Recuerdos
Gustavo se despierta de madrugada y
contempla a su mujer dormir placidamente. Intenta conciliar el sueño de nuevo
pasando su brazo izquierdo sobre el vientre de su mujer pero no lo consigue y
decide levantarse.
Al pasar por delante del dormitorio de Clara abre la puerta sin hacer ruido y contempla a su hija de 12 años camino de 13.
Al pasar por delante del dormitorio de Clara abre la puerta sin hacer ruido y contempla a su hija de 12 años camino de 13.
Se acerca muy despacio y le da un
beso en la frente y siente como una emoción le embarga por dentro que le
traslada a otra noche, a la noche en que una serie de sentimientos amargos,
caído y sin ilusiones le llevó a realizar el acto más bonito que había
realizado hasta esa fecha: hacer el amor con Aurelia.
Sus pasos le llevan a la cocina y
allí se calienta un vaso de leche, se sienta a la mesa y ve sobre ella el bloc
de notas de su mujer junto a la pluma de plata que él la había regalado años
atrás.
Por primera vez en su vida siente
la necesidad de expresar con palabras escritas lo que en ese momento está
viviendo; toma la pluma, abre el bloc y comienza a escribir. Nota que la pluma,
esa misma pluma con la que su mujer es capaz de escribir cosas preciosas con él
avanza lenta pero no perezosa:
“
....mis pasos me llevaron al café
del teatro, allí bebí mucho más de la cuenta porque nada ya contaba, todo era
negro y me sentía sucio. Creo que me encontré con Bonilla pero de eso no estoy
seguro, jamás se lo he preguntado porque tampoco viene al caso. Salí derecho
del café, al menos eso yo creía pero las eses que iba haciendo sorprendieron a
Aurelia que acababa de dejar la redacción. Se acercó a mi y sin miramiento
alguno por rango, iba de paisano, también es verdad...me tomó del brazo y me
subió a la redacción, no admitía protesta y yo sólo protestaba por educación
porque la verdad es que me dejé llevar porque al posar su mano en mi brazo un
rayito de sol, en medio de la noche, creí sentir en mi cara. Ya arriba me habló
de un café bien cargado para que me despejara un poco...no quería despejarme,
por un lado quería sentir lástima de mi mismo y por otro dejarme mimar por esos
ojos que siempre que se cruzaban en mi camino buscaban valientemente los míos.
Recuerdo que mientras Aurelia iba a hacerme el café prometido yo quise colgar mi sombrero en el picaporte de
la puerta pero mi tino fue pésimo, terminó en el suelo y yo tan ordenado
siempre, pensé que ese era el lugar adecuado, el suelo, ahí también estaba yo y
entonces vino ella, como en una de esas películas románticas que tanto gustan a
las mujeres, me ofreció el café y oímos ruidos, a punto estuve de reírme pero
ella me tomó de la mano, me llevó al despacho de Rocío, me dejó para volver con
el café...café que ni tan siquiera llegué a tomarme porque ella me hablaba y
sus palabras me llenaban: << usted tiene un alma muy noble y aunque haya
hecho cosas malas, usted es nobleza, lo veo en sus ojos>> me dijo
mirándome, levantando con su mano mi barbilla y ya no oi nada más, sus labios
tan cerca de los míos parecían decirme << si no me crees, ¡ bésame!.. yo
jamás podría besar a un ser despreciable>> y yo la besé, primero unos
besos tímidos que me llenaron de calor y después el impulso de fundirme con
ella y ver el mundo con sus ojos, sentir la vida envuelto en ella...creo que
entonces empecé a amarla, que entendí lo que Bécquer decía:
Hoy la tierra y el cielo me sonríe
Hoy llega al fondo de mi alma el sol
Hoy la he visto...la he visto me ha mirado
¡Hoy creo en Dios!.
aunque todo lo que supe decirla fue: perdón por lo que había pasado, me
sentía culpable por haber sentido y disfrutado como nunca...pero no tenía nada
que ofrecerla...!estaba comprometido con otra y ella lo sabía!.
Aquella memorable noche fue el principio de Clara y yo tardé tiempo en
enterarme pero no en olvidar ese momento, cualquier beso que me pidiera Cecilia
era Aurelia a quien besaba...después todo sucedió muy rápido, adiós al
compromiso con mi prometida...pasos que me llevaron de nuevo a la redacción,
rechazo de Aurelia y al final la reconciliación, la nueva del embarazo, la
boda, el nacimiento de Clara y ahora en espera de mellizos...mis ojos hoy al
igual que en muchos otros momentos desde aquella primera noche se nublan por la
emoción...y a veces, como ahora, tengo miedo de que tanta felicidad sólo sea un
sueño...
-
Papá tengo sed – oye decir a su hija que está a su lado y
a quien no ha oído llegar.
-
Cariño ¿tu tampoco puedes dormir? ¿quieres que te
caliente un vaso de leche como el mío?
-
No, sólo quiero agua y que me lleves a la cama – contesta
Clara con los ojos cerrados por el sueño.
-
Eso esta hecho, mi amor – dice Gustavo levántadose y
sacando agua fresca de la nevera le da de beber a su hija y la lleva en brazos
a la cama como si tuviera dos años.
En la cocina queda el bloc
olvidado, abierto y sin terminar de contar lo que siente pero ya no importa,
tras arropar bien a su hija y volver a darle un beso sus pasos le llevan de
nuevo a su dormitorio y abrazado a su mujer duerme toda la noche como un crío
pequeño.
A la mañana siguiente Aurelia se
despierta antes que su marido y sin saber muy bien el motivo le deja dormir un
poco más. Después de ducharse y vestirse se dirige a la cocina a preparar el
desayuno mientras oye a Clara entrar en la cocina, ya despierta pero sin
vestir:
-
Buenos días mamá...anoche me levanté a beber agua y papá
estaba aquí escribiendo en tu bloc. ¿Qué escribía?
-
Buenos días hija..no sé lo que escribía – dice cogiendo
el bloc y cerrándolo – seguro que estaba anotando cosas para algún caso. Anda
vete a lavarte que el desayuno estará en un momento.
Cuando Clara deja la cocina,
Aurelia abre el bloc , lee lo que su marido ha escrito, vuelve a cerrarlo y no puede
evitar que las lágrimas afloren y secándolas con el paño de la cocina que tiene
más a mano se pone con el desayuno.
Gustavo se acaba de despertar y se
sorprende que Aurelia ya se haya levantado, normalmente es él el primero y
entonces recuerda la noche pasada y el bloc olvidado en la cocina. Se pone la
bata y al pasar por el salón ve como su mujer ya tiene la mesa puesta con el
desayuno, se acerca a ella, le da un beso, primero en el cuello y después en
los labios y dice:
-
Creo que te vas a tener que comprar otro bloc para anotar
las cosas que tienes que comprar..anoche lo utilicé yo y no quiero arrancar las
hojas.
-
Me parece bien, mi amor..ya me ha dicho Clara que anoche
hubo excursión a la cocina y yo sin enterarme. ¿Te sirvo ya el desayuno?
-
¿Lo ha visto Clara? ¿Lo ha leído?
-
No, tranquilo, yo llegué antes que ella pero si no
hubiera dicho nada no me hubiera fijado..lo cerré a tiempo y ...
-
¿lo has leído tú?
-
Sí, lo confieso, no he podido evitarlo, te expresas muy
bien ¿te molesta que lo haya leído?
-
No, te lo iba a dejar ver, entre nosotros no tiene que
haber secretos. Jamás pensé que fuera capaz de expresar mis sentimientos de ese
modo... vosotras me habéis cambiado. Gracias, Te quiero.
-
Yo también te quiero, hoy, ayer y siempre – contesta
Aurelia volviendo a besar a Gustavo mientras Clara entra en el comedor.
-
¡Buenos días papá! ¡mamá deja ya de besar a papá! A este
paso llegamos todos tarde.
-
Buenos días hija..tienes razón, a mi ya se me ha hecho
muy tarde para llevarte al colegio, perdona...voy a preguntarle a Héctor si
puede venir a recogerte ¿vale?
Gustavo se levanta, llama a su
amigo y a los pocos minutos suena el timbre, es una suerte que vivan tan cerca;
Clara besa a sus padres y baja con Irenita en el ascensor que es quien ha
subido a buscarla.
Cuando Aurelia llega a la revista
Asunción ya está en su mesa repasando los teletipos que han llegado bien
temprano y al verla entrar levanta la vista y dice:
-
Buenos días dormilona ¿se os pegaron las sábanas?
-
Buenos días, no, a mi no, a Gustavo pero ha sido culpa
mía.
-
¿No me digas que os pasastéis la noche ensayando la
posturita de marras? – ríe Asunción.
-
No, ¡qué va!, la posturita salió mal que bien pero no ha
sido por eso..Gustavo se despertó y no podía dormir. Se levantó y por eso le he
dejado dormir un poco más.
-
A Héctor también le pasa a veces, cuando tiene un caso
que no termina de encauzar no hace más que darle a la cabeza y al final termina
por levantarse y se pone a limpiar la pistola. No sabes la rabia que me da, no
me gusta que lo haga en casa, tan solo de pensar que los niños le pueden ver me
entra pavor.
-
Héctor sabe lo que hace Asunción, seguro que la taparía
en seguida. De todos modos los niños saben que su padre tiene una pistola.
-
Sí, lo saben y María es la que más pregunta. Ayer mismo,
durante la cena preguntó por qué su padre ya no era comisario y luego nos soltó
otra pregunta que nos pilló de sorpresa, ¡menos mal que su hermano se
quedó a dormir en casa de Bonilla!
-
Asunción, me asustas..¿qué pregunta era?
-
Resulta que había estado mirando el álbum de fotos de
cuando era pequeña, de nuestra boda y las fotos que nos hicimos en el viaje de
novios. Ya sabes que a María ya la hemos dicho que nos casamos cuando ella
tenía 3 añitos por cosas que ella ya entenderá cuando sea más mayor pero a
su hermano todavía no le hemos dicho nada.
-
¿Preguntó por esas cosas?
-
No, quería saber por qué la llevamos en nuestra luna de
miel, si los novios siempren van solos.
-
No es tonta María, no – ríe Aurelia
-
No, de tonta no tiene ni un pelo – ríe Asunción
-
¿Qué le habéis dicho?
-
Su padre fue quien reaccionó primero y nos dejó a las dos
embelesadas con sus palabras.
-
¿y? – pregunta Aurelia queriendo saber más
-
Héctor dijo que toda su vida había querido tener una
familia y compartirlo todo , que no podía separarse de su princesita ni por un
momento, que lo pasaba muy mal cuando se quedaba a dormir con la abuela, que
era como si algo le faltara y no podía imaginarse realizar el viaje más soñado
de toda su vida sin ella, que por muy bien que se lo iban a pasar estaría
pensando en lo que hubiera disfrutado María en la playa, su asombro al contemplar
el mar por primera vez y por eso se la llevaron. ¿Sabes lo que contestó María?
-
Ni idea pero yo que ella me hubiera comido a mi padre a
besos.
-
Eso hizo y además le dijo que nunca le iba a dejar solo y
que cuando fuera mayor y se casara que iba a vivir en el principal para estar
cerca de nosotros.
-
¡En el principal!- ríe Aurelia de nuevo.
-
Si, como lo oyes y Héctor dijo: “ en el principal no,
María”’ en el segundo mejor, asi estás más cerca.
-
María no entendería nada, supongo.
-
No, pero alguna vez le diremos la razón y no sólo porque
Jaime vivió en el principal sino por la maldición de ese piso y el colindante.
-
Desde luego en vuestro edificio ha pasado ya de todo.
-
En las dos plazas ha pasado ya de todo pero lo bueno
perdura.
La llegada de Julio requiriendo a
sus colaboradores para despachar asuntos pendientes puso fin a la conversación
de Asun y su amiga.
-
Después te cuento lo que Gustavo ha escrito la noche
pasada. Ahora vayamos a la mesa de reunión, tengo buenas nuevas para Julio:
Gustavo no va a poner peros a mi columna.
-
¡Ya lo sabía yo!- contesta Asunción camino de la sala de
reuniones donde el café ya se huele y sus compañeros ya están sentados.
Mientras ellas despachan en la redacción, en el café
Comercial de la glorieta de Bilbao, Gustavo hace lo mismo con Bonilla y Héctor. El despacho de Gustavo no pilla lejos y el de los detectives se encuentra en la
siguiente glorieta, en la de Quevedo ya camino de Cuatro Caminos. Este café hace años que sustituyó al café del teatro.
-
Gracias Héctor por recoger a Clara. Me he quedado dormido
y Aurelia ni tan siquiera se ha molestado en despertarme.
-
Lo necesitarías – dice Bonilla
-
No ha sido ningún problema, otras veces has venido tú a
por Irenita y María y ¿qué tal el diablillo en tu casa? ¿Os ha dejado dormir?
– le pregunta Héctor a Bonilla
-
En casa no da ninguna guerra, tendrías que dejarle más a
menudo con nosotros.
-
O Javier en nuestra casa..ya sabes que me cuesta dejarles
dormir fuera de casa.
-
Tienen que ir acostumbrándose si quieres que vaya de
campamento con el colegio.
-
¡Campamento! Joder! Se me había olvidado pero bueno,
todavía falta mucho para ello...¿Estás seguro que eso es bueno para los niños?
El director del colegio dijo que no era obligatorio.
-
No es obligatorio pero si la mayoría van y él no, pues se va a
sentir desplazado y sí, yo creo que es bueno, asi valoran mucho más lo que
tienen en casa.
-
Pero son muy pequeños para valorar nada – dice Gustavo
-
No creas, valoran mucho más de lo que nosotros
pensamos..¿Pasamos hablar de nuestros asuntos o seguimos con la familia?
-
Pasemos hablar de trabajo. Bonilla saca tu bloc
Gustavo sonríe viendo como Bonilla
sigue obedeciendo a Héctor como si aún fuese su jefe y no su socio en la
agencia de detectives, agencia que marcha muy bien y en la que colabora, de vez
en cuando, el ya jubilado inspector Vallejo, Matilde les hace de secretaria cuando lo necesitan y la revista “A media voz”’ también solicita sus servicios; atrás quedaron los días sin apenas clientes en aquel despacho anexo dormitorio en el que Héctor y Asunción hicieron el amor por primera vez.
Fin.
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