión un programa de animales de los que a él le gustan –
dice Héctor- pero ya voy para allá a hacerle compañía
Héctor besa a Asunción y María saca el mantel del cajón
de la mesa de la cocina y va con su padre al salón.
Durante la cena es Dani quien sorprende con una pregunta:
-¿ Papá si te toca la lotería puedo poner en la carta de
Reyes que quiero un scalextric?
- ¿ Pero no tenías la carta ya escrita con scalextric
incluído?- pregunta Asunción
- Sí, pero lo taché porque en la juguetería nueva, esa de
la esquina, hay uno en el escaparate y al lado una cartulina y en la cartulina
han escrito 2.348...y eso son muchas pesetas ¿verdad?
Asunción y Héctor no saben si reírse o comerse a su hijo
a bersos. El diablillo resulta que piensa en la economía de la familia desde
que sabe que los reyes son los padres.
- ¿ponía
pts detrás de la cifra?- pregunta María que es la primera que ha reaccionado.
- No, sólo
la cifra – dice Dani - ¿por qué lo dices? Piensas que no se leer las cifras
y...
- Tranquilo
hijo – le dice Héctor poniéndo su mano sobre su hombro – lo que María quiere
decir es que puede ser el número de referencia para hacer el encargo y no el
precio.
- Tú pon
el scalextric en tu carta de nuevo y ya veremos lo que hacen los reyes con
lotería o sin ella- le dice Asunción
- ¿
Entonces no importa lo que valga?- vuelve a preguntar Dani.
- No,
Dani, no hemos dicho eso, sólo que los reyes tendrán en cuenta tu deseo ¿has
terminado ya?- vuelve a hablar su madre
- Sí mami
– dice Dani- ¿me puedo levantar ya de la mesa?
- Sí y
vete a lavarte los dientes. Puedes leer los nuevos tebeos del Capitán Trueno
hasta que entremos a darte un beso- contesta Asun de nuevo.
Más tarde, cuando Héctor y Asun ya están también en la
cama, el matrimonio comenta la tristeza de Irenita, lo malo que es Gustavo como
espía y las ocurrencias de sus hijos además de decidir aceptar la invitación de
Irene Medina e ir ellos también a Marbella, del 26 al 30 de diciembre.
- Mañana
mismo llamaré a Irene para decírselo, su marido estará ausente esos días y como
ya me dijo cuando nos invitó : << la casa tiene habitaciones de sobra y
cuanto más seamos más acompañada que voy a estar>>.
- A los
niños les va dar algo, no contaban con ir a la playa en diciembre – ríe Héctor.
- Desde
luego estas navidades no las van olvidar facilmente, está copada de reuniones y
celebraciones: la nochebuena en Madrid con mi familia y la de la tía Marcelina
con el tio Marce y la nochevieja tan especial que nos ha preparado Bonilla ¡ Hasta
yo estoy tan ilusionada como ellos!.
- Tienes
razón, la idea de pasar todas las familias juntas la nochevieja en el Escorial,
en la casa que ha alquilado y el detalle de invitar a tus padres y a tu hermano
con Estrella y Diego y a Irenita por descontado me sigue pareciendo una locura, pero una
locura fenomenal. Se nota que la familia de nuestros mejores amigos somos
nosotros ¿No crees Asun?
- Sí, lo
creo y me parece precioso...Bonilla y Matilde no tienen ya casi familia y Gustavo
ya perdió a sus padres, al de Aurelia, aunque se queje y diga que le gusta
estar solo, al final le arrastramos con nosotros y como a mis padres en el
fondo le hace ilusión..aunque quizá si sea un poco cansado para ellos.
- Cansado
es para todos, el día 2 de eneros estamos hechos unos zorros pero que nos
quiten lo bailado.
- Eso
desde luego, bueno cariño mañana seguimos hablando ¿apagas tu la luz?
- Ahora
mismo – dice Héctor levántandose y al meterse en la cama de nuevo, antes de
darle un beso, añade- buenas noches mi amor y recuerda que hay que comprar
bombillas para las lamparitas de la mesillas.
- Te lo
recordaré, buenas noches cariño y quédate un ratito abrazado a mi hasta que me
duerma.
- Siempre
lo hago, mi vida. Hasta mañana.
Fin
No hay comentarios:
Publicar un comentario